Una imagen vale más de mil palabras dice el dicho. Una caricatura publicada por el diario The New York Times, el más influyente del mundo según algunos, que mostraba quien realmente guía la prepotente política exterior de EEUU adoptada ciegamente por su presidente Donald Trump en favor de Israel, desató un gran escándalo mundial y la ira de Israel. Al punto que dicho diario, en abierto auto coartamiento de la libertad de pensamiento y expresión, anunció que no publicara más caricaturas. Siendo además el diario propiedad de una familia de origen judía, que ha desarrollado una inusitada campaña señalando que la Rusia de Vladimir Putin es la que encaramó a Trump en la presidencia de EEUU. Cuando objetivamente conforme el clásico “cui bono”, a quien realmente ha beneficiado ha sido a Israel. La era posmoderna se va hundiendo así en nuevo medioevo obscurantista, donde se multiplican los tabúes con una neo Santa Inquisición, a la par que la amenaza del uso de la fuerza demencial reemplaza la diplomacia.
Por Javier Llorens – 18/6/19
En la nota Jair Messias Bolsonaro presidente de Brasil, una súper producción israelí señalábamos que Israel había sido un artífice esencial para la sorpresiva llegada a la presidencia de Brasil de este outsider de la política. Que logró multiplicar la adhesión del electorado tras una más que dudosa “facada” atendida en el Hospital Israelita Albert Einstein. Razón por la cual, en pago de los favores recibidos, al asumir Bolsonaro la presidencia, cambió sustancialmente la tradicional política exterior de ese país, respecto el conflicto de Medio Oriente, proclamando la existencia de una alianza estratégica con Israel.
En la nota se apuntaba además, que algo similar había sucedido con la imprevista llegada a la presidencia de Donald Trump. Que los grandes medios, como si se tratara de una gran maniobra de distracción, se empeñan en atribuirla al impulso de la Rusia de Vladimir Putín. No obstante que quien se ha visto enormemente favorecido con la política exterior de Trump, en total consonancia con la de su premier Benjamin Netanyahu, ha sido Israel. Y no la Rusia de Putin, que por contrario ve cada día escalar más la enemistad por parte de EEUU.
En la mencionada nota se explicaba que la llegada de Trump a la presidencia, significó un giro de 180 grados respecto la política desplegada por su predecesor Barak Obama, respecto el conflicto del Medio Oriente. Habiendo estado a punto Obama de ser declarado enemigo de Israel, siendo trascartón reemplazado por quien el mismo Nentanyahu dijo que “Israel nunca ha tenido un mejor amigo que usted”. En ella decíamos:
“…al asumir su segundo mandato, Obama puso a John Kerry a cargo del Departamento de Estado, en reemplazo de la belicosa Hillary Clinton, que había sido su contrincante en la interna partidaria. Quien emprendió una política exterior si se quiere más liberal y progresista, con el restablecimiento de relaciones con Cuba y en relación con Latinoamérica. Y respecto la guerra civil Siria, al combatir el terrorismo islámico del ISIS, cuya expansión habían favorecido Clinton e Israel. Y con el acuerdo P5+1 que lograron los integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania con Irán, para limitar su programa nuclear.
El cual contrario profundamente al gobierno de Israel, que pretende no la limitación, sino la extinción de dicho programa. Al punto que su premier Benjamín Netanyahu viajó a EEUU a principios del 2015, para exponer ante el Congreso su furibunda oposición respecto ese acuerdo. Salteando olímpicamente al presidente Obama, como si este ni existiera, hecho que no había sucedido nunca antes en la historia de esa potencia.
Esa inusitada visita sucedió pocas semanas después de la estruendosa denuncia del fiscal Nisman en contra del memorándum firmado por Argentina con Irán, seguida de su muerte. La que conllevaba la intención de compeler al gobierno argentino a que denunciara a Irán ante el Consejo de Seguridad, conforme el planteó que simultáneamente hizo Nisman ante el Poder Ejecutivo de entonces, para tratar de obstaculizar el acuerdo del P5+1.
El notable enfriamiento en las relaciones “especiales” estadounidense israelí que provocaron esos sucesos, explicaría también la “bisagra histórica” que apareció a continuación. Con la llegada a la presidencia de EEUU del republicano Donald Trump, no obstante ser un outsider parecido a Bolsonaro.
A la que los grandes medios norteamericanos señalan que fue una magistral operación de inteligencia de la Rusia de Vladimir Putin. No obstante que el clásico interrogante “cui bono”, a quien benefició ese sustancial cambio de gobierno, no es otro que a Israel. Dado que Trump asistido por su yerno Jared Kushner, un judío ortodoxo amigo personal del primer ministro Benjamín Netanyahu, dieron vuelta 180 grados la política hacia Medio Oriente llevada adelante previamente por Obama.
Los viejos y nuevos aliados de Israel
Lo concreto es que Trump igual que Bolsonaro, contrariando la tradicional política exterior norteamericana, no solo trasladó la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalen; sino que además consintió con la ocupación israelí de Cisjordania; y se puso abiertamente de lado de Israel en su interminable conflicto con los palestinos, como nunca antes lo había hecho EEUU. A la par de que su yerno de origen judío Kushner promete darle una solución al mismo, cuyos lineamientos no da a conocer, pero anticipa que conforme las aspiraciones de los fundamentalistas israelíes, no se basará en la existencia de un estado palestino.
Y como broche de oro de esta nueva y recargada alianza entre EEUU e Israel, Trump anuló unilateralmente el acuerdo P5+1 firmado por Obama. Y además implantó durísimas sanciones contra este país, llegando actualmente incluso a la amenaza de bloqueo físico, con el desplazamiento de una escuadra naval al Golfo Pérsico. Con la finalidad de imponerle a Irán un nuevo acuerdo, que acorde enteramente con las aspiraciones de Israel, limiten también el desarrollo misilistico iraní, y lo obligue a cesar su injerencia en Siria y Yemen.
Y como si eso no fuera suficiente, en una reciente visita a EEUU de Netanyahu, como parte de su campaña para su reelección como premier, Trump lo obsequió con el magnífico regalo de reconocer nada menos que la soberanía de Israel sobre los Altos de Golán. El territorio sirio capturado por Israel en la guerra de los Seis Días, que tiene una importancia vital en esa árida región, al ser el origen de los acuíferos que la abastecen, y donde se origina el mítico Río Jordán al que Jair Messias Bolsonaro fue a bautizarse. Lo cual llevó a Netanyahu a decirle a Trump: “este es un día verdaderamente histórico, Israel nunca ha tenido un mejor amigo que usted”.
Dejando de lado los notables parecidos con Bolsonaro, la “bisagra histórica” que operó a favor de Trump, fue posibilitada por el hackeo y difusión a través de DCleaks.com, de los mails del partido demócrata y de su candidata Hillary Clinton, filtración que es atribuida a la inteligencia rusa. No obstante que quien se ha distinguido por sus programas de infiltración y espionaje es la industria informática israelí, como lo pone de manifiesto el programa Pegasus desarrollado por la empresa israelí NSO Group.
Los mails revelaban entre otras cosas, los entendimientos y el financiamiento de esta candidata por parte de la corona saudí, y los cuestionamientos que por lo bajo hacía hacia Israel. A quién además oportunamente, un informe del Congreso la cuestionó por la impericia con que manejo, y las falsedades que expresó, respecto al ataque contra el consulado y la estación de la CIA en la ciudad de Benghazi, en Libia. A la que también a lo largo de su campaña, Trump le atribuía haber organizado el ISIS en Siria, en connivencia de Arabia Saudí y otras petromonarquías, para neutralizar la influencia iraní. Sin mencionar que esto también iba a favor de la geopolítica israelí.
Trump y la geopolítica de Medio Oriente
Posteriormente, como premio a tantos favores recibidos por parte de Trump, Israel acaba de bautizar a una futura colonia judía a instalarse en el Golán, como Ramat Trump (Colina Trump), oportunidad en la que con una pomposa ceremonia, Netanyahu calificó a Trump como “un gran amigo de Israel, que ha tomado decisiones que no se habían tomado antes”, quién “una vez más, demuestra su compromiso con la seguridad y futuro de Israel”.
https://www.pressreader.com/argentina/clarin/20190617/282003263943214
Con ese bautismo Israel equiparó a Trump con el presidente Harry Truman, en cuyo honor, por haber sido el primero en reconocer la fundación del estado de Israel en Palestina, bautizó en 1949 a una localidad de ella, como Kfar Truman (aldea de Truman). Dándole así parecida estatura a los servicios prestados por Trump a Israel, con la fundación de Israel.
Habiendo sostenido Trump desde el mismo comienzo de su campaña para presidente, como si fuera una prenda de unión con la Israel de Netanyahu, una postura rudamente crítica respecto el acuerdo P5+1 con Irán, logrado por el presidente Obama. Usando para ello los mismos argumentos que Netanyahu, en especial su duración limitada a quince años, afirmando: “nunca en mi vida he visto ningún trato negociado tan incompetentemente”.
Con la asunción de Trump, su yerno judío estadounidense y amigo de Netanyahu, Kushner, se convirtió en el artífice oficioso de la diplomacia en Medio Oriente. Y se pasea por la petromonarquías árabes promoviendo un supuesto “acuerdo del siglo”, para solucionar el irredento conflicto palestino israelí. Pero sin la solución de dos estados, propugnados hasta ahora por EEUU y el derecho internacional establecido por ONU.
Sin animarse empero a adelantar los detalles del mismo, porque seguramente serán intolerablemente a favor de los anhelos fundamentalistas liderados por Netanyahu. Que no ha abandonado el sueño del Gran Israel o Eretz Israel, que le costó la vida al premier Isaac Rabin, al pretender hacerlo. El que conforme las franjas azules de su bandera, va desde el Río Litani en el sur del Líbano, hasta el Mar Rojo, sin dar cabida a un estado palestino.
Lo cual tiene sensibles implicancias, que no se sabe cómo se podrán resolver. Dado que si la población palestina pasa a integrarse a un Gran Israel, esto amenazará la existencia de un estado judío. Con una población palestina que casi iguala a la judía, y tiene una tasa de crecimiento un 50 % mayor. Salvo que se legitime un apartheid, que el mundo entero rechazó en el caso de Sudáfrica.
De todas maneras para la implementación de cualquiera de estas soluciones, resulta imprescindible el disciplinamiento definitivo de Irán, que se ha convertido en el adversario estratégico de Israel en la región. El que con la demencial invasión a Irak por parte del presidente George W. Bush, ha extendido su influencia al sur de Irak y Siria. Además del Líbano, a través de Hezbolá; la Franja de Gaza, a través de Hamas; y Yemen, a través de los rebeldes hutíes.
Ver La demencial guerra de los gasoductos pasa por Siria, atizada desde Qatar y por Occidente
Esta cuestión es la que explica por qué Trump no solo revirtió los acuerdos P5+1 firmados con Irán por su predecesor Obama, para limitar su desarrollo nuclear. Sino que además ha iniciado una escalada de amenazas, sanciones, bloqueo económico, y despliegue de tropas en la región. Con el objetivo declarado, conforme en un todo con las ostensibles pretensiones de Netanyahu, de que Irán, se retire de Siria y Yemen, y cese en su desarrollo misilístico, además del nuclear.
Pretensiones que suenas desmesuradas hacia la teocrática República Islámica de Irán. Que no solo expulsó a EEUU de ese país, el que al mando del pro occidental Sha de Persia se había convertido en un feudo de los Rockefeller y el Citibank. Sino que además soporto una larguísima guerra, que tras el derrocamiento del Sha prooccidental, le declaró el Irak de Saddan Hussein.
Impulsado por EEUU y Occidente, que hasta le suministro armas químicas para llevarla a cabo. En lo que se considera la peor guerra después de la Segunda Guerra Mundial, ya que costó la vida de un millón de personas, y dos millones de heridos. Y tras ocho años de lucha que desquició económicamente a ambos países, Occidente recién se interesó en tratar de detenerla, cuando se estaba inclinando a favor de Irán.
Antecedentes que señalan que las pretensiones de Israel, formuladas ahora por boca del presidente Trump, apoyado en el enorme poder bélico de EEUU, solo podrán ser impuestas por una terrible guerra no convencional. Como ya lo había expresado el gobierno de Israel antes del acuerdo que logró Obama con Irán, que hablaba de convertir a ese país en “un vaciadero nuclear”.
Los últimos episodios de esta escalada del conflicto por parte de Trump, a quien el mismo The New York Times llama el “Presidente Amenazas”, consistieron en el despliegue de más navíos y tropas en el Golf Pérsico por parte de EEUU. Atentados contra buques petroleros, que EEUU se apresuró a endilgar a Irán. Y el derribo de un dron espía de alta tecnología de EEUU por parte de Irán, en el estratégico estrecho de Ormuz, sobre su mar territorial.
Irán concretó así una astuta muestra de poderío militar, sin derramamiento de sangre. Como un mensaje “decisivo y claro”, para que EEUU respete “la integridad territorial, la seguridad nacional y los intereses vitales de Irán”, declaro Hossein Salami, comandante en Jefe de la fuerza de elite de Irán, Guardianes de la Revolución. Hecho que primero Trump trató minimizar, diciendo que “se trató de un error cometido por alguien imprudente o estúpido”; a la par que Rusia y China le advertían que “no abra la caja de Pandora”, con una represalia desatinada, porque sus resultados serían impredecibles.
Pero por la presión pública desde Israel, que la par realizaba masivas maniobras militares mostrando músculo, y de los halcones de la era del presidente George W. Bush, que designó para llevar adelante la embestida contra Irán, el consejero de Seguridad Nacional John Bolton y el secretario de Estado Mike Pompeo, Trump decidió un ataque contra tres objetivos iraníes. Como antes había hecho con Siria, con motivo del supuesto uso de armas químicas.
Ver Fake news: la construcción de la falsa noticia del ataque químico en Siria
Al que no obstante seguidamente canceló, cuando la operación estaba a punto de ser lanzada. Al ser informado según explicó, que iba a deparar 150 muertos iraníes, evitando así abrir la caja de Pandora. Y como quien sale de un aprieto resbalosamente, dijo que la represalia que se iba a lanzar no era proporcional al derribo del dron; que tenía tiempo para ello en el futuro; que esa misma noche había aumentado las sanciones contra Irán, y que por ellas estaba ahora en “quiebra”. Y que Irán “nunca podrá tener armas nucleares”, como para tranquilizar a sus amigos o mandantes israelíes.
Posteriormente, tomando conciencia de la situación, expresó: “no estoy buscando una guerra y, si la hay, habrá una destrucción como nunca han visto antes”. Y como renunciando a sus anteriores pretensiones agregó: “No pueden tener armas nucleares. Y si quieren hablar de ello, bien. De lo contrario, pueden vivir en una economía destrozada por mucho tiempo”.
Objetivo que ya había sido alcanzado con el acuerdo P 5+1 con Irán, logrado por el presidente Obama. Que no satisfizo en absoluto al Israel de Netanyahu, por la inusitada exigencia de este, de que Irán debe renunciar a su derecho al desarrollo nuclear. Quedando así Israel con su desarrollo nuclear militar clandestino, que le ha permitido tener un arsenal estimado entre 200 y 400 ojivas nucleares, en una situación de absoluta supremacía en la región.
E incluso más allá de ella, ya que en el 2003, el general y estratega israelí Martín Van Creveld, de origen holandés, se jactó de diciendo: “Poseemos varios cientos de ojivas atómicas y cohetes y podemos lanzarlos a objetivos en todas direcciones, tal vez incluso en Roma. La mayoría de las capitales europeas son objetivos para nuestra fuerza aérea … Tenemos la capacidad de llevarnos el mundo con nosotros. Y les puedo asegurar que eso sucederá antes de que Israel se hunda.” Aunque contradiciendo a Netanyahu y Trump, también dijo que “el mundo debe aprender a vivir con un Irán nuclear… Nosotros, los israelíes, tenemos lo necesario para disuadir un ataque nuclear de Irán”.
https://en.wikipedia.org/wiki/Martin_van_Creveld
En contraste con la tosca geopolítica de Trump, que en Medio Oriente evidencia estar al exclusivo servicio de Israel, la geopolítica del presidente Obama, más allá de su interés regional, también atendía sus intereses globales. Dado que el acuerdo nuclear con Irán, era de carácter gradualista, con el objeto de incorporar a Irán a la economía occidental, como integrante del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica.
Al que Trump con su incoherente geopolítica y diplomacia, también renunció. No obstante estar destinado a contener la República Popular de China, que es el adversario estratégico de EEUU, y a su expansionista Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. La que desde siempre, como se puede apreciar en la siguiente imagen, ha pasado por Persia y Teherán.
La genealogía de Trump
A todo esto circula una profusa información en la web, que le atribuye a Trump orígenes judíos. Lo cual no es nada descalificante, sino todo lo contrario, dado que se trata de una etnia muy inteligente que ha sabido conservar una milenaria cultura. Pero que explicaría su sintonía y profunda empatía con Israel, que resultaba indispensable para que Israel desplegara sus potencialidades de distinto tipo, para lograr que Trump llegara a la presidencia de EEUU.
De la misma manera que en forma previa había cultivado Bolsonaro con Israel, que se puso de manifiesto en el año 2016, con la curiosa síntesis que hizo de los emblemas de Brasil e Israel que se puede ver seguidamente, mucho antes de que aparecieran sus pretensiones de llegar a la presidencia. Y desde entonces, citando a Israel, repite como una cantinela, “miren lo que ellos no tienen y lo que son. Miren lo que Brasil tiene y nosotros no somos”. Existiendo así en ambos casos un lazo previo y profundo, que garantizara la fidelidad mutua.
En tal sentido resulta significativo que Trump haya sido el primer presidente de EEUU en ejercicio, en visitar el Muro de los Lamentos en Jerusalén, y rezar ante el como un judío religioso. Con un kipa cubriéndole la cabeza, e introduciendo en un resquicio del muro, con una mano apoyada en él, un trozo de papel donde está escrito el deseo que pidió que le otorgue Jehová, conforme la tradición judía. Aunque lo hizo en solitario, y no en forma desafiante como lo hizo Bolsonaro a poco de asumir la presidencia, acompañado provocativamente por Netanyhau.
Trump en su biografía se atribuye ascendientes suecos, pero se ha comprobado que eran alemanes, con el nombre de Drump. Señalándose en la siguiente imagen con amarillo, donde estaría la sangre hebrea en su árbol familiar, atribuyéndole incluso esta pertenencia a su primera esposa. Figurando también al final su yerno de religión judía ortodoxa, Kushner.
Pero además existen otras evidencias de la afinidad de la familia Trump con el pueblo judío. Como lo revela la siguiente añeja fotografía, tomada en oportunidad en que Fred Trump, el padre del presidente, donó un predio para el Talmud Torah del Centro Judío, ubicado en el 723 Avenue Z de Nueva York. Habiendo además seguido personalmente su desarrollo edilicio.
Además de este notable rasgo de apoyo a la religión judía, tanto Fred como su esposa y madre del presidente, murieron en el Centro Médico Judío de Long Island. Evento que muestra el grado máximo de confianza y afinidad que puede tener un ser humano.
De esta manera, con el encaramamiento de Trump en la cima del Poder Ejecutivo de EEUU, la influencia política de Israel en este país, que enfrenta actualmente enormes desafíos respecto su hegemonía, con el surgimiento de la República Popular de China, ha llegado a un grado superior.
Porque ya no se trata de la potentísima acción de lobby por parte AIPAC (Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos – Israel) y otras organizaciones judías. Que llevaron a preguntarse a los analistas Stephen Waltz y John Mearsheimer en su libro «El lobby israelí y la política exterior estadounidense», “si el perro mueve la cola, o la cola mueve al perro”. Como una metáfora de la influencia de Israel en las políticas de EEUU.
Sino de algo superior, que es haber tomado el control de Washington por parte de Israel, en pos de los intereses de este país. Lo que esta descripto en forma contundente en la caricatura o viñeta del portugués António Moreira Antunes, que se desempeña en el semanario Expresso de Lisboa. La qué había sido incorporada a CartoonArts International, y The New York Times publicó el pasado 25 de abril. Que muestra a un Trump ciego con un kipa en la cabeza, guiado por un perro lazarillo, que tiene el rostro de Netanyahu, de cuyo cuello cuelga la estrella de David.
El escándalo que suscitó la caricatura
Como si hubiese revelado un extraordinario secreto, la publicación de esa viñeta en el The New York Time desató un escándalo mayúsculo, protagonizado por altos funcionarios de Israel. El Ministro de Seguridad Pública, Asuntos Estratégicos e Información israelí, Gilad Erdan, lo comparó a la propaganda nazi.
Yair Netanyahu, el hijo más joven del primer ministro, dijo que le recordaba a la cobertura que hizo ese periódico, silenciado el Holocausto en los años 40. Y lo asimiló con “algunos informes dicen que el asesino de la sinagoga de Chabad en California decía que Trump era el esclavo de los judíos”.
Por su parte Ron Dermer, embajador de Israel en EEUU, en su discurso por el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, dijo que el Times era un “pozo de hostilidad” contra el pueblo judío. Y agregó “el mismo New York Times que hace un siglo ocultó el Holocausto del pueblo judío se ha convertido hoy en un lugar seguro para aquellos que odian al estado judío. A través de información sesgada, columnas injuriosas y viñetas antisemitas, sus editores eligen semana tras semana retratar al estado judío como una fuerza del mal”.
No obstante The New York Times desde hace 120 años es ostensiblemente propiedad de la familia de origen judío Ochs Sulzberger, que también posee otras 40 publicaciones, cabiendo la pregunta ante esas afirmaciones, porque escondió supuestamente el Holocausto. Además desde la asunción de Trump, ese periódico es el que ha liderado en forma exacerbada la acusación del Rusiagate en contra este.
Señalando a la Rusia de Vladimir Putin, como artífice de su llegada a la presidencia, no obstante que su política exterior no ha dejado de ser hostil contra Rusia. Y por contrario enteramente acorde a las pretensiones de Israel, cumpliendo en forma integral con los ideales de Netanyahu. Quedando el interrogante si el Rusiagate no es solo una maniobra de distracción, para disimular al verdadero autor del encumbramiento de Trump.
Por su parte el embajador de Israel en las Naciones Unidas Danny Danon, dijo que la viñeta, “podría haber sido tomado de las páginas del Der Sturmer, el periódico de propaganda nazi, y pese a ello esta acción ha quedado impune. Los que cometan actos de antisemitismo deben ser castigados, tanto si es aquí o en las Naciones Unidas, tanto si son líderes políticos, editores, tertulianos políticos, o profesores universitarios”.
Dannon no especificó a qué clase de castigo. Pero cabe apuntar que en Israel, los periodistas deben firmar un acuerdo con el organismo de censura de inteligencia militar para poder obtener su carné de prensa. Saltarse el acuerdo conlleva cargos criminales, penas de cárcel, y hasta el cierre de la publicación. Siendo numerosos los periodistas locales y extranjeros que testimonian lo difícil que resulta ejercer su profesión en ese país. Que aún mantiene la censura del FDI (Fuerzas Defensa Israelí) establecida desde la fundación de Israel hace 70 años, por razones de emergencia.
The New York Times por su parte rápidamente publicó una disculpa diciendo: “Una caricatura política en la edición impresa internacional del domingo incluyo tópicos antisemitas, al representar el primer ministro de Israel como un perro guía con una estrella de David en el cuello, que lleva al presidente de los Estados Unidos, usando una gorra. La imagen era ofensiva, y fue un error de juicio el publicarla. Fue proporcionado por The New York Times News Service y el Sindicato (CartoonArts International) la que desde entonces se ha eliminado.”
No obstante el embajador Dannon expresó que no eran suficientes, diciendo: “No estoy en la posición de aceptar o no la disculpa, pero si alguien comete un error, creo que debe hacerse responsable”. Quien agregó que imágenes como esa pueden incitar a la violencia contra los judíos.
Postura que llevó al supuestamente líder de la libertad de expresión occidental, The New York Times, a efectuar una disculpa adicional, diciendo que estaba “profundamente apenado” y se comprometía a que “nada como esto” volviera a suceder. Asegurando que el asunto estaba bajo revisión interna, que “anticipan cambios significativos“.
Como resultado de ello, informó luego que había sido un error de juicio publicar la viñeta, producida por una falta de gestión: “Un solo editor que trabajaba sin la supervisión adecuada descargó la caricatura sindicada y tomó la decisión de incluirla en la página de Opinión”, explico. Poniendo así en evidencia The New York Times cómo funciona la censura en un medio supuestamente independiente.
Ver John Swinton: La independencia de la prensa
Y en consecuencia, además de eliminar la viñeta en cuestión, anunció que iba a dejar de publicar viñetas políticas en su edición diaria internacional. Renunciando así por la presión de Israel, a ejercer la sátira política. Lo que también reportó el despido de sus dos viñetistas oficiales, Heng Kim Song y Patrick Chappatte. Quien expresó: “me temo que esto no es solo sobre viñetas, sino sobre periodismo en general… La viñeta política nació con la democracia. Y está siendo atacada donde se ataca la libertad”.
Por su parte el autor de la escandalosa viñeta, quizás si darse cuenta de la enorme verdad que ella trasmitía, se interrogó: “¿Por qué será que no puedo hacer una crítica al gobierno de Israel sin que se me acuse de ser antisemita? No tengo nada contra los judíos pero tengo muchas cosas contra las políticas de Israel”.
Por su parte el presidente Trump tuiteó diciendo: “El NYT se ha disculpado por su terrible caricatura antisemita, pero no se ha disculpado conmigo por ella y por todas las noticias falsas y corruptas que imprimen cada día. Han alcanzado el nivel más bajo en el ‘periodismo’ y seguramente un punto bajo en la historia del NYT”.
Hacia un nuevo oscurantismo medieval
El mundo últimamente se encuentra bordeando una Tercera Guerra Mundial, donde las armagedonicas fuerzas destructivas que se pueden poner en juego, nada tienen que ver con las de esa espantosa guerra, que dejó 60 millones de muertos. Y han reaparecido doctrinas de guerra nuclear, que antes se entendían abandonadas, por la doctrina del loco o MAD (Mutua Destrucción Asegurada).
No obstante la actual dirigencia israelí liderada por Netanyahu, en búsqueda de sus objetivos nacionales, parece creerse legitimada para coquetear o juguetear con ella. Hasta llevarla al extremo de la extinción del planeta, tal como lo expreso su general Van Cleved. Y en ese juego infiltrar y adquirir el control supremo de potencias que pueden protagonizarla, como parece ser el caso de Trump, y en un segundo escalón, el caso de Bolsonaro en Brasil.
Al mismo tiempo el Occidente judeo cristiano, que fue la cuna de la Ilustración, ha ido cayendo en un nuevo oscurantismo medieval. Donde la pasión de Cristo con su crucifixión para salvar a la humanidad, que no debía olvidarse nunca, ha sido sustituida por la pasión secular del Holocausto, que no debe olvidarse nunca. Y los templos de antaño en memoria de Dios, ahora son los Espacios para la Memoria, no obstante que en la humanidad, la Tierra, y el Cosmos, rige la ley de la impermanencia y el olvido.
Habiéndose concentrado en seis millones de judíos, el sufrimiento de sesenta millones de humanos durante la Segunda Guerra Mundial. En una magistral inversión de culpa, al responsabilizar ahora al cristianismo, del antisemitismo generado por haber responsabilizado al pueblo judío de la pasión de Cristo. Pasando así ahora el pueblo cristiano a ser el responsable de la pasión y sufrimiento del Holocausto.
De esta manera los herejes y relapsos de antaño, que en el pasado el cristianismo y la Santa Inquisición quemaban en hogueras, han pasado a ser ahora los “negacionistas”, que comenten “delitos de opinión”. En abierta proscripción de la libertad de pensamiento, con la instauración de nuevos tabúes, igual que en el medioevo cristiano lo eran la divinidad de Cristo Jesús, la virginidad de la Virgen María, o la existencia del Espíritu Santo. Lo que explica la dócil censura que autoejerció respecto la viñeta en cuestión, The New York Time.
Y así está prohibido cuestionar con el auxilio de la ciencia de la historia, cifras como seis millones, o en Argentina treinta mil. Tildando a cualquier indagación histórica o científica como “crímenes de odio”, como en el medioevo eran el odio a Jesús, sus santos y mártires, la Virgen María, y las enseñanzas del sumo Pontífice de Roma.
De esta manera, como un nuevo Giordano Bruno o Galileo Galilei, al doctor en Química alemán Germar Rudolf, que demostró científicamente que ni en Aschiuwts ni en Birkenau habían habido cámaras de gas, la Universidad de Stuttgart le denegó el título, por carecer de “dignidad académica”. Mientras que el Instituto Planck lo expulsó del mismo, diciendo que “toda época tiene tabúes que no se pueden cuestionar, menos en Alemania”. Purgando además Rudolf varios años en prisión, por “difamar la memoria de los muertos”.
Además las vidas ejemplares de los santos y mártires cristianos de antaño, han sido sustituidas por historias lacrimógenas que reiteradamente aparecen en los grandes multimedios, de los mártires, justos, y sobrevivientes del Holocausto. Como si en ellos, igual que antes con Cristo Jesús, estuviese condensado todo el sufrimiento que ha padecido la humanidad desde siempre.
Historias que casualmente abundan, cuando Israel comete o está por cometer alguna tropelía en Medio Oriente. Igual que el cristianismo hacia sus conquistas con la cruz y la espada, e infligía terribles sufrimientos a los pueblos conquistados hablándoles del sufrimiento de Cristo, tal como lo relata Fray Bartolomé de las Casas.
Mientras que en las metrópolis conquistadoras reinaba el bienestar y el progreso. Y en este marco España dispuso restituir la ciudadanía española a judíos sefardíes que había expulsado quinientos años atrás. Pero se negó a pedir perdón por la extinción de culturas, etnias, población, y riquezas, que deparó la conquista de América desde quinientos años atrás.
Por esta razón el lúcido pensador Albert Einstein, rechazó presidir Israel en momentos de su fundación, diciendo clarividentemente que de allí en adelante tendrían que hacer lo mismo que los nazis. Y así paradojalmente, lo que antes se conquistaba en nombre de la Cruz de Cristo, ahora se reconquistó en nombre o reparación de otra cruz, la esvástica, como un símbolo diabólico. Afirmando respecto esta reconquista el estratega y general Van Creveld: “tenemos la capacidad de llevarnos al mundo con nosotros. Y les puedo asegurar que eso sucederá antes de que Israel se hunda”. En esto alocadamente y sin tino andan Netanyahu y Trump.-
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