Tras el reciente debate de los candidatos a presidente de EEUU, Donald Trump y Joseph Biden, las opiniones resultaron unánimes. Según su organizadora la cadena CNN, enemiga de Trump y amiga de Biden, el primero se impuso 67 a 33. Y tras el mismo, un 72 % de los electores opinó que Biden no estaba en condiciones de gobernar el país.
Su actuación fue condenada con duros adjetivos, no por sus adversarios, sino por sus mismos financistas y partidarios: Catástrofe, desastre total, claramente fracasó, etc. Al punto que el The New York Times, que lo apoyaba incondicionalmente y practica un furibundo antitrumpismo, salió a pedir que renuncie a su candidatura. Al resultarle imposible apoyar como candidato para competir con Trump, a un geronte senil que no solo decía frases confusas, sino que ni siquiera llegaba a terminarlas.
Y que, además, es el autor de haber llevado al mundo a su mayor nivel de inseguridad desde la Segunda Guerra Mundial. Quedando ahora claro que la desastrosa salida de Afganistan que concretó apenas asumió en el 2021, similar a la de la Guerra de Vietnam, tenía por objeto no estar en la misma situación que quería colocar a la Rusia de Putín poco meses después.
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Al negarse a discutir con este, sobre la seguridad global ante la expansión imperial de la OTAN hacia el Este. A lo que sumó, provocativamente, la alianza de defensa mutua que firmó con Ucrania a fines de ese año, un par de meses antes de la invasión Rusia a Ucrania, a la par que este país dejaba trascender planes para recuperar bélicamente a Crimea.
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Y luego, dispuesto a luchar “hasta el último ucraniano”, abortó junto con su aliado inglés David Camerón, las negociaciones entabladas entre Rusia y Ucranía en Estambul, en marzo 2022, inmediatamente después de la invasión rusa al Dombas rusoparlante ucraniano, que estaba en una guerra civil desde el 2014.
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Seguidamente, el apoyo de inteligencia y suministro de armas de última generación y mayor alcance por parte de EEUU y la OTAN a Ucrania, ante la premisa de que Rusia no debía ganar la guerra, fue en un crescendo imparable. Permitiendo ahora que con ellas y el apoyo de la inteligencia de la OTAN, se ataque directamente el territorio ruso, lo cual de por si configura un casus belli.
Con la peculiaridad que el 90 % de los montos dinerarios de apoyo a Ucrania, no van a parar a Ucrania, sino al complejo militar industrial de EEUU, cuyas empresas están viviendo un macabro festival de renovación del parque militar mundial. A lo que se agregó la demencial voladura de los gasoductos Nord Stream, que llevaban el gas ruso a Europa.
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Que lo único que ha logrado, además de abrir los suministros del GNL (Gas Natural Licuado) mucho más caros desde EEUU, es afianzar aún más la alianza chino rusa. País con el cual Biden abrió un directo curso de colisión, con las provocaciones en relación con Taiwan, las barreras arancelarias, y la diseminación de armamento nuclear con el AUKUS. para encrespar el indopacifico
Toda esta realidad, es desinformada a sus audiencias por los periodistas supuestamente expertos en relaciones internacionales de los grandes medios argentinos, los cantelmi, castros, amorosos, etc. Que rencorosos con la verdad, han llegado a desinformar a ellas, de que es el presidente de Ucrania Volodimir Zelenski, el que se ha convertido en un dictador autócrata, protegido por EEUU. Al haber cesado su mandato en 21 de mayo pasado, y haberse negado a convocar a elecciones. Mientras que su contrincante Vladimir Putin se las ingenió para resultar democráticamente electo.
La misma lamentable desinformación por parte de los mencionados, sucede con la inhumana masacre que Israel está perpetrando en Gaza, inadmisible en este estado de la humanidad. Al mismo tiempo que su líder Benjamín Netanyahu, juega diplomáticamente como el gato maula con el ratón con el senil presidente Biden, de la superpotencia USA. Que se ha revelado impotente para impedir no solo lo que sucede allí, sino que además le provee artilugios bélicos para ello.
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De todo esto da cuenta el reconocido periodista estadounidense Seymour Hersh, que cuenta con un premio Pulitzer, en una flamante nota que Stripteasedelpoder.com traduce y publica seguidamente. Que brinda el desolador panorama existente dentro de la Casa Blanca, que en vez de una garantía para evitar una guerra nuclear demencial, como sucedió durante la Guerra Fría, parece ser un garantía para desembocar en ella.
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¿QUIÉN DIRIGE EL PAÍS?
El declive de Biden es conocido por amigos y conocedores desde hace meses.
28 DE JUNIO
Los lectores de esta columna saben que el presidente Joe Biden se ha quedado en blanco durante meses, mientras él y sus asesores de política exterior han estado instando a un alto el fuego que no ocurrirá en Gaza mientras continúan suministrando las armas que hacen que un alto el fuego sea menos probable. Existe una paradoja similar en Ucrania, donde Biden ha estado financiando una guerra que no se puede ganar y negándose a participar en negociaciones que podrían poner fin a la masacre.
La realidad detrás de todo esto, como me han dicho durante meses, es que el presidente simplemente ya no está allí, en términos de comprensión de las contradicciones de las políticas que él y sus asesores de política exterior han estado llevando a cabo. Estados Unidos no debería tener un presidente que no sepa lo que ha firmado. Las personas en el poder tienen que ser responsables de lo que hacen, y anoche demostró a Estados Unidos y al mundo que tenemos un presidente que claramente no está en esa posición hoy.
La verdadera desgracia no es sólo de Biden, sino de los hombres y mujeres que lo rodean y que lo han mantenido cada vez más oculto. Es un prisionero, y se ha ido debilitando rápidamente en los últimos seis meses. Hace meses que oigo hablar del creciente aislamiento del presidente, de boca de sus antiguos amigos en el Senado, que se dan cuenta de que no puede devolverles las llamadas.
Otro viejo amigo de la familia, a quien Biden ha solicitado ayuda en cuestiones clave desde sus días como vicepresidente, me contó de una llamada lastimera del presidente hace muchos meses. Biden dijo que la Casa Blanca estaba sumida en el caos y que necesitaba la ayuda de su amigo. El amigo dijo que se excusó y luego me dijo, riendo: “Prefiero que me hagan un tratamiento de conducto todos los días que ir a trabajar allí”.
Biden invitó a un colega del Senado retirado hace mucho tiempo a que lo acompañara en un viaje al extranjero, y los dos jugaron a las cartas y compartieron una copa o dos en el vuelo de ida del Air Force One. El personal de Biden le prohibió al senador unirse al vuelo de regreso a casa.
Me han dicho que el creciente aislamiento del presidente en cuestiones de política exterior se debe en parte a Tom Donilon, cuyo hermano menor, Michael, un encuestador clave y asesor en la campaña presidencial de Biden de 2020 y en el actual esfuerzo de reelección, fue parte del equipo que pasó gran parte de la semana informando a Biden para el debate de anoche. Tom Donilon, de 69 años, fue asesor de seguridad nacional del presidente Biden de 2010 a 2013, y trató sin éxito de ser nombrado director de la Agencia Central de Inteligencia de Biden. Sigue siendo en gran medida un conocedor del asunto.
Dado el evidente declive de Biden en los últimos meses, es imposible para un extraño entender por qué la Casa Blanca aceptó un debate con Donald Trump antes de las elecciones, y mucho menos comprometerse a celebrar el primer debate presidencial, el primero de dos, de la historia moderna. Una idea, me dijeron que si Biden tenía un buen desempeño, como lo había hecho en su discurso sobre el Estado de la Unión en marzo, la cuestión de su capacidad mental se dejaría sobre la mesa. Un desempeño pobre le daría tiempo a la campaña de Biden para hacer un mejor trabajo de preparación para el segundo debate programado.
También hubo presión por parte de los principales recaudadores de fondos demócratas, muchos de ellos en la ciudad de Nueva York, para que la campaña hiciera algo para contrarrestar la percepción del evidente y creciente deterioro del presidente, como informaron y filmaron los principales medios de comunicación. Me han dicho que al menos un líder extranjero, después de una reunión a puerta cerrada con Biden, les dijo a otros que el declive del presidente era tan visible que era difícil entender cómo, como me dijeron a mí, “pueda soportar los rigores”. de una campaña de reelección. Esas advertencias fueron ignoradas.
¿Y ahora qué? Uno de los expertos políticos de Washington me dijo hoy que el Partido Demócrata se enfrenta ahora a “una crisis de seguridad nacional”. El país está apoyando dos guerras devastadoras con un presidente que claramente no está a la altura, dijo, y podría ser el momento de empezar a redactar un discurso de dimisión que iguale o supere al que pronunció en marzo de 1968 el presidente Lyndon Johnson, tras su estrecha victoria sobre el senador Eugene McCarthy en las primarias de New Hampshire.
“Están atrapados”, dijo sobre los asesores principales de la Casa Blanca que esperaban que Biden de alguna manera obtuviera un buen desempeño en los debates de anoche para seguir adelante, con el apoyo muy necesario de los aportantes financieros más escépticos en la ciudad de Nueva York.
No todas las personas con las que hablé hoy estuvieron de acuerdo en que es hora de forzar la renuncia de Biden, y esperar lo mejor en la Convención Nacional Demócrata en Chicago en agosto: deshacerse de la fórmula y buscar nuevos candidatos. “Mi humilde opinión”, me dijo un colaborador del Partido Demócrata desde hace mucho tiempo, “es dejar que el polvo se calme. Debemos examinar las opciones realistas antes de que una reacción rápida cree una división interna del Partido Demócrata con consecuencias de gran alcance más allá de 2024. Acepte la realidad. . . Es probable que 2024 esté más allá de la recuperación en este momento. Una colina demasiado empinada para escalar. Planificar y ejecutar un plan a largo plazo para contrarrestar al Sr. Orange [Trump] y construir una plataforma moderada para la recuperación. . . y dejar que Biden se vaya a Jersey Pine Barrens”.
Otro gurú político expresó una opinión diferente: “Esta es la era de las redes sociales (TikTok, Facebook, Instagram y X) y una campaña política puede llegar muy lejos muy rápido”.
Pase lo que pase, tenemos un presidente —ahora completamente revelado— que posiblemente no sea responsable de lo que haga en la próxima campaña, sin mencionar sus acciones en Medio Oriente y Ucrania.
¿Qué pasó con la Enmienda 25 que autoriza al vicepresidente y a la mayoría del gabinete a declarar incompetente al Presidente? ¿Qué está pasando en la Casa Blanca de Biden?
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