MALVINAS: cómo EEUU embocó a Galtieri y emboscó a Argentina

¡Señores, está todo arreglado! ¡Vamos sobre Malvinas! ¡Contamos con el apoyo de los EEUU!”, dijo el general Leopoldo Galtieri a sus asesores, inmediatamente después de entrevistarse con altos funcionarios de la secretaría de Estado. Tras haber sido agasajado como el “niño mimado” de EEUU, por parte de notables personajes de la diplomacia y el Pentagono. […]

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Malvinas, Galtieri, EEUU

¡Señores, está todo arreglado! ¡Vamos sobre Malvinas! ¡Contamos con el apoyo de los EEUU!”, dijo el general Leopoldo Galtieri a sus asesores, inmediatamente después de entrevistarse con altos funcionarios de la secretaría de Estado. Tras haber sido agasajado como el “niño mimado” de EEUU, por parte de notables personajes de la diplomacia y el Pentagono.

Al respecto el capitán de fragata retirado de infantería de Marina y licenciado en Seguridad, Jorge Saénz, autor de libros referidos a esta especialidad y de historia, en el pasado aniversario del desembarco en las islas Malvinas, brindó una larga conferencia de más de una hora en el Centro Naval. Que quedó gravada en el siguiente video, con título “El engaño a Galtieri, Malvinas”

En la que en su finalización, se refirió a una reunión clave que tuvo en 1981 en Washington el por entonces comandante en Jefe del Ejército y luego presidente de la Nación, general Leopoldo Galtieri, que dio origen a la guerra de 1982. Cuyo presentador lo denominó “el secreto de Galtieri”, donde da cuenta de esos dichos a sus subordinados.

Al comienzo de su exposición, tras agradecer a “mucha gente conocida que se ha acercado a acompañarme en esta exposición relacionada con el origen verdadero de la guerra de Malvinas… un tema que es muy poco conocido dado que sobre el origen de la guerra de Malvinas, tiene diversas fuentes. Algunas relativamente serias bien intencionadas y otros no lo son”.

Ver La intriga en la Guerra de Malvinas: polémica entre el editor de Clarín y de StripteasedelPoder

Sáenz expresó que “para comenzar vamos a tener que retrotraernos varios años, porque esto está íntimamente relacionado con hechos sucedidos hace ya muchos años y que repercuten con el tiempo”

El incidente de Decepción

Así se remontó primero al año 1953, en el que gobernaba el general Juan Perón, durante el cual en un marco de gran entendimiento con el gobierno inglés, la Armada Argentina hizo lo que se denominaba “un acto de presencia” en la isla Decepción, cercana a la Antártida. Con la instalación en ella, en la que también existía un pequeño destacamento inglés, de una dotación de un oficial y dos suboficiales, con una casilla de refugio y el apoyo de un hidroavión.

Los que luego a mediados de año, fueron desalojados por la fuerza por un batallón de 40 infantes de marina ingleses, con el apoyo de varios navíos de guerra. Cumpliendo una orden emanada del primer ministro inglés Winston Churchill, por tratarse dicha isla supuestamente de territorio británico. Planteándose en consecuencia el capitán Sáenz a la luz de este ejemplo, cual sería la probable reacción británica, ante el desembarco militar en Malvinas.

La estrategia de la URSS

Luego Saénz avanzó hasta el año 1956, en el que a instancias del jefe de la Armada Soviética y viceministro de Defensa de la URRS, el almirante Sergéi Gorshkov, en cuyo pecho no cabían las condecoraciones que recibió, a quien algunos historiadores lo equiparan en términos de concepción estratégica con el almirante estadounidense Alfred Manhan, en el vigésimo congreso del Partido Comunista, que se realizó en Moscú, decidió:

Malvinas, Galtieri, EEUU
Almirante Sergéi Gorshkov

Incrementar la presencia de la flota soviética en el mar, incluso el Atlántico Sur, y lograr en el Tercer Mundo estados adscritos en Africa, alrededor de Africa, y también en Centro y Sudamérica. Así nacieron según Sáenz “las famosas insurgencia con movimientos revolucionarios, con movimientos como un eufemismo movimientos de liberación, cuyo primer producto fue Cuba”. Que luego se expandieron a Centro América, amenazando el canal de Panamá, cuya única ruta alternativa es la del Estrecho de Magallanes o Cabo de Hornos, para conectar el Océano Atlántico con el Pacífico.

Seguidamente Sáenz pregunta “¿Porqué Africa”, y responde que la economía de Occidente pasaba por el cabo de Buena Esperanza, controlado naturalmente por Sudáfrica. El que podía ser neutralizado por submarinos nucleares de la URSS, pero carecía de bases en la región. Y así logró poco después una adhesión por parte de Guinea Conakry, que le facilitó contar con bases aeronavales en Guinea, en el Atlántico.

Luego señala que también cayó Angola en la esfera soviética, también en la costa atlántica. Y por su parte la guerrilla en Mozanbique amenazaba en el Océano Indico al Estrecho de Madagascar. Y en el Cuerno Africano,  a partir de Somalía y Etiopía, también podían controlar el acceso al Canal de Suez. El que también tenía sus limitaciones por el conflicto árabe israelí, y su calado de entonces, que impedía el tráfico de los nuevos navíos súper petroleros y súper contenedores.

Asegurando Sáenz que “en el  caso de que la Guerra Fría se torne caliente, en un ambiente convencional no nuclear, el pasaje por el cabo de Buena Esperanza podría ser interceptado por los submarinos nucleares torpederos. Y si eso se producía Europa estaba de rodillas en sólo tres meses y afectaría gravemente a Norteamérica”.

La contraestrategia de la NATO – OTAN

Seguidamente Sáenz, citando al geopolítico brasileño Luís Furlán, destaca que siguiendo el plan soviético, también comenzaron las guerrillas en el Cono Sur, en Argentina, Uruguay, y posteriormente Perú, además de haber llegado al poder un gobierno marxista en Chile. Y que Argentina tenía conflictos muy importantes en el Cono Sur, con Chile, e Inglaterra por las islas Malvinas.

“Sin embargo para la NATO (OTAN) las islas Malvinas eran sumamente importantes estratégicamente, porque era un portaaviones insumergible y en la zona del cabo de hornos había submarinos estaban merodeando por la zona. Y con respecto al mar argentino había una enorme cantidad de buques rusos, y pesqueros por supuesto, y otros espías”. Recalcando al respecto: “Esa zona comenzó a ser estratégica, mientras la Argentina manteniendo su característica de neutralidad como lo hizo en la Primera Guerra, en la Segunda Guerra, en la Guerra de Corea, en la Guerra de Vietnam… siempre neutrales como una actitud fundamental”.

Siguiendo con Furlan, Sáens afirmó que el poder marítimo soviético también se manifestó en las campañas de sus buques de pesca. Con un doble  propósito económico, e infiltración ideológica y de apoyos a grupos insurrectos, además de buques espías y exploración. Contando así además de una poderosísima flota de guerra, con 1.100 buques mercantes y 4.000 buques pesqueros distribuidos en el mundo.

El incidente del Shackleton

A continuación Saénz salta a 1975, para referirse a la expedición del buque oceanográfico Shackleton. Qué motivó un reclamo de nuestra cancillería, con la sugerencia al gobierno británico,  de hacer en conjunto esa exploración, lo que fue rechazado por este. Lo que decidió al gobierno de Isabel Martínez de Perón, a enviar el destructor Storni y un avión de exploración, para capturar dicho navío en el caso de encontrarlo en él mar argentino.

El Shackleton, al mando de Lord Shackleton, un vástago del  famoso explorador del Atlántico Sur, cuyos restos descansan en las islas Georgias del Sur, en cuyo honor llevaba ese nombre, arribó provocativamente a las Malvinas el 3 de enero de 1976. Al cumplirse un nuevo aniversario de la ocupación británica de las islas 143 años atrás.

Un mes después el Shackleton fue avistado por el destructor Storni en el mar argentino, por lo que recibió la orden de detenerlo, con cañonazos disparados ante la proa. No obstante el buque inglés se negó a detenerse, y comunicó que además de pasajeros civiles portaba explosivos, pudiendo así retirarse impunemente del mar argentino hacia Malvinas.

La estrategia de “aproximación indirecta”

Según Sáenz este incidente produjo dos efectos sumamente importantes. Señalando primero que si bien los argentinos siguen en la Escuela de Guerra, las enseñanzas del estratega contemporáneo de Napoleón, Carl von Clausewitz,  en cambio los ingleses siguen las enseñanzas de “Basil Liddel Hart, estratega inglés veterano de la Primera y Segunda  Guerra Mundial, que se caracteriza por defender la estrategia indirecta”.

“Por un lado no vamos al objetivo, sino que vamos por el costado. Y además algo muy interesante y vital, que todo plan tiene que tener ramas, es decir la opción A,  que es la primera, la opción B, C, todas las necesarias. Y es ahí cuando Inglaterra comienza de acuerdo con esta teoría a elaborar planes simultáneos para lograr su objetivo. No discutir más sobre las islas Malvinas, y posesionarse en forma definitiva”.

Seguidamente Sáenz pregunta “¿Cómo?” Y responde que “en septiembre del 76 Lord Shackleton elaboró un informe en relación con las riquezas reales o potenciales, o actuales y potenciales que tenían las islas Malvinas, en relación con la pesca alrededor de las islas, y sobre todo la enorme riqueza ictícola que había en la plataforma continental. Además la explotación de algunos minerales, posiblemente el petróleo.”

Afirmando “que sí hay petróleo, hace poco se ha publicado que en la zona del banco Sea León o León Marino, hay una reserva de mil millones de barriles de petróleo. Lo que pasa que su costo  de explotación está por arriba del precio actual del petróleo, que andan alrededor de los 50 dólares, y cuando esté en 70 van a explotarlo, si es que llega, y si va a llegar el costo del petróleo a ese nivel como sucedió otras veces.”

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Seguidamente Sáenz expresa que “lo interesante era que ya Shackleton dijo en su informe, que era imprescindible la colaboración de la Argentina, para que brinde sus puertos y colabore en la explotación de esos bienes”. Señalando que Inglaterra, cuando había bienes comunes de por medio, siempre hizo arreglos de entrega diferida de soberanía, como con Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, la India, y Hong Kong.

La cambiante geopolítica de EEUU

Sáenz seguidamente se remonta al año 1978, cuando cursaba la Escuela de Guerra Naval, cuyo ejercicio final fue el análisis de los objetivos mundiales que tenía cada súper potencia.  Resultando notable según él, descubrir que el presidente de EEUU Jimmy Carter no tenía objetivos, pero si los tenía EEUU. Apuntando que Carter escogió la defensa de los derechos humanos, y por eso impuso sanciones contra Argentina, impidiéndole obtener créditos de los organismos financieros multilaterales. Reconociendo Sáenz que en la denominada “lucha contra la subversión” se “cometieron excesos”, por carecer ella de “una orden ética jurídica”.

Ver 24M, FMI, Deuda, Malvinas, la incapacidad de aprender de la historia

A continuación, siguiendo con el estudio y planificación de las alternativas o “ramas que decía Liddel Hart”, Sáenz expresa que en el año 1997 Inglaterra asignó a Argentina las siguientes capacidades: “capturar un buque inglés; hundir un buque inglés; ocupar islas en discusión [deshabitadas]; abordar islas con dotaciones inglesas permanentes como Decepción; o bien ocupar las Islas Malvinas por la fuerza”.

Afirmando Sáenz que “ante esta situación en ese año 1977, se estableció un plan para recuperar las islas, que es similar, absolutamente similar, al que se estableció en 1982 después del desembarco del 2 de abril. Ese era uno de las ramas de los planes, digamos el A, pero tenía también junto con EEUU otros planes. Este plan era el acercamiento militar con la Argentina, que tenía un gobierno de facto”

Para el cual según Sáenz, visitó nuestro país el general Gordon Summer, que pertenecía a la secretaria de Estado, y dijo en esa oportunidad: “estoy especialmente preocupado por la polarización de este hemisferio, donde los EEUU han dividido a toda la América en dos grupos: los “buenos” entre comillas, es decir los  dictadores de izquierda que dicen defender los derechos humanos. Y todos los demás que bajo la retórica internacional se les niega la entrada a los mercados internacionales préstamos, etc. Estratégicamente el hemisferio está siendo sacrificado en el altar de los derechos humanos”.

Sáenz señaló que de esa manera las “críticas de EEUU hacia la las fallas en materia de derechos humanos del gobierno argentino, parecía ahora darse vuelta”. Agregando que en junio del 1980 el teniente general Daniel Graham, quien luego paso a desempeñarse como asesor del presidente Ronald Reagan, dijo públicamente lo siguiente, que Sáenz consideró muy importante:

 “La Argentina y el Cono Sur son de mucha importancia para la defensa de Occidente ¡Nada menos! Como los buques petroleros que llevan el fluido a los EEUU y Europa atraviesan el Atlántico Sur, la Argentina tiene una gran importancia estratégica por su posición geográfica.” En otro foro agregó: La Argentina es un gobierno amigo y el candidato republicano Ronald Reagan trataría el mundo como es, y no como algunos idealistas creen que es.”

Seguidamente Sáenz señala que tras asumir Reagan en enero de 1981, estableció una política de contención totalmente diferente a la de Jimmy Carter. Dirigida contra la Unión Soviética, “que ya estaba en el Atlántico sin duda”.  A la que se agregó la denominada “Guerra de las galaxias”,   con la cual supuestamente los misiles que partieran de la Unión Soviética, iban a ser destruidos en el aire por medio de satélites.

La aproximación de EEUU al general Galtieri

A continuación Sáenz da cuenta de la visita a la Argentina en 1981 del Jefe del Ejército de los EEUU, y su ofrecimiento al general Galtieri que ya era Comandante en Jefe del Ejército Argentino, de “establecer consultas periódicas”. Señalando que “este tipo de hechos de hacer consultas entre ejércitos es el reflejo de un grado de amistad muy importante. ¡Porque estamos hablando de consultas, vos qué vas a hacer, yo voy a hacer esto, estamos de acuerdo, sí!. Se ponían de acuerdo con la Argentina para sus movimientos militares.”

Saenz apunta que “eran sumamente importante los mensajes que llegaban a la Argentina a través de estos funcionarios de alto nivel, que no fueron recibidos o interpretados debidamente”. Agregando además que en mayo de 1981, estuvo también el almirante Harry Train, jefe de la flota del Atlántico de los EEUU.

Quien se entrevistó con el almirante Armando Lambruschini, integrante de la Junta Militar y Comandante en jefe de la Armada. Y también con el almirante Jorge Anaya, quien pocos meses después lo sustituyó  en esos altos cargos. A quienes las propuso la creación de la OTAS, Organización del Tratado del Atlántico Sur, que sería un apéndice la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Sur) integrada por Argentina, Uruguay, Brasil, y Sudáfrica.

Seguidamente Saénz afirma “a todo esto tenemos uno de los planes, una de las ramas, que es este, la correspondencia entre militares de los EEUU y argentinos, pero con visitas de ellos acá. Mientras tanto el general Galtieri en ese momento jefe del Ejército, era bienvenido en EEUU donde fue tres veces”.

Sáenz señala que la primera vez en mayo, se entrevistó con Alexander Haig. El secretario de Estado que más tarde apareció como supuesto mediador entre Argentina e Inglaterra. Y la única salida pacífica que le ofreció a la Junta Militar, era el reconocimiento implícito, de una manera u otra, de la autodeterminación de los isleños.

Luego Sáenz apunta que Galtieri viajó nuevamente en agosto a California y la Costa Oeste. Y lo hizo nuevamente a fines de octubre, invitado para la Conferencia de Ejércitos Americanos. Relatando que el 2 de noviembre hubo un agasajo muy importante en la casa del embajador argentino en Washington, Esteban Takács, al que asistió el secretario de Defensa Caspar Weinberger.

Apuntando Sáenz  que este “fue un auxiliar de la Thatcher durante la guerra, fundamental, fundamental para la Thatcher, y para el éxito de la guerra, de la campaña británica. Porque le proveyó todos los segmentos que necesitaba, y es más, hasta un portaaviones en caso de que sea hundido el Invencible o el Hermes durante la guerra de Malvinas. O sea que la entrega fue total.”

También estaban según Sáenz, el Consejero de Seguridad Nacional del presidente Reagan, Richard Allen; el secretario general del Ejército John Marx; el subsecretario de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado Thomas Enders, quien a mediados de febrero de 1982, en las semanas  previas al desembarco en Malvinas, también visitó Buenos Aires; el embajador ante la OEA, Raúl Quijano; el embajador ante la OEA de EEUU, John William Middendorf; el secretario general de la OEA Alejandro Orfila; el diplomático intinerante del gobierno de Reagan, Vernon Walters, un ex director de la CIA, que luego se desempeñó como embajador en la ONU y en Alemania.

Todos ellos “en homenaje al general Galtieri” según Sáenz. Quien así se había convertido en el “niño mimado” de Washington, según declaró el mismo Galtieri. A quien Allen halagó en esa ocasión diciendo “me parece un hombre de una personalidad majestuosa”, comparándolo con el general George Patton.

También estuvieron presentes según Sáenz, el general Alberto Balín. Quién se había desempeñado como jefe del Batallón de Inteligencia 601, y luego jefe de Inteligencia Militar, y se desempeñaba entonces como embajador en Panamá. Dirigiendo desde allí la guerra clandestina contra el sandinismo, que supuestamente era el basamento de la alianza estratégica de Argentina con EEUU. Y el general Mario Benjamín Menéndez, quien poco después pasó a desempeñarse por menos de tres meses como gobernador de las islas Malvinas.

El paralelismo con la estrategia británica

A continuación Sáenz expresa que “en paralelo Inglaterra, con otro de los planes o de las ramas, en el año 1981 realizó una serie de modificaciones en su política en relación con la flota. En primer lugar suspendió la venta de los dos portaaviones que habían sido vendidos. Por otro lado suspendió la venta de dos importantes buques de desembarco, lo mismo que alrededor de diez destructores, todo esto sin motivo aparente. También en muchos buques mercantes aptos para transporte de tropas, se instalaron quirófanos. Y en algunos de ellos plataformas para despegue de los aviones Harrier, de despegue vertical.”

Luego Sáenz relató un “hecho poco conocido” que sucedió en enero de 1981, cuando la fragata Santísima Trinidad construida en Inglaterra arribó a Londres, para hacer su alistamiento final. Y su capitán Nelson Castro fue invitado por almirante jefe de la base a una cena, a la que concurrió creyendo que era un agasajo protocolar, con la presencia de otras personas. Pero se sorprendió que era una cena a solas, y más se sorprendió cuando en el transcurso de ella el almirante inglés le preguntó “¿Cuándo van a desembarcar en las islas Malvinas”?.

Este episodio es concurrente que las insinuaciones en el mismo sentido que recibieron los agregados navales en la embajada de Londres, el almirante Jorge Anaya y el contraalmirante Walter Allara. Quienes también fueron  invitados para observar las descomunales inversiones que el Reino Unido había inaugurado en 1975, para poder explotar el petróleo off shore existente en el Mar del Norte. Consideradas en su momento las mayores del mundo, que cambiaron la economía británica, y la de los países europeos costeros en dicho mar.

Ambos salieron así convencidos, de que al Reino Unido no le interesaba la soberanía sobre las islas Malvinas, sino solo su petróleo, y bien se podría cambiar una cosa por otra. Luego en 1982 Anaya fue el integrante de la Junta Militar que junto con el general Galtieri, decidieron la ocupación de las islas. Mientras que Allara que estaba a cargo del SIN (Servicio de Inteligencia Naval) pasó a comandar la Flota de Mar que concretó el desembarco en las islas.

Preparando la emboscada

Sáenz seguidamente relata con minuciosos detalles,  el espionaje, incluso con sofisticados elementos, que ese mismo año soportó la Subcomisión Naval de Argentina, que estaba instalada en Paris para recibir los aviones Súper Etendard y los misiles Exocet que había adquirido Argentina. Siendo alertados tanto el embajador argentino, como los integrantes de la comisión, por la inteligencia francesa.

Ese sistema de armas fabricado por Aeroespatiale, sumado al arrojo de la aviación argentina, logró momentáneamente, con gran pérdida de hombres y equipos, desbalancear momentáneamente a favor de Argentina la guerra de Malvinas, al impedir el desembarco inglés. Y Sáenz narra que la entrega de esos modernos aviones y misiles, fue solo parcial, particularmente estos últimos, y sin las claves para poder operarlos. Las que según él fueron obtenidas por casualidad, al suministrarla un empleado despechado de Aeroespatiale.

Seguidamente Sáenz narra un episodio que le relato un brigadier boliviano de su amistad, que se desempeñaba como agregado militar en la embajada de Bolivia en España. Al que siempre atento a los movimientos de los chilenos, le llamo la atención que a partir de febrero de 1982, los militares chilenos destacados en Madrid y París, viajaban semanalmente dos o tres días a Londres. Por lo que informó de ello a los agregados militares argentinos que estaban en Madrid. Expresando al respecto Sáenz: “por supuesto estaban coordinando el apoyo que iba a dar Chile a una operación futura que no se sabía cuándo iba a ocurrir”.

A continuación Sáenz se refiere al empresario chatarrero Constantino Davídoff, quien mucho antes de la Guerra de Malvinas, recibió la información por parte de un inglés, que en Grytviken y otros puertos de la isla Georgia, había establecimientos balleneros abandonados, cuyo desguace podría interesarle.

Y por ello tuvo contactos con la empresa propietaria Salvensen, y la embajada inglesa en Argentina. Quienes le expresaron que no podían otorgarle un contrato de desguace a un argentino. Pero posteriormente, tras una entrevista con el secretario del gobernador de las islas Rex Hunt, que había asumido en 1980, Davidoff fue llamado por la embajada británica ofreciéndole la firma del contrato, que debía finalizar en 1983.

https://www.clarin.com/politica/documentos-confidenciales-malvinas-operacion-encendio-chispa-guerra_0_Z4gZeR4ZG.html

Sáenz considera “este detalle muy importante desde este punto de vista. Inglaterra no autoriza a operar a empresas que no sean del Commonwealth (Mancomunidad Británica de Naciones) en su territorio. Y en este caso autorizó a Constantino Davidoff, porque tenía un objetivo ulterior, generar una crisis para provocar un desembarco”.

Al respecto el gobernador Hunt había sido piloto de aviación militar, que se lució en la Segunda Guerra Mundial, y luego ingreso en la diplomacia. Habiéndose desempeñado como cónsul en lugares muy calientes del planeta, como Saigón en 1974 – 75, en plena caída de Vietnam del Sur, ante el avance del Vietcong comunista. Y poco meses después de la guerra de 1982, fue nombrado caballero por sus supuestos méritos en ella, a la que siguieron otras condecoraciones.

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La emboscada de Malvinas

A continuación Saenz relata que el 2 de abril estaba en su domicilio, convaleciente de una operación quirúrgica, cuando se enteró del desembarco en Malvinas por los medios. Asegurando que “sentí dos sensaciones opuestas. Por un lado un enorme orgullo y sentimiento patriótico, pero por otro lado una angustia tremenda, porque conocía la política inglesa en relación con las colonias y las reacciones a este tipo de acciones militares, y estaba convencido que íbamos a la guerra. De manera que sentí un rechazo profundo por el desembarco en Malvinas y la decisión del Comité Militar. En realidad la decisión no fue del Comité Militar, fue de dos personas fundamentales en este ámbito, que eran en general Galtieri y el almirante Anaya”.

Sáenz prosigue diciendo que pocos días después, fue convocado por su superior para cumplir con la guardia de los movimientos terrestres de las fuerzas, con turno de 24 horas cada 48 horas. Llamándole “la atención las cartas de primerísimo nivel que había de Malvinas, que eran inglesas, de una escala tan grande que tenían las tranqueras y los alambrados”, lo que muestra lo bien estudiado que tenían al terreno.

Señala seguidamente que estuvo de guardia cuando se concretaron hechos fundamentales de la guerra, comenzando por el hundimiento del crucero General Belgrano el 1 de mayo, hasta el 12 de junio previo a la rendición. Que tras ella tomó alguna documentación y apuntes, y se fue, “y por 29 años nunca más leí nada sobre Malvinas, dado el rechazo que sentía por ese episodio que culminó mal, pero es un orgullo para los argentinos. Pedí el retiro y me dediqué a la actividad privada.”

Seguidamente Sáenz cuenta que estaba viviendo en Mar del Plata, cuando cayó en sus manos el Boletín Naval 827 (del año 2010), que contenía un artículo del contraalmirante Edgardo Segura. Quien había sido en 1975 Comandante del Área Naval Austral, con jurisdicción sobre Malvinas, oportunidad en que concreto un estrecho y amistoso lazo con las islas. Y luego se desempeñó como agregado naval en Londres.

En él Segura cuenta que en 1978 recibió el encargo del agregado de Negocios de la embajada inglesa en Buenos Aires –por entonces no había embajador- para trasmitir una propuesta al gobierno argentino. Consistente en la entrega de la soberanía de las islas Malvinas a través de un “lease back”, por 25 años. O sea con un “retroarriendo”, por el cual Inglaterra seguiría explotando las islas por ese periodo, igual que había hecho con Hong Kong.

Segura dice que inmediatamente trasladó la inquietud al canciller almirante Oscar Montes. Quien había integrado el Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA, y posteriormente fue condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad. Afirmando que no tuvo luego más noticias de esa propuesta, y asegurando que de haberse aceptado, las islas Malvinas hoy serían nuestras.

No obstante esa propuesta informal y no escrita, revela ser otro señuelo para mostrar un desapego por la soberanía de las islas, y la posibilidad de hacer un canje por la explotación del petróleo, como paralelamente se le insinuaba al almirante Anaya y el contralmirante Allara.

Por su parte Galtieri, que venía de la rama del cuerpo de Ingenieros, y había sido delegado del Ejercito en YPF, durante la anterior  dictadura militar, tras asumir como comandante en Jefe del Ejército, se manifestó públicamente en el año 1980 contra esa propuesta. Porque representaría un despojo de las riquezas hidrocarburíferas existentes en las islas.

Según Sáenz ese lectura, “le hizo caer la ficha y tener un inusitado interés por el tema Malvinas porque decía, cómo los ingleses iban a entregar la soberanía en el 78, tuvimos una guerra el 82”. Por esa razón se comunicó con el contralmirante Segura, quien le aseguro que “no era la primera vez, fueron varias veces que el gobierno británico quiso entregar la soberanía con resultado negativo por falta de respuesta argentina”.

Mencionando entre ellas la propuesta canalizada a través del embajador argentino en Londres, Carlos Ortiz de Rosas. Otra en 1974, en la época de Juan Domingo Perón antes de fallecer. Y otra trasmitida a través del embajador argentino en Londres Eduardo Mc Loughlin en 1968, cuando el canciller era Nicanor Costa Méndez. El mismo que al asumir la presidencia, el general Galtieri designo como su canciller, y fue uno de los grandes responsables de la errada decisión de ocupar las islas, bajo la presunción que no habría reacción militar inglesa.

Sáenz expresa que volvió a Mar del Plata “completamente frustrado”, y a lo largo de dos años comenzó a frecuentar oficiales veteranos de Malvinas, cada vez más interesado con el tema. Hasta enterarse que en dicha ciudad también residía el vicealmirante Juan José Lombardo, quien había sido comandante del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur durante la guerra.

Relevando la verdad sobre la guerra

A quien Saénz entrevistó en su domicilio “cerca de tres horas, y ahí me rebela el secreto de Galtieri. Era imparable tenía tanto que decirme y era la primera vez que le hacían una entrevista”. Concretamente Lombardo le dijo que en 1977, cuando era comandante de la Fuerza de Submarinos, fue convocado por el almirante Anaya, que se desempeñaba como comandante Naval.

Quien le expresó que estaba estudiando un plan esquemático para el desembarco en Malvinas, y le pidió asesoramiento respecto la influencia que podían tener los submarinos nucleares. A lo que Lombardi según Sáenz, habría respondido diciendo que había dos posibilidades: “si el desembarco se efectuaba antes  de la afluencia de submarinos nucleares, se podía hacer.”

Pero a partir de ese momento las islas Malvinas quedaban interdictas, ningún buque logístico más podría arribar, porque van a ser echados a pique. Y si los submarinos estaban antes de que la fuerza de tareas realice el desembarco, esa fuerza de tarea podría ser echada a pique perfectamente. Es decir no lo haga”, apunta Sáenz.

Lombardo agregó que tiempo después preguntó a Anaya qué había pasado, y este le contestó que había entregado el plan al almirante Emilio Massera, y cuando este hablo con el general Rafael Videla, le dijo “no, eso no lo hacemos”. Posteriormente el 15 de diciembre de 1981, Lombardo tomó el comando de Operaciones Navales, en el que se había desempeñado Anaya, y fue invitado por este a ir en su automóvil. Pidiéndole en el camino que hiciera otro “plan esquemático para un desembarco en Malvinas”.

Ante el cual según Sáenz, Lombardo inquirió “¿desembarco y defensa?”, y Anaya respondió “no, solamente el desembarco”. Y ante las objeciones de Lombardo le dijo, “usted haga eso”. Posteriormente a fines de diciembre, Sáenz dice que Lombardo recibió un oficio secreto del segundo de la Armada, en el que se le ordenaba  “realizar el reconocimiento para un desembarco en las islas Malvinas, y además la defensa de las islas Malvinas”.

Como esto se contraponía con la orden previa de Anaya, Sáenz dice que Lombardo tomó un avión para entrevistarse con Anaya a Buenos Aires. Quien le ratificó que “¡solamente, solamente el desembarco, no la defensa!”. Y Lombardo le expresó a Sáenz que “no creía nada de eso, debe ser un plan más de esos que se tiran después, o se pican, porque no tenía sentido en desembarco sin defensa después”.

Sáenz narra que a principios de enero Lombardo le presentó el plan de desembarco a Anaya, quien le dijo que “le parecía muy bien y que lo iba a conversar con el presidente”. Reiterando Lombardo que hasta ese momento “era un descreído, no podía ser un desembarco sin defensa.”

Ante esa inquietud según Sáenz, como Lombardo había conocido al presidente general Galtieri en una visita que había hecho en un submarino a Rosario en 1977, donde este se desempeñaba como Comandante del Segundo Cuerpo del Ejército, se propuso tener una entrevista personal con él.  De quien Lombardo tenía la impresión de ser “una persona sencilla, simple, muy afable, y tenía una imagen positiva de él.”

Sáenz dice que según Lombardo, el almirante Anaya “se sorprendió” ante esta propuesta, pero igualmente gestionó la entrevista, a la que concurrieron ambos. Donde primero expuso el almirante Anaya, “y cuando terminó de exponer el almirante Lombardo tenía muchas preguntas importantes y empezó a preguntarle, le dijo cuál va a ser la actitud de Inglaterra, por qué razón no se prevé una defensa ¡cuál va a ser la actitud de la NATO y de EEUU en particular!.

Agregando seguidamente “cuando exponía Galtieri lo miraba con los ojos entrecerrados, como masticando, y además con una actitud arrogante, casi sobradora. Cuando culminó las preguntas el general Galtieri le dijo, almirante usted es un preguntón ¡ya está todo arreglado! Thatcher quiere entregar las islas Malvinas porque andan en una crisis económica grave y le produce muchas pérdidas.”

“De manera que quiere entregar las islas Malvinas, y necesita un argumento fuerte, como un desembarco argentino, en algún momento, y lo podemos realizar. Un desembarco argentino sobre las islas de modo que Thatcher tenga un argumento fuerte para la oposición, que evidentemente iba a quejarse por la entrega de las Malvinas”.

“De modo que ¡no se preocupe! Es por eso que hacemos un desembarco ¡incruento! Tiene que ser incruento para no despertar el amor propio de los ingleses”. Yo me sorprendí de tal manera decía Lombardo que seguí sin creerlo. Y agregó Galtieri que iba a reemplazar al embajador Ortiz de Rozas por el almirante Lucchetta, que era gobernador de Santa Fe, dado que había sido embajador en Inglaterra. Y además conocía los aspectos militares del intercambio que se iba seguramente a tener que hacer, como necesario para esa entrega de la soberanía”.

Sáenz dijo que Lombardo, “cuando salió de la casa de Gobierno y regresó a Puerto Belgrano, siguió sin creerle, hasta que salió en el diario la designación del almirante Luccheta en Londres. Y es ahí que tuvo por primera vez conciencia de que venía en serio. Claro a mí me sorprendió la noticia de cuál era la causa del desembarco en Malvinas, pero no sabía dónde. Donde obtuvo esa información Galtieri.”

EEUU emboca a Galtieri

Sáenz narra que seguidamente se encontró en Buenos Aires con un viejo amigo, “el mayor Alberto Varela, que había sido secretario de Perón hasta el bombardeo de la casa de gobierno en 1955”. Quien le precisó “que el encuentro había sido en Washington, en el Pentágono, y que además le habían dicho el jefe del Ejército americano y los almirantes, que EEUU no se iba a meter en el tema, técnicamente hands off, las manos afuera. Y que además necesitaba Thatcher ese desembarco, para justificar la entrega de las islas. De ahí viene la fuente, es decir qué al general Galtieri primero lo adularon y luego lo convencieron.”

A continuación Sáenz apunta que “hay algo notable porque anoche un compañero mío se enteró que iba a dar esta conferencia sobre Malvinas, y me envió este mensaje por correo electrónico. Dice hola Jorge, me enteré que mañana tenés una charla en el Centro Naval sobre previas de Malvinas. No sé si tendrá que ver con los trámites de Galtieri en USA, por el tema de los contras, es decir Nicaragua, y todo ese negocio.

“Si así fuera yo tengo un aporte que me comentó un traductor del Colegio Interamericano de Defensa, él estuvo en el Colegio Interamericano de Defensa, y le comento este hecho. Dijo que cumplió su tarea entre Galtieri y los representantes de la secretaria de Estado, no sé quiénes eran los de la secretaria de Estado. Pero él era el traductor con Galtieri. Galtieri no hablaba inglés, hablaba pero mal.”

Cuando terminó la reunión dice el traductor, Galtieri se juntó con su equipo de generales asesores, seguramente Balín y Menéndez, desconociendo que el traductor estaba del otro lado del vidrio y lo escuchaba. Cuando llegó Galtieri les dijo ¡Señores, está todo arreglado! ¡Vamos sobre Malvinas! ¡Contamos con el apoyo de los EEUU!”.

Los determinantes de la operación ocultados en Argentina

Para finalizar Sáenz cita un escrito que según él “está vinculado directamente con el porqué del desembarcó en Malvinas”. Es un artículo que escribió el doctor Mariano Bartolomé, hijo del capitán de navío Bartolomé, que se llama “Releyendo el conflicto del Atlántico Sur, a la luz del contexto estratégico internacional vigente en 1982”. Es decir la Guerra Fría”.

“Entre los generales que vinieron a la Argentina se encuentra el general Walters  que hablaba 6 idiomas y era embajador itinerante del presidente de EEUU. Este general se entrevistó con Galtieri, y también con el doctor Frondizi. Y dice así el artículo:”

“El principal respaldo a la política de contención de Reagan provenía de Gran Bretaña, donde la jefatura de Gobierno desde mayo del 79 estaba a cargo de Margaret Thatcher. Para la administración republicana, es decir Reagan, la permanencia de esa dirigente conservadora en el poder resultaba fundamental. Estamos hablando un marco estratégico, pues ella había dejado en claro que respaldaría de manera irrestricta las iniciativas de su aliado.”

“Esta frase emitida por Thatcher en 1981, prueba la naturaleza especial de la relación bilateral. Que decía así: cuando los norteamericanos enfrenten dificultades debemos decir con claridad estamos con ustedes. Esta colaboración debe ser desarrollada aún más para oponerse a problemas producidos fuera de Europa.”

“El gobierno de Thatcher, era el único en todo Europa Occidental que en esos momentos había autorizado el despliegue en su territorio de las baterías de misiles Pershing y Tomahawk. Orientados a equilibrar los vectores tácticos, es  decir los misiles SS-20 que la Unión Ssoviética había instalado detrás de la Cortina de Hierro.”

“Con Thatcher fuera del 10 de Downing Street, que es el domicilio oficial de la primera ministra, fracasaba la iniciativa misilística estadounidense en el “viejo continente”. En sí, la famosa política de contención en Europa era apoyada nada más que por Thatcher. Un reporte del plan para los océanos libres, incluidos sobre la historiografía oficial soviética sobre la guerra de Malvinas, pero que no está contemplado en los análisis publicados en la Argentina sobre el conflicto, señala textualmente.”

“Estamos hablando del plan para los ¡océanos libres norteamericanos! fíjese qué duro. Aun cuando los EEUU pueden contar con un apoyo efectivo y duradero de la Unión Sudafricana y de la república de Chile, y eventualmente de la Argentina, que facilite la ejecución de los planes para el extremo sur de los tres océanos, es indispensable contar con el apoyo de Gran Bretaña.”

“Esta debe ser nuestra principal aliada en esa área, no solo porque es nuestra amiga más confiable en el orden internacional. Sino porque todavía ocupa diversas islas en el Atlántico Sur que en caso de necesidad podrían convertirse en bases aeronavales de acuerdo con el modelo de Diego García, o en puntos de apoyo logístico como la isla Ascensión. Gran Bretaña debe ser alentada a mantener aquellas islas bajo su soberanía, ante cualquier circunstancia. Incluso en los casos en que la Argentina reclama para sí, como las Falklands, Sándwich, y Georgias del Sur.

“Agrega el doctor Bartolomé: resulta obvio que en el marco de una negociación diplomática, Argentina nunca declinaría  sus justas aspiraciones soberanas sobre los archipiélagos atlánticos. En disputa en forma funcional, a los intereses de Londres y Washington. Como podría entonces el gobierno británico cerrar ese diferendo a su favor y de manera definitiva. Inesperadamente la respuesta la proporcionó en su momento el ex presidente doctor Artro Frondizi. Recuerden que Vernon Walters se entrevistó en el año 81 con el doctor Frondizi.”

“Este prestigioso político en diferentes oportunidades declaró que en el año 1981 lo había visitado un general estadounidense de su confianza. Hablamos de Walters, Frondizi lo conoce a Walters cuando era presidente, hace muchos años atrás, lo había conocido. Quien le había pronosticado que la administración Reagan propiciaría un desembarco argentino a las islas Malvinas, para luego apoyar prácticamente a Gran Bretaña en la recuperación del archipiélago. Cuyo control no volvería a estar sometido a discusión alguna.”

“La justificación que esgrimía el alto jefe militar, Vernon Walters, tiene la llamativa congruencia con todo lo antedicho. Instalar una base militar en las islas, objetivo para el cual la Casa Blanca no podría contar con la Argentina, por su inestabilidad política la tornaba poco confiable.

“El plazo de ejecución de ese desembarco era relativamente corto, y por otro lado requería de una ¡crisis! que pueda ser manejada en función de los objetivos finales. La crisis de las Georgias. Y por eso lo autorizaron a Constantino Davidoff. Es decir, la crisis provocada por Inglaterra en las Georgias.”

“En cuanto a la oportunidad de esa crisis, disparadora del desembarco nuestro, los tiempos políticos del Reino Unido, determinaban que el plazo de ejecución no podía extenderse más allá de la primera mitad del año 83. Recordemos que el contrato establecido con Davidoff, señalaba que las tareas de desguace deberían finalizar en 1983.”

“¡Porque! Porque en ese momento se celebrarían elecciones nacionales, en las cuales Thatcher podría resultar derrotada, como podría haber sido derrotada porque tenía baja popularidad, debiendo dejar el gobierno. Esto último podría significar el fracaso del plan de contención de Reagan, dado que no podrían instalarse en el Reino Unido los misiles Pershing y Tomahawk.”

“Señores, el estudio estratégico de estos detalles que acabo de mencionar, que ocurrieron en el 81, los planes del 77, y demás, convergen en un punto. El desembarco en las islas Malvinas fue provocado por Inglaterra, para lo cual tuvo un auxiliar en el empresario Davidoff. Y además de acuerdo con los planes de la necesidad de controlar el Atlántico Sur en la zona de Cabo de Hornos, a través de una base militar importante, como la pusieron después de la guerra. Y indudablemente, a partir de ese momento y siendo importante, la Argentina quedaba inhabilitada de aquí en más, para hacer cualquier intento de tipo militar para recuperarlas. Señores el secreto de Malvinas, muchas gracias.”-

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