Al grito de “Viva la libertad, carajo”, el gobierno de extrema derecha de Javier Milei tiró a la Argentina al peor casillero en materia de libertad de prensa desde 2002. El dato lo aportan los registros de la organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF), que desde esa fecha realiza un ranking anual de los países con mejores y peores situación del mundo en materia de ejercicio periodístico.
Sobre el último reporte publicado en mayo de 2025, en base a hechos ocurridos en 2024, en el ranking de RSF, nuestro país se ubica en el puesto 87 dentro de los 180 países analizados. Y por su comportamiento del poder político/estatal con la labor periodística, se encuentra en el pelotón que “tiene problemas significativos” con la libertad de prensa, seguido por Malasia (88º), Grecia (89º) y Nepal (90º).
El Informe 2024 de la organización, publicado a sólo cinco meses de la asunción del Gobierno, revelaba que el ascenso de Milei al poder marcaba “un nuevo y preocupante punto de inflexión para la garantía del derecho a la información en el país”. Mientras que un año más tarde “la situación se profundizó, en un contexto de deriva autoritaria”; desplomándose Argentina en 21 posiciones, “cayó 47 puestos en dos años”. En 2023, último año de gobierno peronista, Argentina se encontraba en el puesto 66, y en 2022, estuvo en el puesto 40.
La explicación que otorga RSF, de manera sintética, es la siguiente: “Las injurias, la difamación y las amenazas por parte de la administración de Javier Milei hacia los periodistas y los medios críticos son una constante desde su llegada al poder. A ello se suman políticas que agravan tendencias ya existentes anteriormente, como la fuerte concentración de los medios y la opacidad de su propiedad, así como la precarización del oficio de periodista”.
Es decir que involucra directamente al presidente de La Libertad Avanza, pero que además agrava un cuadro de situación previa a su existencia, como es la situación económica de los emprendimientos mediáticos, que padece concentraciones empresariales y pauperización de condiciones laborales.
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Es por eso que hay que recalcar que la medición no estaría englobando sucesos recientes de este 2025, como la compra del Grupo Clarín a la filial local de Telefónica; las denuncias penales que presentó el presidente leonino contra algunos comunicadores como Ari Lijalad y Carlos Pagni, que ya fueron desestimadas por la Justicia en dos instancias; y los ataques callejeros por parte de las fuerzas de seguridad a quienes trabajan en coberturas, teniendo el caso del ataque de gendarmes contra el fotógrafo Pablo Grillo como el más grave de todos.
Por eso, no sería temerario advertir qué para el próximo año, dependiendo también del cuadro de situación global, Argentina podría descender y ubicarse en el último tercio de países con peor situación para el devenir de los reporteros.
El panorama global y americano
En base a la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, el balance 2025 advierte que hay “un retroceso alarmante en muchas regiones del mundo”. Para Reporteros Sin Fronteras, “un factor decisivo, a menudo subestimado” es la variable económica. Esto es: “Concentración de la propiedad, presiones de los anunciantes o de los accionistas, ausencia, restricción o asignación opaca de ayudas públicas”, entre otros puntos. La conclusión que se saca es “los medios se encuentran actualmente atrapados entre la garantía de su independencia y su supervivencia financiera”.

Los siguientes planisferios, hechos por RSF, comparan el panorama en base a los resultados publicados en 2013 y 2025. Como se aprecia, hay una mayor expansión del color rojo intenso, que señala un panorama “muy grave” para la prensa. Esto es acorde al surgimiento de conflictos bélicos que ocurrieron en los últimos años, como la guerra entre Rusia y Ucrania.
Y el genocidio perpetrado por las tropas de ocupación de Israel en la Palestina ocupada, donde 225 periodistas y reporteros palestinos fueron asesinados desde el 7 de octubre de 2023, según el Centro Palestino para la Protección de Periodistas (CPJP). Por eso Palestina se ubica en el puesto 163° del ranking de RSF, entre los peores países para ejercer el periodismo.
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Además, se puede contemplar que los países considerados como enemigos o confrontativos con Estados Unidos e Israel, tienen peores calificaciones, en base a los tonos colorados de gran intensidad. Eso se explica por el paradigma liberal al que se aferra RSF en cuanto al derecho del periodista por ejercer su oficio, donde la zona del mundo con mejor posición es la Europa septentrional, con Noruega, Estonia, Países Bajos y Suiza a la cabeza. Por ende, resultaría incongruente de parte de quienes pregonan la “batalla cultural” desde las nuevas derechas de descalificar este trabajo, acusándolo de pretender frenar la expansión de los valores occidentales.
Acerca de lo que ocurre en nuestro continente, RSF advierte que el “periodismo en América se enfrenta a retos estructurales y económicos persistentes: concentración de los medios de comunicación, fragilidad de los servicios públicos de información y precariedad de las condiciones laborales. En los últimos años, el colapso de los modelos económicos tradicionales de los medios ha agravado la crisis. Mientras los ingresos publicitarios migran hacia las plataformas tecnológicas globales y los hábitos del público evolucionan, las redacciones reducen y la independencia editorial se debilita”.
Y que como consecuencia de ello, la “presión financiera lleva a algunos medios de comunicación a ponerse al servicio de intereses políticos o comerciales, mientras que otros, por falta de recursos, se contentan con difundir comunicados oficiales. En entornos hostiles, la autocensura se convierte en un reflejo de supervivencia. A medida que el periodismo pierde su función de informar sobre temas de interés general, la propaganda y la desinformación llenan el vacío, poniendo en peligro la estabilidad democrática”.
En ese panorama, se destaca el segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos, país que se ubica en el puesto 57º de RSF, debido a que «ha politizado las instituciones, reducido el apoyo a los medios independientes y marginado a los periodistas. La confianza en los medios se está derrumbando, los reporteros sufren una hostilidad creciente y muchos medios locales están desapareciendo.
En el ámbito latinoamericano, Haití, el país más pobre de las Antillas se ubica en el sitio 111°. Colombia tras la asunción del izquierdista Gustavo Petro, está en una posición estable en el puesto 115°. País donde los medios de comunicación locales y los alternativos de comunicación popular avalan la gestión presidencial; mientras que los grandes grupos concentrados, como la cadena Caracol atacan la gestión presidencial constantemente, incluso con falsas noticias que deben salir a rectificar.
México sigue siendo tierra hostil para los periodistas, fruto de la violencia del crimen organizado, lo cual lo ubica en el sitio 124°. El Perú de la dictadora Dina Boluarte se ubica en el puesto 130° debido al «acoso judicial«. Mientras que El Salvador de Nayib Bukele, ubicado en el escalón 135º, la labor periodística sufre por las propagandas y ataques contra medios críticos.
Para RSF, en el pelotón de países donde peor se ejerce el periodismo en América latina se encuentran Venezuela en el puesto 160°; Cuba, 165° y Nicaragua, 172°.
Como contrapartida, Uruguay está en el lugar 59°, y se mantiene estable hace varios años, durante el segundo gobierno del izquierdista de Tabaré Vázquez (2015-2020) y del derechista Luis Lacalle Pou (2020-2025). El vecino Brasil del izquierdista Lula da Silva, mejoró su condición después de la «era Bolsonaro», y se ubica en el puesto 63º. Cruzando la cordillera de los Andes, el Chile del izquierdista Gabriel Boric se ubica en el sitio 69°.
En RSF hay acuerdo que el caso Argentina con Javier Milei, es uno de los ejemplos más resonantes para explicar el deterioro de la libertad de prensa en la región, al haber descendido al puesto 87. Se mantiene muy cerca de Paraguay que está 84°, país con poco apego a las libertades democráticas y la transparencia. Bolivia se ubica en el puesto 93°, inmersa en la feroz interna desatada entre el presidente Luis Arce y el ex presidente Evo Morales, luego de la sangrienta dictadura de Jeanine Añez. Mientras que el Ecuador del presidente derechista Daniel Noboa, que consiguió la reelección en unos comicios poco transparentes, se encuentra en el puesto 94°.
Argentina en picada
Argentina es el quinto país del mundo que tuvo el mayor pico de empeoramiento de libertad de prensa, según el reporte de RSF. Paso del puesto 66° al 87° en un año; o sea, descendiendo abruptamente 21 lugares; teniendo el desgraciado privilegio de ser una de las cinco naciones que cayeron más de 20 puestos, como si fuera un piano tirado al vacío.
El estudio dirigido por la directora editorial de RSF, Anne Bocandé, revela que la caída de Argentina es peor que la de Timor Oriental, pasó del puesto 20° al 39°; Burkina Faso, del 86° al 105°; Guinea Bissau, del 92° al 110°; y Haití, del 93° al 111°. Los países donde la situación institucional con la prensa se agravó, a diferencia de nuestro país; sufrieron golpes de Estado, levantamientos militares o desastres naturales; realidades muy alejadas de lo que ocurre en nuestra patria.
La siguiente tabla muestra a los países que tuvieron la peor escalada para descender abruptamente en el ranking en el último año; como lo demuestra la columna de la derecha, donde menciona la cantidad de escalones que cada país ha decaído.
La situación más grave es el de Guinea, en el puesto 103°, que descendió 25 casilleros, debido, entre otras cosas a la desaparición del periodista crítico Habib Marouane Camara. Otros países donde también se agravó la situación con la prensa es en Kosovo, que pasó del escalón 75° al 99°; Kirguistán, del 120° al 144°; y Samoa del puesto 22° al 44°.
Argentina en su peor momento
El siguiente gráfico fue elaborado por Stripteasedelpoder.com, en base a los archivos de RSF, y consiste en la ubicación de Argentina en sus respectivas posiciones anuales del mencionado ranking o Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Los números de puestos se calificaron en valores inferiores a cero para dimensionar la caída de puestos, como si se tratara de yunques con distintos pesos que tironean para abajo. Repetimos que cada año alude a un balance de lo ocurrido principalmente en el año anterior.
Arranca con un curioso posicionamiento del puesto 42° en el balance del 2002, en base a los relevamientos de 2001; cuando el país ardió en los tramos finales del gobierno de Fernando de la Rúa. Sin embargo, también cae al puesto 67°, en la no menos caldeada gestión interina de Eduardo Duhalde.
Durante la presidencia de Néstor Kirchner, se puede mencionar que la situación de la prensa fue ambivalente. Lo mismo para la doble gestión de Cristina Fernández, que se mezcla con avances legales, como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual conocida como “Ley de Medios”, y eliminar las tipificaciones de calumnia e injuria como delitos penales. Pero a la vez, se advierte sobre el manejo discrecional de la pauta oficial y del deterioro de contenidos en base a la “grieta” entre oficialismos y oposiciones a la gestión gubernamental.
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El Balance 2007 aparece como el peor momento que hubo en la era K, al llegar al puesto 82°. Lo que denunció la organización de periodistas con sede en Francia, en base a sus archivos de prensa, respecto hechos ocurridos el año previo, fue el levantamiento de programas radiales y televisivos en los medios públicos por razones partidarias. E intimidaciones y amenazas a periodistas con mirada crítica hacia gobernadores, revelando prácticas feudales por parte de dirigentes locales.
Durante el macrismo, se contempla un ligero deterioro en la medida que las barras que se estiran para abajo. Al pasar del puesto 50° (Balance 2017, en base al 2016) al 64° (Balance 2020, en base al 2019).
En sus comienzos la gestión de Mauricio Macri, se caracterizó por el freno a algunos artículos de la mencionada ley de medios mediante un DNU -Decreto de Necesidad y Urgencia- que benefició directamente al Grupo Clarín, como si se tratar de un botín electoral.
Y la quita de la publicidad oficial, que desmembró al Grupo Veintitrés, ocasión en que trabajadores de prensa recuperaron las oficinas para convertirlas en cooperativas. No sin tener momentos que recordaron lo peor de la dictadura militar, como fue el asalto a la redacción del diario cooperativo Tiempo Argentino en julio de 2016, por parte de una patota liderada por el empresario Mariano Martínez Rojas.
Y en la segunda mitad del gobierno de Cambiemos, con el plan de ajuste del FMI, la recesión económica empeoró la situación laboral de los trabajadores de prensa. Y a ello se sumó la compra de Telecom que quedó en manos del Grupo Clarín, con aval expreso del gobierno de entonces.
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Con la llegada de la pandemia, Argentina cayó al puesto 69°, pero luego vino una fuerte recuperación al puesto 29°, en plena gestión del Frente de Todos. Luego volvió a caer al puesto 40° en base a lo ocurrido en 2022, y empeoró sustancialmente en el año electoral del 2023 llegando al casillero 66°, en parte explicado por el advenimiento de Milei al poder.
Quien se encargó de llevar a Argentina en el año 2024 reflejado en el informe 2025 de RSF, al actual puesto 87°, siendo una de las primeras medidas anunciadas por él, el cierre de la agencia de noticias estatal Télam, y la desinversión en los medios públicos estatales.
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Las distintas puntuaciones
Para posicionar un país dentro del ranking, RSF confecciona un puntaje de cada país en una escala de 0 a 100. Mientras más elevado es el puntaje, mayor libertad de prensa hay en el territorio. Para obtener ese puntaje, se calculan dos elementos; el primero es un clásico al que recurre la organización, que es el recuento de ataques cometidos contra los medios y sus trabajadores.
Mientras que el segundo, más profundo, es un análisis cualitativo, mediante cuestionarios elaborado por RSF, que se entregan cada año en todos los países relevados, a personalidades que estén ligadas de alguna manera al mundo de la prensa, periodistas, investigadores, docentes universitarios, defensores de los derechos humanos, etc. Concretamente, son cinco cuestionarios destinados a otorgar cinco puntuaciones distintas de diferentes ámbitos, y así obtener el promedio o puntaje global del país/año.
Desde el 2022, RSF decidió desmenuzar públicamente esa puntuación global, compuesta por los siguientes indicadores:
- Política: apunta al comportamiento con la prensa de quienes ejercen un cargo gubernamental o de disputa electoral.
- Económica: referida a la concentración empresarial y la situación laboral de los periodistas.
- Legal: referida al marco jurídico o normativo que incide en la labor periodística.
- Social: apunta a las incidencias culturales hacia el periodismo.
- Seguridad: respecto las acciones represivas para con los periodistas, sea en el área de Seguridad o de Defensa.
En la siguiente imagen, se expone la calidad de los puntajes con una medición cromática similar a semáforo: el verde propio de “buena situación”, cuando se obtiene un puntaje de entre 80 y 100; amarilla, propio de una “situación más bien buena”, cuando se obtiene un puntaje entre 70 y 85; naranja claro, propio de una “situación problemática”, cuando se obtiene un puntaje entre 55 y 70 puntos; naranja oscuro propio de una “situación difícil”, cuando se obtiene un puntaje entre 40 y 55 puntos; y roja propio de una “situación difícil”, cuando el puntaje es menos de 40.
Con esos colores en la imagen superior se pintan los puntajes obtenidos por Argentina desde 2022 a 2025. Como se puede ver, la posición de la izquierda, el Promedio general, tiende a la baja, entrando en un panorama problemático. Y en cuanto las cuestiones más específicas, se observa un fuerte deterioro en las puntuaciones referidas a la Política y la Economía, en contraste con la cuestión Legal y de Seguridad, que también van perdiendo su panorama de brindar libertad a la prensa. Lo mismo ocurre con lo Social.
En el siguiente gráfico se brinda un análisis visual de esa evolución, estando el Promedio general está marcado con la línea azul entrecortada, mientras que el resto de las líneas continuas, con sus distintos colores, exponen la evolución de la puntuación de los cinco ítems mencionados anteriormente.
Como se puede ver, todas las tendencias tienden a la baja, acorde a la caída de casilleros de la Argentina en el ranking que, repetimos, fueron a los puestos anuales consecutivos del 29, 40, 66 y 87.
En el balance 2022, durante la gestión de Alberto Fernández, la posición más destacada ha sido la Legal (línea roja). Sin embargo, en el panorama 2023, hay un curioso enroque con el posicionamiento a la cuestión de Seguridad (línea verde), que sería el único caso donde hay una mejora notable.
Puede deberse a que el accionar policial en gran parte de ese año tuvo un relativo comportamiento en protección de la prensa. Sin embargo, es probable que eso no incluya el ascenso de Milei al poder, ya que el RSF había advertido el año pasado sobre las implicancias del ascenso de Patricia Bullrich al Ministerio a cargo de las fuerzas de seguridad federales. Por eso, tuvo su descenso en el balance de este año.
De hecho, en la tabla anterior, el semáforo expone una cierta “intermitencia”, alternando dos colores de posición intermedia, verde y amarillo. Pero en ello no está computado lo ocurrido en hechos recientes, como el ataque intencional de Gendarmería contra el fotógrafo Pablo Grillo, mientras cubría la represión a los jubilados en su manifestación ante el Congreso los miércoles. Por lo que es altamente probable que el próximo año vuelva a tender a la baja.
Volviendo al grafico con la evolución de las variables, la cuestión Social (línea celeste) también tenía en el año 2022 una mejor performance en comparación al promedio. Sin embargo, con los casos puntuales de personas que agreden a la prensa, fue cayendo en paralelo con el Promedio general en caída.
Como contracara, está el puntaje Político (línea amarilla) que estaba ajustado en un comienzo al promedio, pero luego tendió fuertemente a la caída en picada. Claramente, ello se explica por la verborragia y las publicaciones en X de Javier Milei, como así también de otros funcionarios, sean ejecutivos o legisladores.
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Este empeoramiento lo lleva a acercarse a la peor variable que tiene nuestro país en materia de libertad de prensa, que es la Económica (línea naranja). En la actualidad, sigue siendo notable la preocupación del personal de prensa por sus condiciones laborales, en base al pluriempleo y salarios magros.
Teniendo por contrario como una situación totalmente distinta, la compra de Telefónica a manos de su competidora Telecom-Clarín. Que se anunció en febrero de este año, y por ello todavía no entraría en el gráfico. Aún así, esto generó mayor incertidumbre en el panorama mediático local, encaminando a la Argentina a ser uno de los peores escenarios para el ejercicio del periodismo en el mundo.-








