La canciller Mondino legalizó la ocupación británica de las Malvinas. Dijo que sus ocupantes por la fuerza en 1933, revalidada en 1982 con la muerte de casi 650 argentinos, 1.687 heridos, y 350-454 suicidios posteriores, son inquilinos. A quienes les va a renovar el contrato sin fecha de vencimiento, para que además de la pesca puedan llevarse puesto también el petróleo, e instalar un gran puerto que compita con el de Ushuaia. La canciller parece empleada del Foreign Office.
Otra evidencia incontrastable de la existencia de las comunicaciones opacas a través de la página OP-ED (Opuesta Editorial) del diario LA NACION, encriptadas elípticamente y dirigidas al topo canciller Costa Méndez, reside en que ellas tienen una continuidad y modulación coherente. No se trata en manera alguna de casualidades buscadas al azar, lo cual resulta patente durante el climax al que se llegó con affaire de la nafta a fines de enero de 1982 con su temática extorsiva.
La “forma apátrida” con la que la política nacional desprecia la soberanía argentina en el Atlántico Suroccidental tiene muy pocos precedentes desde la Argentina independiente que conmemoramos el pasado 9 de julio con la firma del llamado “Pacto de Mayo”, en cuyos puntos, no hay una sola línea referida a la soberanía nacional y, muy particularmente, sobre la única política de Estado, plasmada en la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional.
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