Pablo Sigismondi: Geografia del ecocidio cordobesista

Las obras públicas que emprende el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti como principal sustento electoral, deben avanzar manu militari, esa es la orden, llevándose todo por delante. En esa tesitura en el día de hoy cuatro ambientalistas, tres hombres y una mujer fueron detenidos por la policía cordobesa, por supuestamente “resistencia a la autoridad y […]

Cordobesismo, ecocidio, desarrollo, territorio, Sigismondi

Las obras públicas que emprende el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti como principal sustento electoral, deben avanzar manu militari, esa es la orden, llevándose todo por delante. En esa tesitura en el día de hoy cuatro ambientalistas, tres hombres y una mujer fueron detenidos por la policía cordobesa, por supuestamente “resistencia a la autoridad y turbación de la posesión”, cuando demandaban en paraje Molinari en el Valle de Punilla,  el cese del avance de las máquinas que trabajan en la construcción de la nueva autovía de la ruta 38, sobre un sector que sería un “yacimiento arqueológico.”

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Esta desaprensión absoluta del cordobesismo en relación con la naturaleza y la ecología, hacen muy oportuno reproducir seguidamente, con la autorización de él, el artículo que  Pablo Sigismondi publico recientemente en la Revista Heterotopías (V 5, Nº 9), de la UNC (Universidad Nacional dCórdoba), con título “La geografía el ecocidio en Córdoba”.

Cordobesismo, ecocidio, desarrollo, territorio, SigismondiPablo Sigismondi es un fotoperiodista, geógrafo y cartógrafo cordobés trotamundos, que ha recorrido gran parte del planeta, con 148 países visitados, y es el único argentino que figura en la lista de los cien primeros viajeros del mundo según World Travel Record. El relato cuestionador y lúcido de sus viajes han llegado al público a través de fotografías, exposiciones, charlas, y un libro titulado «Mujeres».

https://pablosigismondi.webcindario.com/Curriculum.html

La geografía del ecocidio en Córdoba

Pablo Sigismondi – 22/6/2022

Resumen

Este trabajo propone una visita a diversas geografías de la provincia de Córdoba, intentando vincular el territorio con la voz de los actores de la sociedad que lo habitan.

Se muestra, a partir de diferentes conflictos sociomedioambientales, que las marcas territoriales que arrasan ecosistemas y ambientes naturales son, en realidad, el marco de una propuesta gubernamental de desarrollo, mediante la cual se ejecutan obras faraónicas en las que el propio Estado adopta políticas que desfiguran el territorio.

A partir del trabajo de campo y la exploración de los casos en primera persona, se fotografía y testimonia la destrucción de patrimonios naturales y culturales invaluables, ocasionándose auténtica red de daños ambientales cada vez más marcados y difíciles de revertir.

Desde las geografías críticas y radicales, se explica cómo el cordobesismo busca identificarse como una especie de patriotismo provincial que vincula la identidad y sentido de pertenencia a Córdoba con símbolos propios y con emprendimientos públicos o privados que entran en conflicto, siempre, con el medio ambiente.

Se destaca, además, este accionar como una práctica abarcativa que incluye al resto de los poderes del estado: la mayoría oficialista del poder legislativo y gran parte del poder judicial avalan este accionar ecocida.

Presentación

Cuando era niño y dibujaba el planisferio, el mundo me parecía tan vasto como inalcanzable. El sueño y la pasión era recorrerlo, visitarlo y conocerlo con mis propios sentidos. Eso me impulsó, sin dudas, a la Geografía. Y a su vez esta retroalimentó mis deseos de viajar. Sin embargo, como a la mayoría de la Humanidad, durante los últimos dos años la pandemia del COVID-19 me obligó al sedentarismo, a la quietud.

Atrapado en Córdoba, el ocio compulsivo me direccionó a redescubrir mi propia provincia, permitiéndome así continuar invirtiendo tiempo en espacio geográfico. Enseguida, y de manera casi lúdica, visité innumerables veces distintas geografías locales. Corroboré lo que ya intuía, pero no supe o pude identificar, antes, sistemáticamente: la existencia de una huella que, como una constante espacial es omnipresente: la de la destrucción de las sierras, de la Naturaleza, arrasadas casi como si se tratara de una fatalidad.

Eso me llevó a inmiscuirme más en una nueva mirada de la Geografía, la de los conflictos sociomedioambientales. Surgieron entonces desde las Geografías críticas y radicales los desafíos de investigar. ¿Cómo? En un intento por vincular el territorio con la voz de los actores de la sociedad que lo habitan. Durante este trabajo de campo, y al más puro estilo de la tradición geográfica de las exploraciones, me aproximé empíricamente para observar en el terreno, aunque jamás lo hice como el investigador neutro o pasivo.

Sin embargo, a diferencia de lo experimentado en los viajes por el mundo, el territorio cordobés me es profundamente conocido por ser nativo y por haber crecido en él. Por lo tanto, no pude comportarme como un extranjero distante. Tal vez por eso interpreto que las nuevas marcas territoriales que arrasan ecosistemas y ambientes naturales son, en realidad, el marco de una propuesta gubernamental de desarrollo donde se ejecutan obras faraónicas en las que el propio Estado adopta políticas que desfiguran el territorio, con la consiguiente destrucción de patrimonios naturales y culturales invaluables.

Se ocasiona entonces una auténtica red de daños ambientales cada vez más marcados y difíciles de revertir. Por ejemplo, apenas si queda poco más del 2% de bosque nativo en buen estado de conservación. El llamado cordobesismo profundiza el desequilibrio social e interregional en toda la provincia a través de los diversos modos de extractivismo que favorecen a sus socios y empresarios. Ahonda aún más el endeudamiento y la dependencia de las metrópolis externas que, a su vez, son la causa primera de los diversos modos de aquel. La lógica mencionada queda expuesta visualmente en la segunda particularidad de este trabajo de campo, que adquiere sentido en la medida en que la información es revalidada por las entrevistas y los registros fotográficos.

Ver Los sospechosos de siempre se llevaron puesta la deuda externa de Córdoba

Este documento, apenas constituye sino el puntapié inicial de la Geografía del Ecocidio de la Provincia de Córdoba. Ojalá este exceso de ecocidio que hoy se nos impone no termine por abrumarnos como sociedad y matar la posibilidad misma de luchar para revertirlo. Si así fuera, este trabajo podría tener algo de significado.

Introducción

Estudiaremos en el presente trabajo cómo la denominada geografía de la destrucción medioambiental se superpone y se expande a la par de la violencia institucional del estado de la provincia de Córdoba. Si bien esta problemática abarca casi la totalidad del territorio provincial, afecta mayormente a las Sierras de Córdoba donde son más visibles sus signos. Se ejemplificarán algunos testimonios paradigmáticos.

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Mina El Gran Ombú, Sierras de Córdoba. (Foto Pablo Sigismondi)

Es dable mencionar que, desde la geografía crítica, emplearemos el concepto de espacio geográfico con mirada holística y multidimensional. Esta geografía de la destrucción medioambiental que también afecta al resto de la Argentina no solo debe ser estudiada desde las condiciones físicas sino, especialmente, desde las relaciones sociales.

Antecedentes

En el caso particular de la provincia de Córdoba el vínculo entre territorio y la territorialidad está íntimamente emparentado con un prototipo político desarrollado en las últimas décadas, –más precisamente en los albores del siglo XXI– conocido como cordobesismo. Por lo tanto, para estudiar espacialmente la situación ambiental en la provincia resulta imprescindible entender cómo se liga, de manera intrínseca, con el modelo local de gobernanza que fue afianzándose en sucesivas reelecciones provinciales.

Ver 16 AÑOS DE CORDOBESISMO DELASOTISTA

En efecto, en casi 24 años de plazo ininterrumpidos, apenas dos gobernadores, del mismo signo político, se han alternado en el cargo. Para empezar, fue la modificación constitucional llevada a cabo al principio de este período lo que permitió, por una parte, eliminar el sistema bicameral en la legislatura provincial y, a la vez, romper con la proporcionalidad de representación legislativa consagrada por el sistema D´Hont.

De tal forma, el gobierno provincial se aseguró una cómoda mayoría, so pretexto de “asegurar la gobernabilidad” que, con el tiempo alcanzó a la mayoría absoluta calificada en la legislatura, rebautizada como “Unicameral”. Paralelamente, el prolongado poder en pocas manos generalmente de amigos, el marcado nepotismo y el control de la legislatura oficialista posibilitó maniatar también al poder judicial.

Ver Elecciones Córdoba: graves anomalías ¿triunfó Schiaretti con más de 50 % de los votos?

El desenlace ha sido una interrelación fallida de la división republicana retroalimentada de políticas manejadas por el mismo grupo de funcionarios, cambiándose roles o turnándose alternativamente. Así, el prolongado período sin cambios ha logrado también paralizar el dinamismo de la oposición política y el control social que debieran manifestarse en los otros poderes constitucionales. Entre otras consecuencias, el gobierno provincial (transformado en una satrapía constitucional electa) adoptó una forma de relación con el medio ambiente que hoy deja visibles sus huellas por doquier.

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Desde 1999, en Córdoba se han incinerado más de 1.500.000 ha de bosques nativos. (Foto Pablo Sigismondi)

Es destacable que, si bien en la región pampeana los agrotóxicos y monocultivo sojero producen estragos en la salud y en los ecosistemas, son las Sierras de Córdoba –donde se percibe mejor la destrucción de las laderas montañosas y las inundaciones– los sitios más afectados. Allí, por ejemplo, avalanchas fluviales arrastran materiales patógenos y contaminantes al canal que abastece de agua potable a un tercio de la población capitalina; los incendios y la putrefacción de las principales cuencas hídricas de la provincia tornan a los lagos en enormes depósitos de desperdicios.

Paralelamente, la provincia y muchos municipios continúan avanzando inexorablemente con obras faraónicas de dudosa utilidad –y de más dudosa adjudicación– mientras sectores privados de vínculos con el poder establecido cercenan espacios públicos, territorialidades, y los privatizan como territorios para emprendimientos inmobiliarios o para explotaciones mineras. Quitan así su goce al conjunto de la sociedad e impiden, incluso por la fuerza, el ingreso a sitios que debieran ser de libre circulación porque pertenecen a todos.

Brutalmente, el cordobesismo ha desarrollado una auténtica patología geográfica y medioambiental sin precedentes. Solo el interés de la ciudadanía y la organización en asambleas de base hacen frente a esta metodología antiecológica y antiambiental, en luchas callejeras y ocupación de territorios despojados. No extraña que, en muchas oportunidades, estas manifestaciones de rechazo ciudadano terminan en feroz represión.

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Pueblo Kamechingón de la comunidad Ticas, Valle de Punilla. (Foto Pablo Sigismondi)

Si por algo se caracteriza a este modelo político “cordobesista” es la imposición del extractivismo por exclusión. En efecto, una considerable fracción de la sociedad (y más aún sus pensamientos, sentires y sueños) han sido convertidos en apenas convidados de piedra. Aunque constitucionalmente gobierna un régimen democrático, en la práctica, a una porción muy grande de la ciudadanía se les niegan los derechos y se les trata como si fueran extranjeros en su propio territorio; más aún, como si fueran extranjeros para siempre, perpetuos.

Esto resulta especialmente evidente en las políticas relacionadas a la toma de decisiones para avanzar con obras que afectan la vida y las propiedades de habitantes que no serán tenidos en cuenta. Basta sino recorrer y visitar las geografías afectadas para comprobar que, abrumadoramente, las personas que allí viven se transforman en marginales y que el concepto de progreso y desarrollo equivale, para ellos, en ser expulsados e invisibilizados por el poder para, a continuación, avanzar con el modelo depredador.

Resulta interesante destacar que, a veces, solo se puede palpar esta realidad desde la lucha, que también es tratada de forma sutil o encubierta por los medios hegemónicos de comunicación. Muy poco se estudia y discute desde los otros poderes de contrapeso y control que, de acuerdo con la división democrática, deberían intervenir. En efecto, en la legislatura provincial la mayoría absoluta le otorga al oficialismo la posibilidad de imponer omnímodamente y a rajatabla las políticas del poder ejecutivo. La justicia provincial actúa, en el mejor de los casos, con lentitud mientras el ecocidio avanza; y cuando se expide en forma contraria al ejecutivo, resulta tan a destiempo que sus resoluciones –si se acatan– sirven de poco o nada frente a los hechos consumados.

Esta forma de gobernar del llamado cordobesismo disfraza la imprescindible participación ciudadana mientras excluye o reprime con furor. La propaganda oficial transforma a las luchas en minorías. No obstante, el registro de las situaciones concretas donde los afectados deberían hacer oír su voz se multiplican. De hecho, como conclusión existe negación del derecho democrático de participación. En las experiencias de las geografías en disputa se sugiere también cómo el cordobesismo busca identificarse como una especie de patriotismo provincial que vincula la identidad y sentido de pertenencia a Córdoba con símbolos propios y con emprendimientos públicos o privados que entran en conflicto, siempre, con el medio ambiente.

Ver El linchamiento de Balbo, el muerto de la Mona, y la lumpenización de Córdoba la Docta

Viaje por la Geografía arrasada

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La Calera, donde el extractivismo minero e inmobiliario ha privatizado las sierras. (Foto Pablo Sigismondi)

A 22 kilómetros al sur de la ciudad capital, por la ruta nacional 36, se encuentra un edificio abandonado, ahora clausurado, perteneciente a la planta de TAYM, donde se depositaban residuos peligrosos. Desde la aprobación de su instalación se cuestionó que el lugar se sitúa en un paleocauce que podría activarse durante una precipitación extraordinaria. Sin embargo, las autoridades provinciales haciendo caso omiso, dieron su visto bueno a la construcción:

Cuando los torrentes inundaron el edificio, ya era demasiado tarde. Enseguida el agua llegó al canal Los Molinos, que abastece a la planta potabilizadora de Bower. El propio peritaje oficial lo confirmó. Es probable que veamos problemas permanentes de contaminación que durarán largo tiempo. Muchos contaminantes permanecerán en el suelo y penetrarán a las napas subterráneas. (Comunicación personal)

Dice Daniel, poblador del lugar, quien alcanzó a fotografiar el desastre ocurrido aquel 28 de marzo del 2017. Para nosotros fue una locura ver como los residuos patógenos y peligrosos atravesaban la ruta, los campos e ingresaban al canal. Se lo ocultó, se dijo que no había afectado al agua que llega a Córdoba. Claro, tanto TAYM como la planta potabilizadora están en manos del mismo dueño, el grupo Roggio. (Comunicación personal, 2017)

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El agua contaminada de la planta de Taym ingresa al canal Los Molinos-Córdoba. (Foto gentileza Daniel Gremo)

Ver Biografía no autorizada de Aldo Roggio II: De colonizar la obra pública al holding de la corrupción

En otro sector más cercano a la ciudad de Córdoba, a la vera de la ruta nacional 19, la geografía se degrada todavía más. A solo 16 kilómetros del centro, las viviendas son apenas construcciones de chapa, madera y plástico; los olores nauseabundos invaden las márgenes del río Suquía (o Primero). Nos detenemos junto al biólogo Federico Kopta en un antiguo puente que cruzaba el curso fluvial y ahora está semidestruido.

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Puente Tegli sobre el río Suquía (Foto Pablo Sigismondi)

Allí él explica: cuando la planta de tratamiento de líquidos cloacales colapsó, el agua sin purificar comenzó a infectar al río Suquía. Como consecuencia, hoy es un río muerto, un río de cloacas; el 75% de su agua proviene de los desechos industriales y humanos, no hay forma de vida compatible porque la carga orgánica de materia fecal y los residuos impiden que el río arrastre oxígeno disuelto y, por lo tanto, es imposible la vida. (Comunicación personal)

Alida Weht, pobladora local agrega que “aquí el olor a podrido no te deja vivir ni respirar…acá es donde dejamos nuestros pasivos ambientales para los que viven río abajo. Es una decisión política: hacerse cargo de nuestros residuos, de los residuos de nuestro cuerpo” (Comunicación personal).

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Alida Weht en Chacra de la Merced, al Este de la ciudad de Córdoba. (Foto Pablo Sigismondi)

Ver Eurnekián, y su batallón de irregularidades, invade Córdoba

Kopta se explaya y da a conocer: desde este lugar el río Suquía continúa su curso y, aguas abajo, baña distintas localidades (Capilla de los Remedios, Río Primero, Villa Santa Rosa) que sufren las consecuencias del maltrato ambiental. Para darnos una noción de la tragedia del Suquía, baste decir que, hace 4 años, los vecinos de Capilla de los Remedios nucleados en la campaña “Queremos Respirar” juntaron firmas y tomaron muestras. Midieron 4.300.000 bacterias coliformes fecales. ¡El límite permitido es de 1000! Para comparar, supongamos que cualquiera de nosotros podría tener $1000 en su bolsillo, pero no podríamos guardar $4.300.000. Finalmente, toda esta contaminación desagua en la Laguna de Mar Chiquita, que ahora es Parque Nacional.

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Desembocadura del río Suquía (Primero) en la Laguna Mar Chiquita (Ansenuza). (Foto Pablo Sigismondi)

“La tan elevada contaminación cloacal del río Suquía supera incluso a la cuenca del Riachuelo, en la Provincia de Buenos Aires”, agrega Federico. Alida remata enfática: “¡Por eso acá también la expectativa de vida es muy baja, convivimos con la cloaca, sin protección!”.

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El biólogo Federico Kopta en los basurales de Chacra de la Merced. (Foto Pablo Sigismondi)

Chacra de la Merced es una zona de sacrificio donde sus pobladores sufren a diario las consecuencias de vivir en un ambiente que no está sano. Muchas industrias ubicadas en las márgenes del río Suquía vierten sus desechos al cauce sin control. Peor aún, el primer contaminante resulta ser el propio Estado. En efecto, allí el funcionamiento deficiente o malo de la planta de tratamiento de líquidos cloacales produjo, desde hace años, el volcamiento de los líquidos directamente al río.

Acá el agua del río Suquía está podrida, de color oscuro y nauseabunda. Por eso, debimos abandonar la actividad tradicional de la zona, que eran las chacras y las quintas. No pudimos seguir cultivando. Gran parte de los suelos son ahora canteras que degradan aún más el ambiente. Nadie las controla. (Comunicación personal). Dice Pedro Sosa, vecino del lugar. El cinturón verde de la ciudad se extinguió entre barrios cerrados, avenidas, especulación inmobiliaria y contaminación.

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Extracción de áridos en Chacra de la Merced. (Foto Pablo Sigismondi)

En Chacra de la Merced, la extracción de áridos (arenas y cantos rodados) reemplazó al cinturón verde ante la elevada contaminación del agua. La ciudad dejó de autoabastecerse de verduras. Las canteras producen alto impacto antrópico, como la formación de hondonadas y lagunas.

La ciudad de Malagueño, a apenas 20 kilómetros del centro de Córdoba, se encuentra atravesada por una porción del Camino Real. Situada al costado de la ruta nacional 20, históricamente la principal actividad ha sido la explotación de la roca caliza y los hornos de cal. Estas actividades, al crecer, dieron nacimiento a las Canteras Malagueño y a las fábricas de cemento de Minetti y Corcemar. En gran medida, los trabajadores tenían asegurada su estabilidad y, de una generación a otra trabajaban allí.

Muchos vivían en el barrio llamado Montevideo. Sin embargo, la llegada de la multinacional suiza Holcim a la “capital nacional del cemento” cambiaron la situación: pronto la exacerbada explotación de los recursos naturales trajo como consecuencia la destrucción del patrimonio histórico y cultural y acarreó dramáticos cambios para sus habitantes. En efecto, la multinacional comenzó a producir energía a partir de la incineración de residuos.

Holcim ha contaminado nuestro ambiente con sustancias tóxicas y cancerígenas y otros residuos peligrosos como neumáticos. Los queman para reemplazar al gas. No sabemos qué traen de los pozos petrolíferos. ¡No sabemos qué queman, qué tiran a nuestro aire, mirá cómo está el cielo ahora! (Comunicación personal) Dice Juan Carlos Herrera, mientras señala hacia arriba.

“Todo luce gris. Las toxinas contaminan el suelo y el agua a cualquier hora, todos los días. Y esta contaminación también afecta a la ciudad de Córdoba porque aquí nace el arroyo de La Cañada”, dice Juan Carlos Herrera mientras marchamos por un camino lleno de basuras y cables quemados.

Además, la minería extractiva a gran escala ha producido enormes impactos en el paisaje y han alterado la topografía y los recursos hídricos. Los conflictos sociomedioambientales con la población local se han visto acelerados ante la intención de Holcim de cerrar el camino público S-514 que, de concretarse, perjudicará a quienes viven en la zona y que deberán recorrer mayores distancias. Y más aún, éste es un camino de gran valor histórico. En efecto, por ahí transitaba el Cura Brochero y hoy es la ruta de los peregrinos que se dirigen hacia la Virgen de Lourdes en Alta Gracia.

¿Cómo es posible todo lo que ha hecho y pretende hacer Holcim? Sólo se entiende desde la complicidad de las autoridades provinciales y municipales, que son quienes deberían resguardar la salud y los intereses de la población local. Sin embargo, parecieran ser los representantes de la multinacional. “Vivimos entre explosiones de dinamita que dejan gigantescos huecos. Donde antes había montañas y bosques, ahora sólo quedan caminos destrozados, montañas de escombros. Nos han tapado, nos están rodeando”, comenta Roberto Salguero.

Nuevos caminos salpican la geografía de las sierras. Son las llamadas “autovías” que van extendiéndose por dos nuevas trazas a través de los valles de Punilla y Calamuchita, con obras en ejecución; hay además otros proyectos en estudio. En la llamada Autovía de Punilla los daños irreversibles del primer tramo incluyeron un multimillonario puente sobre el Lago San Roque y la desfiguración de cerros enteros junto con la destrucción del bosque nativo en las laderas montañosas. Allí tampoco tuvieron lugar estudios arqueológicos y antropológicos.

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Vista del faldeo occidental de las Sierras Chicas y los efectos de la autovía. (Foto Pablo Sigismondi)

Para el nuevo tramo que se pretende iniciar, la participación de los pueblos originarios de la comunidad Tica resultó nula mientras la expropiación de las viviendas ya ha comenzado a ejecutarse con la presencia intimidante de la policía provincial. En el año 2021 se convocó a la audiencia pública virtual; casi el 90% de los participantes se opusieron a la construcción de esta nueva traza. Sin embargo, las obras están a punto de continuar ya que también el gobierno nacional dio los avales correspondientes para que la provincia se endeude en 100 millones de dólares para construir apenas 48 kilómetros de camino.

Ver Cordobesismo: Chediak de la causa Cuadernos se quedó con una obra vial de $ 1 millón el metro

“Las obras viales que la provincia quiere imponer también buscan mantener el negocio de sus amigos desarrollistas; acá no hay licencia social ni ambiental para su construcción” (Comunicación personal) dice la legisladora provincial Noelia Agüero mientras acompaña el acampe instalado frente a los tribunales provinciales.

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Topadoras arrasando monte nativo cercanos a la localidad de Molinari. (Foto Pablo Sigismondi)

Ver El “Negoción” del puente más grande de Córdoba, a cargo de empresas amigas y coimeras

Mientras Jorge Alves, responsable de la empresa adjudicataria Camino de las Sierras afirma que la justicia “rechazó” las presentaciones realizadas por grupos ambientalistas en relación a la obra “Autovía de Punilla”, las topadoras han comenzado a arrasar amplios sectores de monte nativo cercanos a la localidad de Molinari. Allí la policía provincial utilizando la violencia policial desalojó, reprimió y encarceló a los pobladores que defienden y resisten el avasallamiento. Tanto el gobierno provincial como dicha empresa buscan aparentar que se han cumplido con los requisitos, intentando dar así legalidad, pese a que un está pendiente la resolución definitiva al amparo “Islyma” (Expte. 6513191).

Para el biólogo Franco Chiarini estas obras de infraestructura no se han ejecutado con los estudios de impacto ambiental adecuados, por lo cual, es más que suficiente argumento para rechazar su construcción. ¿Cómo puede ser posible que la profesional que firma y acredita los estudios de impacto ambiental (perteneciente a la empresa Caminos de las Sierras, que ejecuta las obras) no tengan en cuenta los daños acumulativos que sufrirán los ecosistemas del lugar a lo largo del tiempo? ¿Cómo es posible que la Secretaría de Ambiente apruebe además que los estudios se hagan por tramos, en vez de tomar todo el trazado? (Comunicación personal)

Franco agrega: Ni siquiera se tienen en cuenta estudios a nivel científico de Universidades u organismos que las objetan; por eso –agrega– no nos queda otro camino que venir a ponerle el cuerpo para decir que “no a la autovía”. Sabemos que es un atropello y por eso pedimos a la justicia que dé lugar a la medida cautelar de impedir su concreción. (Comunicación personal) Y agrega finalmente que “la remediación planteada es absurda, falaz: no hay viveros para abastecer de los árboles nativos correspondientes; tampoco hay pasos de fauna. ¡El bosque no es solo los árboles! Nos sentimos burlados, pero acá estamos, nos haremos oír” (Comunicación personal).

 

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Incendio en la Pampa de Olaen, cercano a La Falda, Valle de Punilla. (Foto Pablo Sigismondi)
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Avance de las obras de la autovía sobre la ruta provincial 5. (Foto Pablo Sigismondi)

En Calamuchita, los pobladores reunidos en la Asamblea de Vecinos de Paravachasca denuncian que el estudio de impacto ambiental que aprobó la provincia para trazar la autovía sobre la ruta provincial 5 es inconsistente. A pesar de que la audiencia pública rechazó de forma abrumadora el proyecto y presentó ante la justicia provincial las denuncias para que se frenen las obras, las topadoras avanzan día a día, destruyendo montañas y ecosistemas, sin esperar la definición judicial.

Desde niño he visitado la capilla histórica de Candonga, reliquia de la época colonial que data del siglo XVIII. Declarada Monumento Histórico Nacional en 1941, dista a 56 kilómetros de la capital, en pleno corazón de las Sierras Chicas. Ahora, desde los mismos sitios en donde solíamos detenernos para fotografiar la capilla y sus alrededores, resulta casi imposible identificarla. Ha quedado invisible.

El entorno de la emblemática construcción blanca está ocultado en un paisaje que ha sido devastado por construcciones al mismo frente del sitio histórico y forestaciones de árboles exóticos de rápido crecimiento que la tapan por completo. En los alrededores, además, las lomas de las laderas montañosas van siendo ocupadas por viviendas de lujo que también han destruido el bosque nativo que las tapizaba.

Ver DUEÑO DE LA VOZ DEL INTERIOR (CLARIN) IMPLICADO EN UNA CAUSA DE ABUSO

Para Lucía Castellano, habitante del lugar e integrante de la Asamblea Vecinos del río Chavascate: lo que está pasando en la provincia es un desastre ambiental. En la cuenca del río la destrucción es múltiple: por un lado, se habilitan nuevas canteras y continúan los emprendimientos inmobiliarios ilegales de la empresa Ticupil, que incumple la orden judicial que le obliga a paralizar las obras. Además, tenemos también la amenaza de la construcción de otra autovía. Es un mismo modelo que aplica el gobierno provincial; todas las cuencas están siendo devastadas; buscan destruir el ambiente para dejar todo a los poderosos. Ellos vienen con actitud de violencia, con hechos consumados; las medidas cautelares y los amparos no se resuelven en la justicia y mientras tanto continúan avanzando; no nos escuchan. Por eso nos manifestamos, para visibilizar la situación, para que la comunidad sepa que el gobierno provincial nos violenta y la justicia no resuelve a tiempo. Que hay un sinnúmero de irregularidades. (Comunicación personal)

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Capilla Histórica de Candonga. (Foto Pablo Sigismondi)

Otro camino que lleva años de arreglos y gastos millonarios es el llamado Camino del Cuadrado. Atraviesa el cordón serrano por un antiguo trazo construido hace más de un siglo. Sin embargo, en los últimos 8 kilómetros antes de descender hacia el Valle de Punilla, la arbitrariedad política y la imposición a rajatabla cometieron otro desastre ambiental por capricho: impusieron una ruta por la línea de falla del cordón de las Sierras Chicas. Como consecuencia, los desmoronamientos y derrumbes son permanentes.

Millones de dólares se llevan gastados en una remediación ambiental icónica del cordobesismo: para evitar más inconvenientes con la Naturaleza, se ha optado por tapizar las laderas de las montañas con gruesas capas de concreto. Desde lo alto de la Pampa de Olaen se observan las curvas y contracurvas de hormigón que destruyeron un paisaje prístino.

Ver Camino del Cuadrado: Del Negocio Redondo al Triángulo de las Bermudas

Hernán, poblador del lugar, comenta: El camino está mal hecho; es una destrucción sin sentido. Tenían un camino viejo bien trazado, firme, más estable que jamás se corta porque sigue el curso del arroyo. Yo acá meto pico y pala y la montaña se desarma porque este va por la línea de falla y no por la quebrada; son los intereses políticos los que trazaron el otro camino… ¿A costa de qué? de destruir las montañas, cortarlas al medio. (Comunicación personal)

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“Remediación” en el Camino del Cuadrado. (Foto Pablo Sigismondi)

El problema del agua que afecta a la Humanidad como consecuencia del cambio climático y el calentamiento global implica que Córdoba, con apenas poco más de 80 metros cúbicos de agua superficial en toda su geografía, deba preservar el recurso y reciclar.

Sin embargo, para solucionar el déficit el gobierno provincial se endeudará en cientos de millones de dólares más con otra obra costosísima y ecológicamente contraria a la ley de la gravedad: se elevará agua desde el río Paraná, a más de 350 kilómetros de distancia. Implicará estaciones de bombeo para permitir el ascenso de casi 400 metros de desnivel, con el consiguiente gasto energético que implicará. Mientras, las cuencas hídricas y los grandes lagos artificiales de los diques San Roque, Los Molinos, Embalse de Río Tercero y La Viña sufren diversos procesos de contaminación.

Ver Lago San Roque el pozo negro del cordobesismo 

El doctor Medardo Ávila Vázquez nos comenta: el agua del lago San Roque está podrida, hiper-eutrofizada, cubierta de algas cianófilas que lo cubren por completo; es de vital importancia que pueda recuperarse del daño ecológico producido, para que Punilla y el lago vuelvan a tener agua pura. Sin embargo, en vez de sanearlo, se traerá del Paraná, también muy contaminado. Ya tenemos enormes epidemias de gastroenteritis y hepatitis, producidas por toxinas que libera el agua. Aunque para el gobierno provincial las aguas del lago San Roque dice que no son malas. Y mientras tanto, los costos para filtrar, quitar los olores y hacer potabilizable el agua son cada vez más elevados. Y el lago Los Molinos sufre el mismo proceso de contaminación. Gastamos en el desarrollismo inmobiliario, en autovías pero no en cloacas y plantas de tratamiento. Mientras, avanzan los desmontes y los incendios. (Comunicación personal)

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Dique San Roque. (Foto Pablo Sigismondi)

Ver Viejo Dique San Roque: el monumento a la corrupción de Roca y Juárez Celman

En la Reserva Natural de la Defensa (RND) La Calera, situada al Oeste de la ciudad de Córdoba, el biólogo Facundo Fernández explica: La intervención del estado nacional está haciendo esfuerzos para conservar 13.663 hectáreas de bosque nativo chaqueño-serrano y parte del distrito del espinal, que en la Provincia de Córdoba está casi extinto. Los incendios, los desmontes y la pérdida de diversidad se reflejan en que tan solo se conservan menos del 3% de bosques nativos. Por lo tanto, poder preservar este pequeño oasis es imprescindible para la regulación hídrica, la generación de oxígeno y la conservación de la flora y de la fauna. Y, lo más importante, es que en estas cuencas se captan las aguas que, si no fueran retenidas por la vegetación del bosque natural, podrían inundar las riberas y zonas bajas. Peor aún, incluso hasta repetir catastróficas inundaciones como las que ya vivimos en el año 2015 en las Sierras Chicas. Por ello, la preservación del piedemonte y su ecosistema resulta imprescindible para prevenir que los eventos extremos. Sin embargo, podemos observar cómo las laderas y pendientes de las sierras se urbanizan a través de emprendimientos inmobiliarios, canteras y más caminos. El riesgo es cada vez mayor. (Comunicación personal)

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El biólogo Facundo Fernández en la RND La Calera. (Foto Pablo Sigismondi)

Solo entre 1999 y 2017 se quemaron en la provincia aproximadamente 700.000 hectáreas en incendios forestales cuya principal causa fue el cambio del uso del suelo para habilitar así los desarrollos inmobiliarios, las urbanizaciones y el trazado de las rutas. Sin embargo, esta cifra quedó ampliamente superada cuando solo en el año 2020 se incineraron 340.000 hectáreas. Se estima que la superficie acumulada que se ha calcinado durante el cordobesismo supera ampliamente las 1.500.000 hectáreas. Como consecuencia, Córdoba atesora, en buen estado de conservación, apenas el 2% de su bosque y monte nativo original.

Ver INCENDIOS: para hacer obras Schiaretti redujo a un mínimo el fondo contra el fuego

Quiero decirles a todos estos políticos, al señor gobierno, a quien le reclamo por tantos impuestos que pago. ¿Y ahora que necesito del gobierno?, que venga y vea la tremenda destrucción que nos ha quedado. Y ellos nos quieren meter presos si traemos gente que nos ayude. ¿Entonces qué debemos hacer, dejar que se nos queme todo? Ellos nos ponen todas las leyes encima pero no son gente capacitada, no saben lo que es la vida rural del campo. (Comunicación personal) Dice Chicho Gómez, poblador del departamento Cruz del Eje después que su campo quedó arrasado en los incendios del año 2020.

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Cruz del Eje: Chicho y sus hijas en su campo incendiado. (Foto Pablo Sigismondi)

Ahora no tenemos ni siquiera para darle de comer a los animales. Hemos combatido el fuego durante una semana, se me quemó todo el campo, se me quemaron animales, las vacas que estaban pariendo. Se me quemaron todas las alambradas, todas las divisiones del campo. Ayer vino una avioneta, miró y pegó la vuelta. Tanto trabajar y trabajar y se nos quemó todo, yo también estoy todo quemado y no hemos salvado nada. (Comunicación personal) Dice Chicho mientras las cenizas y el viento levantan nubes grises al cielo.

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Incendios en el Valle de Punilla, 2020. (Foto Pablo Sigismondi)

Cerca de ahí, al pie del Cerro Uritorco, los aviones hidrantes van y vienen combatiendo otro incendio: Laura, habitante de Capilla del Monte reflexiona: No hemos podido relajarnos, porque aún apagado el fuego debemos continuar con las guardias de ceniza. Si pudiéramos tomar conciencia y terminar con esta necedad que tenemos con el ecosistema serrano, la biodiversidad…Hay que hacer un ordenamiento territorial del bosque nativo que sea participativo. Aquí, como se puede apreciar, los incendios se superponen. Esto también desmiente la afirmación oficial de que el gobierno reforesta, que va a hacer remediación de lo incendiado. Es solo para el momento. (Comunicación personal)

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Laura Carizzoni al pie del cerro Uritorco. (Foto Pablo Sigismondi)

Durante el 2021 los incendios devastaron el Norte de la Provincia. El gobernador Schiaretti no solo desfinanció el plan de manejo del fuego, sino que, al visitar San José de la Dormida, y cuando los incendios incluso habían cobrado vidas humanas, declaró: Yo veo que el norte viene progresando…porque se ha extendido la frontera agropecuaria en estos últimos años. Antes, cuando uno sobrevolaba el norte, veía el monte. Hoy, la parte más llana, se ve lleno de cultivos, lleno de animales de los que crían ganado. Se ven establecimientos agropecuarios modelos. Porque también en el norte, la producción agroalimentaria es fundamental, es motor del progreso. (Comunicación personal)

¿Acaso los incendios reemplazan a las topadoras? A diferencia de la visión cordobesista, en Ramona Orellano de Bustamante lo campesino está dentro de la raíz misma de los aborígenes, de los pueblos originarios; de aquellos donde la idea de la territorialidad –es decir el sentido de pertenencia que implica conocer para luego querer y, a continuación, cuidar– es identitario.

¿Será por eso que ella fue perseguida judicialmente durante años, hasta su muerte? A Ramona se le demolió la vivienda donde habitaba porque se negó a entregar su campo de 150 hectáreas a la voracidad de una frontera agropecuaria socia indispensable del cordobesismo. Ramona fue ejemplo de los campesinos que se encuentran cada vez más cercados y doblemente amenazados: por los propios poderes estatales que debería ampararlos y por las grandes panaceas del sistema neoliberal.

Para el cordobesismo solo existe el territorio como sinónimo de lugar para obtener ganancias y beneficios. Es el denominado agronegocio. Para el cordobesismo la tierra es mercancía que debe desocupar para sembrar monocultivos transgénicos de soja y maíz; la deforestará. La voracidad es tal que, en su afán de producir a toda costa exfoliará al límite mismo del ecocidio. El paradigma de “el campo” no dudará en emplear fumigaciones aéreas, regar el suelo desparramando agrotóxicos y envenenará no solo el aire sino también el ciclo natural del agua. Tan grande es el desenfreno que contaminará hasta la propia vivienda si con ello logra asegurar mayor ganancia.

Incluso ha perdido la capacidad de sentir la diferencia de lo que es bueno o malo para su propia salud. El cordobesismo no dudará en invadir territorios, en desplazar a sus pobladores, en alambrar y en arrendar miles de hectáreas al mejor postor. Ramona, por el contrario, amaba y defendió su terruño hasta su muerte. Ella sabía incluso instintivamente, que gracias a ese pedacito de tierra ella comía, vivía y ahí sería enterrada. Ramona se identificaba con su territorio y comprendía con sabiduría ancestral que desde la tierra todo viene y a ella todo vuelve.

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Ramona Orellano de Bustamante en su vivienda. (Foto Pablo Sigismondi)

Yo he nacido y me he criado acá, mi madre compró ella el campo. He trabajado desde chica. Ya me desalojaron antes; ahora quieren volver a desalojarme. Ahora no me falta la comida, pero ya no puedo comer. ¿A dónde me voy a ir?” (Ramona Orellano de Bustamante, comunicación personal). El 18 de junio del 2021, a los 95 años, murió en su precaria vivienda. Su casa fue demolida con topadoras por orden de la justicia provincial, que atendió los reclamos de los agroempresarios Scaramuzza.

Para Laura Gómez, pobladora de San Francisco del Chañar: Cuando los alambres se queman, la primera tarea es intentar volver a cerrar el campo para que los animales no escapen; para los pequeños productores el presupuesto es muy grande. Los animales sueltos significan, además, un enorme problema para la seguridad vial. (Comunicación personal) Según ella:

Ahora el fuego se torna incontrolable a raíz de que las banquinas y alambrados están cubiertos por bosque nativo; porque hay gente que dicta leyes sin conocer. Acá los incendios son apagados por la gente nativa con lo que tenga a mano: paladas de tierra, hojas de palma. Hay que enfrentar llamas de 4 metros de altura con una mochilita de agua para entender…Pero claro que a eso jamás lo verán los que hacen leyes detrás de escritorios. (Comunicación personal)

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Laura Gómez, departamento Sobremonte. (Foto Pablo Sigismondi)

En el contexto urbano de la ciudad de Córdoba los problemas ambientales afectan diversos sectores, como por ejemplo el populoso barrio de Villa el Libertador, situado al sur. Junto con Claudia Casas, vecina integrante del colectivo “Cloacas ya” visitamos el lugar. ¿Barrio? no sé si se le puede llamar barrio, porque nos han dejado vivir como cerdos entre medio del barro y los líquidos cloacales, asfaltos hundidos, calles llenas de barro. Es deprimente vivir así, con el esfuerzo que construimos nuestras casas y hoy sentarnos a ver como la humedad se las come, se agrietan; ¿Para qué vamos a gastar en arreglar o pintar?; y ni hablar de los problemas bronquiales, tos, gripes debidas a la humedad permanente. Incluso hemos tenido muertos por derrumbes de pozos desmoronados. Esta es una zona de desastres y no hay solución. No se acuerdan de nosotros. (Comunicación personal)

Ahora pareciera que la municipalidad y la provincia trabajan para, al fin, lograr dar solución a la situación. No obstante, la vivienda de Dalmira está partida desde hace años. Primero se hundió el pozo, luego se me cayó la casa a la mitad; las puertas hay que trabarlas porque no se pueden cerrar con las llaves. Es imposible planificar o edificar, todo se hunde. Todos tenemos derechos a vivir dignamente, Villa El Libertador es un barrio enorme. No podemos ni siquiera cruzar las calles, están inundadas de mierda. (Comunicación personal)

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Villa El Libertador, ciudad de Córdoba. (Foto Pablo Sigismondi)

Muy cerca de allí, los pobladores se organizaron en VUDAS (“Vecinos unidos en defensa de un ambiente sano”) ante el peligro mayor que significa la planta de la empresa Porta Hnos. Tenemos que aguantar el olor nauseabundo, el escape de las válvulas, el ruido permanente, pese a que nosotros estamos mucho antes que ellos ¿Qué aire inhalamos permanentemente? porque esta fábrica no se detiene. Pese a los casos de cáncer, malformaciones, muerte súbita de niños, el estado (municipal, provincial o nacional) nos ha abandonado. El propio estado no hace cumplir las leyes y obligaciones para vivir en un ambiente sano. Estaría muy bueno que se fueran. (Comunicación personal) Comentan un grupo de mujeres frente a la empresa.

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Protesta frente a la fábrica Porta Hnos, ciudad de Córdoba. (Foto Pablo Sigismondi)

Ver El cordobesismo de Schiaretti funciona a toda máquina con bioetanol

Las redes de resistencia al modelo cordobesista crecen por doquier. El cordobesismo resulta la principal razón del ecocidio. Mientras Córdoba siga una política donde los intereses de los poderosos prevalezcan, no hay forma de que podamos desarrollar una política ambiental que se aparte del ecocidio.

Conclusiones

La igualdad de oportunidades, la participación y la división de los poderes del estado son valores fundamentales del sistema democrático. Empero, cuando una porción de la sociedad se transforma en minoría por el arbitrio del poder y se le es negado su beneficio al gozo de la Naturaleza, los comportamientos gubernamentales se vuelven patológicos.

Está claro que el gobierno de la provincia de Córdoba ha alienado a la sociedad sutilmente –o no–para imponer un modelo de desarrollo contra natura. Los ejemplos anteriores son algunos que surgen desde la experiencia de recorrer la provincia; del interés del estudio geográfico. Los resultados sugieren que, al menos en una parte de la conciencia ciudadana, las consecuencias de tales políticas son tan negativas que influyen en el estereotipo cada vez más perceptible.

Finalmente, en los últimos días se han firmado convenios internacionales para construir otra obra faraónica, traer agua desde el río Paraná, bombeándola. En la provincia de Córdoba se presentan ciclos hidrológicos secos y húmedos muy variables que junto con el aumento de población –especialmente en el Gran Córdoba y las Sierras Chicas– producen déficit en el abastecimiento de agua. La actual infraestructura, deficiente, afecta a pobladores por la falta del recurso hídrico.

Las soluciones a este problema deberían encararse desde un enfoque integrado: sanear las cuencas de los lagos artificiales, reciclar el agua (para lo cual deberían funcionar y ampliarse las plantas de tratamiento de líquidos cloacales), entubar el canal Los Molinos-Córdoba y, alternativamente traerla desde otros lugares. ¿Desde dónde? Las alternativas sustentables y de menor impacto implicarían captar agua en los diques de Embalse de Río Tercero y/o Piedras Moras y, mediante canales, empalmarlo al ya existente (que deriva el líquido elemento desde el dique Los Molinos). El transporte sería por gravedad.

Sin embargo, el gobierno provincial, asociado al de la Provincia de Santa Fe, acaba de firmar acuerdos que endeudarán a ambas jurisdicciones en más de 500 millones de dólares y traerán agua desde el río Paraná, uno de los más contaminados del mundo. Nótese que es la opción más costosa ya que implicará bombearla para subirla más de 300 metros de desnivel que existe entre el Paraná y Córdoba. Esto, a su vez, significará enorme gasto energético. No se conocen cifras oficiales de tal costo. Insustentable.

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Canal a cielo abierto de Los Molinos-Córdoba (Foto Pablo Sigismondi)

El canal Los Molinos-Córdoba abastece de agua potable a gran parte del sur de la ciudad capital. Sin embargo, atraviesa numerosos campos donde el uso de agrotóxicos es norma. Con apenas 50 km de longitud, no se lo ha podido entubar y, sin embargo, ahora el gobierno provincial pretende endeudarnos en varios centenares de millones de dólares para bombear agua, altamente contaminada, desde el río Paraná.

Ver Bio no autorizada de Aldo Roggio I: De Colonia Caroya a colonizar la obra pública y la prensa

Para gran parte de los habitantes, el cordobesismo ha transformado a los ciudadanos en extranjeros perpetuos en su propio suelo. El modelo cordobesista, por supuesto, resulta insostenible, lo cual significa que terminará, de una u otra forma. Mientras, marchamos a transformarnos en refugiados ambientales.

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Barrio Alberdi, ciudad de Córdoba. (Foto Pablo Sigismondi)

Epílogo

¿Podremos cambiar el modelo cordobesista hacia la ecodemocracia, biodemocracia?

¿El falso progreso neoliberal que nos agobia permitirá que alguna vez los gobernantes reflexionen y entiendan que la sostenibilidad implica comprender a la Tierra como a un organismo vivo y viviente? “Todo lo que es verdadero (lo que tiene raíz), dicen que no es verdadero (que no tiene raíz)” (Nezahualcóyotl).

Agradecimientos

A Daniel Gremo, Federico Kopta, Alida Weht, Pedro Sosa, Noelia Agüero, Franco Chiarini, Comunidad Tica, Lucía Castellano, Hernán Romero, Medardo Ávila Vázquez, Facundo Fernández, Chicho Gómez, Laura Carizzoni, Ramona Orellano de Bustamante, Laura Gómez, Claudia Casas, Dalmira Oviedo, Nora Acuña (V.U.D.A.S.), Silvia Cabrera, Juan Carlos Herrera, Luis Domínguez y Roberto Salguero.

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