Las encuestas difundidas por los grandes medios de comunicación como Clarín, con sus cada vez mas dudosos resultados, como se vio en la primera vuelta en las recientes elecciones brasileñas, ponen en evidencia el sesgamiento con que se las confecciona, acomodando sus resultados a favor de quien las promueve o las paga.
Una clara evidencia de ello lo dan las diferencias que se registran entre sí, según de donde provengan, que superan largamente los márgenes de error consignados en ellas. Lo cual resulta inaceptable en lo que se considera un procedimiento científico, basado en las leyes de los grandes números de la ciencia estadística.
Pero para eludir los cargos de falsedad intencional, siempre está a mano por parte de los inescrupulosos encuestadores de resultados por encargo que abundan en el mercado, el error de muestreo, o del medio empleado para la entrevista, etc. Pero recientemente la difusión de una encuesta de IPSOS, tuvo la virtud de exponer en toda su dimensión la malevolencia con que se las usa, especialmente por parte del “gran diario argentino” conducido por Héctor Magnetto, como se verá seguidamente.
Giro a la izquierda en la región
En los últimos meses, ha retornado un giro a la izquierda por parte de los gobiernos latinoamericanos. Las victorias electorales de Gabriel Boric en Chile, Gustavo Petro en Colombia, y Xiomara Castro en Honduras, llevadas a cabo este año, se sumaron a los anteriores ascensos de Andrés López Obrador en México, Luis Arce en Bolivia, Pedro Castillo en Perú, y Alberto Fernández en Argentina. Y esto fue coronado recientemente con la reelección de Lula da Silva como presidente de Brasil, poniéndole fin a la aspiración reeleccionista de Jair Bolsonaro, como un último baldazo para aquellos que tenían la expectativa de afianzar gobiernos de centroderecha afines a Estados Unidos en la región tras la debacle del chavismo bolivariano.
Por ende, con las derrotas en los países donde las influencias norteamericanas han fluido con mucha normalidad, como México y Colombia, todas las estrategias estarían puestas en preservar el país que está quedando en pie, con una administración con orientación de centro derecha como es Uruguay, bajo el mando de Luis Lacalle Pou.
En ese marco no parece casual qué en el mes de agosto, a la par que el gobierno de Uruguay iniciaba una polémica reforma jubilatoria, con fuerte rechazo por parte del sector sindical organizado uruguayo, se publicara un relevamiento que asegura que Lacalle Pou es por lejos el mejor presidente de la región. No obstante que ahora enfrenta también un escándalo por el espionaje a opositores políticos, con ciertos parecidos a los que se atribuyen al ex presidente Mauricio Macri.
IPSOS a la carga
IPSOS Group SA es una consultora de investigación de mercados con escala internacional. Nació en el año 1975, ideada e impulsado por el francés Didier Truchot. “En Ipsos, creemos que nuestros clientes necesitan mucho más que un proveedor de datos, necesitan un partner que pueda generar información relevante y precisa para convertirla en verdades accionables”, señala una nota de presentación en su página web, con la firma de su creador, sin aclarar el significado del neologismo “verdades accionables”. Ante la prensa, el propio Truchot aseveró que IPSOS recibe más de 2.000 millones de dólares anuales, por parte de sus clientes.
A partir de los años noventa, la consultora francesa se extendió por el resto de Europa, Estados Unidos, y América Latina, en sintonía con la segunda década de oro de la economía estadounidense y la aplicación del Consenso de Washington en el continente. A partir de 1995, IPSOS incidió en Argentina y Brasil con la compra de Novaction. Tras haber pactado un joint venture o proyecto conjunto con esa misma firma, para crear “la primera agencia especializada en evaluación publicitaria”.
En 1999, IPSOS empezó a cotizar en la bolsa de valores de París, una rareza viniendo de la naturaleza de sus negocios. Y en el presente siglo, siguió comprando otras consultorías como Synovate en 2011, e incluyendo firmas argentinas como Livra en el 2009.
En agosto de este año, IPSOS presentó un informe titulado AMÉRICA LATINA: APROBACIÓN DE SUS PRESIDENTES, PRINCIPALES PROBLEMAS Y SITUACIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA – Percepciones de los líderes de opinión de Latinoamérica. La conclusión a la que arriba es que la “aprobación de presidentes latinoamericanos está relacionada con la gestión económica y el sistema político de sus países”; que “Uruguay es el país con la mejor evaluación económica de la región”; que “Luis Alberto Lacalle Pou, presidente de Uruguay, se ubica en el primer lugar del ranking de aprobación presidencial”; y que “Uruguay y Chile son los dos únicos países entre los evaluados que la mayoría considera democracias plenas”.
La encuesta al gusta uruguayo
Según IPSOS el único presidente que tiene una rotunda aprobación por parte de una abrumadora mayoría de los encuestados, es el actual mandatario uruguayo Luis Alberto Lacalle Pou, cuyo ascenso implicó un notable giro a la derecha en la administración del país oriental, luego de la gestión de José “Pepe” Mujica.
Curiosamente, aparece en un segundo lugar Gabriel Boric de Chile, con un 49%, quien aparentemente implica lo opuesto: un radical de giro progresista en el país del Pacífico, que en el pasado funcionó como un laboratorio del proceso represivo y neoliberal, ejercido por el dictador Augusto Pinochet con el asesoramiento del economista Milton Friedman, cuyo “crecimiento milagroso” chileno se realizó a sangre y muerte.
La explicación de ese alto puntaje, posiblemente sea producto de una falta de maduración respecto una figura juvenil carente de antecedentes, cuando su gestión apenas había cumplido cuatro meses. Quién no obstante su izquierdismo, cultiva una reprobación hacia el bolivorianismo chavista, que resulta muy simpática a Estados Unidos.
Luego de Boric, aparecen figuras presidenciales de derecha, con el saliente Iván Duque de Colombia con 40%, cuyo país también acaba de tener un rotundo cambio “a la chilena”. Y Guillermo Lasso en Ecuador, 38%, quien el año pasado se impuso por un escaso margen sobre el candidato del correísmo de izquierda, y actualmente está soportando una fuerte crisis en su país, por razones internas y externas.
Finalmente en los últimos cuatro escalones aparecen las figuras consideradas como progresistas o de izquierda, luciendo Nicolás Maduro un cómodo último lugar con 5% de aprobación, seguido por el líder de Cuba Miguel Díaz-Canel (14%), Pedro Castillo de Perú (15%) y Alberto Fernández en Argentina (19%). Y todos ellos tienen menos aprobación que el inefable Jair Bolsonaro de Brasil, que contó con la aprobación de un 20%, es decir una quinta parte de los entrevistados.
Ampliando la visión, en la siguiente planilla se puede ver los porcentajes de desaprobación de los presidentes según IPSOS. Allí vemos que el uruguayo Lacalle Pou tiene un voto negativo de tan solo el 14% de los entrevistados. En segundo lugar, no aparece el chileno Boric, sino el panameño Laurentino Cortizo con el 31% de desaprobación. Después le sigue Boric (44%) y luego Lasso de Ecuador (47%), siendo los únicos que tienen el pulgar para abajo inferior al 50 % de los entrevistados.
La encuesta de IPSOS asevera además que Lacalle Pou es el único que ha logrado tener una aprobación en ascenso con el transcurrir los años, a diferencia de la mayoría de los otros casos, que han tenido un marcado descenso, o una tendencia a ello con algunas leves recuperaciones de imagen positiva.
Siendo el caso mas notable el del presidente de Argentina, Alberto Fernández, cuya imagen positiva se desplomó en forma constante desde el 2019 hasta el 2022, cayendo de un 49 % a solo un 19 %. El nivel más bajo de todos, si se excluye a los presidentes de Cuba y Venezuela.
Argentina el tercer país con mayor desaprobación democrática
Una de las respuestas más llamativas tuvo que ver con la pregunta “¿Cómo calificaría la situación política de cada uno de los siguientes países?”. Y brindaba las siguientes opciones: Democracia Plena – Democracia deficitaria – Régimen híbrido – Régimen autoritario – No precisa.
Se observa que según IPSOS, Uruguay goza de una democracia plena según el 68 % de las opiniones. Y también Chile con un 53 % de ellas, no obstante los gravísimos disturbios que ha soportado dicho país. Apareciendo en el séptimo y octavo lugar Argentina y Brasil, con solo el 17 % de las opiniones positivas. Luego vienen Perú y Bolivia, con 16 % y 11 % respectivamente. Y finalmente aparecen Cuba y Venezuela con solo el 2 % y 1 % respectivamente.
Argentina en una situación económica parecida a Venezuela
La segunda pregunta se trasladó del ámbito político a lo económico y fue: “¿Cómo calificaría la situación económica de cada uno de los siguientes países?”. Las opciones a elegir, más que evidentes, fueron: Muy buena – Buena – Mala – Muy mala – No precisa. He aquí los resultados:
Nuevamente según IPSOS Uruguay aparece como el gran faro a seguir, ya que el 80 % de las opiniones dice que allí la situación económica es muy buena o buena. Le sigue Chile con 56 % ídem, y Colombia con el 54 %. Ubicándose a continuación México, Panamá, Bolivia, Brasil, Ecuador, y Perú, con valoraciones buenas y muy buenas que varían entre 49 % y 27 %. En el décimo lugar aparece Argentina, con una valoración entre muy buena y buena de solo el 5 %, seguida de Cuba y Venezuela con un 4 %.
La inflación reina en Argentina
Por último según IPSOS, Argentina es el país que cuenta con la peor expectativa inflacionaria de la región, superando incluso al país hiperinflacionario de Venezuela. Ya que hay un 95 % de opiniones de que ella aumentará o permanecerá en el mismo nivel, contra un 87 % en Venezuela, un 90 % en Perú, un 89 % en Chile, un 87 % en Colombia, y un 85% en Cuba.
El panorama negativo en la región se completa con marcas parecidas por parte de México, Brsil, Ecuador, y Bolivia. Y nuevamente es Uruguay el que luce la mejor posición con solo un 32 % de opiniones que afirman que la inflación aumentara. Solo es superado por Panamá, país que tiene su economía dolarizada, si se suma la opción que la inflación permanecerá en el mismo nivel.
La cobertura amplia y omisiva por parte de Clarín
Clarín, a la hora de publicar como noticia los resultados de la encuesta de IPSOS que acabamos de detallar, puso como título “¿Por qué Luis Lacalle Pou es el presidente con mejor imagen en América Latina?”, mencionando en el copete de la nota los resultados de los mandatarios más favorecidos y los más desfavorecidos, entre los que se encuentra Argentina.
No parece casualidad que la encuesta se haya publicado en el mes de agosto, cuando el presidente de Uruguay acababa de ser noticia por su visita a la sede del Frente Amplio, su principal opositor. Con el propósito de entregar a su dirigencia un anteproyecto de ley para llevar a cabo una reforma jubilatoria. “Lo primero y más importante es que este anteproyecto requiere de consensos lo más amplios posibles. Es un tema de todos, no de un gobierno”, señaló el mandatario, tratando de suscitar la complicidad de la oposición. Según el diario local El Observador, hacía quince años que un presidente no visitaba una sede opositora.
Acorde con las recetas neoliberales del FMI, entre otros puntos, el proyecto propone elevar de 60 a 65 años la edad jubilatoria, y unificar distintas cajas en un Régimen Jubilatorio Común bajo un “principio de igualdad”, pero hacia abajo. Además para el cálculo jubilatorio, se tomarán en cuenta los 25 mejores años de aporte de los trabajadores, en lugar del criterio actual, que computa los últimos diez, o los veinte mejores años, según expuso el medio local La Diaria.
Se trata de un tema altamente sensible, que siempre desencadena respuestas callejeras en los países del sur. Por eso desde el Plenario Intersindical de Trabajadores – Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT), se expresó la “honda preocupación” por los contenidos de esa iniciativa, porque consideran que “recorta derechos”. Y solo tiende a favorecer a las AFAP, los fondos de pensión privados qué en su momento, ofreciendo una falsa jubilación, asolaron a Argentina
Marcelo Abdala, presidente de la central sindical uruguaya, dijo en conferencia de prensa que “se presenta como reforma algo que no es tal”, y señaló que el proyecto se restringe al sistema de jubilaciones y pensiones “sin abarcar dimensiones centrales como la atención a la primera infancia, la discapacidad, el sistema de cuidados, y otras áreas claves donde el país necesita invertir más recursos”. Por esa razón convocaron a concretar paros generales y movilizaciones.
Por su parte los grandes medios de comunicación, realizaron una cobertura muy amigable a esta iniciativa de Lacalle Pou. Tal como se aprecia en esta otra nota de Clarín, encabezada con la volanta “Cambios con diálogo”, acompañada con una fotografía del mandatario sacándose una selfie desde un celular, con quien sería una simpatizante suya. La imagen, más coloquial y poco detallista de lo ocurrido en el interior de la sede del Frente Amplio, permite generar empatía por parte del lector.
En resumidas cuentas, Lacalle Pou es la única ficha con que cuentan a mano los intereses neoliberales en esta región. Por ello, ante la delicada situación que pueda llegar a generarse ante esta iniciativa previsional, parece contar con la oportuna ayuda de ¿encuestas? que hagan creer que el presidente montevideano es el favorito de todos. Ocultando que es el único que queda para los intereses de unos pocos, y en el caso particular de Clarín, que no se trata precisamente de una encuesta de la opinión pública, sino de la opinión publicada.
Clarín y la diferencia entre opinión pública y opinión publicada
El secreto de esa tan rotunda opinión a favor del presidente del país más chico de Latinoamérica, ocultada expresamente por Clarín en sus notas, es que lo de IPSOS no fue una encuesta realizada en la población en general latinoamericana, sino que fue un sondeo de las opiniones que tienen distintos periodistas que incluso integran el mismo diario.
En la Ficha Técnica que IPSOS insertó al comienzo de ella, que Clarín expresamente omitió mencionar, aclaró que se trató de un sondeo realizado sobre una muestra de 297 “líderes de opinión y periodistas”, que trabajan en medios de comunicación con sede en una docena de países latinoamericanos. Sin mencionar el nombre de los medios, de los que solo da el porcentaje de participación según sus soportes tecnológicos. Y menos aún de quienes fueron los entrevistados, cosa IPSOS acostumbra a hacer en esos casos, como se puede ver aquí, lo cual es una notable intransparencia por parte de IPSOS.
Especialistas en el derecho a la información, como Martín Becerra y Guillermo Mastrini, señalan que el sistema de medios de comunicación y de industrias convergentes de telecomunicaciones e Internet, tienen en América Latina, una estructura de propiedad fuertemente concentrada. Con la predominancia de dos grandes conglomerados de telecomunicaciones como son Telefónica de España y Telmex de México, y de grupos multimedios, que son Globo (Brasil), Televisa (México), Cisneros (Venezuela) y Clarín (Argentina).
“Esa estructura es producto de un histórico control estatal favorable a la concentración de estos mercados en los que, de modo constante, se difundió la máxima mercantilista de que cualquier tipo de regulación equivalía a un ataque a la libertad de prensa”, señalan los autores respecto la dinámica de este sector de los mercados, donde se desempeñan los “líderes de opinión” que menciona IPSOS.
Basta poner como ejemplo que Argentina es el único país del mundo que cuenta con una Academia Nacional de Periodismo, donde el 90% de sus integrantes y directivos se desempeñan exclusivamente en los grupos mediáticos Clarín y La Nación. O que en el pasado se desempeñaron en esos medios, como si esta fuera la tarjeta de recomendación para ingresar a ella. E incluso los dueños de ambos grupos están vinculados entre sí con estrechos lazos familiares y también de negocios, que involucran cuentas offshore.
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Estos mismos “líderes de opinión” tienen además la peculiaridad en común, de ejercer un furioso periodismo (si se puede llamarse así) anti-K explícito, e incluso no reconocido como tal. Como si esta fobia fuera otra muestra de aptitud para ingresar a esa curiosa Academia de Periodismo, única en el mundo, costeada además con aportes oficiales, como las restantes Academias reconocidas oficialmente en Argentina.
Su actual presidente es Joaquín Morales Solá, columnista dominguero del diario La Nación y conductor televisivo del canal TN del Grupo Clarín. En sus notas, se caracteriza por un explosivo uso y abuso de citas literales entre comillas, emitidas supuestamente por voceros anónimos no identificados.
Según los cables de la embajada norteamericana en Argentina filtrados por Wikileaks, el diario La Nación es considerado como el “diario de registro” por parte de ella. A la par que consideraba que el diario Clarín tenía un bajo nivel periodístico -tal como da cuenta esta nota al omitir un dato fundamental en el sondeo de IPSOS- pero con él que (o por ello) “se podían hacer buenos negocios”.
Específicamente, señalan al presidente locadémico como su vocero oficioso. Siendo considerado por la embajada como “uno de los más astutos y mejor conectados analistas de la escena argentina”, a quién simplemente llaman JMS. Por su parte el periodista Santiago O’Donell en su libro Argenleaks, señala que Morales Solá “se ha convertido en el principal portavoz de la embajada de los Estados Unidos, que suele elegir sus columnas dominicales en el diario La Nación para transmitir, con las reservas del caso, sus talking points o mensajes a la opinión pública argentina”. Tal como lo trasuntan sus columnas dominicales.
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En la actualidad, son 39 periodistas los que integran la nómina de la Academia. Su presidente, Morales Solá, se destaca por ser el único que se desempeña en los dos multimedios más grandes del país: Clarín y La Nación. Los treinta y nueve ilustres locadémicos están consignados en la siguiente tabla, donde los marcados en amarillo son aquellos que en la actualidad se desempeñan en alguno de los medios de los dos emporios mencionados. Y los de color turquesa son los que lo estuvieron en el pasado.
Así vemos en ella que actualmente 11 se desempeñan en el Grupo Clarín; 13 en el diario La Nación o su canal televisivo; 6 en el Grupo Perfil, que incluye el periódico homónimo y la revista Noticias entre otras; 2 en el portal Infobae; y 2 en Ámbito Financiero. Si sumamos a quienes trabajan en los dos primeros, nos da un número de 24 periodistas, equivalente al 62 % de la nómina. Pero si agregamos a quienes trabajaron en el duopolio en el pasado, vemos que en Clarín se eleva a 17, y en La Nación a 18, abarcan un 90 % del total de sus integrantes, exponiendo así la pertenencia a dichos medios de quienes son considerados “líderes de opinión”.
De esta manera, al dar falazmente por hecho que los “lideres de opinión” han impuesto su opinión en la sociedad, parece haberse generado una confusión entre la “opinión publicada” y la “opinión pública”. Pasando así lo publicado a ser representativo de lo público. Cuando en realidad, lo publicado solo responde a una línea editorial que se dedica a recortar la realidad conforme sus intereses, o el de sus grandes anunciantes o auspiciadores secretos, como la embajada de Estados Unidos. Por ello la mejor forma de leer las diversas y sesgadas encuestas que publica Clarín, es abstenerse de hacerlo, porque seguro que tienen una trapisonda de por medio.-
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