Se la señala de ser la titiritera del autodesignado presidente caribeño Juan Guaidó. Trabajó 10 años como analista, experta en Mexico, para la Central de Inteligencia Americana (CIA). Fue subdirectora del Programa de las Américas en el think tank “Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales”, que actualmente promueve una intervención militar en Venezuela. También se desempeñó, entre el 2005-06, en el gobierno del ex presidente George W. Bush como directora del Consejo de Seguridad Nacional en las regiones de Brasil, Cono Sur, México y Canadá. Y luego como CEO de una empresa de espionaje internacional cuyos clientes son megacorporaciones de energía y empresas mineras.
Por Lázaro LLorens – 29/5/2019 – @lazarollorens
Se trata de la diplomática republicana Kimberly Breier. Actual subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental del presidente de Estados Unidos Donlad Trump. Quien hace unos días, mientras Cambiemos no para de caer en las encuestas, concretó una dilatada visita a Argentina, y luego de entrevistarse con el presidente Mauricio Macri y toda la plana mayor de Cambiemos, dio su apoyo político y económico al gobierno, con un fin claro: la reelección de Mauricio.
“Es un placer ver cómo la Argentina ha cambiado en estos cuatro años”, dijo la enviada de Trump, en una conferencia de prensa, dando así un público y expreso respaldo político al presidente Macri, a quien considera un “socio estratégico” de EEUU. “El apoyo es muy fuerte, es un compromiso real con el gobierno y con las decisiones difíciles que está tomando en el tema económica. Seguiremos apoyando al gobierno argentino” agregó, luego de sucesivos encuentros con Macri, el ministro Nicolás Dujovne, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el jefe de Gabinete Marcos Peña, y el canciller Jorge Faurie. A quien Breier le agradeció por su liderazgo contra el gobierno de Maduro en el llamado Grupo Lima.
“Ustedes saben muy bien que hemos apoyado a la Argentina de manera muy seria en los últimos años, y el programa del FMI es un programa real, verdadero, muy grande y un apoyo muy fuerte a la ruta que está tomando el país” añadió Breier.
Espaldarazo del norte
Ademas de este espaldarazo político, Breier firmado varios convenios de inversiones por parte del gobierno de EEUU en Argentina. Uno de estos con el secretario de Energía Gustavo Lopetegui, el “manager económico de Macri”, para financiar obras de infraestructura el área energética. El otro, un préstamo de 45 millones de dólares de la agencia estadounidense Corporación para la Inversión Privada en el Extranjero (OPIC) destinado a la empresa local Plaza Logística. “Es la primera inversión de la agencia en la Argentina desde hace 15 años”, destacó la subsecretaria de Estado estadounidense, que no escatima esfuerzo en apoyo del gobierno de Macri.
La dilatada visita de Kimberly Breier Argentina, fue anticipada por la Casa Blanca mediante un comunicado de prensa del Departamento de Estado de EE.UU, manifestando en él un profundo interés por Argentina. “Del 9 al 12 de mayo, la subsecretaria Breier viajará a Buenos Aires para profundizar la asociación entre Estados Unidos y Argentina en lo que respecta a la gobernabilidad democrática, el combate al terrorismo y el crimen transnacional, y la promoción del comercio libre, equitativo y recíproco.”
“Su programa de actividades incluye reuniones con funcionarios de alto rango del gobierno argentino, entre los cuales están el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Faurie; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; y el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui”, decía el comunicado emitido por la Casa Blanca.
Breier y Guaidó
Breier asumió como subsecretaria de Estado de Trump el 15 de octubre del año pasado. Luego de la polémica reelección a la presidencia de Venezuela de Nicolás Maduro, acontecida luego de instauración de una controvertida Asamblea Constituyente en el 2017. Por eso, lo primero que hizo al asumir fue prometer públicamente por su recargada cuenta de Twiter, que iba a ejercer “presión” sobre los “corruptos regímenes de Venezuela y Nicaragua”. Tal como lo pide actualmente el “Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales” para el cual Breier trabajaba, y ahora auspicia directamente la “manu militari”.
Al mes siguiente, en noviembre del 2018, emergió la figura del ingeniero Juan Guaidó. Hasta entonces un olvidado legislador del partido opositor a Nicolás Maduro, Voluntad Popular. Liderado por el ex alcalde de Caracas Leopoldo López, otro ex famoso antichavista venezolano, premiado por Transparency Internacional y la Universidad de Harvard, que había apoyado el fracasado golpe intentado contra Hugo Chávez en el 2002.
A partir de allí, Guaidó, de 36 años, junto a su jóven esposa de 26 años Fabiana Rosales, empezó a aparecer ante la prensa mundial, en diversos viajes, junto a la poderosa subsecretaria de Estado de Trump, Kimberly Breier. Y en cuestión de días, casi de la noche a la mañana, el ignoto diputado Venezolano se transformó en un político reconocido mundialmente, por presidentes, ministros, empresarios, medios de comunicación, etc. No gracias a su carisma. Sino a la poderosa influencia diplomática de EEUU gestionada a traves de su incansable subsecretaría de Estado de EE.UU, que desde que asumió tiene a Venezuela, que cuenta con la principal reserva de petróleo certificadas del mundo, entre ceja y ceja.
El 5 de enero de 2019, una semana antes que el presidente Maduro asumiera su segundo mandato, la presión sobre Venezuela se desencadenó ostensiblemente cuando Guaidó, pollo de Breier, fue designado presidente de la Asamblea Nacional de ese país, controlada por los legisladores de la oposición, siendo la persona más joven en ocupar dicho cargo.
Y seguidamente el 11 de enero Guaidó anunció que asumiría las responsabilidades del artículo 233 de la Constitución para convocar a nuevas elecciones nacionales. Atribución que según diversos constitucionalistas esta traída de los pelos, dado que ese artículo solo lo autoriza en el caso de que el presidente o presidenta electa no asuman el cargo.
Y para tratar de solucionar esa grave falla jurídica, el 23 de enero de 2019 se realizó un cabildo abierto en Caracas, donde por las supuestas atribuciones del mencionado artículo, el pupilo de Breier, Guaidó, se juramentó como presidente encargado de Venezuela. Prestando juramento como tal ante la Asamblea Legislativa Nacional controlada por la oposición.
“Estamos en una dictadura” disparó Guaidó, guionado por la halcón Breier al jurar como presidente interino de Venezuela, sin contar con un solo voto popular. “Asumo la responsabilidad bajo el artículo 333 y 350. Juro asumir el compromiso de la no violencia. Hoy 23 de Enero juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como el Presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de usurpación” agregó.
Inmediatamente después, tras esta autoproclamación propia del surrealismo mágico tropical de Gabo Marquez y de las injerencias de EEUU en la región, el pupilo de Breier obtuvó el respaldo de Donald Trump, la OEA, el Parlamento Europeo, Francia, Canadá, Brasil, Chile, Argentina, y otros países bajo la órbita diplomática de EEUU.
“Reconozco oficialmente al Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como el Presidente Interino de Venezuela”, expresó Trump en un comunicado. “Quiero expresar mi apoyo a la decisión del Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, reconociéndolo como Presidente Encargado de ese país” dijo poco después el presidente Mauricio Macri mediante Twitter.
Bloqueo financiero
Este nombramiento dejó a Venezuela con supuestamente dos gobiernos, el de Maduro y el cogobierno paralelo de Guaidó. Que tiene actualmente una asamblea legislativa, sede de gobierno, funcionarios, embajadas, y hasta millonarios recursos de entre 7 mil y 11 mil millones de dólares para poder pagar salarios y gastos corrientes. Algo fundamental para cualquier proyecto. Y que en Venezuela, por el tipo de cambio, es una montaña de dinero.
Estos cuantiosos recursos, se los facilitó la subsecretaria Breier a Guaidó, pocos dáis después, el 29 de enero. Ese día, el Departamento de Estado de EEUU le confiscó al gobierno de Maduro entre 7 mil y 11 mil millones de dólares, originados por la petrolera PDVSA y su filial CITGO, por la venta de combustibles en ese país, depositados en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Y autorizó al mismísimo Guaidó su administración.
Esta arbitraria decisión, justificada en el hecho de que Guaidó era el nuevo presidente electo de Venezuela y Maduro un usurpador, la anunció el controvertido secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, jefe de la Breier, otro ex CIA y halcón como ella. “Ayudará al gobierno legítimo de Venezuela a resguardar los activos para el beneficio del pueblo venezolano” dijo Pompeo a través de su portavoz Robert Palladino.
En esa ocasión Pompeo, un impulsor del Tea Party republicano, que quiere una CIA más “agresiva, brutal, despiadada e implacable”, anunció también un virtual embargo petrolero contra Venezuela. Excepto que la facturas emitidas por PDVSA que son billonarias, dado que el 80% del petróleo venezolano se exportaba a CITGO y a petroleras de EEUU como Chevron y Halliburton, se paguen en las cuentas bancarias del Banco de la Reserva Federal de New York. Que maneja el autoproclamado presidente interino Guaidó, con lo cual, los recursos financieros de este alfil de Estados Unidos resultan ser muy cuantiosos.
¿Ayuda humanitaria?
La presión de EE.UU siguió en aumento cuando, luego de conformado formalmente el nuevo gobierno, con millones de dólares en el banco, Breier y Guiadó, comenzaron con la campaña de la ayuda humanitaria a Venezuela. Para ella, el secretario de Estado Pompeo, el mismo que había bloqueado las cuentas al gobierno de Venezuela en miles de millones de dólares, prometió una ayuda de 20 millones de dólares.
La operación, craneada íntegramente por Estados Unidos, destinadas a socavar las bases del chavismo, consistía en la entrega vía terrestre y marítima, bienes de primera necesidad en los puntos más críticos de Venezuela. Bienes que venían de Estados Unidos y de países afines como Colombia, Brasil y Argentina.
Para ello, Guaidó creó la página web www.voluntariosxvenezuela.com para reclutar voluntarios para la entrada a Venezuela de la ayuda humanitaria prevista para el 23 de febrero. Y el 11 de febrero, el mismo realizó la entrega parcial del primer cargamento de ayuda humanitaria a la Asociación de Centros de Salud (ASSOVEC). Hecho que provocó la reacción de Maduro que se opuso a este tipo de ayuda, alegando que el bloqueo de las cuentas en New York era lo que estaba impidiendo la compra de medicamentos y otros bienes esenciales.
La mano de la halcona norteamericana detrás de esta iniciativa se mostró tan ostensiblemente evidente, que desde su cuenta oficial de tuiter, el 28 de febrero, luego de una reunión con Guaidó, Breier, exigió: “Un líder legítimo no muere de hambre y oprime a su pueblo. @jguaido está trabajando para proporcionar a la gente de #Venezuela la ayuda humanitaria que tanto necesitan, mientras Maduro la bloquea. Como dijo @VP, “Maduro debe irse” y esta ayuda DEBE DEJARSE. #EstamosUnidosVE”
“Golpe electromagnético”
En medio de esta crisis de doble gobierno, bloqueo de divisas, ayuda humanitaria, el 7 de marzo pasado se produjo un gran apagón eléctrico de Venezuela. El más grande de su historia. Duró 7 días, abarcó el 80% de la población, generando saqueos, marchas, desabastecimiento, conflictos en el sistema de salud, sometiendo al tambaleante gobierno chavista a un caos.
Sobre este apagón, Maduro, acusó públicamente a los Estados Unidos y Trump de ser los autores intelectuales de una “guerra eléctrica”. Adujo un ataque cibernético al sistema informático del “Ardas” que regula las 20 máquinas de la Central Hidroeléctrica Simón Bolivar. Es una “guerra eléctrica anunciada y dirigida por el imperialismo estadounidense en contra de nuestro pueblo” espetó Maduro desde su cuenta de Twitter.
También, denunció públicamente a su competidor en el cargo Guaidó, el otro autoproclamado presidente de Venezuela, de ser el cómplice interno de Estados Unidos. Y a través del fiscal General de Venezuela, Tarek William Saab, le inició una investigación por su “presunta implicación en el sabotaje realizado al sistema eléctrico nacional”.
Tomó esa medida luego que Guaidó, quien había asumido el cargo jurando la “no violencia”, en el medio del apagón, tras unos saqueos, tuiteó: “No se puede hacer apología de la violación a la propiedad privada, pero tampoco se puede ignorar la desesperación de comunidades que están sin luz ni agua desde hace días y sin poder comprar lo que necesitan con urgencia”. Tuit que justificaba e incitaba los actos vandalismo, para añadirle más caos al gobierno de su contrincante Maduro, lo cual le generó críticas hasta en sus seguidores.
El títere del Norte
En el medio de un verdadero caos, el llamado “golpe electromagnético” duró una semana. Tras el restablecimiento del sistema eléctrico, la presión política volvió a la polémica de la ayuda humanitaria a Venezuela. Tema tratado hasta en los programas de chimentos de la tarde en Argentina, que finalmente nunca se concretó en su plenitud. Y que siguió teniendo a la subsecretaria Breier y su pupilo Guaidó como los protagonistas principales.
Al respecto, el 17 de abril, la funcionaria norteamericana logró meter un gol cuando la Cruz Roja Internacional, pudo ingresar un cargamento de ayuda humanitaria con generadores de energía eléctrica, potabilizadores de agua, y kits de medicamentos. “Esta emergencia humanitaria compleja que padecen miles de venezolanos la creó el régimen de Maduro y aun así la negaban. La entrada de ayuda humanitaria demuestra su fracaso en materia de salud” acusó Guaidó.
“Hace cuatro meses empezamos el camino nuevo con el presidente interino Juan Guaidó. Ya hay 54 países en el mundo que lo reconocen y la mayoría tienen representantes del gobierno de Guaidó. Tenemos dos instituciones internacionales, la OEA y el BID, que tienen representantes de Guaidó…Yo diría que sí, que las sanciones sí están funcionando. Porque están cortando las bases del pueblo que tiene el régimen. Entonces vamos a seguir en la ruta con la presión” aseguró Breier, durante su reciente visita a la Argentina apostando a más división en el pueblo venezolano.
Ante el fracaso de esas acciones para introducir ayuda humanitaria, contando con el ostensible apoyo de EEUU, el pupilo de Breier Guadió trató de sublevar a las fuerzas armadas en contra de Maduro, llegando a decir que la Asamblea Legislativa Nacional podría pedir la intervención militar de EEUUU. Opción que Trump, Pompeo, y Breier, se encargan de instalar, al decir pendencieramente que “todas las opciones están sobre la mesa”.
En ese sentido, teniendo en cuenta la inocultable grieta que existe en nuestro país; el perfil de quienes comandan la política exterior norteamericana Trump – Pompeo – Breier; y que en Argentina está el segundo reservorio de gas no convencional más grande del mundo; ¿que puede pasar si las elecciones las gana algún partido que no sea enteramente afín a EEUU? ¿Trump y Breier apostarán a la fractura social extrema como en Venezuela, pueblo contra pueblo?
Evidentemente no soplan buenos tiempos para América Latina, en el marco geopolítico de un EEUU empeñado en recuperar y conservar su patio trasero, en su pugna por mantener su hegemonía frente al ascenso de la República Popular China.-
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