Resulta evidente que Mauricio Macri se abrió paso en su carrera política, no solo por la ayuda de los grandes medios de comunicación, sino también gracias a Tanatos, La Parca, o San la Muerte, como quiera llamársela. Llegó al gobierno de la CABA gracias a la tragedia de Cromagnon que hundió al gobierno de su competidor Aníbal Ibarra.
Luego el 2015 se inauguró con la muerte del fiscal Alberto Nisman, que no solo propulsó la creación de Cambiemos, con la unión del PRO, la UCR, y CC. Sino que fue el caballito de batalla sobre el que esos partidos se montaron a lo largo de la campaña electoral, convirtiéndolo en un magnicidio.
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A ello se sumó las acusaciones de Elisa Carrió y Jorge Lanata, de que el candidato a gobernador en la estratégica provincia de Buenos Aires Aníbal Fernández, era el narco La Morsa. El supuesto responsable del Triple Crimen de General Rodríguez. Lo que no pasó de ser un infundió según lo comprobó la justicia.
Ahora en los comienzos de un nuevo año electoral, donde se habla que el resultado en la provincia de Buenos va a ser el que defina la elección, La Matanza con su nombre tanático, parece ser el escenario propicio por parte de los grandes medios y Cambiemos convertida en Juntos por el Cambio, para hacer un nuevo Crogmanon Nisman, que defina la elección. Presentándola como un “territorio comanche” donde nadie tiene la vida asegurada.
Dado que si bien no hay pruebas que se haya propiciado la trágica muerte del chofer Daniel Barrientos, sí un par de semanas antes hubo un curioso alerta previo de que ello podría ocurrir, por parte de la presidenta del PRO y ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que como sucede con la vedada divulgación de los suicidos, podría considerarse instigatorio. Y curiosamente en el omnibus viajaba un policia de civil y armado de la CABA que vive por allí, quién ni impidió el homicidio, ni reprimió eficazmente, poniendo en duda para que sirve ese tipo de seguridad.
El acontecimiento fue seguido a continuación de una paliza dada al ministro de Seguridad bonaerense por parte de choferes iracundos, de los que hay evidencias de tener vínculos con Bullrich. Algunos de los cuales ha sido señalados de compartir el video anterior con Bullrich, además de compartir evidentemente su discurso.
Dicha agresión fue rematada con un oprobioso rescate de Berni, por parte de la policía de la CABA, portando un ridículo casco de ciclista. Lo que potenció el escándalo propiciado por los grandes medios de comunicación, echando por tierra su alicaído prestigio en cuanto su capacidad de asegurar la seguridad. Y de inmediato el columnista de Clarín Eduardo Van Der Koy salió tambien a golpear, haciendo de una golondrina verano, con un nota de opinión titulada “Un crimen y la agresión a Berni golpearon el plan reeleccionista de Kicillof“.
A la par que como una muestra de solvencia para explotar Tanatos por parte de Juntos por el Cambio, la policía de la CABA se las ingenió para poner en la vereda frente a la Casa Rosada, una carpa forense por la muerte de la beba que había sucedido en el vecino Ministerio de Economía. Como para responsabilizar al gobierno nacional lo que era responsabilidad directa del gobierno de la CABA.
Macri fuera de las elecciones pero no del poder
Mauricio Macri, sin el espaldarazo de las encuestas y de su propio partido, resigno su la candidatura presidencial. En su lugar impulsaría a Patricia Bullrich, del ala dura del PRO, líder de “los halcones”. Para posicionarla, la estrategia sería propiciar una suma de tragedias que desemboque en una situación catastrófica, que golpee mortalmente al gobierno del Frente de Todos. Y así a partir del desastre ajeno, se reabran las posibilidades políticas de aplicar con fuerza el programa que quedó trunco en 2019.
Tras la última gira que realizó por Europa, Macri anunció que iba a definir su candidatura presidencial en un mes. Esto significaba que para la segunda quincena de abril iba a comunicarlo. Evidentemente, los números no lo acompañaron y se vio forzado a desistir anticipadamente de la misma, generando una sensación de alivio en la dirigencia de Cambiemos, y, como veremos, también en amplios sectores de la sociedad.
Más allá del relato que el expresidente hacía circular hacia dentro y fuera de su entorno político, las encuestas no lo favorecían en absoluto. Sus números e imagen negativa, en términos de rechazo absoluto, se parecen a los que tienen figuras como CFK y Alberto Fernández. Y, en relación a los que figuraban como sus eventuales competidores, mantenía una intención de voto bastante menor a la de Horacio Rodríguez Larreta y Bullrich. Al respecto la consultora Taquion publicó su “Monitor nacional”, donde el 65,8% de los encuestados afirmó que el tiempo de Mauricio Macri “ya pasó”.
Por su parte, Opina Argentina publicó resultados de una encuesta hecha en los principales centros urbanos del país, que situaba el techo de Macri en un 25% máximo, con base en un 6% de voto seguro, un 19% de voto probable, contra más de un 73% de rechazo absoluto. Apareciendo por detrás Alberto Fernández y CFK con un 68 %, y curiosamente Bullrich con un 61 % Quizás por eso su insistencia en sembrar el miedo como motivador del voto, de la misma manera que antaño se justificaban los golpes militares.
Por otro lado, Circuitos, consultora que trabaja para el oficialismo, publicó un informe de alcance nacional donde Mauricio Macri aparece totalmente relegado, mostrándose por debajo de CFK, Javier Milei, Rodríguez Larreta, y Bullrich.
Por último, la consultora CB publicó datos de distintas provincias, que en todas, lo sitúan a Macri muy por debajo de otros candidatos y prácticamente fuera de la pelea presidencial. Destacándose en el caso de Mendoza la preponderancia de Milei, seguido por Juntos por el Cambio, pero con la suma de todos sus posibles candidatos, en donde Macri figura en un mediocre tercer lugar.
En el caso de Buenos Aires la situación se invierte, y en la suma de posibles candidatos aparece al frente el Frente de Todos. Seguido poco atrás por Juntos por el Cambio, con un Macri en un mediocre tercer lugar, lo que explicaría el interés en incidir negativamente en esa provincia gobernada por el cristinista Axel Kicillof. Mientras que Milei queda bastante más atrás.
En la provincia de Santa Fe la situación se invierte, quedando al frente Juntos por el Cambio, con Macri también en un mediocre tercer lugar, el Frente de Todos bastante más atrás, y Milei relegado a un último lugar.
Por su parte en Córdoba cuna del cordobesismo anti K, individualmente se impone Juan Schiaretti, seguido poco atrás por Milei. Mientras que con la suma de candidatos queda al frente Juntos por el Cambio, con Bullrich al frente seguido por Macri, y el Frente de Todos en un cuarto lugar.
Con estos números, Macri asumió inteligentemente su derrota sin exponerse a un fracaso en las urnas. Competir hubiese sido una mala lectura de la realidad o, directamente, un delirio político.
Patricia Bullrich, la candidata de Macri y el establishment
Si bien Macri fue derrotado políticamente, muchos analistas consideran que su estrategia de no exposición a las urnas evita una catástrofe aún mayor: la de retirarse de la política por la puerta de atrás. El ex presidente y fundador del PRO, incomodo como candidato pero útil como referencia política, mira al 2027. En ese plano, ejerce presión en su espacio político.
En su lugar, Patricia Bullrich emergería como su candidata predilecta para las elecciones de octubre. Sin embargo, es importante aclarar que, por diferentes motivos, podemos considerar que la ex montonera no sería el “Alberto” de Macri. Fundamentalmente porque su eventual candidatura, en gran medida, habría asustado al mismo Macri.
A su vez, también es real que el ex presidente está en condiciones políticas de coordinar una estrategia general del PRO para vencer en octubre. Y no sería descabellado imaginarlo dentro de un eventual gabinete de ministros, ocupando cargos políticos importantes, o directamente como una eminencia gris en la sombra. Es decir, aunque Macri esté derrotado en lo electoral, en este momento, no lo está políticamente.
En este marco, Macri se decantaría por Bullrich. La pregunta es por qué. La respuesta la encontramos en los planes que tendrían dentro del ala dura del PRO y el establishment nacional e internacional, en relación al camino que tiene que tomar la Argentina después del 10 de diciembre de este año.
La certeza de que Bullrich tendría la firmeza necesaria para aplicar el ajuste y los planes de restructuración económica y disciplinamiento social, que tanto atraen a vastos sectores de la sociedad, impulsan su candidatura. Pues, en base a una evaluación negativa de la estrategia política de la presidencia de Macri, estos sectores consideran que Argentina necesita de una imagen política fuerte, que demuestre convicción política para hacer lo que se tenga que hacer. Es decir, un Bolsonaro, un Trump, incluso también, un Milei, sin tener que compartir el éxito político con él.
Líder total de la oposición a Alberto Fernández, con rechazo total y absoluto al peronismo, discursos represivos, cercanía con sectores libertarios, simpatía con los movimientos negacionistas del Covid, opositora total del ASPO, de la política de vacunación, y de toda acción política del Frente de Todos, ante el cual la ex ministra de Seguridad le declaró una guerra política total.
Experimentada en estrategias desestabilizadoras, la ex montonera, con su perfil agresivo, contestatario, y profundamente “antipopulista”, sería la encargada perfecta para comandar la estrategia de “los halcones”. Que consistiría en explotar o generar fuertes tragedias, sismos económicos, sociales y políticos que otorguen el capital político necesario para instaurar con fuerza su programa de liberalización económica y represión social.
Con un parecido al final del gobierno de Raúl Alfonsín, signado por el ataque al cuartel de La Tablada, crisis financiera, crisis económica, hiperinflación, y denuncias de corrupción, y con una derrota cantada del Frente de Todos, “los halcones” considerarían que mientras peor sea la situación en octubre, y, por ende, más abultada su eventual victoria, mayor será el capital político con el que contarán para aplicar sus políticas.
Ya en su paso por el ministerio de Seguridad entre 2015 y 2019, Bullrich dejó una gruesa huella de violencia institucional, con casos que sacudieron a la opinión pública. Como la desparición de Santiago Maldonado antes de las PASO del 2017, en un allanamiento ilegal de Gendarmería, y la oportuna aparición de su cadaver antes de las elecciones de ese año. La muerte de Rafael Nahuel en manos de la Prefectura. Y la defensa que salieron ha hacer Macri y Bullrich del policia municipal Luis Chocobar injiriendo en cuestiones judiciales, no obstante proclamar se republicanismo, etc.
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En busca de un “nuevo Cromagnon”
Carlos Pagni, que de ninguna manera es un kirchnerista, en su programa en LA NACION+ Odisea Argentina, habló de “incendios”, “grandes traumas” y “terremotos”, para referirse a las intenciones de Mauricio Macri de generar caos en la sociedad y en la política argentina. Para que de esa manera, emerja un liderazgo mesiánico, el de Mauricio Macri, que vendría a poner en orden las cosas con la firmeza y la voluntad necesarias para hacerlo.
Luego de la derrota política del expresidente, forzado a dimitir, esta estrategia queda en manos de Patricia Bullrich. Es ella la que capitalizará las tragedias que necesitan los halcones para poder imponer su programa.
Fuentes cercanas al PRO aseguran que la fórmula presidenciable debe “ganar o ganar” y, para ello, estarían dispuestos a todo. Sin embargo, este modus operandi no es propiedad de Bullrich, sino que se enmarca en la estrategia general del PRO y, fundamentalmente, de Mauricio Macri.
En esta clave, el expresidente, consultado sobre las posibilidades de que el gobierno no termine su mandato, afirmó que “nadie sabe”, y que estamos dentro de una “bomba de tiempo”, que, claro, están dispuestos a hacer estallar. Es que, en este sentido, Macri y Bullrich vienen desde el 2020 explotando a fondo las complicaciones que tuvo el gobierno del Frente de Todos.
En un contexto que bien se podría describir como una “tormenta perfecta”, marcado por la herencia recibida, con el acuerdo con el FMI por parte de Macri, el reperfilamiento de la deuda interna en pesos, y el default virtual de la deuda externa en dólares. A lo que se sumó en los dos primeros años de gobierno, la pandemia; en el tercer año, la guerra ruso-ucraniana y sus efectos sobre el precio de los combustibles; y en el cuarto año, la gran sequía. Sin que al capitán del barco, o sea al gobierno, se le haya ocurrido alguna idea distinta para poder enfrentarla.
Mas contribuyentes al caos
Como si fuera poco, a ellos se sumaron los problemas energéticos, en forma similar a la que sucedió con Alfonsín, en el marco de la extensa y agobiante ola de calor de marzo 2023. Que provocaron una enorme cantidad de quejas y malestar entre los usuarios. Al punto que organizaron piquetes en torno a la sede central de Edesur en CABA, que obligó al gobierno nacional a imponerle severas multas a la empresa.
Protagonizado en este caso por Edesur, cuyos accionistas italianos anunciaron su retiro del país, por la insatisfacción con las tarifas, no obstante que Juntos por el Cambio promete recomponerlas si llega al gobierno. Pero para ello también es necesario que los usuarios de electricidad estén dispuestos a pagarlas, y al respecto como para brindarles una lección, los ortodoxos expertos en energía, sostienen que “la energía más cara es la que no se tiene”.
Por esto el ministro de Economía Sergio Massa pidió una investigación al respecto, que siempre terminan en nada. Como sucedió con otro corte que protagonizaron Edesur y Central Puerto en noviembre del año pasado, firmas en donde Nicolás “Nicky” Caputo, el “hermano del alma” de Macri, tiene participación accionaria.
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Casi simultáneamente, en medio del abrumante calor del fatigoso verano en retirada, el 1 de marzo, tras la apertura de sesiones del Congreso, donde el presidente Fernández describió un próspero estado de la Nación, se produjo un corte masivo de luz en todo el país, que dejó sin energía a más de 20 millones de usuarios.
Con un parecido al “apagón del siglo” que sucedió en el Día del Padre en junio de 2019 durante el gobierno de Macri, como para decir: “le puede suceder a todos”. En este caso a raíz de un incendio producido en el campo de un exfuncionario del PRO en Pilar, Ricardo Elliot, involucrado en casos de corrupción, que igual que en el 2019 hizo saltar el sistema de Transener, la empresa transportadora de energía.
Transener tiene como principal accionista a Marcelo Mindlin, propietario de Pampa Energía, firma que compro la constructora IECSA a los Macri en el 2017. Y le cambió su nombre a SACDE, con el objeto de limpiar su trayectoria que venía manchada por su asociación con el escándalo de corrupción en la obra pública protagonizado por Odebrecth, entre otros casos el relacionado con el soterramiento del tren Sarmiento.
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Rosario en llamas
Desde otro lugar, el atentado al supermercado de la familia de Antonella Rocuzzo, esposa de Lionel Messi, logró reinstalar con mayor profundidad el miedo a una escalada narco en Argentina, con base en Rosario. Este acto delictivo fue llevado a cabo por profesionales empeñados en no dejar ningún tipo de huellas, ya que además de barbijo y capuchas, usaban guantes ante el caso de perder sus pistolas. Po lo que parecerían no pertenecer a los sicarios rosarinos, caracterizados por sus burdas metodologías.
A raíz de esta situación, el gobierno nacional tuvo que anunciar el envió de militares y gendarmes, en un acto que tuvo más que ver con una reacción improvisada ante una agenda que se le impuso desde fuera, que con una política pública de seguridad. La escena se adecuaría a la perfección con el plan de Macri y su narrativa de “mano dura” e inflexibilidad, y fundamentalmente, con la desesperación que conlleva el discurso de una Argentina narco.
El mensaje que dejaron los presuntos delincuentes, señalaba también a Pablo Javkin, intendente del Frente Progresista Cívico y Social de Rosario, no alineado con Juntos por el Cambio, como un agente narco. Sin embargo, en el medio de tratativas para el ingresó de dicho frente a Juntos por el Cambio, este fue el primero que recibió a Macri tras la gira que realizó recientemente por Europa, flanqueado por la candidata a gobernadora por parte de la UCR Carolina Lozada.
Y luego en la presentación de su libro “Para qué”, el expresidente imitando a Bullrich, centró su discurso en la necesidad de realizar un “shock de orden”, argumentando que para ser presidente se necesitan “huevos” para frenar a las “mafias”.
Previamente en su paso por Europa, Macri había logrado obtener la ansiada foto con Lionel Messi. Lo cual en el marco mencionado previamente, aparecería como “protegido” por Mauricio Macri, alentando la sensación de que ni Messi está a salvo en este país…
Estamos ante una foto que habría sido buscada insistentemente, y conseguida de la mano del presidente de la AFA Claudio “Chiqui” Tapia, quien le debe gran parte de su puesto al expresidente, que hizo mucho para que él esté ahí. El mandamás de AFA, a su vez, devolvió los favores negándole la ansiada foto de los campeones con el presidente Alberto Fernández, o su visita a la Casa Rosada.
Palos en la rueda en lo económico
Desde el plano económico, el PRO impulsó la negativa de Juntos por el Cambio a los sucesivos canjes de deuda lanzados por el gobierno. Acorde con la vieja doctrina de “cuanto peor, mejor”, Macri y Bullrich, igual que lo hizo Domingo Cavallo en los días finales del presidente Alfonsín, saben que un gobierno golpeado económicamente es un gobierno debilitado políticamente.
La iniciativa lanzada por el ministro Massa, extendía el vencimiento de los plazos de pago hasta 2025, mediante el canje de bonos por nuevos papeles. Lo que, en términos prácticos, significa lograr un respiro por parte del FMI, ante la grave crisis económica, la inflación galopante, la sequía que afecta la producción agropecuaria, y la consecuente obtención de divisas, para poder lidiar con la asfixia que supone incumplir con las metas acordadas previamente con ese organismo.
En la misma clave, Macri y Bullrich arremetieron contra la decisión de Massa de utilizar bono denominados en dólares del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES, para dar liquidez a la política monetaria del gobierno. Si bien la política es cortoplacista y no solo no resuelve, sino que profundiza los problemas, la realidad es que el PRO está buscando acorralar al gobierno, poner en jaque cualquier alternativa, toda busca de oxígeno en medio de una situación cada vez más angustiante en lo económico. Para decirlo claramente, meter la cabeza de actual gobierno bajo el agua, para que muera por asfixia.
Macri y Bullrich estarían pidiendo a gritos un default, una situación económica trágica, aún peor de la que el normal desenvolvimiento de las cosas, bajo la inoperancia de Alberto Fernández, se está generando. El horizonte es un país en llamas.
A medida que se acerca octubre crece la posibilidad de la gestación de una tragedia, un acto de tal magnitud como lo de Crogmanon o Nisman, que haga temblar todo el espacio político. Garantizar la gobernabilidad y establecer un dialogo o algún puente de transición no parecería una opción. Para nacer, primero hay que morir.-
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