Cómo la República Popular China sorteó las trampas de EEUU, Kissinger, Soros, y otros

En los ’70 EEUU, con la intervención estelar del secretario de Estado Henry Kissinger, concretó un inusitado acercamiento a la República Popular China, con la finalidad de debilitar el campo comunista liderado por la URSS (Unión República Socialistas Soviéticas) que desafiaba el orden mundial capitalista. Si bien esa sorpresiva entente permitió el despegue de la […]

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China, Kissinger, Soros, Friedman, Toffler

En los ’70 EEUU, con la intervención estelar del secretario de Estado Henry Kissinger, concretó un inusitado acercamiento a la República Popular China, con la finalidad de debilitar el campo comunista liderado por la URSS (Unión República Socialistas Soviéticas) que desafiaba el orden  mundial capitalista.

Si bien esa sorpresiva entente permitió el despegue de la República de China, que ahora 40 años después amenaza la hegemonía del mismo EEUU, ese acercamiento no tenía nada de ingenuo por parte de EEUU. Dado que a la par emprendió una maniobra de cooptación de altos funcionarios chinos. Lo mismo que habría logrado hacer con Mijaíl Gorbachov y Borís Nikoláyevich Yeltsin, quienes posteriormente precipitaron la disolución de la URSS.

El núcleo de esa operación de infiltración en la República Popular China, fue nada menos que al Secretario General de Partido Comunista Chino entre 1987 y 1990, Zhao Ziyang. Y Kissinger, George Soros, Alvin Toffler, y Milton Friedman, fueron algunos de los sacerdotes de la globalización anglonorteamericana que lograron infiltrarse en el centro de la planificación de la República Popular China en los años de Zhao Ziyang.

Acercándola al abismo en el que se precipitó en los ‘90 la URSS. Pero el Partido Comunista Chino reaccionó a tiempo, evitando que China corriera la misma suerte que la súper potencia mundial conducida por Gorbachov, cuya disolución llevó adelante el dipsómano Yeltsin .

En la siguiente nota con título “Como fue purgado el Gorbachov de China en 1989” que Stripteasedelpoder.com traduce para sus lectores, su autor Matthew JL Ehret narra cómo fue ese decisivo proceso, que tuvo como climax decisivo lo que se conoce como las protestas, masacre, o revuelta de la plaza Tiananmen

La misma parece ser muy oportuna en estos momentos argentinos, en que el justicialismo con un suceso tan conmocionante como el de la plaza Tiananmen, ha registrado la mayor catástrofe electoral de su historia. Por parte de un Poder Ejecutivo que en lugar de llevar adelante la agenda justicialista, llevó adelante en plena pandemia y penuria social, la agenda socialdemócrata de George Soros.

Ver PASO 21: No ganó Cambiemos, hubo abstención como en la época de la proscripción peronista

Ehret es periodista, conferencista y fundador de Canadian Patriot Review ( www.canadianpatriot.org ) y de la Rising Tide Foundation. Es autor de Strategic Culture, The Duran, Fort Russ, La Review of Books – China Channel, y también ha sido publicado en Asia Times, Global Times, Oriental Review, Sott y Zero Hedge. Es autor de tres volúmenes de la serie de libros “Historia no contada de Canadá”.

Como fue purgado el Gorbachov de China en 1989

Por Matthew Ehret. Traducción de Leonardo Del Grosso

https://canadianpatriot.org/2021/08/20/how-chinas-gorbachev-was-flushed-in-1989/ 
https://www.strategic-culture.org/news/2021/08/18/how-chinas-gorbachev-was-flushed-in-1989/

China, Kissinger, Soros, Friedman, Toffler
Matthew J. L. Ehret

La próxima vez que escuche que China es la causa de sus problemas, dé un paso atrás y pregúntese por qué a Soros no se le permite ingresar a su país, a pesar de que él dirige el suyo.

Hasta el día de hoy, muchas personas aún no tienen claro el papel nefasto que el mega especulador húngaro convertido en filántropo y revolucionario de color, George Soros, ha jugado en los asuntos internacionales durante los últimos 40 años. Lamentablemente, muchos de los que se han despertado ante la carnicería sistemática creada por el sociópata anciano tienden a cometer el error de: 1) asumir que el hombre ha llevado a cabo por sí mismo una conspiración internacional para librar al mundo de los estados nacionales. O 2) creerle de ser un títere del “malvado Partido Comunista Chino” que busca derrocar el orden occidental y cristiano.

Ver Los “líderes confiables” argentinos financiados por Soros: de la derecha hasta la izquierda están todos

Hace poco se me llamó la atención sobre un breve video reciente que abrió el reciente simposio de seguridad cibernética de Mike Lindell, que resume esta creencia y se ha amplificado en casi toda la prensa conservadora durante el último año. El tropo ha tomado muchas formas, y se ha extendido ampliamente entre una cierta categoría de ciudadanos de mentalidad conservadora de las naciones occidentales, que reconocen que está en marcha un perturbador programa global de modificación de la conducta que amenaza con desarraigar miles de años de valores tradicionales.

El problema con quienes reconocen la existencia de conspiraciones para desmantelar los estados nacionales y esclavizar a gran parte de la población mundial, no es que se equivoquen al ser paranoicos, o incluso que una revolución de color acaba de suceder dentro de los propios Estados Unidos.

Sin embargo, al desviar la atención lejos de la mano causal de la inteligencia británica, que ha estado en el centro de casi todas las manipulaciones históricas importantes sufridas por los EEUU desde 1776 hasta el presente, se ha hecho que China parezca un sombrío supervillano global, utilizando su filial de activos afiliados a Soros que gestionan el estado profundo occidental, en la búsqueda de la hegemonía global y el derrocamiento de los “valores cristianos”.

El hecho es que China no solo es la primera nación en identificar y purgar con éxito el mal de Soros, mientras el resto del mundo caminaba sonámbulo hacia un orden estatal post-estado-nación hace más de 30 años, sino que sigue siendo uno de los caminos de cooperación más invaluables para el mundo al que las naciones occidentales deben unirse si quieren liberarse de la era de las tinieblas que se avecina.

Para reafirmar el punto: mientras otros países estaban ocupados dejando que las armadas de Soros de las fundaciones “Open Society” se infiltraran en ellos en todos los niveles, China tuvo el ingenio para ver la agenda malvada por lo que era, y cuando esas mismas agencias intentaron una revolución de color en la Plaza de Tiananmen, que estaba marcando el comienzo de una nueva era de asalto a la Unión Soviética y de desmantelamiento de la democracia representativa occidental, China no perdió tiempo para destituir a la mano derecha de Soros en China en 1989, quien se las había arreglado para alcanzar la cúspide del poder político como secretario general del Partido Comunista de China, y como posible sucesor del anciano Deng Xiaoping.

El hombre de Soros se llamaba Zhao Ziyang y durante la década de 1980 la prensa occidental ya se había acostumbrado a llamarlo “Gorbachov de China”. Aquí está siendo honrado por Reagan en 1984.

Algunas palabras sobre Zhao

Zhao Ziyang todavía era un adolescente cuando ocurrió la Gran Marcha en 1934-35, pero pronto se encontró ascendiendo dentro de la administración del PCCh convirtiéndose en líder del partido de la provincia de Guangdong en 1951, y dirigiendo un amplio programa de tortura a campesinos sospechosos de acaparar alimentos durante la gran hambruna de 1958-61. Ciertas fuerzas con influencia parecieron apreciar ese tipo de cosas en ese momento, y su estrella se elevó aún más al convertirse en secretario del Partido de Guangdong.

Pero un par de años después de la Revolución Cultural, Ziyang encontró que su suerte se agotó, ya que se convirtió en objeto de ataques por parte de los Guardias Rojos, y paso a trabajar durante cuatro años en una industria mecánica en Hunan. Tras su sorprendente rehabilitación en 1972, Ziyang volvió a encontrar su estrella ascendiendo cuando fue ungido Primer Secretario y Presidente del Comité Revolucionario en 1973. En 1975 fue nombrado secretario del Partido de la provincia de Sichuan, donde su inclinación por la desregulación y la economía impulsada por el mercado se utilizó para reformar la política agrícola durante los primeros años de la apertura bajo Deng Xiaoping.

La estrella de Zhao se elevó increíblemente rápido durante este período. En 1977, fue nombrado miembro del Politburó, y se encontró actuando como Primer Ministro del Consejo de Estado de 1980 a 1987, seguido de un período como Secretario General del PCCh hasta su deshonrosa destitución en 1989.

Hoy nos hemos acostumbrado a escuchar a transhumanistas espeluznantes como Klaus Schwab y otros tecnócratas alabar vertiginosamente la Cuarta Revolución Industrial, la fusión de humanos y máquinas, el reemplazo “inevitable” del pensamiento humano por parte de la Inteligencia Artificial y la revolución de la automatización que supuestamente reemplazará la mayor parte del trabajo humano redundante bajo una nueva “clase inútil”. Sin embargo, estas ideas no son nuevas y estaban vivas y vibrantes en la mente de Zhao Ziyang, quien fue profundamente influenciado por transhumanistas como Alvin Toffler (autor de Future Shock y de The Third Wave), cuyos conceptos de una nueva era postindustrial sirven en muchos sentidos como una biblia para la agenda del Gran Reinicio ahora en marcha.

Hablando en una conferencia el 9 de octubre de 1983 en Beijing, Zhao dijo:

“Ya sea que la llamemos la Cuarta Revolución Industrial o la llamemos la Tercera Ola, todos [estos escritores] creen que los países occidentales en las décadas de 1950 y 1960 alcanzaron un alto grado de industrialización y ahora se están moviendo hacia una sociedad de la información… Al final de este siglo y principios del próximo, o dentro de unas pocas décadas, habrá un nuevo tipo de situación en la que los avances en las nuevas tecnologías que están ocurriendo ahora o que ocurrirán pronto se utilizarán para la producción y para la sociedad. Esto traerá un nuevo salto en la productividad social y, por lo tanto, el correspondiente conjunto de nuevos cambios en la vida social. Esta tendencia es digna de nuestra atención y debe ser estudiada cuidadosamente, en base a nuestra situación actual, para determinar los próximos diez a veinte años de nuestra planificación a largo plazo… Para nosotros y para el futuro de las Cuatro Modernizaciones, esto es tanto una oportunidad como un desafío”.

La batalla por las Cuatro Modernizaciones

La política conocida como las Cuatro Modernizaciones referida por Zhao más arriba, fue formulada por primera vez por el gran constructor de la nación China, Zhou Enlai, en 1963, como un esquema multigeneracional diseñado para guiar el surgimiento de China en el nuevo milenio como una nación moderna y tecnológicamente avanzada. El plan de Zhou Enlai giraba en torno a una revolución económica e industrial general impulsada por avances en 1) productividad industrial, 2) productividad agrícola, 3) defensa y 4) progreso científico-tecnológico.

Para cuando Zhou Enlai murió en 1976, seguido poco después por Mao Zedong, se hizo cada vez más claro que la Banda de los Cuatro que había intentado resetear miles de años de historia en la década de 1966-76 no permanecería en el poder por mucho tiempo, y el programa de Zhou se convirtió cada vez más en la fuerza motriz de la estrategia de desarrollo a largo plazo de China. Con el aliado cercano de Zhou Enlai, Deng Xiaoping, tomando el timón del Partido Comunista en 1978 (después de encarcelar a la Banda de los Cuatro), se convocaron conferencias entre el Comité Central del PCCh para hacer realidad las Cuatro Modernizaciones con Deng declarando:

“Debemos seleccionar varios miles de nuestro personal más calificado dentro del establecimiento científico y tecnológico y crear las condiciones que les permitan dedicar toda su atención a la investigación. Quienes tienen dificultades económicas deben recibir dietas y subsidios… debemos crear dentro del partido una atmósfera de respeto por el conocimiento y respeto por el personal capacitado. Hay que oponerse a la actitud errónea de no respetar a los intelectuales. Todo el trabajo, sea éste mental o manual, es trabajo”.

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Figura 1: Deng Xiaoping y Zhou Enlai en 1963

La elección de Deng de elevar el concepto marxista de trabajo de las fuerzas meramente materiales hacia abrazar el trabajo mental creativo fue brillante, y señaló a China en una nueva y vibrante dirección que permitiría al gigante asiático emerger como una potencia económica en unas pocas generaciones. Sin embargo, siempre que se discuten cuestiones de creatividad científica y proyecciones no lineales hacia el futuro, a menudo hay mucho espacio para el debate y la interpretación sobre qué filosofías y caminos promoverán mejor esos objetivos no lineales. Es aquí donde entraron en juego los ideólogos del nuevo resurgimiento maltusiano que entonces barría el mundo occidental, y tuvo lugar una batalla a vida o muerte entre las teorías de gobierno de sistemas abiertos versus cerrados.

Visión del trabajo esclavo de Kissinger para China

El programa de Henry Kissinger para abrir China que comenzó en serio en 1971 en el apogeo de la Revolución Cultural se basó en un compromiso ideológico con un orden mundial post-estado-nación.

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Figura 2: Kissinger y Mao en 1972, con Zhou Enlai en el medio

En la mente de Kissinger (y los miembros de la Comisión Trilateral que tomaron el control de la política estadounidense como timoneles modernos sobre los cadáveres de John Fitzgerald Kennedy y su hermano), los chinos, que en 1971 se encontraban en gran parte en la Primera Revolución Industrial (de pueblos impulsados por la agricultura), deberían permanecer en una condición estática como trabajadores pobres y sin educación, para servir como zonas de mano de obra barata para producir bienes puramente de exportación a los mercados de consumo occidentales.

Esos mercados de consumo occidentales no necesitarían aquellas industrias que alguna vez disfrutaron y que ahora se exportaban bajo el programa de Kissinger, ya que Occidente había alcanzado sus supuestos “límites al crecimiento” bajo el paradigma industrial (que el futurista Alvin Toffler denominó la “Segunda Ola”). Bajo la nueva era del “posindustrialismo” (la tercera ola de Toffler), se esperaba que la humanidad hubiera “evolucionado” hacia una sociedad impulsada por la información.

Al describir su tesis en 1978, Toffler habló del surgimiento de la Tercera Ola y la obsolescencia de la civilización industrial diciendo:

“Esta era ahora está chirriando los frenos. La civilización industrial se encuentra ahora en un estado de crisis terminal, y una nueva civilización radicalmente diferente está emergiendo para ocupar su lugar en el escenario mundial… Estamos entrando rápidamente en un nuevo y más sofisticado estado de desarrollo evolutivo basado en tecnologías mucho más avanzadas pero aún más apropiadas que las conocidas hasta ahora. Este salto a una nueva fase de la historia está trayendo consigo nuevos patrones energéticos, nuevos acuerdos geopolíticos, nuevas instituciones sociales, nuevas redes de comunicación e información, nuevos sistemas de creencias, símbolos y supuestos culturales… Por lo tanto, debe generar estructuras y procesos políticos completamente nuevos. No veo cómo es posible que tengamos una revolución tecnológica, una revolución social, una revolución de la información, revoluciones morales, sexuales y epistemológicas, y no una revolución política también… En este sentido, el colapso del gobierno como lo hemos conocido, es decir, el gobierno representativo… es principalmente una consecuencia de la obsolescencia. Dicho en pocas palabras, la tecnología política de la era industrial ya no es la tecnología apropiada para la nueva civilización que se está formando a nuestro alrededor. Nuestra política es obsoleta”.

El papel de Kissinger como neomalthusiano era conocido por todos, ya que su infame Memorando 200 Estudio de Seguridad Nacional (NSSM-200) de 1974 había transformado la política exterior estadounidense de pro-desarrollo a pro-reducción de la población con el supuesto de que, a pesar de su total rechazo a la razón creativa y al progreso tecnológico, los modelos informáticos utilizados en Los límites del Crecimiento del Club de Roma (1972) se basaban de alguna manera en la realidad.

China, Kissinger, Soros, Friedman, Toffler

Entre los principales remedios para el crecimiento de la población, NSSM-200 enumeró el control de la natalidad y la retención de alimentos. Kissinger preguntó: “¿Estados Unidos está preparado para aceptar el racionamiento de alimentos para ayudar a la gente que no puede o no quiere controlar el crecimiento de su población?”

El informe de Kissinger no se anda con rodeos: “La economía de Estados Unidos requerirá grandes y crecientes cantidades de minerales del exterior, especialmente de los países menos desarrollados. Ese hecho le da a Estados Unidos un mayor interés en la estabilidad política, económica y social de los países proveedores. Dondequiera que una disminución de las presiones demográficas mediante la reducción de las tasas de natalidad pueda aumentar las perspectivas para tal estabilidad, la política demográfica se vuelve relevante para el suministro de recursos y los intereses económicos de los Estados Unidos… Aunque la presión demográfica no es obviamente el único factor involucrado, este tipo de frustraciones es mucho menos probable en condiciones de lento o nulo crecimiento demográfico”.

Kissinger, Toffler y otros devotos del Club de Roma no tenían escasez de seguidores entre la nueva generación en el arte de gobernar que estaba surgiendo en la China de Deng Xiaoping. Estos neomalthusianos que prefirieron mirar a la humanidad desde el filtro de las matemáticas y el modelado informático, no perdieron el tiempo en infiltrarse en tantas posiciones de influencia como les fue posible en el Consejo de Estado e intentaron cooptar las Cuatro Modernizaciones hacia fines antihumanos.

La Tercera Ola de Toffler se estrelló contra las costas de China

Todas estas figuras se centrarían en la poderosa figura de Zhao Ziyang, quien fue su protector y facilitador constante durante la década de 1980.

Un influyente maltusiano a quien se le atribuye el crédito como arquitecto de la Política del Niño Único de China y colaborador cercano de Zhao es Song Jian, un científico de misiles que se formó en la teoría de la cibernética de Norbert Wiener mientras estudiaba en Rusia en la década de 1950. Después de asistir al 7° Congreso Mundial de la Federación Internacional de Control Automático en Finlandia en 1979, Song conoció el libro “Los Límites del Crecimiento del Club de Roma”.

Según el investigador Robert Zubrin, Song tradujo inmediatamente el libro al chino sin los créditos a los autores originales, y utilizó inmediatamente sus modelos lineales para calcular la tendencia de la población, la contaminación y la pérdida de recursos a lo largo de un siglo concluyendo que la población óptima de China (también conocida como “capacidad de carga” ) es del orden de 650-700 millones (casi 300 millones menos que la población total de su propio tiempo).

Estas ideas del Club de Roma se extendieron como el fuego y pronto se adoptaron como política china, lo que resultó en uno de los peores casos de infanticidio de décadas en la historia con una tasa de reproducción de la población que ni siquiera ha comenzado a recuperarse 40 años después (a pesar de la sabia eliminación del límite de un niño en 2016 y el límite de dos niños este año).

Como señaló el investigador de Cambridge Julian Gewertz en su estudio de 2019 “Futurists of Beijing”, trabajando como jefe de la Comisión Estatal de Ciencia y Tecnología de China, Song interactuó estrechamente con Zhao para mantener el pensamiento de la política científica de China vinculado al pensamiento sistémico del Club de Roma.

Otra figura que jugó un papel decisivo en llevar las ideas de Alvin Toffler a China fue un investigador principal de la Academia China de Ciencias Sociales llamado Dong Leshan, que pasó meses recorriendo los Estados Unidos, donde se reunió con el futurista. Al describir su gira en 1981, Dong escribió: “todos los que conocí y con quienes conversé sobre las tendencias intelectuales estadounidenses hablaron sobre el libro [de Toffler] La Tercera Ola”.

Dong organizó inmediatamente la “Sociedad China de Estudios Futuros” para invitar formalmente a Toffler a su primer viaje a China meses después, en el que Toffler le escribió a Dong solicitando “reuniones y entrevistas con sus principales figuras políticas y con las personas responsables de la planificación a largo plazo”. En el tope de la lista estaba Zhao Ziyang.

En marzo de 1983, una editorial china llamada Sanlien tradujo la primera edición china de la Tercera Ola de Toffler y de inmediato surgió un escándalo, ya que sus ideas eran reconocidamente antitéticas al marxismo en todos los niveles. La idea mística de la evolución social esbozada por Toffler, era simplemente una eugenesia reformada enmascarada bajo el disfraz del Transhumanismo que postulaba que no eran ideas o intenciones, sino fuerzas amorales ciegas las que impulsaban a la civilización humana hacia estados superiores de complejidad.

Estas “fuerzas” fatalistas ciegas carecían de intención humana y estaban moviendo a nuestra especie inevitablemente a través de olas de desarrollo que incluían dinámicas sociopolíticas asignadas a cada ola (es decir: Primera Ola = agrícola/feudal/prenacional, Segunda Ola = industrial/democrático/nacional, Tercera Ola = información/tecnocrático-feudal/estado posnacional).

La principal idea ofrecida por Toffler y sus seguidores chinos durante este período fue que China (y otras naciones subdesarrolladas) podrían saltarse la segunda ola de industrialización sucia y saltar directamente de la primera a la tercera ola.

En 1983, Zhao declaró: “La tercera ola de Toffler tiene una visión similar. El cree que los países del Tercer Mundo de hoy pueden no haber experimentado plenamente la ‘Segunda Ola’ de desarrollo, pero que pueden tomar una ruta completamente nueva para lograr una civilización de la ‘Tercera Ola’”.

Todo lo que China requería eran “zonas económicas especiales” en las costas con el fin de importar material crudo y semiacabado del extranjero, grupos de fábricas intensivos de mano de obra de bajo salario, industrias de baja tecnología para transformar esos materiales en productos terminados, con el fin de ser luego embarcados de vuelta a los mercados de consumo en el primer mundo en el extranjero.

El dinero adquirido por estos medios podría invertirse en programas de ciencia de la tercera ola,  con un enfoque en ingeniería genética, inteligencia artificial, y sistemas de información, que eran las tres prioridades de Zhao para el futuro de China. Todas las consideraciones de desarrollo a gran escala impulsadas por grandes proyectos y objetivos concretos que podrían dar forma a las prioridades científicas, fueron prohibidas en las mentes de las teorías del libre mercado “de abajo hacia arriba” promovidas por Zhao, Kissinger y Toffler.

El historiador Michael Billington, que ha señalado que la Comisión Trilateral organizó directamente una conferencia en Beijing en 1981 para mantener a China encerrada en este modelo feudal, escribe:

“En mayo de 1981, David Rockefeller presidió una conferencia internacional de la Comisión Trilateral celebrada en Beijing. En esa reunión, el director de Chase Manhattan Bank, William C. Butcher, dijo a la agencia de noticias Xinhua que la reforma de China solo tendría éxito si rechazaban grandes industrias o grandes proyectos de desarrollo a favor de la producción intensiva en mano de obra. La industria pesada y la infraestructura, dijo, “requieren dos grandes cosas, una gran cantidad de energía y una gran cantidad de dinero, ninguna de las cuales abunda en China”.

Ver Necrología no autorizada de David Rockefeller (I) El magnicidio de los Kennedy y sus móviles

Otra de las herejías de Toffler que llevó a una breve prohibición de su libro en 1984, fue la idea de que la política debería separarse de la economía. En la cosmovisión mística de Toffler, la “fuerza” del progreso tecnológico era de una variedad evolutiva, que solo podía detenerse cuando las intenciones humanas se entrometían en ella a través de agendas políticas y consideraciones morales. Zhao pasó años discutiendo con el Politburó que la economía se “libere” de la política, lo que le valió la ira de los estadistas que estaban identificando el mal que se estaba infundiendo en China.

Friedman entra en China

Milton Friedman estuvo entre el primer grupo de economistas occidentales invitados a viajar y dar conferencias a la élite china en 1979, reuniéndose repetidamente con Zhao Ziyang en todos los viajes. Después de su gira por China en 1988, Friedman describió su reunión de dos horas con Zhao diciendo: “Tenemos una buena impresión de esta persona y su sabiduría. Tiene un profundo conocimiento de los problemas económicos y está decidido a ampliar el alcance del mercado. Está dispuesto a experimentar, aprender y escuchar las sugerencias y opiniones de otras personas”.

No habiendo rechazado al fascismo como el ejecutor necesario de los recortes salariales, las privatizaciones y las reformas “pro-mercado”, necesarias para someter a una población a la aceptación de la libertad por sobre el socialismo (como se ve en su apoyo al Chile de Pinochet), Friedman señaló que el Partido Comunista Chino debe mantenerse como un poder central absoluto, diciendo: “Al mismo tiempo, él [Zhao] tiene, si es posible, que salvaguardar la autoridad suprema del partido comunista. Se necesita una habilidad maravillosa para hacer eso”.

Señalo esto aquí y ahora porque es increíblemente importante que los occidentales comprendan que el apoyo que sociópatas como Friedman, Soros, o Kissinger le han dado al Partido Comunista de vez en cuando, siempre ha estado supeditado a su compromiso de someter al partido al control de un estado sacerdotal antihumano y antinacional de tecnócratas títeres como Zhao. En la medida en que el poder centralizado como el del PCCh esté dirigido por verdaderos reyes filósofos comprometidos con el “Mandato del Cielo” confuciano (también conocido como “Tian Ming”), el Partido Comunista de China se convierte en una pesadilla para los globalistas utópicos.

China, Kissinger, Soros, Friedman, Toffler

George Soros y Zhao Ziyang

En 1986, Zhao patrocinó el primero de dos nuevos think tanks dirigidos por Soros, con el “Fondo para la Reforma y la Apertura de China”, utilizando una subvención de un millón de dólares del especulador, seguido por el “Instituto para la Reforma Económica y Estructural” (IESR) co-dirigido por el consejero cercano de Zhao, Chen Yizi. El IESR interactuó estrechamente con el Fondo Nacional para la Democracia (también conocido como CIA) que estableció dos oficinas en China en 1988.

En su autobiografía publicada post-humildemente, Zhao había escrito que durante este tiempo había deseado que “China debería haber adoptado una prensa libre, libertad de organización y un poder judicial independiente y una democracia parlamentaria multipartidista”. Además, siguiendo el modelo Glasnost/Perestroika que se estaba preparando para destrozar la economía rusa bajo una era post-historia, Zhao declaró que entonces pedía “la privatización de las empresas estatales, la separación del Partido y el Estado y reformas económicas generales de mercado”.

En una entrevista de 1989, Soros describió la grandeza de Gorbachov, pero señaló su única crítica a la incompetencia económica diciendo: “en China, por el contrario, el secretario general del Partido Comunista, Zhao Ziyang, es un economista consumado, con un grupo de expertos de mentes jóvenes brillantes a su disposición”.

Soros, Friedman y Toffler tenían todas las razones para estar en el séptimo cielo durante el período 1988-89. El minucioso trabajo de muchas décadas finalmente estaba dando frutos, ya que las naciones occidentales se habían limpiado en gran medida de estadistas pro-industriales que se resistían a la idea de un Nuevo Orden Mundial post-estado-nación.

Algunas figuras problemáticas como el anti-malthusiano Alfred Herrhausen, presidente de Deutschebank, y el economista estadounidense Lyndon LaRouche, seguían causando problemas, pero pronto se encontraron soluciones para sacarlos de “Kissinger’s misery”. (Mientras Herrhausen fue asesinado en 1989, LaRouche fue encarcelado meses antes y sus organizaciones internacionales cerraron, con Robert Mueller desempeñando un papel que reproduciría tres décadas después como un inquisidor líder de RussiaGate.)

No sólo las naciones occidentales fueron capturadas en gran parte por una tecnocracia supranacional, sino que finalmente las naciones comunistas al otro lado del telón de acero también se estaban derritiendo en los hornos de esta misma élite tecnocrática forjando un “nuevo orden”. El muro de Berlín estaba temblando y la Unión Soviética estaba al borde del colapso.

A pesar de todo este “éxito”, algo dentro de Asia estaba haciendo fuerza contra los sacerdotes de la Cuarta Revolución Industrial, y a ese “algo” había que arrancarle los dientes.

Fracaso de la revolución de color de la plaza de Tiananmen

Fue aquí donde el CIA James Lilley (Embajador en China), el National Endowment for Democracy y George Soros, desplegaron todos sus recursos para activar una revolución de color en toda regla el 4 de junio de 1989, con manifestaciones estudiantiles en la Plaza de Tiananmen que estallaron en violencia.

Con la participación activa del moderno revolucionario de color Gene Sharp, quien estuvo en el terreno en Beijing durante nueve días durante las protestas, y una abundancia de propaganda impulsada por la CIA bombeada a través de Radio Free America en Asia, capacitación, financiamiento, e incluso el armamento de reaccionarios violentos entre los grupos de estudiantes, con cócteles Molotov y pistolas, se puso en marcha una operación caótica que fue cualquier cosa menos una protesta pacífica.

Muchos de los activos coordinados y desplegados por los grupos de fachada de la CIA en China incluían viciosos estudiantes anarquistas cuyos esfuerzos llevaron al asesinato de docenas de soldados del Ejército Popular de Liberación cuyos cadáveres carbonizados pueden hacer que el estómago de cualquiera se revuelva 30 años después. Cuando el golpe falló y no pudo ser inducida una masacre liderada por el gobierno, fue desplegada toda la energía de la gestión de la percepción global, para dar la ilusión de que había ocurrido una masacre que ha creado un mito parecido al “holocausto” hasta el día de hoy.

Cuando el baño de sangre no se desencadenó, con solo 200-300 muertes (muchas de las cuales eran soldados del EPL), el plan fue abortado y los provocadores más radicales comprometidos con la operación Soros fueron evacuados hacia terrenos más seguros en los EEUU y Canadá bajo una operación MI6/CIA titulada “Operación Yellowbird”.

Con la vasta ayuda de las tríadas de Hong Kong (“tríada” es el nombre de mafias chinas, así como “yakuza” se usa para las japonesas, o “n’drangeta” para las calabresas, etc. Nota del traductor), estos anarquistas se escaparon de China, donde muchos recibieron lujosas recompensas y becas en universidades de la Ivy League en los EE.UU., formando lo que Gavin Hewitt, del Washington Post, describió como “el núcleo de un movimiento democrático en el exilio”.

Mucho se ha escrito sobre la verdad de los eventos de la Plaza de Tiananmen en 1989, y para cualquier persona honesta que evalúe la evidencia presentada sobre el tema (como aquí, aquí o aquí), el caso debe considerarse cerrado.

Soros es purgado y la visión de Zhou Enlai restaurada

En muchos sentidos, la Plaza de Tiananmen sirvió como una especie de bendición disfrazada para China, ya que el verdadero mal que Zhao, Soros y el gato maltusiano habían infectado en las estructuras de poder de China, se hizo visible para que todos lo vieran. El papel “heroico” de Zhao, como un “hombre del pueblo que se opone a la represión del gobierno contra los estudiantes pacíficos”, no salió como estaba planeado. En lugar de ser celebrado como el luchador a favor de la libertad que sus controladores deseaban que fuera, la protesta terminó con muy poco derramamiento de sangre y su papel como usurpador de China quedó al descubierto.

China, Kissinger, Soros, Friedman, Toffler
Zhao Ziyang y su apoyo a los estudiantes de Tiananmen

El Partido Comunista Chino no perdió tiempo en cerrar todas las operaciones de Soros, desterrarlo al especulador de por vida, y remover a Zhao de todos los puestos de autoridad, siendo puesto bajo arresto domiciliario por el resto de su vida, hasta su muerte en 2005. Aliado cercano de Zhao, Chen Yizi solo evitó el arresto al escapar a los Estados Unidos para desempeñar un papel a largo plazo en el aparato de Soros, junto con cientos de otros cómplices y traidores.

Hoy China se ha convertido en una fuerza impulsora para el progreso en la defensa del Estado nación soberano como piedra fundamental de la Gran Asociación Euroasiática y un orden multipolar más amplio basado en la Carta de la ONU. Debido a la capacidad de China para defender su soberanía económica, mantener las capacidades de planificación de arriba hacia abajo de un gobierno central fuerte, la banca nacional y la separación bancaria de las actividades comerciales y de inversión, China ha podido crear un sistema de crecimiento que es antitético a todo lo que Toffler, Soros, Schwab, Kissinger y los ideólogos del Club de Roma creen que es el destino fijo de la humanidad.

En total desafío a los ideólogos de la Tercera Ola que promovieron la idea de que China podría convertirse en un sistema “post-industrial” dirigido por Inteligencia Artificial sin mente y humanos diseñados genéticamente, con solo democracia horizontal desde abajo y un sacerdocio científico manejando el sistema tecno-feudal desde arriba, la Iniciativa de la Franja y la Ruta/Nueva Ruta de la Seda ha dado un principio moral e intelectual a las trayectorias genuinas a largo plazo que dan forma a lo mejor de las mentes jóvenes de China. El principio motivador de la razón creativa, el progreso científico constante, y la rectitud moral que sirve como cimiento de Tian Ming han hecho de la Franja y la Ruta la expresión perfecta de la visión de las Cuatro Modernizaciones de Zhou Enlai.

No nos engañemos, hay muchas similitudes superficiales entre el pensamiento de sistema cerrado de la cibernética que animó las teorías de la Cuarta Revolución Industrial y Tercera Ola, versus el pensamiento de sistema abierto que anima la Nueva Ruta de la Seda de China.

Ambos enfoques de “gestión de sistemas” implican un fuerte poder centralizado, y ambos están guiados por la “planificación científica” de la economía política.

Sólo cuando consideramos factores como la intención, la moralidad y el respeto por la razón creativa, salen a la luz diferencias notables.

Mientras las tradiciones confucianas que buscan sacar a la gente de la pobreza, promover la cooperación de beneficio mutuo, aumentar los derechos humanos, y mejorar los modos de expresión creativa, gobiernan la China post-Soros, estos factores faltan totalmente en el sistema cerrado malthusiano que se esfuerza por imponer entropía, equilibrio matemático, y control absoluto sobre la humanidad.

Donde uno usa el modelado por computadora como una herramienta para servir a los objetivos de la nación, para lograr avances no lineales en ciencia y tecnología, para que a su vez superen los siempre variables “límites al crecimiento” de nuestras capacidades de carga relativas, el sistema maltusiano busca enjaular toda la planificación nacional a modelos informáticos que imponen límites fijos al crecimiento.

Donde uno ve la estabilidad como fundamental y el cambio como una característica secundaria del sistema, el otro ve el cambio creativo como principal, y los estados de estabilidad como la característica secundaria.

Dicho en sus propias palabras, Xi Jinping describió este proceso en los siguientes términos: “El desarrollo coordinado es la unidad del desarrollo equilibrado y el desarrollo desequilibrado. El proceso del equilibrio al desequilibrio y luego al reequilibrio es la ley básica del desarrollo. El equilibrio es relativo mientras que el desequilibrio es absoluto. Hacer hincapié en el desarrollo coordinado no es perseguir el igualitarismo, sino dar más importancia a la igualdad de oportunidades y la asignación equilibrada de recursos”.

En un discurso anterior, Xi denunció implícitamente la ideología de la Tercera Ola de Toffler y desarrolló este concepto aún más:

“Debemos considerar la innovación como la principal fuerza impulsora del crecimiento y el núcleo de toda esta empresa, y los recursos humanos como la principal fuente de apoyo al desarrollo. Debemos promover la innovación en la teoría, los sistemas, la ciencia y la tecnología, y la cultura, y hacer de la innovación el tema dominante en el trabajo del Partido, el gobierno y la actividad cotidiana de la sociedad… En el siglo XVI, la sociedad humana entró en un período sin precedentes de innovación activa. Los logros en innovación científica durante los últimos cinco siglos han superado la suma total de varios milenios anteriores… Todas y cada una de las revoluciones científicas e industriales han cambiado profundamente la perspectiva y el patrón del desarrollo mundial… Desde la segunda Revolución Industrial, EE.UU. ha mantenido la hegemonía mundial porque siempre ha sido el líder y el mayor beneficiario del progreso científico e industrial”.

Así que la próxima vez que se dé cuenta de que China es la causa de sus problemas, dé un paso atrás y pregúntese por qué a Soros no se le permite la entrada a su país, a pesar de que él dirige el suyo.

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