En las flamantes elecciones de Chubut, casi 2 de cada cinco ciudadanos no fue a votar, o anuló el voto (31,3% NO VOTO, 7,2% Blancos y Nulos). Y al ganador Ignacio Torres, de Juntos por el Cambio, solo lo votaron uno de cada cuatro chubutenses. Con apenas un punto y pico de diferencia sobre su contrincante, Juan Pablo Luque, de Arriba Jujuy.
Lo cual representa un empate técnico entre secundones, frente una mayoría un 50 % mayor en votos, que pese al voto obligatorio, dijo de una u otra manera: no me importa, no confío, son todos iguales, da lo mismo, no les creo.
En vez de festejar y jactarse de “batacazos”, ello debería llevar a la reflexión tanto al ganador y al perdedor, en una democracia de cada vez menor calidad y representatividad. Vulnerando así el sistema de “democracia representativa”, en la cual según la Constitución, “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes”, que cada vez representan a menos .
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Por su parte al cuco Milei, representado Por la Libertad, solo lo voto menos de uno cada 10 chubutenses. Mientras que al Frente de Izquierda solo lo hizo uno cada 33, y al GEN de Margarita Stobizer, uno cada 66.
De esa manera con la bajísima representatividad, del 24,6 % de los votos del padrón electoral, Juntos por el Cambio con Torres, que nunca desempeñó un cargo ejecutivo, se va a hacer cargo de una provincia que ha tenido una enorme conflictividad en los últimos tiempos.
No solo con los docentes por sus bajas remuneraciones, sino también por la cuestión minera, con ataque a la Legislatura incluida. Junto el traslado del emporio petrolero desde Chubut hacía Neuquén, por la explotación de Vaca Muerta.
Por lo tanto se puede decir que en dicha provincia que nadie puede cantar una victoria rotunda, más bien parece haber triunfado el desencanto. No solo por la mínima diferencia de 1,2 % entre Juntos por el Cambio y la alianza oficialista Arriba Chubut.
Sino porque Juntos por el Cambio solo logró aumentar poco más 30 mil votos respecto la desastrosa elección presidencial del 2019; y solo 7 mil votos respecto las legislativas del 2021 (Pasó de 85.842 votos, a 108.556, y actualmente 116.432).
Mientras que por su parte el oficialismo peronista que casi obtuvo 150 mil votos en el 2019, y se derrumbó a 80.988 votos en el 2021, actualmente solo pudo recuperar otros poco más de 30 mil votos, llegando a 111.203.
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Lo cual, con el NO VOTO, los blancos y nulos, revela la existencia de una neo abstención de la base popular peronista, como en los tiempos de la proscripción de Juan Domingo Perón. Producida en este caso por el brutal desencanto que les deparó el gobierno de Fernández – Fernández, inversamente proporcional a la ilusión que habían puesto en el 2019, tras el desastroso gobierno de Macri. Quien a su vez había captado parte de esa base electoral con las falsas promesas duranbarbistas de “pobreza cero” y “podés estar mejor”.
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Vamos por partes dijo Jack
Seguidamente se analiza el voto en las grandes ciudades de Chubut: Rawson, Comodoro Rivadavia, Trelew, y Madryn, que concentra el 74 % de los votantes, y profundiza la visión de que Torres con su escasa representación, no la va a tener fácil. Y menos aún si Juntos por el Cambio aparece con un shock de ajuste “todo o nada”, como propone la candidata halcón Patricia Bullrich.
Comenzando por la capital, Rawson, que respecto las otras tiene la menor cantidad de votantes, el NO VOTO llegó a su máxima expresión con un 46,6 % (31,1% NO VOTO, 15,5% Blanco y Nulos). Mientras que Juntos por el Cambio obtuvo menos de la mitad de esos no votos, 22,8 %. Seguido de Por la Libertad de Milei, que con un 14,2 % llegó a su máxima expresión en relación con las otras tres ciudades.
En la ciudad mas grande, Comodoro Rivadavia, detrás del NO VOTO con un 39,6 %, aparece Arriba Chubut con un 28,9 %, seguido por Juntos por el Cambio con solo un 20,4 %. EN Trelew detrás del NO VOTO con un 34,8 %, aparece Juntos por el Cambio con un 28 %, el máximo registro en esas cuatro ciudades. Y en Madryn detrás de un NO VOTO con un 36,3 %, de nuevo se impuso Arriba Chubut con un 26,0 %, seguido de Juntos por Cambio con un 23,3 %.
Cifras todas demasiado magras como para entonar discursos triunfales, que reflejan junto con las de las elecciones anteriores, el profundo desencanto que va cundiendo en Argentina respecto la democracia, sin que la “clase política” o “casta política” pareciera consciente de ello.
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