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A lo largo de 14 capítulos de una serie en curso, Stripteadelpoder.com ha venido revelando el desempeño del canciller Nicanor Costa Méndez como topo de la OTAN en la Guerra de Malvinas de 1982. Que tuvo por objeto instalar una base aérea al servicio de la OTAN en las islas, ante la expansión de la URSS en el Atlántico Sur. Lo que se hizo inmediatamente después de terminada la guerra, con la excusa de ella.
El informe Rattembach hizo durísimos cargos contra Costa Méndez por su desempeño durante el conflicto. Y la explicación de ellos, consiste en qué en un alarde comunicativo, a través de mensajes convencionales elípticos insertos en la página Opuesta Editorial del diario LA NACION, a partir del año 1979 Costa Méndez fue enrolado e instruido para llevar adelante su misión como topo de la OTAN. A la par que se firmó el contrato con Davidoff desencadenante del conflicto, y se lo introdujo en el negocio de la nafta adulterada. Cuyo affaire describió un arco paralelo a la par que se preparaba y desarrollaba la Guerra de Malvinas.
En consecuencia, como topo de la OTAN, Costa Méndez tuvo un papel crucial en todas las instancias del conflicto. En relación con la factibilidad del absurdo plan “Ocupar para negociar”; la importancia de las relaciones con el Vaticano, que había impedido la guerra con Chile con la misma finalidad; el desencadenamiento del incidente de Georgias; las escalada del mismo; la fecha de recuperación más favorable a Inglaterra, por el cambio en la presidencia del Consejo de Seguridad; el desastre diplomático de la resolución 502, reconociendo la agresión por parte de Argentina; la mediación de Haig y su pretensión del reconocimiento de la autodeterminación de los isleños; el anticipo del crimen de guerra del crucero Gral Belgrano, para obligar a la Junta a aceptar esa salida al conflicto; las amenazas atómicas para que Argentina desistiera del mismo; e incluso recibió la orden de ir a besar a Fidel Castro, para causar una conmoción en el frente militar argentino.
El motivo de adopción de este extraordinario medio de comunicaciones secretas u “opacas”, como las denominaba Kissinger, no solo está motivado para no ser detectado por la inteligencia humana, consistente en seguimientos e intervenciones telefónicas, propias de la dictadura militar. Sino para además de instruir al agente para el desempeño de su misión, sostenerlo psíquicamente en esa tarea solitaria de altísimo riesgo y estrés.
En la cual tuvo como cómplices a su amigo íntimo desde la infancia, Eduardo Roca, y el cuñado de éste y secretario del canciller, Gustavo Figueroa. Hasta la fecha van publicados 14 capítulos de una serie que puede ser extensa por la abundancia del material, cuyos links seguidamente se acompañan. Les enviamos cordiales saludos a nuestros lectores..
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