Como curándose en salud y revelando así la enfermedad, los grandes medios de comunicación occidentales repiten el sonsonete respecto la “invasión no provocada” de Rusia a Ucrania. A los efectos de disimular con una sola frase, las múltiples evidencias de la existencia de esa deliberada provocación.
Que comenzó con la expansión de la OTAN en los países ex integrantes del Pacto de Varsovia, y con los intentos de instalar en Ucrania un gobierno pro estadounidense, que obstaculizara el funcionamiento de los gasoductos rusos que alimentaban a los países europeos. Pero con la aparición del Premio Nobel de la Paz y presidente de EEUU Barack Obama, tomó un claro curso de colisión.
Que se reafirmó notablemente con la asunción a la presidencia a principios del 2021, del ex vicepresidente de Obama, Joseph Biden. Y por eso su precipitada y vergonzosa retirada de Afganistán, para no estar exactamente en las mismas condiciones de los hechos que quería precipitar y reprochar.
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Como dirigida a un mundo infantil, los grandes medios occidentales de acción psicológica de la OTAN, ubican el inicio de conflicto en febrero 2022. Pero nada dicen del crescendo de fricciones entre Rusia y EEUU que se fueron produciendo desde una década atrás. Con la desestabilización del gobierno sirio Al Assad aliado de Rusia, con la pretensión -entre otras cosas- de trazar por allí un gasoducto que compitiera con el gas ruso en Europa, y afectar la base naval que Rusia tiene allí en Tartus.
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La respuesta rusa en defensa del gobierno de Al Assad fue diplomática y también militar. Con la participación en Siria de los hoy famosos mercenarios de PCM Wagner. A la par que construía los gasoductos Nord Stream I para sortear a Ucrania. Por su parte EEUU en el 2014 EEUU derribó al gobierno pro ruso de Ucrania, con el golpe de Euro Maidán.
A lo que Rusia respondió anexionando la península de Crimea, donde tiene la base naval de Sebastopol; apoyando militarmente a los rebeldes ucranianos prorusos del Dombass; e interviniendo militarmente en Siria con su aviación, para estabilizar definitivamente al gobierno de Al Assad. A la par que se lanzaba a la construcción de los gasoductos Nord Stream II. Mientras que Ucrania modificaba su constitución, para cristalizar en ella su aspiración de integrarse a la Unión Europea y la OTAN.
A la par que le daba largas a los Acuerdos de Minsk pactados con Rusia, para terminar con la guerra civil en el Dombas, que se desarrollaba desde el 2014 con decenas de miles de bajas, mediante la constitución en esa región de republicas integradas a Ucrania. Los cuales, conforme declararon luego sus garantes occidentales, la premier alemana Merkel y el presidente francés Hollande, solo pretendían ganar tiempo para ínterin rearmar a Ucrania.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU, trajo una pausa en esa confrontación en las sombras. Pero apenas asumió el presidente Biden la reinicio, tratando de asesino al presidente Putin; haciendo ejercicios militares conjuntos de la OTAN con Ucrania en el Mar Negro, y nada menos que en el Mar de Azov, en las barbas de Putin; y firmando con Ucrania a fines 2021 un tratado de defensa mutua. A la par que Ucrania dejaba trascender planes para recuperar militarmente Crimea y obtener poderío nuclear.
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Y ahora como si todo se tratara de marketing y relaciones públicas, y no de una tragedia con centenas de miles de muertos y millones de exilados y la virtual destrucción de un país, los medios occidentales tratan de disimular el triunfo militar ruso en el estratégico nudo de comunicaciones de Bakhmut, tras una trágica batalla urbana que como un mini Stalingrado duró nueve meses, con un agasajo al presidente ucraniano Selenzki en Japón, por parte del G7.
Luciendo para ello sus líderes una forzada mueca que imita a una sonrisa, tal como se puede ver en la ilustración de la portada, refritada innumerables veces por los grandes medios. A la par que ocultan la presunta baja del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, general Valery Zaluzhny, tras un ataque ruso en Jerson. Y las cientos de miles de bajas del ejército ucraniano, con los cuales EEUU parece dispuesto a luchar “hasta el último ucraniano”.
E inverosimilmente le atribuyen a Rusia la voladura de los gasoductos ruso alemanes Nord Stream I y II, cuando la acusación de ese acto de terrorismo internacional ha sido hecha por un prestigioso periodista de EEUU, en contra del presidente Biden y la CIA. La que por su parte respondió atribuyéndolo, con sus características operaciones de desinformación, a una celula loca ucraniana. El cual de todas maneras ha tenido la virtud de revelar el trasfondo energético gasífero que tiene este trágico conflicto.
Ver Cómo Estados Unidos destruyó los gasoductos ruso alemanes Nord Stream según un premio Pulitzer
Al respecto el conspicuo miembro del establishment de EEUU, Jeffrey Sachs, publicó recientemente un artículo que trata de poner las cosas en su lugar. Señalando la principal responsabilidad de EEUU y el presidente Biden en este trágico y absurdo conflicto que conmueve a la humanidad, que seguidamente Stripteasedelpoder.com traduce y publica para sus lectores.
Sachs es profesor universitario y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, donde dirigió The Earth Institute desde 2002 hasta 2016. También es presidente de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y comisionado de la Comisión de Banda Ancha de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Ha sido asesor de tres secretarios generales de las Naciones Unidas, y actualmente se desempeña como defensor de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) bajo la dirección del secretario general Antonio Guterres. Sus libros más recientes son “Una nueva política exterior: más allá del excepcionalismo estadounidense” (2020), “Construyendo la nueva economía estadounidense: inteligente, justa y sostenible” (2017), y “La era del desarrollo sostenible” (2015) con Ban Ki-Moon.
Ver La provocación de EEUU, OTAN, y Ucrania a Rusia según el estratega suizo Jacques Baud
Ver Estratega suizo Jacques Baud ¿Buscando la guerra o la paz en Ucrania?
Se provocó la guerra en Ucrania, y por qué es importante para lograr la paz
Al reconocer que la cuestión de la ampliación de la OTAN está en el centro de esta guerra, entendemos por qué el armamento estadounidense no terminará con esta guerra. Solo los esfuerzos diplomáticos pueden hacer eso.
JEFFREY D. SACHS – 23 De Mayo de 2023 – Sueños Comunes
George Orwell escribió en 1984 que “Quien controla el pasado controla el futuro: quien controla el presente controla el pasado”. Los gobiernos trabajan sin descanso para distorsionar las percepciones públicas del pasado. Con respecto a la Guerra de Ucrania, la administración Biden ha afirmado repetida y falsamente que la Guerra de Ucrania comenzó con un ataque no provocado de Rusia contra Ucrania el 24 de febrero de 2022. De hecho, la guerra fue provocada por EE. UU. en formas que los principales diplomáticos estadounidenses anticiparon décadas antes de la guerra, lo que significa que la guerra podría haberse evitado y ahora debe detenerse mediante negociaciones.
Reconocer que la guerra fue provocada nos ayuda a comprender cómo detenerla. No justifica la invasión de Rusia. Un enfoque mucho mejor para Rusia podría haber sido intensificar la diplomacia con Europa y con el mundo no occidental para explicar y oponerse al militarismo y el unilateralismo estadounidenses. De hecho, el implacable impulso de EE.UU. para expandir la OTAN encuentra una gran oposición en todo el mundo, por lo que la diplomacia rusa en lugar de la guerra probablemente habría sido efectiva.
El equipo de Biden usa la palabra “sin provocación” incesantemente, más recientemente en el principal discurso de Biden en el primer aniversario de la guerra, en una declaración reciente de la OTAN y en la declaración más reciente del G7 . Los principales medios de comunicación amigos de Biden simplemente repiten como un loro a la Casa Blanca. El New York Times es el culpable principal, describiendo la invasión como “no provocada” no menos de 26 veces, en cinco editoriales, 14 columnas de opinión de escritores del NYT y siete artículos de opinión invitados.
De hecho, hubo dos provocaciones estadounidenses principales. El primero fue la intención de EE.UU. de expandir la OTAN a Ucrania y Georgia para rodear a Rusia en la región del Mar Negro con los países de la OTAN (Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia, en sentido contrario a las agujas del reloj).
El segundo fue el papel de EE. UU. en la instalación de un régimen rusofóbico en Ucrania mediante el derrocamiento violento del presidente prorruso de Ucrania, Viktor Yanukovych, en febrero de 2014. La guerra de disparos en Ucrania comenzó con el derrocamiento de Yanukovich hace nueve años, no en febrero de 2022 como el gobierno de EE.UU., la OTAN y los líderes del G7 nos quieren hacer creer.
La clave para la paz en Ucrania es mediante negociaciones basadas en la neutralidad de Ucrania y la no ampliación de la OTAN.
Biden y su equipo de política exterior se niegan a discutir estas raíces de la guerra. Reconocerlos socavaría la administración de tres maneras. En primer lugar, expondría el hecho de que la guerra podría haberse evitado o detenido antes de tiempo, evitando a Ucrania su actual devastación y a EE.UU. más de $ 100 mil millones en desembolsos hasta la fecha.
En segundo lugar, expondría el papel personal del presidente Biden en la guerra como participante en el derrocamiento de Yanukovych y, antes de eso, como partidario acérrimo del complejo militar-industrial y partidario muy temprano de la ampliación de la OTAN. En tercer lugar, empujaría a Biden a la mesa de negociaciones, lo que socavaría el impulso continuo de la administración para la expansión de la OTAN.
Los archivos muestran de manera irrefutable que los gobiernos de EE. UU. y Alemania prometieron repetidamente al presidente soviético Mikhail Gorbachev que la OTAN no se movería “ni una pulgada hacia el este” cuando la Unión Soviética disolviera la alianza militar del Pacto de Varsovia.
No obstante, la planificación estadounidense para la expansión de la OTAN comenzó a principios de la década de 1990, mucho antes de que Vladimir Putin fuera presidente de Rusia. En 1997, el experto en seguridad nacional Zbigniew Brzezinski detalló el cronograma de expansión de la OTAN con notable precisión.
Los diplomáticos estadounidenses y los propios líderes de Ucrania sabían muy bien que la ampliación de la OTAN podría conducir a la guerra. El gran erudito y estadista estadounidense George Kennan calificó la ampliación de la OTAN como un “error fatídico”, y escribió en el New York Times que “se puede esperar que tal decisión inflame las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa; tener un efecto adverso en el desarrollo de la democracia rusa; restaurar la atmósfera de la guerra fría en las relaciones Este-Oeste e impulsar la política exterior rusa en direcciones que decididamente no son de nuestro agrado”.
El secretario de Defensa del presidente Bill Clinton, William Perry, consideró renunciar en protesta contra la ampliación de la OTAN. Al recordar este momento crucial a mediados de la década de 1990, Perry dijo lo siguiente en 2016:
“Nuestra primera acción que realmente nos puso en una mala dirección fue cuando la OTAN comenzó a expandirse, incorporando naciones de Europa del Este, algunas de ellas fronterizas con Rusia. . En ese momento, trabajábamos estrechamente con Rusia y empezaban a hacerse a la idea de que la OTAN podía ser un amigo en lugar de un enemigo… pero se sentían muy incómodos con tener a la OTAN justo en su frontera e hicieron una fuerte llamado para que no sigamos adelante con eso”.
En 2008, el entonces embajador de Estados Unidos en Rusia y ahora director de la CIA, William Burns, envió un cablea Washington advirtiendo extensamente de los graves riesgos de la ampliación de la OTAN:
“Las aspiraciones de Ucrania y Georgia en la OTAN no solo tocan un nervio sensible en Rusia, sino que generan serias preocupaciones sobre las consecuencias para la estabilidad en la región. Rusia no solo percibe el cerco y los esfuerzos para socavar la influencia de Rusia en la región, sino que también teme consecuencias impredecibles e incontroladas que afectarían seriamente los intereses de seguridad rusos. Los expertos nos dicen que Rusia está particularmente preocupada de que las fuertes divisiones en Ucrania sobre la membresía de la OTAN, con gran parte de la comunidad étnica rusa en contra de la membresía, puedan conducir a una división importante, que involucre violencia o, en el peor de los casos, una guerra civil. En esa eventualidad, Rusia tendría que decidir si interviene; una decisión que Rusia no quiere tener que enfrentar”.
Los líderes de Ucrania sabían claramente que presionar por la ampliación de la OTAN a Ucrania significaría la guerra. El exasesor de Zelensky, Oleksiy Arestovych, declaró en una entrevista de 2019 “que nuestro precio por unirnos a la OTAN es una gran guerra con Rusia”.
Durante 2010-2013, Yanukovych impulsó la neutralidad, en línea con la opinión pública ucraniana. Estados Unidos trabajó de manera encubierta para derrocar a Yanukovych, como se captura vívidamente en la cinta de la entonces subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Victoria Nuland , y el embajador de Estados Unidos, Geoffrey Pyatt, que planeaban el gobierno posterior a Yanukovych semanas antes del violento derrocamiento de Yanukovich.
Nuland deja en claro en la llamada que estaba coordinando de cerca con el entonces vicepresidente Biden y su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, el mismo equipo Biden-Nuland-Sullivan ahora en el centro de la política de EE. UU. con respecto a Ucrania.
Después del derrocamiento de Yanukovych, estalló la guerra en Donbas, mientras Rusia reclamaba Crimea. El nuevo gobierno ucraniano apeló a la membresía de la OTAN, y EE.UU. armó y ayudó a reestructurar el ejército ucraniano para hacerlo interoperable con la OTAN. En 2021, la OTAN y la Administración Biden volvieron a comprometerse firmemente con el futuro de Ucrania en la OTAN.
En el período previo inmediato a la invasión de Rusia, la ampliación de la OTAN fue el centro del escenario. El borrador del Tratado entre Estados Unidos y Rusia de Putin (17 de diciembre de 2021) pedía que se detuviera la ampliación de la OTAN. Los líderes de Rusia señalaron la ampliación de la OTAN como la causa de la guerra en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Rusia del 21 de febrero de 2022 . En su discurso a la nación ese día, Putin declaró que la ampliación de la OTAN era una razón central para la invasión.
El historiador Geoffrey Roberts escribió recientemente : “¿Podría haberse evitado la guerra mediante un acuerdo ruso-occidental que detuvo la expansión de la OTAN y neutralizó a Ucrania a cambio de sólidas garantías de independencia y soberanía de Ucrania? Muy posiblemente.”
En marzo de 2022, Rusia y Ucrania informaron avances hacia un rápido fin negociado de la guerra basado en la neutralidad de Ucrania. Según Naftali Bennett , ex primer ministro de Israel, que fue mediador, estuvo cerca de alcanzarse un acuerdo antes de que Estados Unidos, Reino Unido y Francia lo bloquearan.
Si bien la administración Biden declara que la invasión de Rusia no fue provocada, Rusia buscó opciones diplomáticas en 2021 para evitar la guerra, mientras que Biden rechazó la diplomacia e insistió en que Rusia no tenía nada que decir sobre la cuestión de la ampliación de la OTAN. Y Rusia impulsó la diplomacia en marzo de 2022, mientras que el equipo de Biden volvió a bloquear el fin diplomático de la guerra.
Al reconocer que la cuestión de la ampliación de la OTAN está en el centro de esta guerra, entendemos por qué el armamento estadounidense no terminará con esta guerra. Rusia escalará según sea necesario para evitar la ampliación de la OTAN a Ucrania. La clave para la paz en Ucrania es mediante negociaciones basadas en la neutralidad de Ucrania y la no ampliación de la OTAN.
La insistencia de la administración Biden en la ampliación de la OTAN a Ucrania ha convertido a Ucrania en una víctima de las aspiraciones militares estadounidenses equivocadas e inalcanzables. Es hora de que cesen las provocaciones y de que las negociaciones restablezcan la paz en Ucrania.
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