“La zorra cautiva solo acusa al cepo que la atrapa”, dice una frase del poeta inglés William Blacke. Y algo así se podría decir respecto la celebración anual del 24M, centrada en el repudio a la aparición supuestamente de la nada de una salvaje y repugnante dictadura y “terrorismo de estado”, que no dejó crimen de lesa humanidad sin cometer. Sin advertir que ella se inició con el auspicio del FMI, colapsó con la guerra de Malvinas, y nos dejó como herencia una deuda externa impagable.
Y hoy nuevamente tenemos al FMI como tutor socioeconómico, ante el cual vamos a mendigar y arrodillarnos. No siendo casual que un nuevo de nuestros tantos ministros de Economía, se entrevistó con sus autoridades en vísperas de este nuevo aniversario, pidiendo clemencia y paciencia. Tras supuestamente haber arreglado la deuda externa, con la emisión de nuevos bonos basura que hoy no valen nada.
Ver DEUDA: un arreglo a entera satisfacción de los acreedores especialmente el FMI
Mientras que desde Londres tras el Brexit el premier Boris Johnson, ratificó que sus fuerzas armadas “disuadirán y desafiarán las incursiones en las Aguas Territoriales de Gibraltar Británico” y “mantendrán una presencia permanente en las Islas Malvinas, la Isla Ascensión y el Territorio Británico del Océano Índico… El Reino Unido está lejos de abandonar sus compromisos transatlánticos. Se están reforzando y se les tiene en alta estima”.
Pero en Argentina con nuestros pequeños odios y fobias, parecemos estar incapacitados para inteleer la profunda relación existente entre esos acontecimientos. Y así quienes antes decían que las fuerzas armadas domésticas eran el ejército de ocupación de EEUU, hoy cantan loas a los derechos humanos establecidos por el presidente de EEUU James Carter, y a su secretaria adjunta Patricia Derian
Y no escatiman elogios a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que visitó tardíamente al país en 1979, cuando las principales tropelías contra los derechos humanos ya se habían perpetrado, a lo largo de tres ominosos años. La cual no obstante haber sido creada por la OEA (Organización de Estados Americanos) en 1959, recién se instaló en 1979. Y que pese tener su sede en Washington, no cuenta con la adhesión de los EEUU, lo cual de por sí resulta sospechoso.
Olvidando también el impulso dado por parte de EEUU a que se perpetrara ese demencial golpe de Estado, que hasta el mismo grupo Clarín, que oficia de vocero de los intereses de ese país, lo reconoce. El cual fue de inmediato -48 hs después- apoyado por su secretario de Estado Henry Kissinger, quien autorizó al FMI al desembolso de un crédito de ayuda por la crisis del precio del petróleo, que se había retenido al gobierno democrático.
Al que siguieron otros créditos, hasta que a fines de 1977 el Gobierno del presidente de EEUU James Carter impuso sanciones en contra de Argentina. Ordenado a su representante en el FMI y organismo multilaterales de crédito que vetaran esos préstamos. Los que fueron suplidos generosamente y con creces por la gran banca norteamericana. Para luego levantarse esas sanciones con el arribo del nuevo presidente de EEUU Ronald Reagan.
También parecen haber olvidado la existencia de las Escuelas de las Américas en Fort Gulick en Panamá, con sus manuales de torturas incluidos. De donde egresaron Roberto Viola el antepenúltimo presidente de esa dantesca dictadura inaugurada el 24 de marzo de 1976. Y también el penúltimo presidente de ella, Leopoldo Fortunato Galtieri, que en 1982 llevó a Argentina a la trágica guerra de Malvinas, cuya derrota determinó el colapso de la dictadura.
La enorme importancia del Atlántico Sur
El marco de esos siniestros y macabros acontecimientos, que signaron al país y la región, además de la defensa por parte de EEUU de su “patio trasero”, fue la enorme importancia geopolítica que había adquirido el Atlántico Sur, en el marco de la Guerra Fría con la URSS, como vía alternativa para principalmente, el tráfico del petróleo hacia Occidente.
Ante la fragilidad del estrecho de Suez, y la existencia de barcos petroleros de cada vez de mayor porte. Los que como única ruta alternativa, deben bajar por el Océano Indico hasta el cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica. Para desde allí subir por el Atlántico hacia EEUU y Europa.
Y por esa razón a principios de la década del ´70, EEUU y el Reino Unido instalaron en el atolón coralino de Diego García, en el archipiélago de Chagos, en el Océano Indico, una base aeronaval y de posicionamiento geo satelital, mediante una compleja obra de ingeniería que se puede apreciar en la siguiente imágen.
Apelando para ello a la expulsión de su población aborigen, sin miramiento alguno respecto el principio de autodeterminación que esgrime el Reino Unido en relación con las Malvinas. Desde donde partieron los bombarderos estratégicos que asolaron a Irak y Afganistan, y desde donde actualmente amenaza a China.
Por su parte para el Reino Unido, el Atlántico Sur fue siempre de enorme importancia en su geopolítica, desde que se erigió como potencia. Al haber logrado traspasar las colonias americanas de España, a su dominio informal, tras ser despojado de sus colonias en EEUU. Y para vigilar la ruta hacia sus colonias en Australia y Nueva Zelandia.
Por eso ocupó tempranamente las Islas Malvinas en 1833, donde instaló una base carboneo para la Royal Navy. La que tras la reconversión de su armada para que quemara petróleo, lo que mejoraba sustancialmente la performance de sus navíos, y el paralelo descubrimiento de ese líquido combustible en Comodoro Rivadavia, se reconvirtió en una base de petróleo y telecomunaciones radiales.
Su importancia quedó de manifiesto con la batalla naval de Malvinas de 1914, cuyo resultado desastroso para la flota del almirante alemán Spee, fue decisiva para el curso de esa guerra. Planteada por parte de Inglaterra mediante una guerra de trincheras, hasta que Alemania agotara sus aprovisionamientos de Nitro de Chile. A la que esta respondió con la sorpresa estratégica de obtener la síntesis del nitrógeno a partir del aire. Y como contra estrategia respondió intentado cortarle al enemigo inglés la ruta del Nitro de Chile, con el ataque a Malvinas.
Ver Malvinas y petróleo: el barco petrolero que halló el ARA San Juan sigue husmeando allí
Su importancia geopolítica no cedió después, como se nos quiere hacer creer. Sino que por contrario aumento sensiblemente con el desarrollo de la aviación. Al ser la única isla en el Atlántico Sur que por su orografia, permite la instalación de una pista de aterrizaje para aviones militares de gran porte. Como existe actualmente en Mount Pleasant en la isla Soledad.
Bastando ver por Earth que en la inmensidad del Océano Atlantico Sur no existe otra alternativa. Mientras que más al Sur, cercano al círculo polar se encuentra las islas Georgias del Sur, que con su orografía de picos montañosos nevados y su clima extremo, la hacen imposible para ese destino.
A ello se sumó su enorme riqueza ictícola, y la estimación también de la existencia de una enorme riqueza petrolera en torno de las islas Malvinas, que llegó a ponderarse que es de 6 a 9 veces superior a la del Mar del Norte. A lo que debe sumarse su proyección sobre el continente Antártico, cuya soberanía disputan las principales potencias.
El final de la dictadura con la Guerra de Malvinas
El final de la dictadura se precipitó en 1982, como resultado de una operación en tándem concretada por parte de la “alianza especial” del Reino Unido y EEUU. Encargándose el primero de convencer a la cúpula de la Armada Argentina encabezada por el almirante Jorge Anaya y el Jefe de Inteligencia Naval Gualter Allara -habiéndose ambos desempeñado como agregados militares en la embajada de Londres- de que en caso de ocupación argentina de las islas, no habría reacción inglesa. Ya que supuestamente a Inglaterra solo le interesaba el petróleo, y no la soberanía, y bien podría cambiarse una cosa por otra.
Mientras que en sucesivos viajes a EEUU en 1981, el secretario de Estado general Alexander Haig, socio de Kissinger Associates Inc, y el Pentágono, también se encargaron de convencer al general Galtieri, que no habría reacción militar británica ante una ocupación de las islas. Siendo el argumento para ese supuesto estrechamiento de la amistad con EEUU, el apoyo que estaban dando los militares argentinos a la insurgencia “contra” en América Central.
Asegurándole por contrario, que la ocupación argentina propiciaría la entrega de las islas por parte del jaqueado gobierno de Margaret Thatcher. Quien había renovado la estrecha alianza de su país con EEUU, al ser el primer país europeo en apoyar y permitir el despliegue de misiles en su territorio y en Europa, que apuntaban a la URSS.
Ver La intriga en la Guerra de Malvinas: polémica entre el editor de Clarín y de StripteasedelPoder
De esa manera el plan militar argentino, solo preveía la ocupación militar de las islas, sin producir víctimas, para de esa manera facilitar la supuesta salida diplomática. Pero sin plan alguno para su defensa.
Así la engañada cúpula militar argentina se encontró para su enorme sorpresa, tras la renuncia del canciller inglés Lord Carrington, otro socio de Kissinger Associates, por supuestamente no haber previsto la ocupación; que las únicas salidas que le dejaba la mediación de Haig, era reconocer de una manera u otra con distintos subterfugios, la autodeterminación de los isleños.
https://en.wikipedia.org/wiki/Kissinger_Associates
O la guerra sin posibilidades de victoria. A la que finalmente trágicamente optó la cúpula militar, al resultarle inaceptable la tácita renuncia a la soberanía de las islas, exigida por el Reino Unido y EEUU. Que revertía el éxito diplomático argentino obtenido con la resolución 2065 de la ONU, que en 1965 había rechazado esa misma postura por parte del Reino Unido.
El triunfo militar del Reino Unido en dicha guerra, que contó con el franco apoyo de EEUU, deparó un millar de víctimas de ambos bandos, con sus secuelas de incapacidades físicas y psicológicas en mucho mayor número. El que solo se vio demorado por la sorpresa estratégica que produjo la aviación argentina, al impedir con sus ataques a ras de superficie, el desembarco de las tropas inglesas, que venían de entrenarse en Finlandia.
De esa manera la Thatcher pudo decir que nos había devuelto la democracia. A cambio de quedarse con las islas, con su status enteramente cambiado por la supuesta agresión argentina. Lo cual justifico erigir la Fortaleza Malvinas con la base aérea de la RAF en Mount Pleasant, que no está hecha precisamente para defender las islas de un ataque argentino, como parecen creer ingenuamente muchos de nuestros dirigentes.
Sino que es parte del aparato defensivo y ofensivo de EEUU, el Reino Unido, y la OTAN. Cuya importancia actualmente se ha potenciado, ante la agudización de la rivalidad con la República de China, y la exacerbación del conflicto con la Federación Rusa. Siendo la alianza de estas dos potencias beta, la que hace peligrar la hegemonía de la potencia alfa de EEUU. Y por ello este está tratando de forzar un cambio de régimen en Rusia, que le permita enfrentar luego a la República China en solitario.
Memoria, verdad, y justicia, y las cambiantes “historias oficiales”
Claro que la democracia que supuestamente nos brindó Thatcher, no vino sola, sino acompañada de una “deuda sucia” impagable. Como la que padecimos desde nuestros orígenes en 1824, y ató a Argentina durante más de un siglo al carro del Reino Unido. Y fue el FMI, el mismo que apoyó de entrada al golpe militar, el principal instrumento para que los sucesivos gobiernos democráticos, se echaran al hombro esa insoportable deuda, sin cuestionarla ni investigarla. A la par que con sus exigencias y condicionalidades, el FMI y los acreedores externos fueron llevando a Argentina de un extravío al otro, por impensado que sea.
A la par que se convertía aceleradamente en una fábrica de pobres, cada vez más lumpenizados, como una vuelta a los orígenes de la revolución industrial. Abarcando actualmente ella a la mitad de su población, y el 64 % de sus niños y adolescentes, que carecen del mínimo de los derechos humanos, que con el 24M tanto se declama.
Lo cual señala que si no hay un cambio sustantivo y radical, el futuro será mucho más negro, si se sigue insistiendo en poner parches sobre lo que es hoy un andrajoso traje de payaso. En el cual todos los gobiernos que se sucedieron dejaron su impronta, al haber todos ellos sin excepción aumentado la deuda durante su mandato, para terminarlo en default, ya sea declarado expresamente o virtual.
Mientras que las verdades a medias se acentúan y permanecen. La primera versión de la “historia oficial” durante la dictadura, fue la existencia de un demonio, la guerrilla marxista o socialista. Las que con el apoyo desde Cuba, se había extendido en los países linderos del Atlántico Sur, Africa y Sudamérica.
En el marco de la Guerra Fría, ante la imposibilidad por parte de las superpotencias URSS y EEUU de enfrentarse directamente, por la Segura Destrucción Mutua o síndrome del Loco (MAD, Mutual Assured Destruction), con ellas se llevaban a cabo mini guerras “proxy” calientes, mediante interpósitas personas.
Por su parte EEUU también las adoptó, con los “contras” en Nicaragua, con mercenarios en Africa, y con los talibanes en Afganistán, etc. Con los que logró la expulsión de los rusos de dicho incontrolable país, y a los que luego paradojalmente culpo del 11/S, para pasar a ocuparlo, habiéndose hundido así en un pantano similar al de los rusos.
Estas guerras “proxy” llevaron al represor boliviano, el general Hugo Banzer Suarez, a decir que las superpotencias ponen las ideologías, y los países del tercer mundo los muertos. Y por su parte el “Che” Ernesto Guevara predicaba que para imponerse en esas informales guerras “proxy”, había que deshumanizarse. Y así se impusieron los que más se deshumanizaron, y violaron los derechos humanos más mínimos.
Objetivamente el accionar de la guerrilla marxista o socialista en Argentina, fue la que en realidad proporcionó a los militares la excusa para retomar el poder, del que se habían ido escupidos tres años atrás, en 1973. E instalar como supino ministro de Economía, a “Joe” Martínez de Hoz, el abogado representante de los intereses Rockfeller en Argentina.
Paradojalmente la guerrilla adquirió envergadura militar, con lo obtenido de secuestros de altos empresarios. Como el gerente Samuelson, de la ESSO EXXON de los Rockefeller, y los hermanos Born, del “pulpo” agrícola Bunge y Born. Los que posteriormente resultaron notablemente beneficiados durante la dictadura militar, como si se tratara de un quid pro quo.
En base esos recursos, durante el gobierno democrático de Perón – Perón, que había llegado al poder con el 62 % de los votos, la guerrilla de Montoneros y ERP, se dedicó a perpetrar atentados, crear zonas liberadas, y “atacar cuarteles. Como para encrespar a los militares que se habían retirado a ellos, e incluso habían intentado algún reacercamiento a la población con el “Operativo Dorrego”. Bajo la consigna que había que “agudizar las contradicciones” burguesas, para supuestamente poder triunfar. Reputando al gobierno peronista como una “cobertura del imperialismo”.
A la par los militares eran entrenados por EEUU, con la “doctrina francesa” ensayada en Argelia para enfrentar la insurgencia en ese país meditarráneo. Consistente en la infiltración en la cúpula y bases de esas organizaciones, en la tortura para obtener información velozmente, y la eliminación posterior del guerrillero capturado.
Y así con esas herramientas de contrainsurgencia, la guerrilla resultó prácticamente exterminada, una vez conseguido el objetivo de regresar al poder el 24M, con la excusa del caos producido por ella, sumado a la desestabilización económica. Tras haber cumplido el motivo no de su creación, pero sí de su fortalecimiento como enemigo público número uno, con los cuantiosos recursos obtenidos con esos sospechosos secuestros.
La subversión cultural y la guerra con Chile
Pero seguidamente a mediados de 1976 se precipitó una crisis en los altos mandos militares, al encontrarse que parte de los dineros de esos secuestros, se habían reciclado a través del Banco Comercial del Plata, propiedad de David Graiver. Que tenía como director a Pedro Martínez Segovia, un socio en el buffet del eminente ministro “Joe” Martínez de Hoz. Y que además parte de esos dineros, habían ido a parar a Papel Prensa, y al diario La Opinión de Jacobo Timerman.
La salida por la tangente de esa crisis, fue el comienzo de la denominada “lucha contra la subversión cultural”. Encaminada en esencia contra cualquiera que tuviera una relación con la guerrilla, incluso marginal; o hubiera manifestado de alguna forma simpatía por ella; o se tratara de un fuerte cuestionador del régimen.
Así contando con un guiño de Kissinger, que dijo “lo que haya que hacer háganlo rápido”, desde agosto de 1976 cuando se suscitó el escándalo Graiver, las desapariciones de personas, los campos de detención clandestinos, y las torturas se multiplicaron y anarquizaron. Pudiéndose observar en el gráfico que el 68 % de las desapariciones se produjeron a partir de allí, hasta el fines de 1978, en el que llegaron a un 97 % del total.
Como una perversión profunda de la “doctrina francesa”, que en vez de estar encaminada contra la insurrección armada, la emprendió contra el ciudadano desarmado. Como para que las fuerzas armadas y de seguridad argentinas, quedaran definitivamente y para siempre sucias, ante resonantes acontecimientos que estaban por sobrevenir.
El “consejero” Kissinger visitó incluso personalmente a Buenos Aires, con la excusa del Mundial de Futbol de 1978. Oportunidad en que impulsó a la cúpula militar a invadir a Chile, con motivo del fallo adverso de Su Majestad Británica en el conflicto con dicho país por el Beagle, expresando “el temor a la guerra es un chantaje”. Y lo mismo hicieron altas personalidades inglesas e israelíes, que ensalzaron “los derechos de sangre y batalla”, como el visconde del Alamein, y el comandante Mordachi Gur.
La cúpula militar estaba siendo así empujada por altos operadores internacionales, a cometer un desbarre internacional mayúsculo. En una situación geopolíticamente adversa, dado a la par mantenía con Brasil, por las grandes represas en la Cuenca del Plata. Que estuvo a un tris de suceder, sino hubiese intervenido a último momento el Papa Juan Pablo II, horas antes de cumplirse el día D y hora H fijada para la invasión.
Lo cual habría dejado a Argentina en una situación de aislamiento total, igual a la que luego padeció el Irak de Saddan Hussein cuando invadió Kuwait, en base supuestamente un guiño de la embajadora de EEUU en Bagdad, April Gillespie. Qué al ser calificado como estado agresor, dejó a ese país a merced de una coalición internacional liderada por EEUU. Lo cual seguramente habría deparado la constitución de una fortaleza militar en Malvinas, bastante antes de 1982.
El paralelismo con los “coroneles griegos”
La situación tenía un parecido con lo sucedido en la isla de Chipre cuatro años en 1974, donde existen dos bases de la RAF británica, aceptadas como condición para su reconocimiento de su independencia en 1960. De un altísimo valor estratégico, al poder vigilar desde allí los estrechos de Suez, de los Dardanelos, y del Bósforo, que separan el Mar Rojo del Mediterráneo, y a este del Mar Negro. Máxime en el conflicto con la URSS, cuyo principal base naval está en Crimea, en el Mar Negro.
Donde existía una marcada binacionalidad, con una población greco chipriota y turcochipriota en difícil convivencia. Y su presidente el arzobispo de la iglesia Ortodoxa Makarios, intentó un acercamiento a la URSS, con la idea de neutralizar la isla, ante el reclamo de que se retiraran las bases militares inglesas.
Por esa razón, según diversas fuentes en base a un guiño de Kissinger, el gobierno griego de derecha de “los coroneles griegos”, integrante de la OTAN, intentó un golpe para asesinar y derrocar a Makarios, quién finalmente pudo refugiarse en Londres. Lo que originó la ocupación militar de la parte norte de la isla por Turquía, también integrante de la OTAN, casualmente hasta el límite con una de las dos bases británicas.
Lo que a su vez por efecto de derrota militar, deparó en Grecia la caída del gobierno de los “coroneles griegos”. Habiéndose además efectuado un intercambio de población, donde los turcochipriotas quedaron en el norte, y los grecochipriotas en el sur. Quienes en definitiva se olvidaron del acercamiento a la URSS, y el reclamo del retiro de las bases militares inglesas.
Ahora ese enredo, originado supuestamente por un guiño maquiavélico de Kissinger, se ha visto complicado por el conflicto por la soberanía del mar adyacente, donde se han descubierto riquezas hidrocarburíferas. Involucrándose en consecuencia también en él, Siria, Líbano, Israel, y la Franja de Gaza Palestina.
Por estos tornadizos enredos políticos y geopolíticos, se podría decir que el Reino Unido y EEUU a las bases militares las prefieren insulares y deshabitadas. A costa de erradicar su población, como en Diego García. O con una población casi inexistente y afín, como es el caso de Malvinas, aunque ridículamente se reclame la autodeterminación de ella.
La deuda
Sucedido ese evento del impulso a la guerra con Chile, con el previo crecimiento de la curva de desaparecidos, la curva que creció inusitadamente a partir de allí hasta 1982, hasta que se precipitó el evento de la guerra de Malvinas, fue el de la deuda externa argentina, como se puede apreciar en el siguiente gráfico.
Mediante un proceso de endeudamiento acelerado con la banca privada de EEUU, en un marco donde brillaban: 1) la “tablita cambiaria” de Martínez de Hoz, que ofrecía dólares a precio de ocasión a quien lo quisiera comprar. 2) La “garantía de los depósitos bancarios” por parte del Banco Central. Y 3) la quiebra hasta 1982 de un centenar de bancos y financieras, que siguieron cayendo como moscas, hasta totalizar más de 300 entidades a la finalización del primer gobierno democrático en 1989. Así una primera pista de por donde se fugaron las divisas recibidas en préstamo, la daría la nómina de las personas físicas y jurídicas que cobraron esa garantía de depósitos, que debería obrar en el Banco Central.
El oportuno resurgimiento de la guerrilla
Posteriormente en 1980, el resurgimiento de la guerrilla con la “contra ofensiva” de Montoneros ordenada por Mario Firmenich, fue nuevamente funcional al poder militar y a “Joe” Martínez de Hoz y su elenco. Ya que permitió emblocar nuevamente a los mandos militares, descontentos ante el desgaste del Gobierno, por los pésimos resultados de la política económica gestionada por dicho ministro de Economía.
Ver ¿Para quién opera el “Perro” Horacio Verbitsky?
Con sus negociados de por medio, como fueron la estatización de la compañía eléctrica Italo, y la compañía de aviación Austral. Que llevaron al ex general Menéndez, condenado trece veces a cadena perpetua, a exclamar al alzarse en 1979 contra el gobierno del presidente Videla: “en el futuro no nos van a escupir nuestros enemigos como en 1973, sino nuestros amigos”.
Con la llegada de la democracia, la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) encabezada por Jorge Sábato, con el informe “Nunca Más” cambio la “historia oficial”, diciendo que no había uno, sino dos demonios. La guerrilla y los militares, equiparando casi a uno con el otro. Sin atisbar para nada la existencia del Gran Demonio que estaba detrás, que como acostumbra a hacerlo, había empleado a ambos para sus fines.
Posteriormente en el 2006, en el marco de la anulación de las leyes de Obediencia debida y Punto Final, y la apertura del juzgamiento a personal militar y de seguridad involucrados en crímenes de lesa humanidad, el kirchnerismo cambió el prólogo del informe “Nunca Más”. Borró la teoría de “los dos demonios” y dejó solo uno, la represión militar. Sin señalar ningún indicio concreto de un Gran Demonio atrás, que resultó ser el gran beneficiado con vieja formula romana de “hacer chocar un bárbaro contra el otro”, salvo la genérica mención de “intereses extranacionales”.
Adulterando así la historia, ya que en la evolución de los acontecimientos hasta derivar en el “terrorismo de estado”, no habría habido guerrilla, ni alzamiento en armas contra la democracia, ni militantes que honestamente optaron por la lucha armada, sino solo víctimas. Y sin profundizar en manera alguna como fue la dinámica de esos acontecimientos, que ponen de relieve la evolución de sus mismas cifras.
De esa manera el presidente de EEUU Barack Obama, no obstante representar al Gran Demonio, se dio el lujo de visitar a comienzos del 2016 Buenos Aires, en los inicios del gobierno del presidente Mauricio Macri. Y visitar el Parque de la Memoria, donde están los nombres grabados en piedra de 8.717 detenidos desaparecidos, solo un 29 % de la cifra mítica de 30 mil, con la que se adorna una verdad histórica inexacta y a medias.
Dicho presidente de EEUU también honró imperialmente a los derechos humanos, al ordenar la concreción de 473 ataques con drones en el Medio Oriente, con los que ejecutó sin juicio ni detención previa a 2.581 supuestos combatientes. De los cuales hay versiones que además resultaron muertos al menos 900 civiles, casi las mismas víctimas de la guerra de Malvinas. Además de haber promovido guerras informales “proxy” en Libia y Siria, sembrando el caos en estos países, con la intervención incluso del poder aéreo de la OTAN.
El trasfondo de la debacle argentina
En el año 2005, el autor de esta nota junto con el diputado (MC) hoy fallecido Mario Cafiero, habíamos escrito un proyecto de libro con título “El trasfondo de la debacle argentina – La responsabilidad que le cabe al FMI y a los sucesivos gobernantes democráticos que se sucedieron incluidos Duhalde y Kirchner en la debacle Argentina 1976 -2006”.
Sin embargo, con el supuesto arreglo de la deuda externa para siempre que se le vendió a la opinión publica de entonces, con una enorme supuesta quita que no era tal, para evitar investigarla; y el pago cash al FMI para evitar investigar su inveterada mala praxis desde 1976, ese proyecto de libro parecía inoportuno, y no encontró editor. Pero resulta actualmente de notable actualidad
En su Prologo citando a Cicerón decíamos: “los pueblos que no tienen memoria viven en una perpetua infancia”. Lo que hoy 15 años después, parece ser aún más evidente. Seguidamente se transcribe su Resumen ejecutivo, que como se podrá apreciar tiene una enorme actualidad:
Resumen ejecutivo de “El trasfondo de la debacle argentina”
El 30 de junio de 2004 el FMI aprobó el “Informe sobre la Evaluación del papel del FMI en Argentina, 1991 -2001” confeccionado por la Oficina de Evaluación Independiente (OEI), creada a esos efectos tras la catástrofe argentina del año 2001.
Su creación despertó un incisivo y sarcástico comentario del reputado economista norteamericano Paul Krugman: “La gente que empujó a la Argentina a tomar las políticas desastrosas están ahora muy ocupadas en reescribir la historia culpabilizando a las víctimas”.
Las dudas en cuanto a la independencia de dicha oficina han sido expuestas por el periodista argentino Marcelo Bonelli en su libro “Un país en deuda – La Argentina y su imposible relación con el FMI”, en donde afirma en su p. 111, “la conclusión del trabajo se sabía antes de que el nuevo equipo comenzara sus tareas: salvar la reputación del Fondo”.
Abonando esta teoría, en el organigrama del FMI se puede ver que la Oficina de Evaluación Independiente depende en realidad del Directorio Ejecutivo, en donde EEUU, Japón, Alemania y el Reino Unido detentan el 40 % de los votos, que trepan al 52 % si se computan a todos los países del G7.
Pero además, como para aventar toda duda y darnos la razón a los que sospechábamos de que no se iba a hacer una “evaluación independiente”, en la portada de su informe la mencionada oficina reconoce el “valioso aporte” efectuado por el economista argentino Miguel Broda. Quién durante los `90 fue el más destacado abanderado de la convertibilidad y defensor a ultranza de las políticas del FMI en Argentina.
Por su parte el gobierno argentino, respondió con una “Declaración” del ex ministro de Economía Roberto Lavagna a los miembros del Directorio Ejecutivo del FMI, con fecha 26 de julio de 2004. En ella aborda de manera parcial la cuestión, y acotada a la coyuntura que vivía el Sr. ex Ministro en sus interminables negociaciones con el FMI. Con las cuales en una estrategia sin tiempo, el FMI generalmente logra a la postre imponer sus pretensiones, estando por lo tanto la respuesta lejos de las alturas del acontecimiento.
Sin embargo, pese al manoseado trámite de aprobación por parte de las autoridades del FMI de dicho informe de la OEI, y la redacción de compromiso de la respuesta del ex ministro Lavagna, de la lectura de esos dos documentos surgen gravísimos cargos respecto la actuación del FMI, que a continuación expondremos en la forma más sencilla posible, para la comprensión del mayor número de personas, apoyándonos además en otros hechos y graves anomalías que como Diputado de la Nación he denunciado oportunamente ante mis pares y la opinión pública, ante la Justicia de mi país, y ante la comunidad internacional. (Ver anexo Ponencias).
Si como dice Krugman, las actuaciones del FMI generan millones de víctimas, el enjuiciamiento de sus actos NO PUEDE EN ABSOLUTO quedar reservado a un conspicuo círculo de analistas y especialistas, en donde descuella el propio FMI y otras organizaciones financieras como generosos dadores de prestigio, empleos, y contratos de consultoría.
Pretendemos con esta ponencia hacer un aporte de buena fe destinado a aquellas personas que integrando o no esa selecta élite internacional, por honestidad intelectual no se han sumado al concierto de los que pretenden legitimar, en cualquier circunstancia y contra toda razón, errores o intereses que causan angustia y pobreza a millones.
Un primer dato a tener en cuenta, es que en su análisis la OEI prescindió de los antecedentes hasta el año 1991, y de la zaga posterior al año 2001. Los que vienen muy a cuento, ya que si el FMI hubiese aparecido algunas pocas veces a Argentina, y esta se enfermó, puede ser una mera coincidencia.
Pero si cada vez que apareció el FMI como experto en salud, con recetas firmadas en los años 1976, 1977, 1983, 1985, 1987, 1988, 1989, 1991, 1992, 1996, 1998, 2000, 2001, y 2003, Argentina se enfermó cada vez más y más, resulta evidente que el agente patógeno fue el FMI, que obró como un mal médico, con un pésimo e inadecuado tratamiento.
Las razones por las que Argentina aceptó recurrentemente el tratamiento mortal del FMI, también son obvias: debía plata y no tenía conque pagar. Es lo que jurídicamente se denomina estado de necesidad. Un estado en el que se encontraron sucesivos gobiernos de Argentina, que para salir del borde del precipicio del default o de explosivas inestabilidades cambiarias, se pusieron en manos del FMI. Quién como demostraremos en este informe, impuso una terapia irresponsable, incoherente y contradictoria, que estuvo a punto de enviar a la Argentina a la categoría de Estado Fallido en la catástrofe del año 2001.
Cuando estalló la catástrofe Argentina en el 2001, la opinión pública mundial se preguntaba ¿cómo era posible que un país rico y con una historia casi de potencia haya podido caer en ese abismo tan bajo? ¿Cómo había podido acumular una deuda exorbitante y donde habían ido a parar los millones de dólares que había recibido?¿Cuál era la responsabilidad de su dirigencia política y empresarial en esa debacle?
Pero con el mismo derecho cabe formularse similares preguntas respecto la actuación del FMI, que a todo lo largo de ese extenso periodo de debacle y decadencia argentino, actuó con el triple rol de consejero, auditor y prestamista. Del análisis de ese proceso resulta claro que existe una corresponsabilidad entre el FMI y los gobiernos argentinos, acompañados por buena parte de la clase dirigente.
Por un lado el FMI que impuso, aconsejó, y/o convalidó políticas cuyos resultados fueron nefastos y en contra de los más genuinos intereses del país. Y por otro los gobernantes argentinos que recurrieron al FMI y aceptaron sus imposiciones, “condicionalidades” y consejos, sin haber tenido la osadía intelectual y moral de buscar otras recetas alternativas, quedando así atrapado dentro de la lógica del FMI.
Pero existe una diferencia abismal entre el FMI y los sucesivos gobiernos argentinos que aplicaron sus recetas, en cuanto a los resultados obtenidos. El FMI logró en Argentina un resultado concreto; obtuvo una profunda transnacionalización de su economía, en beneficio directo, casualmente, de las empresas e intereses del grupo de países del G7, que controlan el FMI. En cuanto a los gobernantes argentinos que aplicaron las políticas del FMI, algunos ya no pueden transitar por las calles, y a otros les espera un lugar vergonzoso en la historia argentina.
Cabe entonces plantear el punzante interrogante, respecto si las políticas que impuso, aconsejó, y/o convalidó el FMI, fueron erradas, o deliberadamente equívocas. Esta inquietante cuestión con sus vastas y polémicas implicancias, de toda índole, está expuesta como conclusión de informe, mediante mostrar el extenso tejido de complicidades y coincidencias que le dan fundamento.
También existe otra diferencia sustancial: los resultados de estas políticas, que se miden en dramáticos costos sociales, económicos y humanos, cuyos datos se ven reflejados en este informe, han recaído y siguen recayendo sobre las espaldas del pueblo argentino, en especial de los más desprotegidos y pobres.
Por el contrario, incluso después de la catástrofe del 2001, el FMI siguió revistiendo del status de “acreedor privilegiado”, ha recuperado buena parte de sus acreencias, y no ha sufrido ninguna consecuencia por el caso argentino. Los grupos económicos locales y extranjeros que se beneficiaron con este proceso, han salido en su mayoría indemnes, y siguen gozando de la impunidad más absoluta en lo que es ya un larguísimo historial de ilícitos, irregularidades y gravísimos delitos económicos, de los llamados de “cuello blanco”.
Los datos objetivos que prueban la responsabilidad del FMI en la debacle argentina
“Por sus frutos lo conoceréis dice el dicho bíblico. El árbol bueno da frutos buenos, y el árbol malo da frutos envenenados”. Los frutos envenenados de la relación de Argentina con el FMI se pueden aprecia en el anexo II que acompaña este informe, en donde mediante gráficos se visualiza la evolución de la debacle de la situación argentina, a la luz de distintos indicadores socioeconómicos, y al compás de los acuerdos que Argentina arribó con el FMI desde 1976 hasta el 2003; estando extractadas en el Anexo II las características y condicionalidades de los catorce acuerdos que firmó ínterin.
A manera de síntesis, se muestran algunos indicadores de la evolución de la economía argentina, confrontándolos con los fines establecidos en el Convenio Constitutivo del FMI, para tener de en un golpe de vista cuales fueron los resultado de esos acuerdos firmados con el Fondo.
El Convenio Constitutivo del Fondo Monetario Internacional fija en su Sección I los fines del organismo. Además del específico de fomentar la cooperación monetaria internacional se proponen en su inc. ii): “Facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional, contribuyendo así a alcanzar y mantener altos niveles de ocupación y de ingresos reales y a desarrollar los recursos productivos de todos los países miembros como objetivos primordiales de política económica”.
El resultado (Fuente Elaboración Propia sobre Datos INDEC):
El Convenio Constitutivo del FMI establece en su Artículo VI. Transferencias de capital .Sección 1. Uso de los recursos generales del Fondo para transferencias de capital: “a) Salvo en el caso previsto en la Sección 2 de este Artículo, ningún país miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital, y el Fondo podrá pedir al país miembro que adopte medidas de control para evitar que los recursos generales del Fondo se destinen a tal fin. Si después de haber sido requerido a ese efecto el país miembro no aplicara las medidas de control pertinentes, el Fondo podrá declararlo inhabilitado para utilizar los recursos generales del Fondo.”
El resultado (Fuente Elaboración Propia sobre Datos INDEC):
Relación PBI, deuda y fuga de capitales:
La verdadera dinámica del Gasto Público: Gasto Primario + Intereses
Síntesis de la responsabilidad del FMI en los diferentes periodos analizados:
En el presente informe se analiza la sucesión de hechos objetivos acontecidos en la relación Argentina – FMI, conforme los acuerdos firmados, dividiéndolo en cuatro etapas según las diferentes coyunturas político institucionales y económicas que se fueron dando. Del mismo surgen claramente delineadas las responsabilidades del FMI, como partícipe principal de las crisis que estatutariamente debía evitar, siendo el siguiente un resumen ejecutivo de los hechos relevantes:
1976- 1983: El FMI cómplice de la dictadura y de la generación de una deuda odiosa e insoportable.
> En ese período la deuda externa argentina se multiplicó seis veces en seis años. Pasó de 7.000 mil millones de dólares en 1976, a 42.000 millones de dólares en 1982, sin que nunca se haya esclarecido debidamente en que fue empleada, asegurando diversos análisis que alrededor de 30 mil millones de ese incremento sería “deuda sucia”, de carácter fraudulento, que se fugó del país y apareció como ahorros en el exterior de residentes argentinos.
>Como consecuencia en ese sangriento interregno que soportó el país, se “esfumaron” 30.000 desaparecidos; y 30.000 millones de dólares; e indudablemente, no podría haber sucedido una cosa sin lo otro, y esto último sin el auxilio intelectual y el aval del FMI, quien fue el que requirió la implementación de políticas monetarias y financieras que propiciaron este resultado.
1983-1988: El FMI en contra de la democracia y a favor de la deuda y los acreedores
>El FMI impuso al gobierno de transición democrática una Carta Intención con un expreso reconocimiento de una enorme deuda incubada ilegítimamente, junto un brutal plan de ajuste para poder hacerle frente. El FMI se comportó así como representante informal y cuidadoso valedor de los intereses de los bancos acreedores, que habían sido cómplices del sangriento gobierno militar.
>El FMI dio su pleno apoyo al Plan Austral, un rudimento a la convertibilidad monetaria que se aplicó en la década siguiente, y que a su vez era solo un instrumento de la convertibilidad de la deuda por activos públicos, que el FMI y con los bancos acreedores privados propiciaban paralelamente.
>EL FMI se opuso una reestructuración de la deuda pública argentina con los bancos privados acreedores, que basada en el principio de la soberanía del Estado, contaba con el consentimiento del Banco Mundial, precipitando de esa manera la crisis de 1989, que abrió la puerta a la aplicación de las políticas que vinieron después..
1989-2000: El FMI en contra de su misión: convertibilidad monetaria y de deuda por activos públicos, y más deuda.
>Como resultado de la crisis que contribuyó a precipitar, el FMI impuso al nuevo gobierno un plan de “tirar la casa por la ventana”, mediante la conversión de la deuda en activos públicos con las privatizaciones, que condujo a la plena desnacionalización de la economía
>El FMI avaló durante una década el tipo de cambio ultra-bajo y fijo de la convertibilidad, que bajo la apariencia de la lucha contra la inflación, tenía por objetivo estratégico garantizarle a los bancos acreedores la rentabilidad de la operación de conversión de la deuda incobrable por activos públicos.
>Atento la función específica del FMI de supervisión de los regímenes de cambio de los países miembros, resulta inadmisible toda defensa de su posición respecto el régimen cambiario que avaló, incurriendo en una negligencia criminal en la evaluación de la evolución de la situación de Argentina a lo largo de esa década.
>Pese a sostener que el régimen de convertibilidad solo era viable sin déficit fiscal, el FMI exigió la reforma del sistema provisional en beneficio de los mismos bancos acreedores extranjeros que convirtieron deuda en activos públicos, quienes así gratuitamente pasaron a controlar el flujo de los aportes jubilatorios a través de las Administradoras de Fondos de Pensión (AFJP). Si no hubiese realizado esta reforma no habría existido déficit fiscal en ningún año posterior a ella.
>En vez de velar por el equilibrio del tipo de cambio para asegurar el equilibrio de la balanza comercial, el FMI procuró durante el régimen de convertibilidad, lograr una continua flexibilización laboral, exigencia que remató en el escándalo de los sobornos en el Senado y la ruptura del oficialismo gobernante. En vez de bajar el tipo de cambio, que estaba en sus facultades de supervisión, el FMI obrando en contra de su Convenio Constitutivo, se empeñó en bajar salarios, para que de esa forma bajaran los precios, y se mantuviera el uno a uno la convertibilidad. En el caso argentino el Fondo Monetario Internacional, extraviado en cuanto a su misión, se convirtió en un Fondo Laboral Internacional.
>Conforme el mismo lo reconoce, practicó una total falta de supervisión en cuanto a la evolución de la deuda pública, y en cuanto a los canjes de bonos que se sucedieron para tratar de hacerle frente; convalidando así una ruinosa práctica que llegó a su culminación con el Megacanje.
2001: El FMI financió la fuga de la convertibilidad y de la deuda en contra de su misión, y propuso sustituir la convertibilidad por la dolarización
>La operación de “blindaje” financiero aprobada por el FMI a principios del 2001, fue la plataforma de una maniobra orquestada por los bancos extranjeros que detentaban títulos de la deuda, los mismos que se habían beneficiado con la conversión de la deuda en activos públicos, destinada a internalizar títulos de la deuda externa, para llevarse a cambio las cuantiosas reservas que existían en el sistema financiero, en fraude a los ahorristas domésticos a quienes pertenecían.
>Esta maniobra, con la intervención del ex ministro que implementó la convertibilidad, Domingo Cavallo, habría tenido un doble propósito contradictorio: facilitar la internalización de deuda y la fuga de divisas, para huir del riesgo argentino por parte de los inversores extranjeros, ante un horizonte de cesación de pagos que se tornaba inevitable; y tratar de salvar la convertibilidad a cualquier precio, para resguardar las inversiones realizadas por esos mismos inversores a través de la conversión de la deuda en activos públicos (privatizaciones)
>Por esta razón el FMI evitó buscar o proponer una salida ordenada de la convertibilidad, y por contrario defendió a ultranza a esta, y una vez acabada la fuga de divisas, ante la imposibilidad de seguir sosteniéndola, propuso una dolarización de la economía, que era un sucedáneo de la convertibilidad en beneficio directo de dichos inversores extranjeros.
>El ruinoso Megacanje del 2001, fue a su vez el instrumento que permitió el ingreso de los títulos de la deuda que estaban en el exterior, y que terminaron finalmente en manos de los bancos “creadores de mercado de deuda”, quienes los sustituyeron por las cuantiosas reservas que detentaban.
>La asistencia excepcional de 5.000 millones de dólares otorgada por el FMI en agosto de 2001, a la par de que los bancos vaciaban sus reservas, era la cuota que faltaba para que estos pudieran rematar su plan de salida del riesgo argentino, puesto en marcha a comienzos del 2001.
>La Fase 1 del canje de deuda por “préstamos garantizados” con los bancos y el “corralito bancario”, fue el desemboque de esa maniobra, para tratar de sanear a los bancos empapelados con títulos de deuda que fugaron sus reservas, y para poder sostener la convertibilidad monetaria sin reservas.
2002-2003: El FMI deserta abiertamente de su misión de ayuda a un país miembro, y lo desestabiliza procurando la dolarización
>Ante la caída de la convertibilidad, el FMI buscó desestabilizar aún más la situación, con la exigencia de la liberación del dólar y los precios de la economía, para de esta manera a través del caos llegar a la dolarización que propugnaba a favor de las inversiones de los bancos extranjeros.
>El FMI exigió la derogación de la ley de subversión económica, que establecía la figura que atrapaba penalmente a los banqueros que habían empapelado los bancos con títulos públicos, y fugado sus reservas.
> Simultáneamente el FMI exigió que el Estado Nacional efectuara un salvataje integral a favor de los bancos que habían intervenido en esas maniobras. Mientras negaba el salvataje o bailout para la Argentina, bajo el argumento de que se debía asumir el riesgo moral o moral hazard; por otro lado exigió que el Estado Argentino asumiera el bailout o salvataje a los bancos, en su mayoría extranjeros, sin investigar su corresponsabilidad en la generación de la crisis.
>El FMI requirió también la derogación de la modificación de la ley de quiebras, a los efectos de posibilitar que los bancos acreedores extranjeros se apropiaran de las empresas nacionales en dificultades.
>Finalmente aceptó formalizar un nuevo acuerdo con Argentina, repleto de ambigüedades, al solo efecto de poder condicionar al nuevo gobierno que se estaba por elegir.
La conclusión que puede entonces formularse es un grave interrogante:
¿Puede haber cometido el FMI este cúmulo de errores inaceptables o estamos frente a la implementación de un plan neocolonial, para moldear la economía de un país al servicio de determinados intereses?
La respuesta este gravísimo interrogante la dan calificados testimonios de funcionarios extranjeros, efectuadas en forma previa al desarrollo de los hechos, anunciando lo que estaba por venir; y en forma posterior, confirmándolos; a la par de la existencia de una red de interrelaciones entre los directivos del FMI que participaron en esos hechos, y la banca acreedora internacional.
CONCLUSION FINAL:
Hasta ahora el FMI solo ha hecho una tenue “autocrítica” con el informe de la OEI, sin traducirla en ninguna responsabilidad concreta. La economía y las finanzas no pueden girar en base a normas que se contrapongan con principios consagrados en Tratados Internacionales, algunos de ellos más antiguos que el FMI y que hacen, en definitiva a la esencia de la convivencia y la paz internacional.
Hay principios superiores del Derecho que en el Derecho Internacional no pueden dejarse de observar, ya que los organismos internacionales no escapan a las normas del derecho, por el contrario fueron creados para cumplirlas. En ese sentido es justo y lógico plantear que QUIEN GENERA UN DAÑO TIENE EL DEBER DE REPARARLO.
Si un tribunal independiente de Justicia analizara el caso Argentina – FMI en base a los hechos que describimos en este Informe, sin ninguna duda concluiría que la ARGENTINA TIENE DERECHO A EXIGIR UNA REPARACION AL FMI POR EL DAÑO CAUSADO, concretamente en cabeza de los países del G/7 que son los que tiene mayoría para adoptar decisiones, y generalmente las adoptan por consenso
Esta reparación debería ser tanto al país, como a los pequeños inversores que resultaron defraudados con los títulos de la deuda argentina. La reparación como lo señala el derecho, debe restituir el equilibrio afectado por el daño, tratando de situar a la víctima en una situación equivalente a la que hubieran tenido si el hecho o los hechos perjudiciales no se hubieran producido.
En el caso argentino la reparación podría llegar a ser cuantiosísima, al ser integralmente corresponsable el FMI de la debacle argentina, causando un enorme perjuicio, no solo en las finanzas del país, sino a vastos sectores de la producción, y a vastos sectores sociales, con ingentes daños psicológicos y morales.
Se trata en concreto de nada menos que la destrucción de un país, y el malbaratamiento de sus recursos y sus posibilidades productivas, hasta llevarlo a la catástrofe, ante la cual los gobernantes argentinos, más allá de los aspectos morales y políticos, tienen una responsabilidad atenuada, al haber tenido que recurrir al FMI por el estado de necesidad que había generado por una deuda odiosa e impagable, que sin embargo avaló el FMI. Confiaron en la honesta capacidad de supervisión y auditoria de ese organismo, que no eran tales, sino que estaba al servicio de espurios intereses financieros colaterales, violentándose así íntimamente la letra y el espíritu de su Convenio Constitutivo.
Siendo una cuestión que excede el alcance de este breve informe, queda pendiente la tarea de cuantificar el daño que el FMI causó a la Argentina, tanto en sus valores originales como actualizados.
Por ello la primera cuestión a incorporar en una revisión estratégica del FMI, sería la de crear un mecanismo verdaderamente independiente donde se pudiera juzgar y evaluar las consecuencias jurídicas, que devienen necesariamente del incumplimiento de su rol fundacional y de violaciones a otros principios jurídicos básicos por parte del FMI. Ese tribunal independiente bien podría ser la Corte Internacional de la Haya o un tribunal ad-hoc creado por las Naciones Unidas.
Así como en materia de derechos humanos la comunidad internacional fue avanzando duramente, para crear una conciencia de su universalidad, y también para crear una Corte Penal Internacional que dijera retroactivamente basta a la impunidad de quienes se refugiaban en autoanmistías. Así también debe avanzarse en la conciencia de la integralidad de los derechos humanos, dado que su vigencia solo se hace plena cuando se alcanzan los derechos económicos y sociales. Un camino que nos lleve a una mayor Justicia Económica donde se imponga el legitimo privilegio los derechos ciudadanos a la vida, por sobre los derechos legales de los acreedores de deudas odiosas y fraudulentas.
Que para ello debemos derribar el muro que se interpone en ese camino. Un muro que obstruye la autodeterminación de los pueblos y la plena realización de sus potencialidades productivas. Un muro cuyo revoque es el FMI, y cuyos ladrillos son una trama de intereses que no ha renunciado a seguir agigantando las asimetrías e inequidades.
La conclusión final es clara: El FMI no sirve bajo su actual estructura. La normativa va para un lado y la “eficacia” de su gestión va en sentido opuesto. Su sistema de adopción de decisiones obedece a consolidar estructuras de dependencia y de privilegio, en lugar de modificarlas. Los equilibrios monetarios se van a ir dando muy gradualmente por acuerdos regionales, antes que por una institución que recomiende devaluaciones o sobre valuaciones de monedas, al antojo de quienes especulan con una u otra decisión. La Unión Europea es el mejor ejemplo y el Mercosur debería trabajar para serlo en el futuro.
Por último queda un final abierto para la Argentina, su hoy también enorme deuda externa y la relación con el FMI.
¿Puede el FMI, y el G7 que lo controla, seguir insistiendo en políticas que agraven la situación social de millones de argentinos? No existe margen para el error, porque las brasas de la crisis y de los hechos violentos del 2001 aún no se han apagado. La violencia es la búsqueda a veces irracional y desesperada de un equilibrio perdido, o de un desequilibrio que se profundiza. Si queremos que la violencia no tenga margen, demos paso a la Justicia, antes de que sea demasiado tarde.
Hoy Argentina no tiene salida por el Fondo. Le ha sonado el llamado del destino y está obligada a enfrentar lo que este le depara, o sino no será nada. Está obligada a salir dignamente de frente, y con la frente alta del Fondo, y plantear en base a Verdad y Memoria, una Justa reparación por el ingente daño que le ha causado la injerencia del Fondo Monetario Nacional en sus asuntos internos y en su relación financiera con el mundo, junto con otros organismos multilaterales de crédito.
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