En un alarde de PROpulismo financiero, en procura de cuidar su base electoral que cuenta con capacidad de ahorro, pero no la base monetaria ni las reservas, el Gobierno imitando la promesa del ex presidente Eduardo Duhalde parece haber dicho, “el que depósito dólares recibirá dólares”, afirmando que los bancos tienen conque responder. Lo cual no es cierto, y de hacerlo posible, ello atentaría directamente contra las reservas, y la ya anémica actividad económica del país. Mostrando además en esta nota, la situación en que se encuentra cada banco al respecto.
Por Mario Cafiero y Javier Llorens – 4/9/2019
Los autores de esta nota en el año 2002, publicamos el libro “LA ARGENTINA ROBADA – El corralito, los bancos y el vaciamiento del sistema financiero argentino”. En el que explicamos el verdadero motivo de la crisis terminal del año 2001, y el enorme engaño que las autoridades y banqueros habían perpetrado en contra de los ahorristas argentinos.
Al afirmar que la crisis financiera que obligó a la instauración del corralito bancario por parte del presidente Fernando De la Rua y su súper ministro Domingo Cavallo, había sido provocada por la fuga de depósitos que había generado la estruendosa denuncia de lavado de dinero de Elisa Carrió.
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La que habría agotado las reservas de los bancos, no quedándole otra solución entonces que prácticamente cerrar sus puertas. Falacia en la que insistieron incluso en presentaciones corporativas que hicieron ante la Corte Suprema.
La verdad de la crisis del 2001
Empero la verdad, revelada por los mismos balances de los bancos analizados en dicho libro -además de contextualizar en el mismo las repetidas penurias financieras soportadas por los argentinos, que hoy se repiten- era que esa supuesta fuga de depósitos, se había solventado con un recupero acelerado de los créditos otorgados por el sistema financiero. Lo cual provocó la enorme recesión económica que soportaron ese año los argentinos.
Entonces la gran pregunta era ¿Dónde estaban las reservas o Requisitos Mínimos de Liquidez (RML) de los bancos, que trepaban a casi 20 mil millones de dólares, que para una mayor seguridad se encontraban depositados en filiales de megabancos en el exterior?.
La respuesta que los grandes medios se encargaron de ocultar, no era para nada complicada. Se la habían quedado esos mismos megabancos, que eran tenedores de una cifra similar en bonos de la deuda externa argentina.
Los que ante la prognosis de que Argentina iba al default, con el famoso Megacanje de Cavallo, sustituyeron contablemente esos RML contantes y sonantes, que estaban en su poder, por títulos de la deuda que también estaban en su poder.
De esa forma los grandes bancos norteamericanos zafaron del default de la deuda de ese año. Y por su parte y en consecuencia, los bancos argentinos quedaron enteramente ilíquidos en dólares, siendo necesario por ello la instauración del corralito.
Esa enorme y dañina fechoría, ya estaba prevista en el famoso Blindaje del 2000, si uno lee la letra chica del mismo, al preverse la salida de Argentina de 20 mil millones de dólares en el 2001. Y para perpetrarla volvió el súper ministro Cavallo, quién para reasumir a principios del 2001, exigió que se le concedieran plenos poderes.
A la par que Buenos Aires y el presidente De la Rua, recibían la notable y única visita en la historia, del trio de mega banqueros constituido por David Rockefeller, del JP Morgan Chase; David Muldford, del Credit Suisse – First Boston; y Willian Rhodes, del Citibank. Acompañados por Robert Mac Namara, el ex secretario de Defensa y del Tesoro norteamericano.
Cuyas instituciones eran los principales beneficiados de esa mega maniobra, y por ello vinieron a presionar personalmente, para que la designación de Cavallo se cumpliera con esas condiciones. Teniendo como anfitrión al directivo de Americas Society y actual diputado del PRO, Eduardo Amadeo.
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Munido de esos superpoderes, una de las primeras cosas que hizo Cavallo fue modificar con un DNU, la Carta Orgánica del Banco Central. Estableciendo que las reservas de los bancos se podían constituir no con efectivo, sino con títulos públicos, un verdadero disparate estafatorio.
Para ello tuvo que previamente hacer volar de su puesto al presidente del Banco Central, Pedro Pou, el creador de las RML. Quien por mínimas razones prudenciales se oponía frontalmente a ello. El que fue sustituido por Roque Maccarone, un banquero sin título profesional alguno, pero que era el presidente del Banco Río.
Tras ello Cavallo con el auxilio del JP Morgan Chase la emprendió con el famoso Megacanje, a la par que propuso como vicepresidente del Banco Central, como para asegurar esa mega maniobra, al entonces ejecutivo de esa misma entidad, Alfonso Prat Gay.
Para lo cual Cavallo y De la Rua dictaron un DNU, modificando la Ley de Etica Publica sancionada un par de años antes. Que establecía una veda de un año para que un funcionario pudiera saltar inmediatamente de un lado al otro del mostrador. Cuya derogación ha posibilitado que el actual gobierno se llenara de CEOS.
Como el Senado no obstante le negó esa designación a Prat Gay, por sus rotundos intereses en conflicto, en su sustitución apareció de la nada el director del FMI, Mario Blejer. Quien luego, una vez consumada la maniobra, quedó como presidente del Banco Central a los fines de su ocultamiento.
Pero luego la AGN (Auditoria General de la Nación) y la auditoria externa de KPMG se negaron a aprobar los balances del Banco Central del 2001, lo que obligó a Blejer a renunciar a su puesto. Y así a mediados del 2002, el presidente Eduardo Duhalde designó a Prat Gay como presidente de dicho banco de bancos.
Ver Prat Gay, el gran encubridor del vaciamiento del sistema financiero en el 2001
Quien diciendo que había que mirar para adelante y no para atrás, se encargó de proseguir con el encubrimiento. Contando como asesor al que luego fue el ministro de la famosa resolución 125, Martín Losteau. Quien parece estar dotado del ADN de la salamandra, al resultar incombustible
Ver Los malos calculos de Lousteau con su 125 para beneficiar a las cerealeras
El remate de la maniobra por parte de Cavallo, a la par de instalar el corralito bancario que tanta penuria trajo a los argentinos, consistió en trasformar mediante un DNU los títulos públicos en poder de los bancos, que se habían permutado por las reservas, en “Préstamos Garantizados” por impuestos, para evitar que fueran al default.
Y el broche final de la maniobra lo puso el anfitrión de los megabanqueros, Amadeo. Quien en su libro “La salida del abismo” -del que fue uno de sus artífices- se jacta de haber sido el gran titiritero para lograr por parte del Congreso, la derogación de la ley de Subversión Económica. Que atrapaba plenamente a los banqueros argentinos que participaron en esa mega maniobra.
Posteriormente por impulso del ministro de la Corte Suprema Eduardo Zaffaroni, a quién le hicimos llegar nuestro libro, se abrió una causa penal al respecto. En la cual el entonces fiscal federal Oscar Amirante, pidió en el 2007 la indagatoria y el procesamiento de cientos de banqueros involucrados en esa mega maniobra, y de los funcionarios públicos que la posibilitaron. A la cual, silenciada por la gran prensa, Comodoro Py le dio el tratamiento de impunidad al que acostumbra.
La crisis del 2019, y el bunker con techo de chapa de Macri
El problema de ocultar la verdad, es por un lado, que de esa manera se esconden deformaciones, que tarde o temprano se hacen notar, o se vuelven a repetir. Y por otro lado, que la sociedad ni los gobernantes aprenden con esas experiencias. Tal como sucede actualmente con los depósitos en dólares, acompañado de nuevo con la cuestión del recupero de los préstamos, para poder solventarlos.
Se trata de un tema delicado. en el cual frente la improvisación e impericia con que se está manejando el gobierno de Macri, es necesario actuar con prudencia, pero sin mentiras o medias verdades. Ya que las medidas para protegernos de la explosión financiera tomadas por el actual gobierno, se asemejan a haber construido un bunker, pero con un techo de chapa.
El Gobierno dice que los dólares están y no hay nada que temer, haciendo alarde de la postura, “vengan y llévenselos”, garantizando así que los ahorristas podrán sacar sus dólares sin límite alguno. Según analistas de la City, esta es la actitud necesaria para enfrentar una crisis de confianza, aunque sea solo un bluf.
No obstante, teniendo en cuenta la memoria de los argentinos, con el corralito del 2001, más el cepo del 2011, diez años después, sumado a la incertidumbre electoral actual, y el no pago de las letras en dólares, el mismo es un desafío que suena imprudente. Ya que podría alimentar una corrida cambiaria contra los depósitos en dólares, como parece estar sucediendo en esta semana.
A los efectos de verificar que no se trata de un bluf, por parte de un torpe jugador de póker o truco, como primera medida hay que ver si entre el cash existente en los bancos, más el efectivo mínimo depositado en el Banco Central, se puede hacer frente al retiro de los depósitos en moneda extranjera.
Al respecto el Informe Monetario Diario del Banco Central 3/9/19, consigna que existen 30.372 millones de dólares en Depósitos en Moneda Extranjera. Contra 4.104 millones en Efectivo en los bancos, más 12.245 millones depositados en la cuenta corriente en el Banco Central, arrojando esto un total de 16.349 millones de dólares. O sea que groso modo, habría líquido 0,53 dólares por cada dólar depositado.
A su vez el último balance del Sistema Financiero al 30 de junio pasado, brinda datos en detalle que son más graves. Ya que por entonces había 15.234 millones de dólares depositados en el Banco Central, más 3.599 millones en efectivo en las entidades financieras, totalizando esto 18.883 millones de dólares de disponibilidades líquidas.
Frente a 34.419 millones en Depósitos en moneda extranjera, y 6.582 millones en Otras Obligaciones en moneda extranjera, totalizando esto 41.002 millones de dólares. Razón por la cual la liquidez sería del 0,55 dólares por cada dólar en Depósitos, pero bajaría a 0,46 si se toman todas las obligaciones en moneda extranjera.
En el final de la nota se expone un gráfico señalando la liquidez que contaba cada entidad financiera, existiendo 34 de ellas por debajo del promedio del 46 %, y otras 29 por encima del mismo, hasta llegar al 100 %.
Este agudo desequilibrio habría llevado al presidente del Banco Central Guido Sandleris, quien ni siquiera cuenta con la venia del Senado, a recomendar a los banqueros “que cobren todos los préstamos que puedan en dólares y que transmitieran tranquilidad”. E incluso prometió otorgarles préstamos en dólares, con ese objetivo.
En una ostensible actitud, en la que hay aparentemente abundancia de dólares para las personas físicas o humanas, que son las que votan en las elecciones, mientras se restringen los dólares o se defaultean, respecto instituciones o empresas. Como consecuencia de la decisión electoralista que tomó el presidente Macri, ante el dilema que le planteo el ministro Lacunza, que solo contaba con dólares para cumplir con la deuda, o con los ahorristas.
Además Sandleris les dijo a los banqueros, que iba a traer 20 mil millones de dólares en billetes para atender la demanda de los ahorristas, una suma similar a la que se estima que son las reservas de libre disponibilidad. Quedando el interrogante si estas afirmaciones que brillaron en la tapa de los diarios, solo es otro componente del bluf de un banquero quebrado, tratando de simular una solvencia de la que carece.
Lo que huele a ello, ya que por otro lado Joaquín Morales Solá, que funciona como vocero intelectual informal del Gobierno, en su programa televisivo de los lunes salió a desalentar ese retiro de dólares de los bancos, diciendo discriminativamente sin medir sus alcances:
“Si esto se mantiene, yo creo que muchos argentinos van a decir: “Es preferible tener los dólares en una caja de ahorro que tenerlos en algún lugar escondido de la casa y que algún día alguien se entere –una mucama, un chofer, un taxista, lo que fuere– y lo distribuye, y termina en manos de un ladrón’”.
Según el informe monetario antes mencionado, los préstamos en moneda extranjera trepan a 15.522 millones de dólares, y en el balance al mes de junio tenían un monto parecido (15.955). Sin tener Sandleris preocupación alguna, por lo que pueda suceder con la economía real, si se retira ese dinero de ella. Tal como como sucedió en el 2001, y como sucede desde comenzó la crisis actual, en el mes de abril del año pasado.
Ahora bien, al momento de la cancelación acelerada de esos préstamos, muchos deudores pondrán pesos para comprar los dólares, a los efectos de poder cancelar su obligación. Lo cual impactará en las reservas de divisas del BCRA, a las que supuestamente se trata de cuidar a toda costa, para preservar la actual paridad del peso y contener la inflación.
De forma tal que cumpliendo con el segmento de los ahorristas, conforme la decisión del presidente Macri, no solo se está incumpliendo con la deuda, sino que además se está atentando contra el más que precario equilibrio macroeconómico, en que se encuentra actualmente el país, que afecta a todos los argentinos.
Esto es consecuencia de haber reducido el encaje 100 del % que tenían dichos depósitos en moneda extranjera durante el kirchnerismo -con el cual inflaban la menguadas reservas pero estaban realmente disponibles para cumplir con el ahorrista- a solo el 23%, habilitando así el multiplicador bancario de los “argendólares”.
Y ahora en la crisis, no existe el dinero físico para respaldarlo, y tampoco hay forma de imprimirlos y emitirlos, para afrontar una corrida contra ellos. En economía se puede hacer cualquier cosa, menos evitar las consecuencias.
La reducción del efectivo mínimo para la moneda extranjera al nivel actual, fue dictada por del Banco Central en enero del 2016, apenas asumido el gobierno de Macri (Comunicación “A” 5893). El único director que votó en contra de esas medidas fue Pedro Biscay, quien posteriormente fue echado por el presidente Macri por “poner en riesgo la estabilidad financiera”. Cuando justamente trataba de preservarla, no alineándose a esos disparates que hoy muestran sus nefastas consecuencias.
Además a esta presión sobre dólares cada vez más escasos, se suma la posibilidad de pasar depósitos en pesos a dólares, y retirarlos a estos de los bancos. A la par de que existe una fuerte no renovación de las Leliqs, que han caído últimamente en casi 370.000 millones de pesos, equivalentes a 6.000 millones de dólares.
Ofreciendo todo esto un panorama complejo, en el cual resulta posible que el nuevo gobierno que asuma en diciembre, se encuentre con un Banco Central sin reservas. Y sin que a todos los ahorristas, igual que en el 2001, se les haya cumplido la demagógica PROmesa PROpulista “el que depósito dólares recibirá dólares”. Concretada para cuidar la base electoral de Juntos por el Cambio, y no en función de los genuinos intereses de todos los argentinos.-
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