La instigación del atentado a CFK y el “periodismo de guerra” de Clarín y La Nación que destruye al país

Que el kirchnerismo o cristinismo es confrontativo, agresivo, y discriminatorio, no cabe duda alguna para cualquier observador imparcial. Basta recordar las vehementes cadenas nacionales como presidente de CFK, o la bizarra “Agitpro” (Agitación  y Propaganda) al estilo soviético de 6-7-8, continuada ahora por C5N y Pagina12. O el juicio “ético y popular” a periodistas concretado […]

Atentado a CFK, periodismo de guerra, Clarin, La Nación, Héctor Magnetto

Que el kirchnerismo o cristinismo es confrontativo, agresivo, y discriminatorio, no cabe duda alguna para cualquier observador imparcial. Basta recordar las vehementes cadenas nacionales como presidente de CFK, o la bizarra “Agitpro” (Agitación  y Propaganda) al estilo soviético de 6-7-8, continuada ahora por C5N y Pagina12. O el juicio “ético y popular” a periodistas concretado en el 2010 encabezado por Hebe Bonafini.

Una pequeña muestra de esa prepotencia intolerante que fue construyendo una actitud y estilo, encomiada no obstante por Pagina 12, la dio el sábado pasado la presidente de la Cámara de Diputados Cecilia Moreau, cuando el bizarro diputado liberal Javier Milei le dijo “presidente”, y ella retrucó “presidenta”. A lo que Milei respondió “el español me lo permite”, porque lógicamente si hay “presidenta” debería haber un “presidento”, además de contar con la inefable e final. Que Milei acentuó al finalizar su discurso, diciendo “gracias señora presidente”.

Y recibió como réplica por parte de la presidente Moreau, el insultante “gracias diputada”. Mostrando así la notable degradación de la elite política argentina, que cortando caminos velozmente llega al nivel de su propia incompetencia, conforme la ley de Murphy. Y parece creer qué hablando con idioma inclusivo de género, y dando un cupo trans en la burocracia, va incluir a una enorme cantidad de mujeres y varones hundidos en la pobreza e indigencia, como parodia de una revolución que nunca se concreta.

En una sesión donde se trataba un intento de magnicidio, que podría haber incendiado al país de punta a punta, con derivaciones impredecibles. Pero sin embargo, como los conejos asediados por los perros de la fábula de Tomas de Iriarte, la tercera autoridad del país en orden sucesorio, se puso a discutir si ellos eran galgos o podencos.

Hasta se podría llegar a decir que el ex presidente del bloque de Frente de Todos e hijo de la vicepresidente CFK, Máximo Kirchner, inconscientemente fue el “autor mediato” del atentado contra su madre. Al expresar imprudentemente en la mañana del mismo, que “la oposición está viendo quién mata al primer peronista”.

Lo que podría haber gatillado la idea, en la mente sicótica de Sabag Montiel y sus compañeros, de atentar ese mismo día contra la “primer peronista”. Personaje que además a partir del 2019, afrontaba evidentemente una notable debacle en su situación económica, al tener que alquilar su vivienda para recluirse en un humilde monoambiente, sin poder reparar los automóviles de alquiler conque costeaba su subsistencia, y así terminó vendiendo copos de azúcar en la calle.

Por lo que bien puede haber asociado sus penurias económicas, con la corrupción del poder que es el centro de la cuestión en debate, conforme incluso lo declaró su novia y cómplice, Brenda Uliarte. Y como sicario advenedizo e improvisado, posiblemente falló por la defectuosa inserción que hizo del cargador o cartuchera en la pistola, de la que dan cuenta las siguientes imágenes. Al apreciarse un notable espacio o luz entre la base del cargador y la culata del arma, que no se observa en el modelo original. Luz que habría impedido la llegada de la bala a la recamara para posibilitar el disparo, y la tragedia con consecuencias impredecibles que sobrevendría después.

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Por otro lado existe la tesis, sostenida por buena parte de la gente según las encuestas, que se trató de un autoatentado o pantomima, lo que también supone que el kirchnerismo carece enteramente de astucia. Al concretarse el atentado cuando estaba de turno la jueza María Eugenia Capuchetti, la única jueza designada por el presidente Mauricio Macri en Comodoro Py, a instancias de su socio en Boca Juniors y en el PRO, Daniel Angelici. Quien difícilmente iba a encapuchar lo que pasó si estaba involucrado el kirchnerismo. Y menos aun lo van a hacer los dos fiscales actuantes en el caso, Carlos Rívolo y Eduardo Taiano, a cual más abiertamente antikirchnerista. Los que seguramente si encuentran un solo pelo en leche, se las ingeniarían para responsabilizar del atentado al kirchnerismo o sus círculos afines, como ya lo hicieron en otras causas.

La autoría mediada o mediática

Mas allá de esas digresiones, es notable y claro que la carga de pólvora en la mente de Sabag Montiel y sus posibles cómplices, la puso a lo largo de una década el “periodismo de guerra” del grupo Clarín, conducido por su CEO Héctor Magnetto. Siendo así este medio, secundado por La Nación, el autor culposo mediado o mediato -y mediático- del intento de magnicidio.

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CEO del grupo Clarín Cr. Héctor Magnetto

Siendo además esos medios, los que comenzaron 16 años atrás la agresión contra el kirchnerismo. Y en un crescendo insensato, con su poder mediático la llevaron a una dimensión tal, que se puede comparar al enfrentamiento de un tanque de guerra, contra una persona armada con una escopeta. Vulnerando además las convenciones de guerra, que sancionan los actos “pérfidos” de atacar al enemigo con bandera y uniforme falsos, al aparecer disfrazados como “periodismo independiente”.

Tal como dan cuenta los cables de Wikileaks, 16 años atrás, en el 2006, comenzaron su enfrentamiento en crescendo con el kirchnerismo, a partir del caso Skanka, al que Clarín con su potencia mediática transformó en un escándalo. En su afán de extorsionar al gobierno de Néstor Kirchner, para que aprobara la fusión de Cablevisión con Multicanal, que este convalidó finalmente en diciembre de 2007, en vísperas de la asunción a la presidencia de CFK. Tras haber acallado el escándalo, y obtenido por contrario el apoyo del grupo Clarín, para las elecciones presidenciales de ese año.

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https://wikileaks.org/plusd/cables/07BUENOSAIRES976_a.html

De manera parecida que antes lo había hecho junto con La Nación -con quien cómo si se tratara de monarquías mediáticas, tienen lazos de sangre a través de los Noble Mitre- durante la sangrienta dictadura militar. Obteniendo la propiedad de Papel Prensa, a cambio de silenciar enteramente la existencia de los detenidos desaparecidos, y los “excesos” de la represión. Para convertirse en los finales de ella, en sus máximos detractores, haciendo abundante leña con el árbol caído, a través de la agencia de noticias DYM, controlada por ambos.

También algo parecido sucedió con el gobierno de Raúl Alfonsín, quien le permitió la propiedad indirecta de medios radiales, que prohibía la Ley de Radiodifusión sancionada durante la dictadura, pero no avanzó más allá. Por eso Clarín y La Nación acompañaron estruendosamente su caída antes de terminar su mandato, e impulsaron la llegada a la presidencia de Carlos Menem. Quien lo primero que hizo, fue modificar la Ley de Radiodifusión, para permitirle a Clarín adquirir radios y canales de televisión.

Pero Menem no fue magnánimo en relación con la adquisición de cables y otros negocios de la comunicación, y así con la voraz codicia de Magnetto, el grupo Clarin se transformó en enemigo declarado de Menem, y obstaculizó su re-reelección. El que a su vez se defendió promoviendo otros grupos de medios, con el banquero Raul Monetta – Citicorp y Julio Ramos de Ambito Financiero, quienes pasaron a ser los enemigos números unos del grupo Clarín.

Ver Panama Papers: La concha (shell) de Magnetto del grupo CLARIN, y sus increíbles derivaciones

Seguidamente al gobierno de la Alianza de Fernando de la Rua y Felipe Cavallo, Clarín lo acompañó hasta la tumba, para tratar de evitar la salida de la ruinosa convertibilidad del 1 x1, y poder atender la deuda externa que tenía con su socio, el mega banco Goldman Sachs. Pasando así a ser cómplice mediático objetivo del vaciamiento financiero al que fue sometido el país en el 2001, mediante el empapelamiento y fuga de las reservas en efectivo que tenían los bancos, propiedad de sus depositantes, para cancelar la deuda externa con la banca de Nueva York. Lo que derivó en el corralito bancario, y la caída de ese gobierno.

Ver  Marx: el HOMBRE-DEUDA del círculo rojo y Blackrock, y su sobreseimiento trucho en el Megacanje

Previamente al caso Skanka, Clarín y La Nación habían tenido un cálido connubio con el kirchnerismo – duhaldismo. Que sancionó la Ley de Protección de Industrias Culturales, para impedir que acreedores externos pudieran hacerse de empresas de ese sector en quiebra, como estaba el grupo Clarín La Nación en esos momentos, tras la salida de la convertibilidad. A cambio de que ambos, en vísperas de las elecciones presidenciales del 2003, publicaran en sus tapas encuestas truchas, pronosticando estruendosamente el triunfo de Ricardo López Murphy.

Lo cual cambió la perspectiva del electorado, al transformar el voto a consciencia en voto útil, para impedir que eso sucediera, y así llegó a la presidencia Néstor Kirchner, con el 23 % de los votos. A partir de allí hubo una ruptura entre el kirchnerismo y La Nación, tras una entrevista del flamante presidente Kirchner con Claudio Escribano, el secretario de Redacción de ese medio, que pasó a anticipadamente a cultivar un acendrado antikirchnerismo.

El cual llegó a su culminación con el bizarro portal de noticias La Nación+, al que no sería ajeno Magnetto, como se verá más adelante. Siendo además ostensible que bajo el control de Barton Corp, no se sabe realmente quienes son los verdaderos dueños de La Nación, escondidos tras la pantalla de los Saguier. Existiendo rastros que llevan nada menos que hasta la CIA.

Ver LA NACION: De Bartolomé Mitre a Barton Corp que pertenecería a la CIA, y su maraña de offshore fantasmas

Clarín en cambio, prosiguió su connubio con el kirchnerismo. Durante el cual trascendió que era el Jefe de Gabinete Alberto Fernández, quien todas las noches le daba el visto bueno a las tapas de su matutino, que hace temblar a los gobiernos. Concretamente, con la prórroga por 10 años de las licencias de radio y televisión, que estaban por vencer, y la colocación fraudulenta de acciones de Clarín en las AFJP, el kirchnerismo obtuvo a cambio el apoyo de este voraz multimedio, para las cruciales elecciones de medio término del año 2005, y así pudo consolidar definitivamente su gobierno.

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La guerra total entre el kirchnerismo y el grupo Clarín

En el 2008, al comienzo del primer mandato de CFK, Clarín le volvió a mostrar los dientes al gobierno, durante el conflicto con el campo motivado por las retenciones móviles de la famosa resolución 125. Pero no solo porque los mandamases de Clarín son grandes productores agropecuarios, mientras que la resolución iba en directo beneficio de las exportadores de granos, que habían congelado las retenciones previamente mediante las DJVE (Declaración Jurada Venta al Exterior) y así se quedaron con el aumento que se dispuso en las retenciones.

Ver LOS MALOS CALCULOS DE LOUSTEAU CON SU 125 PARA BENEFICIAR A LAS CEREALERAS

(Esto motivo la creación de una comisión investigadora en el Congreso, que nunca se constituyó, mostrando lo poderosos que son estos exportadores, como lo han evidenciado actualmente con el dólar soja a $ 200. Y el paralelo entablamiento de demandas a estos por parte de la AFIP, de las que tampoco se saben sus resultados).

El verdadero motivo de la discordia, fue nuevamente la codicia de Clarín – Magnetto, en su afán de controlar una compañía telefónica, para impedir que estas compitieran ventajosamente con el cable que había logrado monopolizar. Razón por la cual instaló una emisora de TN en el piquete de la ruta 14 en Gualeguaychú, y lo transformó en el epicentro del conflicto, llevando al humilde productor Alfredo De Angelis al estrellato, y una banca en el Senado de la Nación. Con el final por todos conocidos, la estruendosa derrota y partición del gobierno kirchnerista, con el voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos.

La réplica de índole política del kirchnerismo, o más precisamente según algunas fuentes por parte del cristinismo, fue el proyecto de la ley de Medios, para disolver el imperio o trust del grupo Clarín. Acompañados de las investigaciones judiciales respecto la adquisición por parte de Clarín y La Nación de Papel Prensa durante la dictadura; y del origen de los hijos de la dueña de Clarín, Ernestina Herrera de Noble. Y ambas causas, mostrando la notable influencia de Clarín y La Nación en la justicia -también supuestamente “independiente”- tuvieron un final opaco.

En la primera, el juez Julián Ercolini, tras cajonearla durante cinco años, en el 2016 durante el primer año del mandato de Macri, dictaminó que la compra no había sido a precio vil, por que supuestamente se había pagado el valor de los bienes inventariados. Sin tener en cuenta en manera alguna el valor del proyecto, como si el valor llave de un comercio fuera su mercadería, y no su ubicación, clientela,  y proyecciones futuras. El falló fue convalidado por la Cámara de Apelaciones, y por su parte la Cámara de Casación y la nueva Corte Suprema se negaron a revisar el caso.

Y otro tanto sucedió con la causa Herrera de Noble, donde tras cambiar la cúpula del BNDG (Banco Nacional de Datos Genéticos) sorpresivamente los hijos adoptados de Herrera de Noble, Felipe y Marcela, aceptaron hacerse  un test de ADN, al que antes se habían opuesto de plano. Y así trascartón de la asunción de Macri a la presidencia, a fines de 2015 la jueza Sandra Arroyo Salgado sobreseyó a Herrera de Noble, y lo mismo hizo la Cámara de Apelaciones de San Marín.

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Como si todo ello, más otros importantes asuntos que se verán seguidamente, se tratara del reparto de un botín electoral. Dado que simultáneamente a impulsos de dicha jueza, ex esposa de Nisman, la causa del suicidio de este pasó a la justicia federal, para ser investigada indefinidamente como un asesinato.

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El “periodismo de guerra” de Clarín Magnetto

El grupo Clarín – Magnetto tomó esas acciones del kirchnerismo, como una declaración de guerra total. Y así tras haber logrado el kirchnerismo la sanción de la Ley de Medios en el Congreso en el 2009, la batalla se trasladó a la justicia con los amparos y cautelares presentados por el grupo Clarín. La que finalmente los desechó en el año 2013, debiendo en consecuencia el grupo Clarín someterse al cumplimiento de la Ley de Medios.

No obstante mostrando su poder de fuego, en dicha sentencia Clarín logró dos votos a su favor. El de Carlos Fayt, a quien presentaba como un personaje irreprochable, no obstante que por su senilidad apenas podía firmar los fallos. Además de ocultar el acoso sexual a que acostumbraba, que era vox populi en los tribunales. Y el del cordobés Juan Carlos Maqueda, cuyo voto lo obtuvo mediante una alianza estratégica con el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota. Quien de esa manera con el apoyo de los medios dominantes de Clarín en Córdoba (La Voz del Interior, Canal 12, y Radio Mitre) pudo extender la vigencia del cordobesismo peronista, que esta por llegar a los 24 años.

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En consecuencia, en el crescendo de ese conflicto existencial a matar o morir, en defensa de un gigantesco imperio mediático construido subrepticiamente con malas artes, abiertamente en contra del sistema democrático y del bienestar social, el grupo Clarín con la obsesión alucinada de su CEO Magnetto, fue aún más allá. Se transformó en “periodismo de guerra”, tal como lo reconoció públicamente en el año 2016 su editor y columnista Julio Blanck diciendo:

“A ver: ¿hicimos periodismo de guerra? Sí. Eso es mal periodismo. Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer. Y yo lo hice, no le echo la culpa a nadie, yo lo hice. Eran las circunstancias e hice cosas que en circunstancias normales por ahí no hubiese hecho, en términos de qué posición tomar o de cierta cosa terminante…” (min 13:30). Blanck falleció dos años después, de un fulminante cáncer de páncreas, quizás por hacer cosas que no le gustaba hace, enrolado como guerrero al servicio de Magnetto.

O sea que a partir de ahí el grupo Clarin dejó de hacer periodismo, para transformarse en un aparato de comunicación carente enteramente de deontología, dedicada en continuado al “escrache” del kirchnerismo, su enemigo estratégico que lo amenazaba existencialmente. Desde la primera hasta la última página de su edición impresa, a partir de la tapa y los chistes de Sendra en el revés de ella, hasta la carta de lectores en el revés de la contratapa, y los chistes de esta. No siendo casual que su nota más leída, sea el triste sarcasmo sin sonrisas, del supuesto humorista dominical Alejandro Borensztein, quien sin freno alguno en su anti kirchnerismo, quedó muy lejos del humor de su padre Tato Bores.

Y desde la primera hasta la ultima edición de sus programas radales y televisivos. Como si fuera un paranoico obsesivo, echando a mano inescrupulosamente a cualquier argumento, por falaz que sea, convirtiéndose así notablemente, si se revisan sus distintas ediciones, en una monumental usina de odio en contra del kirchnerismo. Donde absolutamente todo lo que haga o diga este, de una forma u otra, es usado en su contra, y lejos de escuchar las dos campanas, se transformó en un carillón que suena ominosamente a toda hora en su contra.

Con esa acción deletérea, que va mucho más allá de la “máquina del fango” que describió Humberto Eco en su último libro “Hora cero”, acompañado de La Nación y de la embajada de EEUU, con quien el grupo Clarín conforme lo acreditan los cables de Wikileaks tiene estrechos lazos y negocios, logró llevar a Mauricio Macri a la presidencia, con un triunfo por un mínimo porcentaje en el balotaje. Usando como principal caballito de batalla para esto el suicidio del fiscal Alberto Nisman, al que desde la hora cero el grupo Clarín La Nación, transformó en un a todas luces inexistente asesinato.

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Y así lo primero que hizo Macri apenas asumió la presidencia, además de lograr el pase de la causa de Nisman a la justicia federal para consolidar esa falaz tesis, y de empezar a cerrar las causas contra Herrera de Noble, Magnetto, y Bartolomé Mitre, fue derogar la Ley de Medios en los artículos que afectaban al grupo Clarín, y establecer pautas para la distribución de la publicidad oficial, que beneficiaban directamente a Clarín. Y además como si fuera poco, un par de años después, mediante un dictamen trucho emitido por funcionarios vinculados con Clarín – Telecom, también le aprobó el objetivo tan ansiado por Clarín – Magnetto: la fusión de Cablevisión con la telefónica Telecom.

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Lawfare y mediawar

Pero la historia está lejos de haber terminado allí. El mismo gigantismo desenfrenado de Clarín alimentado por su CEO Magnetto, como si tuviera los pies de barro, lo hace susceptible de su disolución con simplemente otra Ley de Medios. Tal como le sucedió al trust de los Rockefeller con el petróleo en los EEUU, y a otros tantos en ese país y en el mundo, en forma menos resonante.

Por eso se propuso durante el mandato de Macri, aniquilar existencialmente al kirchnerismo, para que nunca más apareciera en el horizonte una Ley de Medios al estilo de este, sumando así a su Mediawar o guerra mediática, lo que este denomina Lawfare. Un personaje esencial en esta combinación, fue el abogado Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, quien actualmente profugado de la justicia, se encuentra refugiado en Uruguay, como en los viejos tiempos de los golpes militares. Lo que habla claramente de la consciencia de culpa que lo aqueja.

“Pepín” Rodríguez Simón, mantenía estrechos lazos con el grupo Clarín, y había intervenido en la trama de amparos y cautelares urdidas por este, en contra de la Ley de Medios. Quien además impulsó, nada menos que con un decreto simple, la designación del abogado del grupo Clarín, Carlos Rosenkrantz, como ministro de la Corte Suprema. Quien a su vez manifestó recientemente, que el plazo de embargo para intervenir en las causas en las que tenía incompatibilidades ha fenecido, por lo que está dispuesto a intervenir en asuntos que afligen al grupo Clarín.

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El grupo Clarín La Nacion acompañaron así a EEUU, en la explotación del talón de Aquiles al que apuntó certeramente, para derribar al bolivarianismo antiestadounidense que cundió en la región, liderado por el difunto coronel Hugo Chávez. Consistente en la tradicional corrupción existente no solo en Latinoamérica, en relación con las contrataciones públicas, que posibilitan el financiamiento clandestino de la política y el enriquecimiento ilícito de sus líderes.

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Así la combinación de lawfare y mediawar, comenzando por las causas de Ciccone y del accidente del Once del 2012, y del Dólar Futuro del 2015, a cargo estas dos últimas del inefable juez Claudio Bonadio, propulsaron la acción de la justicia contra la ex presidente y sus subordinados.  Contando para ello con la participación estelar para su difusión e impacto en la opinión pública, del comunicador Jorge Lanata y su programa PPT (Periodismo Para Todos).  Quien se incorporó al grupo Clarín, pero ya antes había mantenido vínculos con este, al haberle vendido subrepticiamente Pagina 12 a Magnetto,

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Que el lawfare existe, lo acredita obscenamente entre otras evidencias la ley de probabilidades. Dado que de las diez causas penales más importantes contra el kirchnerismo, Ciccone, Once, Dólar Futuro, Qunita, Memorandum Irán, Vialidad, Hotesur, Los Sauces, Importaciones GNL, y  Cuadernos, siete casualmente recayeron en el juzgado de Bonadio: Once, Dólar Futuro, Qunita, Memorándum Irán, Los Sauces, Importaciones GNL, y Cuadernos. No obstante existir en los tribunales de Comodoro Py, doce juzgados federales.

Otras dos causas recayeron en el juzgado del juez Julián Ercolini, quien además detenta la crucial causa del suicidio de Nisman convertido en asesinato, el que además como ya se dijo, se encargó de cerrar la causa de Papel Prensa contra Magneto y otros. Constituyéndose así Bonadio complementado con Ercolini, y su correspondiente elenco de los mismos fiscales, en los Jueces de Inquisición K, en flagrante violación a la garantía del juez natural. Solo una causa, la de Cicone, recayó en otro juzgado que no son los de ellos, el del juez federal Marcelo Martínez Giorgi.

Las evidencias del comportamiento de Lanata como sicario mediático a través de su programa PPT del grupo Clarín – Magnetto, el mismo la puso en evidencia recientemente, más allá de sus intentos de disimularlo. Al expresar el domingo pasado en la última edición de ese programa, que ser víctima a CFK, “no la transforma en inocente en otras causas”. No obstante que la Constitución establece que toda persona debe ser tratada como inocente, hasta que no sea condenada por una sentencia firme.

Ver Carta pública a Jorge Lanata y los participantes de la “máquina del fango”

Hasta ahora, mal que le pese a Lanata, no solo CFK no ha sido condenada, sino que en los tres juicios orales a los que fue sometida, ha sido por ahora absuelta: Dólar Futuro, Memorándum Irán, y Hotesur – Los Sauces. No siendo casual que en los tres haya instruido las causas el difunto juez Bonadio, en la ultima de ellas junto con el juez Ercolini, el mismo que instruyó la causa Vialidad en trámite, que desató los acontecimientos que culminaron con el atentado contra CFK.

Ver Los trucos judiciales del difunto juez de la Embajada Bonadio

Rumbo al atentado

El exitoso “gambito de Dama” de CFK, con el cual en el 2019 puso al frente de la fórmula presidencial a su ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández, quien conforme la ley de Murphy evidencia haber ascendido hasta el nivel de su ineptitud, agudizó aun mas la paranoia del grupo Clarín – Magnetto, con la llegada del kirchnerismo de nuevo al Gobierno.

Razón por la cual la guerra periodística o “periodismo de guerra” del grupo Clarín – Magnetto se agudizó aún más, en objetiva alianza con los halcones del PRO. Quienes liderados por Patricia Bullrich con sus aspiraciones presidenciales, durante la pandemia organizaron banderazos y piedrazos, confrontando duramente en las calles con el gobierno, en nombre de la libertad. Los que fueron no solo difundidos, sino ostensiblemente amplificados por Clarín y La Nación.

A ello se sumó la inusitada mutación de La Nación+, que dejó su pacatería conservadora tradicional, y pasó a ser un púlpito de barricada, al que se suben diariamente los predicadores tonantes ultra anti kirchneristas provenientes de otras canales, que los despidieron seguramente para no perder tanto prestigio con el “periodismo de guerra”. Destacándose en ese elenco Majul, Viale, Leuco, Feinmann, Rossi, etc. Quienes además durante todo el día y buena parte de la noche, hacen desfilar por sus programas a los halcones de la oposición, para que se despachen con sus denuestos al kirchnerismo, a cual mas tonante.

Generando esto la dinámica, propia de una democracia mediatizada, de que quién quiera acceder a la pantalla para potenciar su carrera política, debe transformarse en un halcón posado en la mano enguantada de Clarín – La Nación, para desde allí lanzar sus mortales picotazos anti kirchneristas. No siendo ajeno a este fenómeno en que se convirtió La Nación+, el CEO de Clarín Magnetto, quien habría adquirido clandestinamente una participación en el grupo La Nación, como lo insinúa permanentemente Esmeralda Mitre.

Ver Héctor Magnetto sería el socio clandestino de La Nación

Los hechos finalmente comenzaron a precipitarse a partir del extenso y vehemente alegato del fiscal Diego Luciani en la causa Vialidad, trasmitido casi en cadena por Clarín – La Nación, como si se tratara del oráculo de Delfos. Encomiado por estos, por su supuesta contundencia probatoria ilevantable, con “toneladas de pruebas”, además de parangonarlo con el fiscal Julio César Strasera, y su actuación el juicio a las Juntas Militares por sus crímenes de lesa humanidad. Con lo cual, con un desplazamiento de sentido metonímico, equiparaban a CFK con Videla, Massera, Agosti, etc.

Ante esto el kirchnerismo optó por una respuesta política, promoviendo ruidosas manifestaciones callejeras de apoyo en el domicilio de CFK, todos los días. Tras una semana de estas, al Jefe de Gobierno de la CABA Horacio Rodríguez Larreta y su ministro de Seguridad Marcelo D´Alessandro, no se le ocurrió mejor idea que vallar las adyacencias al domicilio de CFK, para impedir la llegada de los manifestantes.

Lo que fue tomado por estos como una provocación, y por contrario impulsó la llegada de más manifestantes, que derrumbaron la vallas y llegaron nuevamente a las puertas del domicilio de CFK. Lo cual llevo finalmente a una negociación entre el gobierno nacional y el de la CABA, que produjo el retiro de la policía de esta de allí, y un acuerdo para regular las manifestaciones, con el objeto de evitar molestias agudas a los vecinos y al tránsito. Acorde con el hecho que en realidad el gobierno nacional es el dueño de la casa, y el encargado de la seguridad de sus autoridades.

Ver MANIFESTACIONES RECOLETA: Policía CABA versus Policía Federal ¿Quién manda a quién?

El cual no fue aceptado por la presidente del PRO, la halcón Bulrrich, que sostuvo que habría que haber defendido las vallas como si se tratara de un fortín, apelando a la violencia institucional. Y por su parte Clarín y La Nación, además de cubrir peyorativamente esos acontecimientos, hablando del bienestar de los vecinos, se encargaron de ningunearlo, diciendo que era una “minoría intensa” de no mas de cinco mil personas, con la cual CFK buscaba ridículamente un mini 17 de Octubre.

Así la esquina de Juncal y Uruguay, se fue convirtiendo en el Aleph por donde pasaban todos los acontecimientos argentinos, cubriéndolo tanto los medios K como los anti K, con fines obviamente absolutamente opuestos. Y en ese marco resultaba posible que algún o algunos psicóticos, decidieran poner orden por su propia mano, como preconizaba la Bullrich. Máxime si enfrentaban una debacle económica, y un cuestionamiento a la corrupción, magnificado hasta la náusea por el grupo Clarín – La Nación, a la que atribuían el origen de sus males.

Tras el atentado

Producido el siniestro hecho, fue notable como primero TN Clarín procuró ridiculizarlo, diciendo que había aparecido una persona con un hierro entre la multitud, que no es lo mismo que con un “fierro” como circulaba en la noticia. Y pocos minutos después quedaron perplejos, no sabiendo evidentemente ni Clarín ni Nación como tratar la noticia. Lo que revela la consciencia de haber sido los responsables que se pudiera arribar a ese acontecimiento con su “periodismo de guerra”.

El único que se manifestó con honestidad, fue paradojalmente “Baby” Etchecopar, que ante las cámaras reconoció haber ido demasiado lejos en su furibundo antikirchnerismo. Impulsado según dijo por el feedback, para ver quien lo era más; y por su audiencia, que lo felicitaba por ello y le pedía aún más. Otra manifestación honesta fue la de Nancy Pazos, quién en una nota en Infobae, reconoció directamente sentirse culpable por el intento de asesinato a CFK.

https://www.infobae.com/opinion/2022/09/04/senora-jueza-yo-soy-culpable-del-intento-de-asesinato-a-cristina-kirchner/

En su discurso tres horas después, el presidente Fernández apuntó especialmente hacia los medios, léase Clarín – La Nación. Y al día siguiente en la masiva manifestación a Plaza de Mayo, que pareció ser una mordaz replica a los columnistas de Clarín y La Nación, que afirmaban burlonamente que CFK intentaba hacer un ridículo mini 17 de Octubre en su domicilio, nuevamente apareció el directo señalamiento a la prensa. O sea, al “periodismo de guerra” de Clarín – La Nación.

Ante esto, estos evidentemente salieron de su perplejidad, y comenzaron a desplegar una línea editorial de control de daños. Cargando el peso del acontecimiento en la custodia de CFK, y diciendo que en todo caso el responsable de ello, no era su “periodismo de guerra” que no es periodismo, sino la cloaca de las redes sociales. Sin advertir que precisamente ese “periodismo de guerra”, se convirtió en la gran cloaca que alimenta la iracundia en las redes sociales.

Ver Información tramposa sobre la iniciativa del buen uso de redes sociales

También salieron a tirar pistas falsas, diciendo que locos psicópatas hay en todos lados, como si la actividad comunicativa perversa no los potenciara. Y además por las dudas, con Nicolas Wiñazki a la cabeza, pusieron en marcha la “maquina del fango”. Quien afirmó que el relato del atentado era falso, que la pistola habría sido cambiada, que el celular tenía una autoborrado para no dejar pistas.  Y que el héroe en la jornada habría sido la policía de la CABA, que según él era la que realmente había detenido a Sabag Montiel.

El daño al país del “periodismo de guerra”

A esta altura, el extravío megalomaníaco del CEO del grupo Clarín, Héctor Magnetto, para expandirlo en forma incesante, en un marco donde las tecnologías de comunicación cambian incesantemente, con la intención de acapararlas y ocupar una posición dominante en todas ellas, no solo han dañado al kirchnerismo, sino a la Argentina toda.

Lo cual explicaría en buena parte la debacle en que ella se encuentra, al sostener las nuevas teorías organizacionales, que la esencia de estas es la comunicación. La que en caso de ser tóxica sembrando la división y desarmonía como el “periodismo de guerra” de Clarín – La Nación, no solo las puede llevar  a su continuo fracaso, sino también a su disolución.

Ver La injusta distribución de la publicidad oficial

Y esto se puede apreciar en el caso argentino, donde el fracaso de la dictadura militar que tuvo como cómplices a Clarín y La Nación, sometió al país a una notable injerencia extranjera, a través de la deuda externa. Luego Clarín y La Nación fueron el principal ariete para demoler anticipadamente el gobierno de Alfonsin, con vistas al arribo de Menem, con quien realizaron pingues negocios, poniendo así al borde de la extinción al tradicional Partido Radical.

Por su parte los negociados del gobierno de Menem, con los que se benefició el grupo Clarín, dañaron también gravemente al Partido Peronista. En consecuencia su reemplazo fue la Alianza, en la que participaron radicales y peronistas, la cual carente de homogeneidad, con el presidencialismo que existe en Argentina´, fracasó a poco de empezar. Tratando de mantener una imposible convertibilidad en beneficio directo de los grupos económicos concentrados, entre los que estaban Clarín y La Nación.

Así tras la crisis del 2001, sobrevino el gobierno de Eduardo Duhalde, que en beneficio de esos mismos económicos grupos concentrados, dispuso una pesificación asimétrica. Y luego el gobierno de Kirchner, que había llegado al poder gracias a la atomización de los partidos políticos y la renuncia de Menem a un balotaje, para afianzarse en el poder, intentó una nueva alianza peronista radical. La que estalló tras el conflicto con el campo en el 2008, en el que por razones promiscuas como se vio, tuvo una actuación estelar el grupo Clarín.

No obstante la bonanza aportada por el auge de las materias primas -cuyas divisas buena parte se fugaron ínterin­­- sumada a la muerte de su marido, le permitió obtener un nuevo mandato a CFK. Ante esto, en vez de una alianza, apareció la coalición heterogénea de Cambiemos, en la que se unieron conservadores, neoliberales, y radicales, para desplazar al kirchnerismo gobernante. Apoyada más que ostensiblemente por el grupo Clarín – La Nación, con el objetivo por parte de Magnetto, de derribar la Ley de Medios, y lograr la ansiada fusión de Cablevisión – Telecom, además de tumbar las causas penales existentes contra él, su socia Ernestina de Noble, y Mitre.

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A su vez, como consecuencia del presidencialismo, esa coalición heterogénea, igual que la Alianza, también fracasó. Y para reemplazarla, apareció primero la coalición heterogénea Unión Ciudadana, reemplazada luego por el Frente de Todos, que nuevamente por el presidencialismo reinante, también fracasó. Al tener padecer de serias disidencias internas de cómo afrontar la nueva deuda externa y con el FMI, heredada del gobierno de Cambiemos, además de haber tenido que enfrentar la pandemia del Covid.

En el marco de una durísima oposición desplegada por los halcones del PRO, y desde el “periodismo de guerra” de Clarín – La Nación. Con el objeto que el gobierno no se afianzara, y se le ocurriera ir de nuevo por una Ley de Medios, que derribara el castillo de naipes del imperio comunicativo erigido sin ningún escrúpulo y por medios aviesos por el zar de los medios Héctor Magnetto.

El cual va más allá de lo empresarial, porque para poder afianzar ese castillo de naipes imperial, también domina a ADEPA (Asociación de Empresas Periodísticas Argentinas) como antes lo hacía con DYN (Diarios y Noticias) y FOPEA (Foro del Periodismo Argentino). Y también la Academia Nacional de Periodismo, en la cual el 80 % de sus actuales integrantes provienen de Clarín y La Nación.

Cuyo presidente Joaquín Morales Solá, perteneciente doblemente a Clarín y La Nación, se arrogó públicamente la misión de “aniquilar el relato kirchnerista”. Lo que hace recordar el decreto del presidente interino peronista Italo Luder, que ordenó “aniquilar el accionar subversivo”. Y fue cumplido de tal manera por los militares, mediante la tortura, los campos de detención clandestinos, y los desaparecidos, que se transformó en “aniquilar a los subversivos”. Y algo parecido parece haber sucedido con el “periodismo de guerra” de Clarín – La Nación, el que siguiendo a Morales Solá, habría suscitado aniquilar al kirchnerismo con el intento de asesinato de CFK.

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Dicha academia nacional, es la que tendría que haber cumplido su rol de autoregulación, contrarrestando y poniendo límites al perverso y extraviado “periodismo de guerra´” de Clarín – La Nación. Pero además de su presidente dependiente de estos medios, que según los cables de Wikileaks, se desempeña también como vocero de la embajada de EEUU, lo cual es inadmisible en un país serio, su encargado de la comisión de Etica es Daniel Santoro, periodista de Clarín que también presidió FOPEA. Al que desde hace años le precede su fama de merodear las cloacas de los servicios de inteligencia, de donde se alimenta el “periodismo de guerra”, y por eso quedó atrapado por la justicia en algunas causas penales recientes.

Otro de sus miembros es Miguel Wiñazki, padre de Nicolas, el operador de la “máquina del fango”, el qué en sus columnas de los sábados en Clarín, denomina a CFK como Lady Macbeth, equiparándola así con una asesina. Siendo innecesario decir que a la academia también pertenecen Ricardo Kirschbaun, Eduardo Van Der Koy, Nelson Castro, Claudio Escribano, todos de probada furia anti kirchnerista. Además de Hugo Gambini, otro notable operador de la “máquina del fango”, con la que construye tesis de asesinatos y fulmina a kirchneristas, en base a relacionar insignificancias. Y también figura Ignacio López, el panegirista del inescrupuloso emperador de los medios, Héctor Magnetto.

Como se trata de una academia nacional, que depende del Ministerio de Educación y recibe aportes de este, lo primero que debería hacer el gobierno en relación con el discurso del odio, seria intervenir esta asociación civil, que ha extraviado radicalmente sus objetivos. Y en vez de oponerse al inaceptable “periodismo de guerra”, pasó a ser un engranaje del mismo.-

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