El ex presidente de EEUU Donald Trump fue considerado por el premier israelí Benjamín Netanyahu, como “el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca”. Y parecería que el flamante presidente Joseph Biden también va en camino de serlo, dado que en su gabinete ha designado a ocho integrantes de confesión católica, y siete de origen y/o confesión judía.
Ver Una caricatura reveló quien guía al presidente Trump, y desató la ira y censura de Israel
Pero respecto estos siete, se podría decir ¡que siete! Dado que se trata de sectores estratégicos, por lo que bien se podría decir que Israel copó la parada, con una delantera y línea media futbolística para hacer una canasta de goles a favor de Israel. Siendo esta su formación:
Secretario de Estado Antony Blinken; secundado en ese departamento como dos y tres, por Wendy Sherman y Victoria Nuland; secretaria del Tesoro Janet Yellen; secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas; directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines; y Fiscal General Merrick Garland.
Por eso Netanyahu aplaudió en su cuenta de Twitter diciendo: “Joe, nos conocemos desde hace casi 40 años, y sé que eres un gran amigo de Israel, espero poder profundizar todavía más la alianza especial entre Estados Unidos e Israel”.
En EEUU hay un amplio sector crítico respecto la alianza irrestricta mantenida por EEUU con Israel, llegándose a preguntar figuradamente al respecto, si “el perro mueve la cola, o la cola mueve al perro”. Y entre esos objetores se destaca Phillip Giraldi, un ex oficial de la CIA que luego de salir de la Agencia devino en columnista, comentarista y consultor de seguridad en los Estados Unidos. Se opone sistemáticamente a la alianza con el sionismo o nacionalismo supremacista israelí, y al belicismo del complejo militar-de seguridad de Estados Unidos.
https://acento.com.do/opinion/la-batalla-de-los-titanes-1411762.html
A esos efectos fue uno de los fundadores y actualmente director Ejecutivo del Consejo para el Interés Nacional. Una fundación estadounidense que impulsa una política exterior de EEUU para Medio Oriente, basada en los intereses de esa nación, y no en los intereses de Israel, que considera que es el impulsor del belicismo de Washington en esa región.
Justamente por haber servido en la inteligencia norteamericana y ser un ferviente objetor del sionismo convertido actualmente en nacionalismo supremacista israelí, tiene una visión muy informada y actualizada respecto el nivel de penetración de los intereses del estado de Israel en el estado federal de EEUU. Como parece ponerlo en evidencia esas designaciones.
Los tres artículos de su autoría traducidos a continuación, dan un panorama de la opinión de Giraldi, respecto lo que fue el legado de Donald Trump en su política exterior, como lo que puede ser la política exterior de Biden. Incluyendo un obituario del influyente lobista estadounidense israelí y multimillonario de los casinos, recientemente fenecido en Las Vegas y enterrado en Israel, Sheldon Adelson.
Adelson era socio del buitre Paul Singer, y también financió al fiscal Alberto Nisman a través del grupo periodístico de su propiedad Israel Hayom. Brindando también Giraldi una panorama de la profunda corrupción existente en Washington por efecto del poder de los lobbys, en todo sentido y para toda ocasión.
https://www.infonews.com/muerte-nisman/mas-vinculos-nisman-los-fondos-buitre-n207989
En busca de enemigos – Los intervencionistas
dominan el equipo de seguridad nacional de Biden
Por Phillip Giraldi. En The Unz Review. 12 de enero de 2021. Traducción de Leonardo Del Grosso para Striptease del Poder
Lo que ocurrió en el Capitolio de los Estados Unidos la semana pasada fue seguramente reprensible pero, en mi opinión, el daño real y duradero que se hizo a nuestra forma de gobierno tuvo lugar en un sótano en Wilmington, Delaware, donde el presidente designado Joe Biden estaba preparando algunas de las piezas de su equipo de política exterior y seguridad nacional.
Las esperanzas de que los demócratas acomodarían a su ala progresista hasta cierto punto, retrocediendo de las políticas agresivas de “América primero” perseguidas por Donald Trump y Mike Pompeo, se extinguieron con el encumbramiento de Wendy Sherman y Victoria Nuland a los puestos superiores número dos y tres en el Departamento de Estado, para respaldar al Secretario de Estado designado, Tony Blinken.
Nuland es quizás el nombramiento sorpresa, ya que fue famosa por ser el monstruo del cambio de régimen de la administración Obama cuando se desempeñó como subsecretaria de Estado. Ella fue la principal impulsora de la política descaradamente intervencionista en Ucrania, con ella y el senador John McCain paseando por la plaza Maidan de Kiev repartiendo galletas a los alborotadores.
Miles de personas murieron cuando la agitación política por una elección impugnada se convirtió en un golpe de estado cien por ciento completo, con fusileros misteriosos disparando a las turbas para energizarlas. El cambio de régimen fue financiado por 5 mil millones de dólares cortesía del contribuyente estadounidense, y también irritó a Rusia, que comparte una extensa frontera y vínculos económicos con Ucrania.
Por cierto, el golpe tenía la intención de reemplazar a un jefe de estado amigo de Rusia por alguien que no tuviera esas inclinaciones. Asombrosamente, el Kremlin pudo darse cuenta de eso y respondió reanudando la posesión de Crimea, que estaba en gran parte poblada por rusos.
Nuland se hizo más conocida después del hecho de que fue lo suficientemente tonta como para hablar por un teléfono celular sin cifrar en una discusión sobre a quién instalaría Estados Unidos para gobernar la Ucrania posterior al golpe.
Cuando su interlocutor objetó que la Unión Europea podría querer tener algo que decir, tal vez como mediador, sobre cómo se desarrollaría la política ucraniana, ella respondió “que se joda la U.E.”, lo que podría considerarse como el estilo neoconservador de Diplomacia 101 [101 es un número que en el argot supersticioso, básicamente significa la determinación individual (número 1) potenciada y multiplicada por la energía universal (número 0). Nota del Traductor].
Victoria Nuland ha estado activa en la puerta giratoria del gobierno al sector privado desde que Obama dejó la Casa Blanca, dando entrevistas y escribiendo artículos de opinión críticos con el Departamento de Estado de Trump y las políticas que se promueven. Ha sido directora ejecutiva del neocon Center for a New American Security, ocupó una sinecura de puerta giratoria en Boston Consulting Group, y otra en Albright Stonebridge Group.
Aparentemente, su historial de estar gravemente equivocada en política exterior solo ha servido para mejorar su currículum para el establecimiento de la política exterior extremista de Washington. Su regreso al poder también podría deberse al perfil de su esposo Robert, quien fue uno de los primeros neoconservadores en subirse al carro de la fanfarria NeverTrump en 2016 cuando respaldó a Hillary Clinton para la presidencia y habló en favor de ella en una recaudación de fondos en Washington, quejándose sobre la tendencia “aislacionista” en el Partido Republicano ejemplificada por Trump.
Wendy Sherman es menos conocida. Ha sido nominada para convertirse en subsecretaria de Estado. Actualmente es Consejera Principal también en Albright Stonebridge Group y Miembro Principal en el Centro Belfer de Ciencias y Asuntos Internacionales de la Escuela Kennedy de Harvard. Se la considera una protegida de los Clinton y, en particular, de la ex-secretaria de Estado Madeleine Albright, la del alardeo sobre que “valió la pena” los 500.000 niños iraquíes muertos.
Sherman conoce a Biden por haber trabajado anteriormente en la Administración Obama como Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, la cuarta funcionaria de rango en el Departamente de Estado, desde septiembre de 2011 hasta octubre de 2015. Durante la Administración Clinton se desempeñó como Consejera del Departamento de Asuntos Políticos del Departamento de Estado de los Estados Unidos y Asesora Especial del Presidente y Secretario de Estado y Coordinadora de Políticas respecto de Corea del Norte.
Bajo Obama fue la principal negociadora del programa nuclear iraní. Fue considerada una funcionaria de línea dura, diciendo “sabemos que el engaño es parte del ADN” de los iraníes y fue característicamente cuidadosa de informar a los israelíes sobre todo lo que estaba haciendo. Sin embargo, la Casa Blanca tenía la intención de llegar a un acuerdo, que se firmó en 2015 como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), un pacto que desde entonces ha sido rechazado por Donald Trump y que Biden puede o no tratar de resucitar.
Y luego está Tony Blinken, quien aparentemente será el jefe tanto de Sherman como de Nuland. Blinken es, en algunos aspectos, el líder de Israel en Washington. Fue un firme partidario de invadir Irak e incluso recomendó dividir a la nación derrotada en tres partes. Fue un partidario de la destrucción de Libia y un artífice de la política anti-Siria seguida por Obama.
En una entrevista en el Times of Israel Blinken confirmó la posición de Biden respecto del tema de la posible reducción de la ayuda a Israel si el estado judío hiciera cosas que dañen los intereses de Estados Unidos. Blinken “…reiteró la posición de Biden de que no condicionaría la ayuda a Israel. Él (Biden) se opone resueltamente a ello. No vincularía la asistencia militar a Israel a ninguna decisión política que tome, punto final”.
Dennis Ross, a menudo descrito como el abogado de Israel, lo alaba por tener “…un apego emocional instintivo a Israel”, refiriéndose a las frecuentemente citadas raíces judías y de refugiado de Blinken. Fue una admisión interesante e inequívoca de Blinken, la de que tanto él como Joe Biden anteponían los intereses israelíes a los de Estados Unidos.
El punto de vista personal de Blinken de apoyo irrestricto para Israel supuestamente se deriva de que su padrastro ha afirmado que es un sobreviviente del llamado holocausto, una historia que invocó varias veces durante su discurso de aceptación el 24 de noviembre. La entrevista del Times concluyó con Blinken afirmando que “una de las cosas que realmente ha moldeado el apoyo del vicepresidente a Israel y su seguridad durante toda su carrera es la lección del Holocausto. Él cree firmemente que una patria judía segura en Israel es la mejor garantía para asegurar que nunca más el pueblo judío sea amenazado con la destrucción”.
El infatigable “Israel-firster”, Tony Blinken, también ha servido como un “conducto” de aquellos en el gobierno para grupos de defensa de Israel como el Comité de Asuntos Públicos israelí-estadounidense (AIPAC). Y ahora que tenemos a Tony Blinken como Secretario de Estado Designado, la puerta pronto estará aún más abierta para el Lobby de Israel de lo que estaba bajo Trump. Y Nuland y Sherman, que también son judíos y sionistas ardientes, estarán de paseo.
Y fuera del Departamento de Estado, tenemos a Avril Haines como Directora de Inteligencia Nacional (D.N.I.) [La D.N.I. conduce a la “comunidad de inteligencia” de los EE.UU., y está compuesta por la federación de 16 agencias de inteligencia estatales de distintas características. Nota del Traductor]. Haines es una ex oficial de la CIA y del Consejo de Seguridad Nacional (N.S.C.) que participó directamente en la supresión de gran parte del informe clasificado sobre el programa de tortura llevado a cabo por la Agencia desde prisiones secretas.
Ella jugó un papel decisivo en asegurarse de que ningún oficial de la C.I.A. fuera castigado por sus crímenes de guerra y trabajó con el asesor de inteligencia de Obama, John Brennan, para habilitar el infame programa de drones. Cuando Haines era la principal abogada del N.S.C., Brennan era el guardián de la llamada “lista de asesinatos” de ciudadanos estadounidenses en el extranjero que él y Obama revisarían todos los martes por la mañana.
Fue Haines quien proporcionó las autorizaciones legales para lanzar ataques con misiles desde drones y nunca se ha hecho responsable de ninguna de sus decisiones. No hay duda de que ella persistirá en sus opiniones de línea dura como Directora de Inteligencia Nacional. Al igual que Blinken, Nuland y Sherman, también es judía y debe presumirse que sus credenciales a favor de Israel son sólidas.
Y luego está el propio jefe, Joe Biden. Se describe a sí mismo como sionista que también está muy de acuerdo con expresar el odio a Rusia. En una entrevista publicada en el New Yorker en julio de 2014, se le cita describiendo una reunión de 2011 en Moscú con el entonces primer ministro Vladímir Putin.
Biden afirmó que “tenía un traductor y cuando (Putin) me mostró su oficina dije: ‘Es asombroso lo que hará el capitalismo, ¿no es así? ¡Una oficina magnífica! Y él se rió. Cuando me dí vuelta, estaba tan cerca de él que le dije: Sr. Primer Ministro, te estoy mirando a los ojos y no creo que tengas alma”. Cuando se le preguntó si la historia era cierta, Biden lo confirmó, “absoluta y positivamente… Y me miró, sonrió y dijo: ‘Nos entendemos’”.
La historia es, como tantas otras en el Cancionero de Biden, una aparente fabricación, según otros que estaban en el mismo viaje. La reunión nunca tuvo lugar. ¿Biden realmente cree que es verdad? Más importante aún, ¿se involucra con frecuencia con líderes extranjeros insultándolos primero, antes de mirarlos a los ojos y discernir si tienen alma o no?
La visión de la Administración Trump respecto tanto de Rusia como de China es antagónica sin reservas, una postura que probablemente continuará e incluso empeorará con los demócratas en el poder.
Las dos naciones son consideradas actualmente por los legisladores en Washington como “enemigos” reales y la estrategia de defensa nacional de Estados Unidos incluye la intención beligerante del gobierno de “restaurar la ventaja competitiva de Estados Unidos bloqueando a los rivales mundiales Rusia y China para que no desafíen a Estados Unidos y a nuestros aliados”. Y el 25 de octubre de 2020, Biden lo hizo público y declaró que “la mayor amenaza para Estados Unidos en este momento en términos de romper la seguridad y nuestras alianzas es Rusia”.-
Goodbye Sheldon Adelson – El sapo maligno está muerto
Por Phillip Giraldi. En The Unz Review. 19 de enero de 2021. Traducción de Leonardo Del Grosso para Striptease del Poder.
El magnate de casinos y patriota israelí multimillonario Sheldon Adelson, uno de los hombres más ricos del mundo, murió en Las Vegas el día 11 Enero a los 87 años. Sufría de cáncer y fue enterrado en el cementerio del Monte de los Olivos en Israel. Cuando su cuerpo llegó a Israel, fue recibido por el primer ministro Benjamin Netanyahu y por Jonathan Pollard, el espía más dañino en la historia de Estados Unidos.
Los tributos al “héroe” caído fueron prodigados por la clase política tanto en los Estados Unidos como en Israel e incluso se informó que el presidente Donald Trump tenía la intención de izar la bandera estadounidense a media asta sobre edificios federales, para honrar al “gran filántropo humanitario”. Desafortunadamente, la bandera ya estaba a media asta en honor a la muerte del oficial de la Fuerza de Policía del Capitolio Brian Sicknick, quien fue asesinado en el edificio del Capitolio el miércoles pasado.
Trump no mencionó esa intención hasta la muerte de Sicknick, y en sí la bandera a media asta fue aparentemente una ocurrencia tardía en nombre de la Casa Blanca, pero tuvo mucho que decir sobre su buen amigo Adelson, quien ha sido el principal financiador del Partido Republicano durante los últimos cinco años. Como ya no puede usar Twitter, las condolencias del presidente fueron publicadas en el sitio de la Casa Blanca:
“Melania y yo lamentamos el fallecimiento de Sheldon Adelson y enviamos nuestras más sentidas condolencias a su esposa Miriam, sus hijos y nietos. Sheldon vivió el verdadero sueño americano. Su ingenio, genio y creatividad le acreditaron una inmensa riqueza, pero su carácter y generosidad filantrópica su gran nombre. Sheldon también fue un firme partidario de nuestro gran aliado, el Estado de Israel. Abogó incansablemente por la reubicación de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén, el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, y la búsqueda de la paz entre Israel y sus vecinos. Sheldon fue fiel a su familia, su país y todos los que lo conocieron. El mundo ha perdido a un gran hombre. Él será echado de menos”.
En el elogio de Trump falta cualquier mención de lo que Adelson hizo por Estados Unidos, que es su país de nacimiento y donde hizo su fortuna con una actividad que muchos considerarían un vicio. De hecho, Adelson tenía todo que ver con el estado judío, posicionándose como el principal financiador del Partido Republicano bajo Donald Trump.
Y recibiendo a cambio como un quid pro quo la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear de Irán (JCPOA), el traslado de la Embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén, el reconocimiento de la anexión israelí de los Altos del Golán sirios, y una concesión virtual de que el estado judío podría hacer lo que quisiera en relación con los palestinos, lo que incluye su expulsión de Palestina. Adelson comentó una vez que Israel no tiene que pretender ser una democracia, sino que debe ser judío, presumiblemente para ayudar a que avance el proceso de genocidio árabe.
El mecanismo de Adelson, iniciado durante el gobierno de George W. Bush, es familiar para conocer cómo opera el Lobby de Israel de manera más general. Consistió en la explotación de la incesante necesidad de dinero de campaña por parte del Partido Republicano, que Adelson proporcionó con condiciones.
Trabajó con los republicanos para descarrilar por completo el proceso de paz ciertamente falso iniciado bajo Bill Clinton, que dependía de una solución de dos estados, y en cambio le dio al estado judío mano libre para implementar su propio unilateral Proyecto del Gran Israel que se extiende desde “el río Jordán al Mediterráneo”. Como parte de esa expansión, Israel ha estado construyendo asentamientos ilegales mientras bombardea y mata a libaneses, sirios e iraníes y asesina a científicos y técnicos en toda la región.
Todas las intervenciones contra los vecinos de Israel se llevaron a cabo a pesar de que el estado judío no estaba técnicamente en guerra con nadie. Mientras tanto, Estados Unidos financió la agresión israelí y observó el espectáculo sin ninguna queja, proporcionando cobertura política según fuera necesario, al tiempo que mantuvo una importante presencia militar en el Medio Oriente para “proteger a Israel”, como Trump admitió recientemente.
En resumen, Sheldon Adelson comprometió hasta 500 millones de dólares de su vasta fortuna para comprar el control de un elemento importante de la política exterior estadounidense y subordinar los intereses estadounidenses a los de Israel.
Además de las donaciones directas a los dos partidos políticos principales, también pagó viajes del Congreso a Israel para “investigación de hechos” y financió una serie de grupos de presión pro-Israel, las llamadas organizaciones benéficas y otros proyectos judíos relacionados. Es indiscutible que ejerció un grado increíble de poder para moldear las acciones de Washington en el Medio Oriente. En su propio homenaje a su difunto esposo, Miriam Adelson, una israelí, describió cómo él “diseñó el curso de las naciones”.
Adelson participó activamente en nombre de Israel hasta la semana anterior a su muerte. Proporcionó el jet ejecutivo de lujo 737 privado de su casino para transportar a Jonathan Pollard “a casa” en Israel. Pollard ha cumplido 30 años de prisión después de ser declarado culpable de espionaje y estaba en libertad condicional, lo que restringió sus viajes. Como otro regalo más para Israel, Donald Trump levantó esa restricción y le permitió volar a Israel, donde recibió la bienvenida de un héroe.
En general, se acepta que Pollard fue el espía más dañino en la historia de Estados Unidos, habiendo robado las claves para acceder a los sistemas de recopilación de información y comunicaciones estadounidenses. Un mes después del arresto de Pollard en 1985, el director de la CIA William Casey declaró: “Los israelíes utilizaron a Pollard para obtener nuestros planes de guerra contra la URSS, todo: las coordenadas, los lugares de los disparos, las secuencias, e Israel vendió esa información a Moscú para obtener más visas de salida para los judíos soviéticos”.
Sheldon Adelson usó su riqueza y conexiones políticas para protegerse de cualquier crítica por su abiertamente expresada preferencia por Israel por sobre la tierra de su nacimiento. Hizo una famosa declaración pública sobre que le hubiera gustado haber usado el uniforme del ejército israelí en lugar del ejército de los EE.UU., donde sirvió brevemente como recluta.
También expresó su deseo de que su hijo sirviera como francotirador del ejército israelí, presumiblemente permitiéndole volarles la cabeza a los palestinos. En 2013, Adelson abogó por poner fin a las negociaciones nucleares con Irán y en su lugar detonar un arma nuclear en “el medio del desierto [iraní]”, seguido de una amenaza de aniquilar la ciudad capital, Teherán, hogar de 8,6 millones de habitantes, para obligar a Irán a entregar su programa nuclear inexistente.
Otros reconocimientos del impacto de Adelson vinieron de funcionarios de la Administración Trump. El secretario de Estado Mike Pompeo comentó cómo sus “esfuerzos para fortalecer la alianza entre Israel y Estados Unidos… el mundo, Israel y Estados Unidos son más seguros gracias a su trabajo”. Sí, claro Mike.
Entonces, el mundo es definitivamente un lugar mejor debido al paso de Sheldon Adelson. ¿O es eso? Su esposa israelí Miriam posee más del 40% de Las Vegas Sands Corp Casinos Inc., cuyo valor se estima en más de 17 mil millones de dólares. Ella ha propuesto que un nuevo capítulo sea incluído en la Biblia judía, el Libro de Trump, y se ha comprometido a continuar con el trabajo de su esposo.
Trump le había otorgado anteriormente el premio más alto que un presidente puede otorgar, la Medalla Presidencial de la Libertad. La libertad, por supuesto, no se aplica a los palestinos. Y si a uno le preocupa que los demócratas no cooperen, ellos también tienen su propio donante principal similar a Adelson. Es un productor de cine israelí llamado Haim Saban, quien, haciéndose eco de una declaración similar de Adelson, dijo que él es un tipo de un solo asunto y ese asunto es Israel.
Los perdones imperdonables de Trump
Otra actuación vergonzosa del “presidente de Israel”
Por Phillip Giraldi. En The Unz Review. 26 de enero 2021. Traducción de Leonardo Del Grosso para Striptease del Poder.
Uno sigue escuchando que el ex presidente Donald Trump será juzgado bien por los libros de historia, porque fue el único jefe de estado estadounidense en la memoria reciente que no inició ninguna nueva guerra. Bueno, la afirmación es en sí misma cuestionable ya que Jimmy Carter, más allá de todas sus fallas, logró evitar entrar en un nuevo conflicto armado, y Trump difícilmente puede ser descrito como un presidente que evitó usar la fuerza, tanto literal como figurativamente.
Atacó a Siria en dos ocasiones basándose en inteligencia fabricada, asesinó a un general iraní, se retiró de varios acuerdos de armas y proliferación, y ha estado librando una guerra económica contra Irán, Siria, Venezuela e Irak.
Ha sancionado a personas y organizaciones tanto en China como en Rusia, y ha declarado terroristas a los componentes del gobierno iraní y a los rebeldes yemeníes hutíes. Ha ocupado la región productora de petróleo de Siria para “protegerla de los terroristas” y, en general, ha ejercido la “máxima presión” contra sus “enemigos” en el Medio Oriente.
Entonces no, Donald Trump no es un activista antiguerra. Pero las iniciativas de política exterior más dominantes de Trump han involucrado a Israel, alentando los ataques del estado judío contra objetivos palestinos, iraníes, libaneses y sirios con impunidad, matando a miles de civiles bajo su mando.
Trump le ha dado a Israel todo lo que podía pedir, sin tener en cuenta cuáles podrían ser realmente los intereses de Estados Unidos. Lo único que no hizo por el estado judío fue atacar y destruir Irán, e incluso allí los informes sugieren que trató de hacer precisamente eso en los últimos días de su administración, pero su gabinete lo disuadió.
La complacencia de Trump a Israel comenzó con la retirada del acuerdo de monitoreo nuclear con Irán, seguido por el cierre de las oficinas palestinas en los Estados Unidos, deteniendo las contribuciones estadounidenses para el socorro humanitario palestino, moviendo la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén, reconociendo la soberanía israelí sobre los Altos del Golán de Siria, dando luz verde a Israel para hacer lo que quiera en la antigua Cisjordania palestina, y finalmente permitiendo que el ex espía israelí en libertad condicional Jonathan Pollard regrese a “casa” en Israel, donde recibió la bienvenida de un héroe.
Trump, sin duda, fue ayudado en su deslealtad hacia su propio país por el ex abogado de bancarrotas, el embajador en Israel David Friedman, un ardiente sionista y un animador de cuanta atrocidad el primer ministro Benjamin Netanyahu decida cometer.
Si a eso le sumamos un Congreso que le da miles de millones de dólares a Israel anualmente, mientras vocifera que el estado judío tiene el “derecho a defenderse”, y unos medios de comunicación que autocensuran todas las violaciones de derechos humanos y los crímenes de guerra que Netanyahu desata, tienes un fiesta del amor perfecto por Israel expresada diariamente en todo Estados Unidos.
Pero incluso teniendo en cuenta todo eso, Trump, el alcahuete, claramente quería darle un último regalo a Israel, y lo guardó para su último día en el cargo, cuando emitió más de 140 indultos y conmutaciones.
Aunque otros presidentes han emitido indultos controvertidos, ningún otro jefe de estado ha abusado tanto de la autoridad de clemencia para beneficiar no solo a amigos y conocidos, sino también a acusados famosos, incluidos raperos, algunos defendidos por personas como las Kardashian [familia famosa en EEEUU protagonista de un show televisivo donde se muestra la vida del clan caracterizado por la lujuria y la ambición de fama y dinero. Nota del Traductor] y también aquellos promovidos por intereses monetarios.
La mayoría de los indultos fueron para compinches y suplicantes que estaban dispuestos a pagar en efectivo o en especie para ser liberados. Se sugirió que el yerno de Trump, Jared Kushner, estaba involucrado en el proceso de selección y el dinero era a menudo un elemento clave. Algunos podrían describir eso como corrupción.
Aquellos de nosotros en el actual movimiento contra la guerra y contra el estado de vigilancia, esperábamos que Trump realmente hiciera algo bueno sin costo para él mismo, perdonando a los denunciantes Edward Snowden, John Kiriakou, Reality Winner y Chelsea Manning, así como al periodista Julian Assange. Kiriakou ha informado que cuando solicitó un indulto a través de uno de los ayudantes del abogado de Trump, Rudi Giuliani, le dijeron que tal arreglo costaría 2 millones de dólares.
Dejando a un lado los sobornos para los indultos, a Trump no le habría costado nada perdonar a los denunciantes y sería una reivindicación de quienes se habían puesto en riesgo para atacar las maquinaciones del Estado Profundo, al que Trump había culpado de los ataques coordinados contra él mismo. Esta era su oportunidad relativamente gratuita de vengarse.
Es cierto que se especula que el senador Mitch McConnell puede haber advertido a Trump sobre que no perdone a Julian Assange en particular, amenazando con obtener suficientes votos republicanos para condenarlo en su próximo juicio político si lo hiciera. Sea como fuere, ni un solo denunciante fue indultado, aunque había espacio en el barco para un montón de atroces criminales de cuello blanco.
Al ex médico Salomon Melgen, por ejemplo, le conmutaron la sentencia. Melgen, un amigo cercano del senador seriamente corrupto de Nueva Jersey, Robert Menendez, se metió en problemas en 2009 cuando los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (C.M.S.; Centers for Medicare & Medicaid Services) descubrieron que había facturado en exceso a Medicare por 8,9 millones de dólares por un medicamento llamado Lucentis.
Dos años después, el negocio de Melgen se vio afectado por un gravamen de 11 millones de dólares por parte del I.R.S. (Internal Revenue Service, Servicio de Impuestos Internos, vendría a ser la A.F.I.P. de los EE.UU. Nota del Traductor) y cuatro años después fue acusado y condenado por más de 76 cargos de fraude a la atención médica y hacer declaraciones falsas.
Algunos de los indultados tenían organizaciones judías que iban a batear por ellos. Elliott Broidy, ex presidente de finanzas del Comité Nacional Republicano, tenía no menos de cinco rabinos que lo respaldaban.
El año pasado, Broidy se declaró culpable de actuar como un “agente extranjero no registrado”, como parte de una investigación más amplia sobre el “escándalo 1MDB” de Malasia en el que el primer ministro Najib Razak robó más de 700 millones de dólares de la empresa estatal 1Malaysia Development Berhad (1MDB). Broidy trabajó en nombre de Razak y le ofrecieron 75 millones de dólares si lograba que el Departamento de Justicia de Estados Unidos abandonara su propia investigación sobre el escándalo.
Otro beneficiario de la clemencia que aprovechó sus vínculos judíos fue Philip Esformes, un ex ejecutivo de un asilo de ancianos que ejecutó uno de los mayores fraudes al Medicare en la historia de Estados Unidos. Apenas unos días después de ser liberado después de cumplir cuatro años de su sentencia de 20 años, Esformes celebró la boda de su hija en una lujosa fiesta celebrada en su casa multimillonaria en Florida.
Se benefició de una campaña de cabildeo del Instituto Hasidic Chabad-Lubavitch Aleph, un grupo asesorado por el omnipresente ex abogado de Trump, Alan Dershowitz. Según los informes, el movimiento tiene conexiones con el yerno de Trump, Jared Kushner.
Otra persona indultada por Trump fue Sholam Weiss, un hombre de negocios jasídico de Nueva York que fue sentenciado a más de 800 años de prisión en el año 2.000 por extorsión, fraude electrónico y lavado de dinero relacionado con un enorme esquema de fraude que robó 125 millones de dólares de la Compañía de Seguros National Heritage Life, lo que llevó a su quiebra. Huyó del país, pero posteriormente fue arrestado en Austria y extraditado a Estados Unidos. Según los informes, Weiss había recibido el respaldo de Dershowitz, quien recientemente también estuvo involucrado en el caso de espionaje de Jeffrey Epstein/Ghislaine Maxwell.
Y, por supuesto, también estuvo el factor Israel. Sin ninguna razón plausible y contraria a los intereses estadounidenses reales, Trump otorgó un perdón total a Aviem Sella, un ex-oficial de la Fuerza Aérea israelí de setenta y cinco años, que fue acusado en los Estados Unidos en 1987 por espionaje en relación con el caso del espía Jonathan Pollard.
Sella huyó a Israel días antes de que Pollard fuera arrestado frente a la embajada israelí en Washington D.C. y el gobierno israelí se negara a extraditarlo. Sella, en ese momento haciendo un curso de grado en la Universidad de Nueva York, fue el contacto inicial de Pollard. Había comenzado a trabajar a tiempo parcial para la agencia de inteligencia Mossad a principios de la década de 1980 y recibió algunos de los documentos clasificados de alto secreto proporcionados por Pollard a cambio de dinero y joyas.
Sella había transmitido el contacto de Pollard al agente del Mossad, Rafi Eitan, quien continuó “dirigiendo” a Pollard hasta que fue arrestado. La acusación de Sella fue esencialmente un teatro sin sentido, como es generalmente cierto en casi todos los casos de espías israelíes en los EE. UU., ya que Tel Aviv se negó a extraditarlo a los Estados Unidos y el Departamento de Justicia no intentó arrestarlo cuando viajó fuera de Israel.
El perdón de Trump para Sella como un favor a Netanyahu envía una señal más de que Israel puede espiar a Estados Unidos con impunidad. La solicitud de clemencia a Trump provino del propio gobierno israelí y, según los informes, fue respaldada por Netanyahu, el embajador de Israel en Estados Unidos, Ron Dermer, el embajador de Estados Unidos en Israel, David Friedman, y Miriam Adelson.
Según la declaración de la Casa Blanca sobre el indulto, “el estado de Israel ha emitido una disculpa tan completa como inequívoca, y ha solicitado el perdón para cerrar este desafortunado capítulo en las relaciones entre Estados Unidos e Israel”.
¿Fue un regalo o simplemente un alcahueteo? Nótese particularmente la inclusión de David Friedman, quien como embajador de Estados Unidos en Israel se supone que debe defender los intereses de Estados Unidos, pero nunca lo hace. Érase una vez que se consideraba un posible conflicto de intereses enviar un embajador judío a Israel.
Ahora parece ser un requisito y aparentemente se supone que el Embajador es un defensor de Israel como parte de su misión. Sin duda, Friedman será reemplazado por una versión demócrata para ofrecer más de lo mismo. Y luego está Miriam Adelson. El bueno de Sheldon apenas tiene frío bajo tierra y su esposa ha asumido la responsabilidad de manipular a los jugadores en Washington en nombre del estado judío.
El dinero habla y por eso el drama en Washington continúa desarrollándose. Trump se las arregla para verse aún peor con su última ronda de indultos y conmutaciones en su último día en el cargo. Nadie que mereciera clemencia la obtuvo y muchos pícaros bien conectados que estaban dispuestos a desembolsar dinero a cambio de misericordia se beneficiaron. “Business as usual” (negocios como siempre. Nota del Traductor) prodigado por el llamado Líder del Mundo Libre.
Como lo pudiste constatar, nuestras investigaciones, son fundadas, independientes, con datos públicos y verificables y siempre sobre el poder real. Su producción lleva días, semanas, hasta meses de trabajo. Y son abordadas con la mayor honestidad, profesionalidad y rigurosidad periodística. Si está a tu alcance, podes colaborar con este periodismo libre, de calidad, sin injerencia de empresas o gobiernos.
Debe estar conectado para enviar un comentario.