Cómo el Gral. Menéndez y Mario Pereyra cambiaron a Córdoba

La muerte de Mario Pereyra locutor y accionista de Radiodifusora del Centro SA dueña de la radio Cadena 3 la más escuchada del interior parece haber llenado de congoja al empobrecido mapa mediático cordobés dominado por el grupo Clarín Tal es así que durante todo el domingo pasado el día de su muerte el portal hellip

Gral Menéndez y Mario Pereyra

La muerte de Mario Pereyra, locutor y accionista de Radiodifusora del Centro SA, dueña de la radio Cadena 3, la más escuchada del interior, parece haber llenado de congoja al empobrecido mapa mediático cordobés dominado por el grupo Clarín. Tal es así, que durante todo el domingo pasado, el día de su muerte, el portal de La Voz del Interior, perteneciente a dicho grupo, que se sostiene gracias a la pauta publicitaria del gobierno cordobés, trató de cautivar a sus lectores con una proliferación de notas referidas a la sorpresiva noticia. Desplegando distintos tramos de su vida, incluso en las secciones de deportes y espectáculos, algo que nunca ocurrió ni siquiera con el fallecimiento de algún ex presidente.

El poder de Pereyra 

En una untuosa nota, con título y copete “Mario Pereyra y la política: el interlocutor permanente del poder cordobés” – Fue clave en la construcción de la agenda pública de la provincia y con su impronta traspasó las fronteras. Actor central de la discusión política, tuvo trato con todos los gobernadores e intendentes. Fue amigo de Macri y se cruzó fuerte con Alberto Fernández”, La Voz del interior decía:

Mauricio Macri y Mario Pereyra

https://vos.lavoz.com.ar/medios/mario-pereyra-y-la-politica-el-interlocutor-permanente-del-poder-cordobes

“El poderoso que hablaba con los poderosos. Mario Pereyra no sólo edificó un estilo único en la radiofonía cordobesa: también se convirtió, al compás del vertiginoso crecimiento de Cadena 3, en el interlocutor del poder político. Esa ascendencia fue determinante en el plano provincial y trascendió, además, las fronteras provinciales. Fue el primer y más destacado “influencer” en ese mundo en el que se entrelazan la ideología y los intereses. No hay reemplazo a la vista para ese vacío.

Pereyra no escondía ese costado de mentor de políticos, consejero de gobernantes (de todos los niveles) y padrino o verdugo –según el caso– de candidatos con aspiraciones. Por su oficina de la calle Alvear pasaron todos, sin distinción de partido. Era habitual oír en la radio, al otro día, comentarios suyos sobre reuniones que había mantenido con intendentes, gobernadores y presidentes.

Pereyra fue “el” comunicador de Córdoba. Su potencialidad en esa arena movediza que siempre es el discurso público y político logró una centralidad inusitada e indiscutible. No le hizo falta candidatearse a cargo público alguno para trascender en ese terreno. Su éxito se cimentó en su capacidad casi única de interpretar, pese a su origen sanjuanino, la idiosincrasia de esa categoría tan particular que se resume bajo la figura del “cordobesismo”.

El poder que acumuló fruto de aquella destreza lo hizo interactuar, de igual a igual -y a veces hasta con ventaja- con los factores de poder. Sentar agenda y manejar la discusión pública fue una de sus especialidades.  Detrás de esa cualidad influyente, cuestionada por quienes no compartían su pensamiento de “derecha” y “liberal”, había un trabajo diario que no tuvo descanso por décadas. Pereyra era metódico.

En paralelo con su labor al frente del micrófono, el líder de la radiofonía cordobesa dedicaba largas horas durante las tardes a esa tarea de relacionamiento. Lo hacía, casi sin excepciones, de lunes a jueves: terminaba cerca de las 14 su programa Juntos, volvía a su casa a almorzar y a dormir la siesta y desde pasadas las 18 ya estaba otra vez en la radio, para “atender” en su despacho.

El desfile era incesante: pasaban músicos y productores artísticos, empresarios y, especialmente, gobernantes y políticos de fustes diversos. Recibir la “bendición de Mario” era un premio que no todos conseguían. “Él te oía. Te daba su opinión, pero fundamentalmente te escuchaba. Y si algo no le gustaba, te lo hacía saber. Era amable y cordial”, cuenta un ex intendente capitalino que lo frecuentó durante años en su despacho del tercer piso de la calle Alvear.  “Si Pereyra te bajaba el pulgar, cualquier objetivo político o proyecto se hacía más cuesta arriba”, recuerda otro dirigente que ocupó cargos importantes. “No te lo iba a decir directamente, pero vos te dabas cuenta”, agrega otra fuente.”

Tras detallar a todos los conspicuos políticos cordobeses, intendentes, y gobernadores que lo visitaban en su despacho, porque “Pereyra jugaba siempre de local”, señala que por su estrecha relación con los gobernadores “cordobesistas” Juan Manuel De la Sota y Juan Schiaretti, a Pereyra le costó el mote de “oficialista”.

“Mario era un hombre que sabía la tremenda influencia que tenía, y la sabía usar. Nunca escondió que era tan locutor como empresario y que la radio era un negocio… Lo van a extrañar más los políticos y el poder que los oyentes. Es irremplazable por sus características y por cómo entendía el juego de la política. El poder perdió a su principal interlocutor”.

También La Voz del Interior resalta su:  “Influencia nacional. Pereyra no sólo tenía un manejo de la agenda provincial; también logró proyectar su influencia en el plano nacional, una excepcionalidad en esta magnitud para Córdoba. El ex presidente Mauricio Macri dice que Pereyra fue uno de los primeros en entusiasmarlo para un proyecto político nacional.

“En junio del año pasado, el exjefe del Estado comió en el departamento de Mario Pereyra. Ese día, Macri encabezó una visita oficial a Fadea. Tras el acto, el mandatario se trasladó hasta el domicilio del locutor para compartir el almuerzo. Esa fue la única actividad política de Macri en Córdoba, a menos de tres meses de las Paso.”

Mientras las redes sociales mantenían al tema como tendencia, gran parte de las principales figuras de la política, tanto provincial como nacional, ofrecieron su pesar por la partida. Desde el actual presidente Alberto Fernández, quien reconoció que mantuvo sus diferencias, por aquella recordada entrevista de hace un año, durante la campaña nacional, donde lo dejó out al recurrir a temas referidos a las causas judiciales de su compañera de fórmula Cristina Fernández de Kirchner. Temática de la cual el candidato entrevistado tenía más que notorios conocimientos, al estar formado en el derecho penal.

También recibió su pésame por parte del ex mandatario, y querido amigo, Mauricio Macri. Finalmente, en el área local, Mario recibió las condolencias del actual gobernador Juan Schiaretti, el ex intendente radical Ramón Javier Mestre, su par y rival interno Mario Negri, y otros tantos que se permiten disimular sus disputas en la arena electoral.

El cambio de Córdoba que comenzó el Gral Menéndez y remató Pereyra

Es notable que el poder que se podría decir hegemónico de Pereyra en Córdoba, guardando las distancias, resulta similar al que ejerció entre 1976 y 1983 el general Luciano Benjamín Menéndez, conocido también como “el Cachorro” o “la Hiena de la Perla”. De quien tristemente también se podría decir que era dueño de vidas y haciendas, no solo en Córdoba, sino de la amplia región que abarcaba el  “Tercer Cuerpo del Ejército”, sembrando a lo largo y ancho de ella el miedo y el pavor.

Los expertos psicosociales conductistas, desde Burrhus Frederic Skinner en adelante, aseguran que el miedo extremo o pavor, es una de las técnicas psicológicas de modificación de conducta, como instrumento de ingeniería social. Dado que tiene la capacidad de borrar todo el acervo cultural adquirido y formatear la mente, dejándola como una tabula rasa, sobre la que se puede implantar otras ideas y culturas.

La revista vinculada con la inteligencia militar Restauración – Cabildo, en su nº 9 de julio de 1977, exponía claramente la atroz receta que se estaba aplicando en Argentina, y Menéndez en Córdoba. En ella se decía:

“Argentina es hoy un país de inteligencia izquierdista. Su cultura es izquierdista, sus reacciones son izquierdistas y cada vez más lo son sus costumbres, públicas y domésticas. Este marco cultural deber ser destrozado cuanto antes y sin contemplaciones: El terror es el camino que, casi de un manotazo, aventa y destruye todo lo que ha acumulado la civilización. Por el terror todo vuelve a su estado primario, a su nivel prerracional y todo se torna inútil, el hombre abandona todo su mundo heredado para preocuparse solo de su pura biología. Ya nada le interesa sino su subsistencia. La política, la convivencia en sociedad, al tiempo que se vuelven inútiles, devienen imposibles, porque el eje de la propia naturaleza humana ha variado.”  

Tras el miedo y pavor implantado por Menéndez, se puede decir que Mario Pereyra fue el gran artífice que continuando la macabra labor del mencionado general, remató el cambio desde la Córdoba del Cordobazo y el Viborazo, que supuestamente “era la cabeza de la serpiente” socialista que amenazaba al país. Para pasar a ser actualmente la capital nacional del PRO, un partido de derecha que cuenta con un notable apoyo de la “familia militar”.

En aquellas décadas convulsionadas de los sesenta y setenta, la ciudad de Córdoba era un potente y efervescente centro industrial y cultural. Por un lado era un ícono de la industria automotriz, con sus decenas de miles de obreros. Y de un movimiento sindical radicalizado, que tenía como exponente al sindicato de Sitrac – Sitran liderado por el desaparecido René Salamanca; a Luz y Fuerza, conducida por Agustín Tosco; y a la UTA, conducida por Atilio López.

A ello se sumaba la existencia de una de las universidades más antiguas del continente, donde concurrían estudiantes de toda la provincia, y de las provincias vecinas y no tan vecinas, hospedados por decenas de miles en el famoso Barrio Clínicas. Y así la unión inédita entre el movimiento sindical y el universitario, detonó a finales de junio de 1969 en el “Cordobazo”, que puso un punto final anticipado a la dictadura del Gral Juan Carlos de Onganía. Y la primera muerte de las decenas de miles que vendrían después, del obrero y estudiante radical Santiago Pampillón.

Esa efervescencia popular, hizo que en elecciones de 1973 se consagrara como gobernador, al odontólogo Ricardo Obregón Cano, y el sindicalista de los choferes, Atilio López, con un fuerte apoyo del ala más combativa del peronismo, conocida como la “Tendencia” o el “Partido Auténtico”.

“Córdoba fue quizás la plaza donde más de cerca pudo olerse el perfume revolucionario que inundó los ’60 y la primera parte de los ‘70”, recordó con ojos profundos y acuosos el escritor Andrés Rivera, desde el pequeño comedor de la biblioteca popular Bella Vista al sur de la ciudad de Córdoba en una entrevista hace más de una década.

Tras el Cordobazo se organizaron diversas facciones guerrilleras, que en Córdoba entre otros hechos, protagonizaron acciones y secuestros dirigidos hacia ejecutivos o funcionarios de EEUU. Como la bomba puesta en 1974 en el Instituto Cultural Argentino Norteamericano (ICANA). El secuestro en ese año del director del Servicio Cultural e Informativo de EEUU, Alfred Laun, y del gerente de Coca cola, el Sr. Mauricio Kember. Y el secuestro, pedido de  rescate, y asesinato por parte de Montoneros, del cónsul de EEUU en Córdoba, John Patrick Egan, de 62 años.

En Los traidores (1973), la única película ficcional que realizó Raymundo Gleyzer, contiene una escena que transcurre en la Embajada de EEUU, donde el funcionario norteamericano, manteniendo una reunión con sus socios intermediarios, les plantea que el “caso Córdoba” podía desencadenar un efecto contagio en el sector fabril de la provincia de Buenos Aires, donde tienen importantes inversiones. “Esta situación no puede continuar”, señala el personaje.

De ésta manera, con la sospecha de que contaba con el apoyo de intereses extranjeros, una rebelión policial comandada por el jefe de policía Antonio Navarro, a fines de febrero de 1974, destituyó a Obregón Cano y a López, con el hecho conocido como “Navarrazo”, que es interpretado como el “ContraCordobazo”.

El presidente Juan Domingo Perón convalidó ese golpe institucional, y nombró como interventor federal al catamarqueño Duillio Brunelo. Y luego en septiembre, tras la muerte de su esposo, la ascendida mandataria María Estela Martínez de Perón, designó como interventor al brigadier Raúl Lacabanne.

Quien lanzó el Comando de Acción Libertadores de América, una versión local de la Triple A, para perseguir a sindicalistas, estudiantes, obreros, la que entre otros muchos asesinatos, se cobró la vida del ex vicegobernador López, mientras que Obregón Cano se exilió en México. Es decir, Córdoba ya estaba padeciendo el terrorismo de Estado dos años antes que se ejecutara el golpe nacional de 1976.

Tras la asunción del interventor Lacabanne, asumió como intendente de la capital el santiagueño José Domingo Coronel, quien a su vez designó como secretario de Gobierno a un joven José Manuel De la Sota, tal como lo expone éste añeja fotografía.

Brigadier Raúl Lacabanne, José Domingo Coronel, y atrás en el medio José Manuel De la Sota.

En septiembre de 1975, el momentáneamente reemplazante de Isabel Perón, Italo Luder, destituyó a Lacabanne que había aterrorizado a Córdoba, y designó  como interventor a Raúl Bercovich Rodríguez. Y en ese impase, premonitoriamente, apareció como gobernador por un par de días el Gral. Menéndez, jefe del III Cuerpo del Ejército.

Quien luego, a partir del golpe de estado de marzo de 1976, en plena dictadura se encargó de aplicar las políticas de terror y miedo a lo largo y ancho de la provincia. Cuya efectividad permitió arrasar con cualquier rastro de ideal revolucionario o siquiera contestatario, en gran parte de la sociedad cordobesa.

Atormentada por su indefensión ante el aparato represivo estatal, y las anteriores simpatías demostradas de una u otra manera con los ideales y reclamos que aparecieron después del Cordobazo. Que podían hacerla blanco de cualquier hecho terrible por parte del señor de la vida y de la muerte, Luciano Benjamín Menendez.

Cuya carrera militar represora terminó súbitamente, tras ser uno de los propulsores de una demencial invasión a Chile en el año 1978, con el golpe de Estado que intentó dar en 1979, ante los escándalos de corrupción que se sucedían en el gobierno nacional, conducido por la Junta Militar. Alertando premonitoriamente que “en el futuro no nos escupirán nuestros enemigos [como había sucedido en 1973 tras las elecciones de ese año] sino nuestros amigos a quien habremos defraudado”.

Pero como una muestra de su predicamento, la única pena que recibió por ese putchs fue un arresto de 90 días que cumplió en el cuartel de Curuzu Cuatiá. Para luego volver a Córdoba y pasearse por la calles de la ciudad como una de las personalidades más notables y respetables de “la Docta”.

En cuyas radios por entonces estatales, Menéndez había hecho instalar rejas en las salas de trasmisión, para impedir que un comando audaz tomara el micrófono e instara al levantamiento de la población, dado que por su mentalidad guerrera consideraba al “micrófono como un arma”.

Tras Menéndez aparece Pereyra

Es en ese contexto es donde en 1983 arriban a Córdoba dos intrépidos locutores sanjuaninos cuarentones, Mario Pereyra, y José “Rony” Vargas, que antes habían pasado por modestas radios de las ciudades de San Juan y Mendoza. Desconociéndose mayores antecedentes de ellos, salvo la educación en un colegio religioso por parte de Pereyra .

Quienes con un estilo de dicción recargado y prolijo, como si algo importante estuviera por suceder en cualquier momento, desde LV3 comenzaron a impactar en una audiencia cada vez más vasta. El cual sería insoportable, si la audiencia se concentrara solo en su escucha durante horas.

Pero tal como dijo el mismo Pereyra, y ese parece ser uno de los trucos en su oficio, el mismo estaba destinado a su escucha en segundo plano, casi subliminalmente, sin que el receptor fuera plenamente consciente del mensaje que estaba recibiendo como un susurro: “Es el medio que se sigue escuchando en los colectivos, en el auto, mientras se trabaja, en los camiones. La radio es la que está siempre, la gran compañía. Cuando se vayan todos, la que va a apagar la luz es la radio.”

https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/mario-pereyra-alberto-fernandez-no-puede-su-nid2417482

El contenido de su discurso, como un émulo de Bernardo Neustad, estaba dirigido a Doña Rosa  y a fomentar el individualismo insolidario. En donde cada uno se merece lo que tiene o consigue, gracias únicamente a su esfuerzo, condenando por eso el viejo peronismo autoritario. Pero desplegando a la par paradojalmente, como buen conservador compasivo, una actitud filantrópica y de servicio social.

Y así cualquiera que tuviera un problema, desde perder a su mascota o su billetera, hasta soportar alguna calamidad, encontraba eco en los programas de Pereyra y  Vargas. Que buscaban una solución, siempre y cuando no estuviera dirigido ni contra el poder político ni económico. Siendo este el gran secreto de la empatía social que fueron adquiriendo.

La que a su vez hacía permeable la penetración de su mensaje y prédica individualista, envolvente y dosificada. En manera alguna frontal y ostensible, de quién en sus ansias de bajar línea, lo hace ostensiblemente y torpemente, como “agitpro” (Agitación y Propaganda). Sin saber, cómo lo sabía muy bien Pereyra, que se trata de un goteo, inoculación, o cultivo diario y permanente, sobre las mentes vírgenes dejadas por el paso aterrorizador del Gral Menendez,  igual que se hace crecer a los plantines, a los niños, y a la opinión pública.

Así fue apareciendo otra Córdoba, ayudada por la política de descentralización de las grandes industrias, con la proliferación de autopartistas, y la multiplicación de las universidades, iniciadas durante el gobierno militar, y seguida por los gobiernos democráticos. A los fines de evitar las grandes concentraciones de “masas críticas”, que puedan tornarse incontrolables, como las del Cordobazo.

La que además se fue haciendo más rural y menos industrial, con la expansión de la actividad agrícola, junto el paulatino retroceso de la actividad fabril. Dinamizada a partir de la llegada de la soja, teniendo su mayor concentración en rindes en el sudeste provincial, mediante el aprovechamiento de la pampa semi húmeda.

La sojización, a su vez impulsó la tan mentada “revolución del campo” de la que habla su panegirista Héctor Huergo, donde los productores como nuevos pequeños señores feudales, entienden que lo obtenido de la tierra es exclusivamente suyo. Y plantean un fuerte rechazo a la pretensión del Estado de quitarle parte de lo que producen mediante impuestos y retenciones. Postura neoliberal que también se ve reflejada en sus herederos, que se trasladan a las ciudades para concretar sus estudios universitarios.

A esto se suma el ascenso del “peronismo moderno” al poder cordobés, como lo denominaba Pereyra, desde 1999 hasta el presente. Luego del periodo radical de 1983 – 1999, que casi concluye con su sede la Casa Radical, prendida fuego, por las despóticas políticas de ajuste de la educación y las jubilaciones, llevadas adelante por el gobernador Ramón Mestre padre.

Con la alternancia de los peronistas De la Sota y Schiaretti en las últimas dos décadas, el sindicalismo quedó definitivamente planchado y cooptado. Al ser designados sus líderes en cargos gubernamentales, como es el caso de José Pihen del SEP (Sindicado Empleados Públicos) que es a la vez un sempiterno legislador oficialista. O el de Walter Grahovac, ahora eterno ministro de Educación, y antes era un líder de la UEPC (Unión Educadores Provincia Córdoba). O el difunto Omar Dragún, líder del sindicato automotriz Smata, que se desempeñó como Ministro de Trabajo, etc.

Referentes sindicales que nada tienen que ver con la talla de un Tosco, que lejos de preocuparse por el bienestar de toda la clase trabajadora como lo hacía este, solo se preocupan por el bienestar relativo en sus quintitas. Y mantienen al movimiento sindical inmóvil, salvo cuando se realiza alguna que otra reforma jubilatoria que dañe a sus afiliados.

La profesionalización y enriquecimiento de Pereyra

En el marco de la privatización de las radios que dispuso el menemismo, Pereyra y su socio Vargas pegaron el gran salto. Primero se encargaron de vaciar a LV3, pasando a desempeñarse en la privatizada LV2, y así le bajaron su precio. Y luego en sociedad con el ex banquero Gustavo Defillipi, presidente del Banco Denario que había sido absorbido por el luego liquidado Banco del Interior y Buenos Aires del poderoso grupo Bulgheroni, se presentaron en el concurso para la privatización de LV3, a través de la firma Radiodifusora del Centro.

El traspaso a manos de esta se concretó mediante el decreto 2.639/90, firmado por el presidente Carlos Menem, luego de un “concurso público de antecedentes”, y no una “licitación pública”, por la módica suma de 260 mil pesos, con una concesión por 15 años, y una prórroga por 10 años más, y la absorción por parte del Estado de la pesada deuda que acarreaba la radio.

También implicó el traspaso a manos Radiodifusora del Centro, de un valiosísimo y extenso terreno que la radio tenía en el coqueto barrio Cerro las Rosas de la Docta, donde funcionaba la planta transmisora. Que fue vendido por cifras millonarias en dólares en el 2004, y considerado como la “operación inmobiliaria del año”, a la empresa de salud OSDE,  sin explicar el porqué de esa enajenación y su monto.

A la par por sí o a través de otras empresas, Radiodifusora del  Centro adquirió frecuencias truchas de decenas de FM del interior del país. Con las cuales comenzó a extender los eslabones de su radio por todo el país, con permisos flojo de papeles. Dando comienzo así a la conformación de Cadena 3, y la expansión del discurso antiperonista y antipopulista de Pereyra y Vargas.

De la mano de la férrea conducción en cuanto organización, negocios, y lucro, por parte de Defilippis, que en estas materias nada tiene que envidiarle a la solvencia comunicativa de Pereyra y Vargas. Y su capacidad de influir en el electorado, que es el asunto que más le importa a la política, al que los tres socios supieron sacarle mucho jugo.

De esa manera, el trío se fue enriqueciendo notablemente, pasando  Pereyra, pese a ser el locutor popular, a vivir en el lugar más exclusivo de Córdoba, el country Las Delicias. Teniendo como vecinos a políticos que también se enriquecieron notablemente, como los Mestre.

Ver Mestre y su crecimiento patrimonial a lo bestia

Eran tiempos donde Mario Pereyra, gracias a sus lazos con la Casa Rosada, también incursionó en televisión. En particular, en Canal 10, perteneciente a la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), con un programa llamado “¡Qué Domingo!”. Su primera emisión consistió en una untuosa entrevista a su antecesor en la campaña de “terrorismo de estado y cambio”  iniciada por el Gral Menéndez, indultado en ese entonces por Menem.

Presentando como un hombre “discutido” y “polémico“, a quien luego la justicia condenó una decena de veces a cadena perpetua, situación inédita a nivel mundial, por sus delitos de lesa humanidad cometidos en Córdoba y fuera de Córdoba. Tras la derogación de la ley de Obediencia Debida y Punto final por parte del kirchnerismo, lo que explicaría el visceral odio que tenía Pereyra por esta facción política.

https://www.youtube.com/watch?v=Qd3W3dMsrrg&feature=emb_logo

Pereyra y el PRO

Se puede decir que la culminación de la labor comunicativa llevada pacientemente durante décadas por parte de Pereyra, fue la llegada al gobierno del presidente Macri. Quien confesó que fue Pereyra quien lo impulsó a lanzarse a la política. Primero con la llegada al gobierno de la CABA,  y a partir de allí Cadena 3 – Radiodifusora del Centro – y las FM asociadas, comenzaron a recibir la pauta de publicidad de la CABA.

Entre los años 2011 y 2015, según un relevamiento del portal InfoNegocios, en base lo publicado por la jefatura de Gobierno de la CABA, Cadena 3 y sus satélites recibieron un importe de más de 3 millones de pesos. Fue el único medio cordobés que recibió una suma millonaria, por parte del gobernante de la ciudad más importante del país.

Gasto que se puede decir que fue muy redituable, al convertir a Córdoba ciudad y su interior, en la capital del PRO, que aportó la diferencia de votos para que Macri ganara el balotaje del 2015, y llegara a la presidencia de la Nación.

De ésta manera, tempranamente y de a poco, en Córdoba se fue aceptando al ex presidente de Boca Juniors, como el candidato favorito de los cordobeses. Sin que existiera un rechazo por parte del cordobesismo o “peronismo moderno” de De la sota y Schiaretti. Ya que existían viejas relaciones de Macri con De la Sota, por haber sido este último empleado del grupo SOCMA, de la familia Macri, en los tiempos del ostracismo de la dictadura militar. Además, Macri y Schiaretti habían corrido sus andanzas en conjunto en el negocio automotor, que le costó al porteño ser procesado por contrabandista,  teniendo al cordobés como supervisor en esos turbios negocios.

Ver Macri-De La Sota: Viejas relaciones, nuevos negocios

Ver Macri y Schiaretti: unidos por el contrabando

Así el 29 de diciembre de 2015, cuando estaba por terminar la concesión de Cadena 3, el recientemente asumido presidente Macri emitió el DNU 267/15, que no solo derogó parte de la Ley de Medios Audiovisuales, sino que le permitió prorrogar por 10 años más la concesión a favor de los socios de Radiodifusora del Centro, Pereyra, Vargas, y Defillipi.

Como premio de haber sido unos contribuyentes notables, para que un conservador llegara por primera vez a la Casa Rosada, mediante una elección no amañada. O al menos no amañada con los métodos violentos tradicionales, sino por los sutiles mecanismos que permiten los modernos medios de comunicación. Tanto más potentes, si previamente un Menéndez  mediante el terror, se encarga de hacer tabula rasa mental sobre sus audiencias.

Para ese entonces ya era de público conocimiento la amistosa relación entre Mauricio y Mario. Quien además se caracterizaba por su crítica permanentemente a las corruptelas y connivencias con el Estado, a los subsidios que este entrega a los sectores más vulnerables de la sociedad, y a las políticas de inclusión del “populismo”.

Pero por contrario a partir de allí, la pauta oficial que recibieron Pereyra, sus socios, y sociedades, por parte del estado nacional, no obstante su permanente prédica anti-estatal, los llevó a encabezar el ranking de las radios y medios del interior, y engordar sus fortunas personales.

https://infonegocios.info/y-ademas/el-reparto-de-la-pauta-de-macri-en-los-medios-cordobeses-un-ranking-con-desmesuras-y-obviedades

De ésta manera en 50 años, pasamos del Cordobazo al Cordobesismo. De una Córdoba rebelde,  que bregaba por la solidaridad y el socialismo, mediante la unión entre obreros y estudiantes, y tenía como vocero a La Voz del Interior, cuya imprenta fue volada por la 3A.

A una Córdoba individualista, atomizada, y lumpenizada, con ciudades satélites como guetos de exclusión. Con La Voz del Interior y otros medios, cuyos periodistas han aceptado vivir de la pauta oficial, a cambio de su silencio. Pasando a ser bufones del poder, en vez de adversarios sanos de este, en el marco de la crisis existencial que vive el periodismo gráfico por la competencia de las redes.

Ver El linchamiento de Balbo, el muerto de la Mona, y la lumpenización de Córdoba la Docta

Con personajes icónicos que la representan, como la Mona Giménez, la Mole Moli, e incluso el mismo Luis Juez, y sus periódicos desbarres. Además de los iconos de la ruina que han pasado a ser los cordobeses Domingo Cavallo y Fernando de la Rúa. Mientras que su locución amistosa de “negrazón”, pasó a ser la de “culiao”.

La que pese su antiporteñismo tradicional, se convirtió en la capital del PRO, no obstante las raíces eminentemente porteñas de este. Teniendo para ello como portavoz al difunto Mario Pereyra, quien apareció como sembrador de nuevas ideas y actitudes, metódicamente, diariamente, y muchas horas al día, después que el Gral. Menéndez con su terror, aró profundamente en la mente de los  cordobeses, dejando tierra fecunda para ello.

Mario Pereyra el locutor e interlocutor del poder

Los días lunes 2 y martes 3 de noviembre, el diario La Voz del Interior, el de mayor tirada de la provincia de Córdoba, publicó en la sección Avisos Fúnebres una gran cantidad de mensajes de condolencia por el fallecimiento de Mario Pereyra. En total: 161 mensajes publicados.

A partir de un relevamiento y sistematización que realizó Striptease del Poder, los mensajes se agruparon de la siguiente manera:

  • 82 provienen de cámaras empresariales, entidades con fines comerciales, y reconocidos empresarios
  • 23 son de figuras reconocidas de la política partidaria;
  • 28 se engloban en entidades educativas, laborales, estudios jurídicos, fundaciones y otras entidades con fines sociales;
  • y 28 son de familias y amistades allegadas al difunto.

Como podemos observar, prácticamente la mitad fueron publicadas por empresarios y corporaciones, mientras que el resto se distribuye de manera casi equitativa en tres tercios. Si sumamos el sector empresarial y político, donde casi todos militan en los principales partidos, el PJ y la UCR, y cuentan con un envidiable patrimonio, podemos aseverar que como mínimo las dos terceras partes que derramaron públicamente sus lágrimas por Mario Pereyra pertenecen al sector social ABC1. Es decir, de la clase media para arriba. Algo que se contrapone con la notable influencia que tenía esa voz en los sectores más populares.

 

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Roberto Sposetti y familia
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Viceintendente de ciudad de Córdoba, Daniel Passerini
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Juntos Por el Cambio Unión Cívica Radical de Córdoba
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Diego Mestre y su esposa
María Soledad Carrizo
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Felipe Labaque y familia
Alberto Luis Bustos Senesi
Gustavo Santos, Matías y familia
Otros Alberto José Rodríguez Saá
Olga Riutort
Germán Luis Kammerath y Luz Capdevila
Teodoro Funes y Graciela Lucientes
SOCIAL
Academia Rector y vicerrector de la UNC, Hugo Juri, y Ramón Yanzi Ferreira
Rector y secretario de comunicación institucional de la Universidad Católica de Córdoba
Presidente y rectora de Fundación Universidad Siglo 21, Juan Carlos Rabbat y María Belén Mendé
Abogacía Enrique Nores Nores Frías y familia
Carlos Nayi, familia y estudio jurídico
Jorge Horacio Gentile y José Gabriel Gentile
Integrantes del Estudio Piscitello&Vercellone
Estudio Jurídico Héctor Meli
Estudio Previsional Viera y Asociados
Matías Altamira (Estudio Jurídico Altamira Gigena)
Deportes Asociación Deportiva Atenas
Andrés Fassi y familia, presidente de Talleres.
Entidades sin fines de lucro Fundación Pensar Córdoba
Fundación Banco de Alimentos
Fundación Hospital de Niños de Córdoba
Fundación Pro Arte Córdoba
Fundación Manos Abiertas
Navidad Asociación Civil
Asociación Civil Soles
Defensoría de niñas, niños y adolescentes de Córdoba
Círculo Profesional de Comunicación Institucional y Relaciones Públicas
Colegio de Ingenieros Civiles
Junta Directiva del Consejo de Médicos de la Provincia
Mónica Puga, Jorge Miguel Flores y Víctor María Vélez, directores del Instituto de Estudios de la Magistratura de la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales de Córdoba
Sindicalismo Pablo Chacón y su gremio AGEC
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