El hoy famoso agente secreto Marcelo D’Alessio procesado por asociación ilícita por el juez federal de Dolores Ramos Padilla, que detenta una notable fortuna personal, y es pariente de personas vinculadas estrechamente con el presidente Mauricio Macri, venía desempeñándose desde dos años atrás como columnista del diario Clarín. Siendo presentado por este como un “abogado especialista en lucha contra el narcotráfico”, en la cual revela una notable enjundia, propia de una agente de la DEA. Brindando así una clara muestra del “periodismo de guerra” que lleva adelante este medio, que por la carga de violencia psíquica, moral, y verbal que implica, parece haber llevado a la temprana desaparición de quién fuera su figura descollante, Julio Blanck.
Por Javier Llorens– 4/3/2019
Marcelo Sebastian D’Alessio, nació en 1970 y es hijo del matrimonio conformado por el economista Eduardo Luis D’Alessio y la socióloga Nora Beatriz Israelson. Ambos son los dueños de ELDASA SA, previamente denominada Eduardo Luis D’Alessio SRL, conocida también como consultora D’Alessio IROL, que cuenta con muy importantes clientes como el Banco Galicia, Banco Francés, Siderar, y el Grupo Clarín, etc.
A su vez su tío, el escribano Carlos Alberto D’Alessio fue nombrado por el presidente Mauricio Macri al asumir, no solo como escribano general del Gobierno; sino que también confió la administración del supuesto “fideicomiso ciego” de sus bienes personales, a la firma Seguridad Fiduciaria S.A., que era presidida hasta ese momento por dicho escribano, y es su vez su principal accionista.
Como corresponde con las personas del entorno de Macri, el escribano D’Alessio también presidía la compañía offshore Lafibal International Corporation, radicada en Panamá, creada a través de Mossack Fonseca y actualmente disuelta. En la que se desempeñába su hijo Agustín D’Alessio como director y tesorero, según se desprende de la documentación de Open Corporates.
Por su parte su sobrino el agente encubierto D´Alessio, está casado con la ciudadana alemana María Valentina Oettel, con quien en sociedad detenta distintas firmas comerciales. Y en el allanamiento que se hizo en su fastuoso domicilio ubicado en el exclusivo country Saint Thomas Este, además de bienes muy costosos, y armas y equipos de escucha y grabación muy sofisticados, se encontraron credenciales que acreditaban su pertenencia a la DEA (Administración para el Control de Drogas) norteamericana, y vínculos con el FBI.
Con el advenimiento de Cambiemos al gobierno, D’Alessio comenzó frecuentar los programas de medios oficialistas, dedicados a hacer un obnubilado “periodismo de guerra” contra el anterior gobierno kirchnerista. Y en el 2017 hizo su aparición como columnista en la principal fuerza de choque de ese obnubilado periodismo guerrero, que es el diario Clarín. Siendo presentado en sus notas como “abogado especialista en lucha contra el narcotráfico”.
https://www.clarin.com/autor/marcelo-dalessio.html
Actualmente Clarín se refiere a él como el “falso abogado”, y recientemente publicó una nota con un facsímil de la embajada de EEUU incluida, donde esta manifiesta que D’Alessio “nunca ha tenido relación con ninguna agencia de EEUU, ni ha participado en actividad o programa alguno que involucre al gobierno de los EEUU”. No obstante que por el contenido de sus notas en Clarín, si D’Alessio no fue un agente de la DEA, merecería serlo, tal como se verá seguidamente. Aunque como se dijo, ya tiene un credencial que acredita que lo es.
Resulta obvio que esa desmentida de la embajada es boba e inconducente, dado que idéntica desmentida habría dado si D’Alessio fuera realmente un agente secreto o encubierto de alguna agencia de EEUU, o del gobierno de EEUU. Resultando además un oximorón, dado que siendo el diario Clarín el housing organ de EEUU, tal como lo pusieron en evidencia los cables de Wikileaks, difícilmente hubiese promovido por cuenta propia a D’Alessio como “especialista en lucha contra el narcotráfico”, al ser esta una de las sensibilidades estratégicas de EEUU y la DEA.
El “periodismo de guerra”
En esas funciones de agente secreto y periodista en la “Tribuna” de Clarín, a la que está muy lejos de llegar cualquiera y sin padrinos, D’Alessio evidencia haber forjado una estrecha amistad con el columnista de Clarín Daniel Santoro. Tal como se puede ver en la imagen de la portada, celebrando una fiesta entre ambos con sus respectivas esposas, y exhibiendo humorísticamente un cotillón bélico ruso alemán. En la que participan virtualmente el secretario de Redacción de Clarín, Ricardo Kirschbaum, y el CEO de este grupo, Héctor Magnetto.
A Santoro también le precede la fama de haber sido agente de la KGB o algún otro servicio de inteligencia similar, cosa que el mismo D’Alessio se encargó de recalcar. Lo cual tiene su correlato con la cancelación de su visa de ingreso a los EEUU que dispuso en el año 2010 la embajada de ese país, junto con la de otro periodista de TN. Por supuestamente haber hecho llegar a la inteligencia rusa y a través de ella a la iraní, los informes reservados que había confeccionado la CIA, responsabilizando a la República Islámica de Irán de los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel.
http://www.anbariloche.com.ar/noticias/2012/05/12/28569-sospecha-y-media
En tal sentido, también resulta sugestivo el hecho de que la actual pareja de Santoro es la ciudadana rusa Larissa Boiarkina, a quién el mismo Santoro suele presentar como “hija de un coronel de la KGB”. Todo lo cual evidencia que para practicar el “periodismo de guerra” también son necesarios los buchones, que aportan la información extraída de las cloacas de la sociedad, para emplearla como proyectiles en contra de quienes consideran sus enemigos.
Por su parte D’Alesio le atribuye a Boiarkina la esposa de Santoro, el rol de ser la principal “bruja” energética de la eterna diputada Elisa Carrió, inspirándola tanto para sus apariciones como desapariciones. La que también ha quedado atrapada y expuesta en la telaraña urdida por el agente D’Alessio, a quién ahora tacha de delirante y de pertenecer nada menos que a la “contrainteligencia de La Cámpora”. No obstante afirmar que le “pareció un informante serio”, pero sin revelar cuales fueron sus serias informaciones.
Ver Biografía no autorizada de la eterna diputada Lilita Carrió
Por su parte Santoro trata de explicar su inexplicable relación y amistad con D’Alessio, diciendo que se trata de una operación urdida contra el fiscal Carlos Stornelli, para hacer caer la causa del Cuadernogate. Apelando así a teorías conspirativas que él y su medio suelen denostar, cuando alguien trata de dar una explicación alternativa a la que sobre cualquier asunto ellos pretenden imponer.
Estas son algunas de las armas del periodismo bélico o “periodismo de guerra” practicado por Clarín, e imitado por LA NACION e Infobae, conforme el nombre que le dio en un rapto de sinceridad el fallecido periodista de Clarín Julio Blanck. En el cual como en toda guerra, la primera víctima es la verdad. Y es ejercido por periodistas mercenarios, para enfrentar el ideologizado periodismo militante, que tiene defectos semejantes.
Y opera camuflado con la doctrina jurídica de la “real malicia”, que le permite al periodista corrupto afirmar cualquier barbaridad o falsedad, siempre y cuando parezca que no lo hizo con intención dolosa, aunque esta esté oculta detrás. Y así Santoro y otros periodistas de Clarín y otros medios pueden tirar impunemente sus fake news. Pero por la carga de violencia psíquica, moral, y verbal que ella requiere, cuando es ejercida continuamente, violentando las más elementales reglas deontológicas de la profesión, parece desgastar prematuramente a los mercenarios que la ejercen.
Tal como lo evidencia la inestable salud de Jorge Lanata, que parece provenir de la “fatiga de combate” de ese gran cultor del periodismo guerrero, Y el temprano deceso de quién le dio su nombre y fue un gran general en dicha guerra, Julio Blanck.
El periodismo guerrero antinarco de D’Alessio en Clarín
El 11 de julio del 2017, en la sección “Tribuna” de Clarín, el “especialista en lucha contra el narcotráfico”, que por el contenido de sus notas si no es agente de la DEA merecería serlo, publicó su primera nota con título, “El impacto de la crisis en las adicciones”. Donde afirmaba que “la retracción de la economía llevó al adicto argentino básicamente a consumir drogas más baratas… un fenómeno que afecta a los consumidores de todas las clases sociales”.
Señalando que “el que podía consumir cocaína natural de alto grado de pureza, pasó a la cocaína sintética; el de menores recursos, a la ketamina -un ansiolítico para caballos-, a la marihuana de mala calidad; y el pobre, al paco sintético. Se estima que en la Argentina hay 800 mil consumidores de cocaína, 1.600.000 de marihuana y 420 mil de paco.”
Tras detallar la degradación que significa ese traspaso de consumo hacia drogas más dañinas psicofísicamente, D’Alesio apunta: “Un adicto de clase baja necesita $ 600 diarios para vivir, en general, su rutina sin trabajo, ni estudio, casi $ 20.000 al mes. Así vemos todos los días robos cada vez más cruentos y sin sentido. Muertes absurdas. Esos chicos antes de encontrar el fin de sus propias vidas, matan, lastiman, amedrentan, destruyen familias propias y ajenas. La crisis en el ámbito de los adictos conlleva a una migración hacia drogas exponencialmente más tóxicas. Su consecuencia directa es la inseguridad.”
https://www.clarin.com/opinion/impacto-crisis-adicciones_0_Hy3ThRRVb.html
El 9 de septiembre del 2017 en la Tribuna de Clarín, D’Alessio publicó su segunda nota con título “El marketing narco va ganando la batalla”. En ella como un agente de prensa de la DEA afirmaba: “En la lucha contra el narcotráfico estamos nadando atrás de un barco. Incautar camiones con marihuana o atacar centros de venta de paco es más que plausible, pero no es más que el 10% del problema. Estas acciones no generan una disminución del consumo pero sí un aumento de su precio interno. El Gobierno, el Congreso y la sociedad civil deberían acompañar la lucha policial contra el narcotráfico con medidas complementarias.”
Tras señalar el sustancial aumento del consumo de drogas en Argentina, su autor proseguía: “Así el marketing de los narcos va ganando frente a la ausencia de las campañas comunicacionales de magnitud dirigidas -a través de la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) a nuestros chicos para limitar el consumo. La Argentina casi ganó la lucha contra el cigarrillo. Luego de años de campañas, quedó claro que el tabaco mata. Cada caja de cigarrillo muestra un feto atrofiado o una persona con cáncer en la boca. Mientras tanto, los chicos creen que el “cogollo” o “flores” son naturales y no dañan la salud.”
Seguidamente D’Alessio señalaba “el descontrol de laboratorios y químicas que producen precursores y oxidantes para la producción de cocaína y drogas sintéticas que viene desde la mafia de los medicamentos del 2006”. Produciendo según él dos consecuencias: que localmente abunde el Paco, y que seamos “los primeros exportadores de precursores a Bolivia, Perú y Colombia a cambio de la pasta base.”
Apuntando que ello explica el bajo precio de la cocaína en Argentina, y la sobreabundancia del residuo que es el Paco, “que conlleva un nivel de delincuencia inmanejable”. La que según el autor cuenta con “la complicidad jurídico policial”. Señalando en tal sentido que no se encuentran cocinas de cocaína importantes, por la existencia de filtraciones por parte funcionarios y fuerzas de seguridad.
Acorde con oficialismo a ultranza de Clarín, el agente encubierto D’Alessio terminaba diciendo: “En síntesis: El rumbo está. No tenemos un Estado Cómplice. Brego por que no sigamos poniendo el caballo arriba del jinete. Al narcotráfico se lo combate básicamente salvando vidas. Faltan campañas, tecnología, un cuerpo de élite por provincia, campus de rehabilitación para adictos con salida laboral. Y la lista sigue.”
https://www.clarin.com/opinion/marketing-narco-va-ganando-batalla_0_H17afqe9Z.html
El 8 de enero de 2018 al agente antinarcóticos D’Alessio insistía con el tema, con la nota “Los celulares y las drogas sintéticas”. En la que decía: “La globalización… lleva al rápido reemplazo del consumo de drogas naturales por drogas sintéticas. Ahora, un fenómeno de carácter exponencial que sufren Estados Unidos y Europa llegó a la Argentina: aplicaciones para teléfonos celulares que recomiendan cómo producir drogas sintéticas y en qué proporción consumirlas día a día. Son furor en el mundo desarrollado que facilita el incremento de las drogas asociado a los celulares.”
Y apuntaba al respecto: “Mientras sólo nos concentramos en secuestrar camiones con marihuana prensada de mala calidad, provenientes desde Paraguay que terminan en millones de chicos que pueden fumarla delante un policía sabiendo que nada les va a pasar, un mundo nuevo y silencioso se está gestando en la Argentina: la creación de miles de pequeños laboratorios caseros de producción de droga sintética. Y se reproducen más rápido que los allanamientos tendientes a detectarlos.”
Demostrando ser un verdadero experto, seguidamente D’Alessio enumera las distintas aplicaciones para celulares, destinadas a “naturalizar el consumo de cualquier droga que se les pueda ocurrir”. Como el Narcocalc que “tiene un conversor para ver cómo y en qué dosis se pueden reemplazar” un estupefaciente por otro.
Y otro que muestra “en forma anticipada cómo verás las cosas una vez que hayas consumido tal o cual droga”. O el “Pictionary” de drogas que se llama Drug Efects”, u otras aplicaciones destinadas a comparar dosis y eficiencia de las pastilla de éxtasis, según su procedencia. O el juego Drug Simulator, en el que el jugador va “agarrando diferentes drogas para ganar súper poderes”.
Asegurando que mientras la producción de las drogas naturales tiene un límite, este prácticamente no existe en relación con las sintéticas. “Frente a este nuevo panorama está la Argentina donde la industria química y las droguerías se encuentran fuera de control hace al menos dos décadas. Los casos de la mafia de los medicamentos, del Sedronar “de los hermanos Zacarías”, vinculado a la re exportación de efedrina a México, y de las muertes de Time Warp, entre otros, son la cruel confirmación de la existencia de condiciones de operación de todo tipo a nivel local.”
Mostrando conocer en detalle la actividad antinarcóticos en Argentina, seguidamente contrapone toda esa actividad experimentativa y productiva “que se retroalimentan de Internet”, con el flaco accionar gubernamental consistente en: “Un curso de un par de días en el edificio Centinela sobre química orgánica 1 para funcionarios, y una capacitación exprés de algunos ministros de Seguridad provinciales en entretenidos viajes de una semanita al exterior”.
En consecuencia D’Alessio se pregunta: “Entonces, ¿qué batalla estamos dando al narcotráfico?”, afirmando que “el índice de incautación de cocaína en Canadá es de 79 puntos, mientras que en Argentina estamos en 3. Lo mismo podemos analizar con la marihuana: un camión incautado procedente de Paraguay en forma quincenal, ¿cuánto representa en el consumo diario argentino? El tema es no creernos nuestra propia fantasía. “La lucha contra las mafias” es más que loable, pero no alcanza si seguimos con los métodos actuales. El mundo cambia con una velocidad exponencial.”
Al finalizar, el experto en lucha contra los narcóticos D’Alessio, propone un nuevo campo de batalla contra las drogas a través de Internet: “mientras seguimos discutiendo si está bien plasmada la radarización o cómo se debería controlar la hidrovía, los países que asumen este nuevo desafío de las drogas sintéticas se están dotando de varios programas informáticos que mediante complejos logaritmos pueden analizar simultáneamente a millones de publicaciones de Instagram, Facebook, foros, y hasta supuestos grupos de personas conectadas jugando on line un juego de la Play Station 4.”
“Fotografías, textos, voces, compras u objetos ostentados que no coinciden con el sistema de cuentas tributarias, personas que vuelan hacia la Argentina que no podrían pagar su pasaje… Ese es el mundo actual que debemos analizar. Esta vez, todavía podemos reaccionar a tiempo”.
https://www.clarin.com/opinion/celulares-drogas-sinteticas_0_S1DIJ1nXz.html
Medio año después, el 10 de junio de 2018, el agente antinarcóticos D’Alessio se despachó en la Tribuna de Clarín con su cuarta nota, con título “Cómo el Estado termina impulsando un aumento en el precio de la droga”. En su copete decía: “Mientras el consumo crece exponencialmente y faltan campañas de prevención adecuadas, la errática gestión de control del narcotráfico tiene los efectos de un gol contra.”
En su comienzo, haciendo un paradojal elogio al actual gobierno D’Alessio decía: “El crecimiento de la incautación de drogas de las fuerzas de seguridad dirigidas por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, incrementó paradójicamente el kilo de la cocaína en la Argentina que pasó de US$ 5.000 con el inicio de la gestión Macri a los US$ 6.550 actuales. Esta exitosa “batalla” provoca que los adictos o delincan más para obtener la misma dosis diaria o, en su defecto, opten por consumir drogas más baratas, y por ende más tóxicas.”
Con el adorno de una foto que involucra a la embajada rusa con el narcotráfico, típico de la predica pro norteamericana de Clarín, D’Alessio prosigue diciendo: “Entonces la “guerra” requiere de un master plan. La primera batalla, por ejemplo, sería la que hay que dar dirigida a la población de chicos que aún nunca han probado algún tipo de droga.”
“Ya existen 140.000 chicos que consumen paco y la edad de iniciación bajó de 8 a 7 años. Son la reserva para que los narcos contraten “soldaditos” por pocos pesos. Otra contienda simultánea debería ser la dirigida desincentivar a los 1,8 millones de argentinos que consumen marihuana y la mitad que consume cocaína”.”
Seguidamente D’Alessio apunta que “no se ven plasmadas campañas publicitarias, desde el Sedronar, tendientes a convencer a quienes aun hoy no están consumiendo para que no lo hagan por primera vez… Analizando los índices de consumo y de tasa de incorporación de adictos, parecería que si hay programas actuales diseñados a tal fin, sería hora de replantearse todo. Porque nada puede estar saliendo peor.”
A continuación considera inútil el combate contra el dealer de una manzana, de una ciudad, o de una villa, diciendo: “El consumo no va a alterarse ni en un ápice. Alguien ocupará su lugar, y en el peor de los casos, el precio de ese alcaloide aumentará, tendiendo seguramente a aumentar el nivel de siniestralidad para obtener la misma dosis, pero a un precio superior.” Y lo mismo opina respecto que se publiciten los volúmenes de drogas incautados, que “nos dicen muy poco, si no se las compara con los volúmenes tranzados, sea para consumo local o para su exportación”.
Sin embargo como un predicador de la DEA, acaba la nota diciendo: “La buena noticia es que el futuro está todo por hacerse. Por respeto a los que diariamente sufren la inseguridad. Por quienes tienen un familiar que murió bajo el fuego de un chico pasado de paco. Por aquellos padres que rezan todos los fines de semana que sus chicos vuelvan sanos de bailar: el tiempo es ahora”.
https://www.clarin.com/opinion/gobierno-termina-ayudando-aumente-precio-droga_0_HkjPxr_eX.html
El 7 de septiembre de 2018, el especialista en la lucha contra los narcóticos propio de un integrante de la DEA, publicó en la Tribuna de Clarín su quinta nota, con título “El ranking de los negocios ilegales del mundo.” En cuyo copete decía: “Lideran las falsificaciones y los estupefacientes. China produce el 74% de las primeras, a nivel mundial y con productos que van desde ropa y tecnológicos hasta farmacológicos. En el tercer lugar: el triste negocio con los inmigrantes y refugiados.”
Mostrando la pata de la sota de agente norteamericano, D’Alessio involucró directamente en la cuestión a la República de China, la adversaria de EEUU, apuntando: “Curiosamente usted, tal vez sin saberlo, es consumidor del negocio clandestino más importante en nuestro mundo: el de las falsificaciones. Con ventas por U$S 1.4 trillones en 2017, las imitaciones superaron en un 54% al volumen estimado del narcotráfico. Los estupefacientes fueron desplazados por los productos chinos al segundo lugar del podio. China produce el 74% de las falsificaciones mundiales.”
Detalla seguidamente la actividad falsificatoria desarrollada desde China, que abarca marcas como Nike, Adidas, Samsung, y Sony, llegando hasta el Viagra y la venta de crudo ilegal. Tráfico que según D’Alessio antes lideraban Irán y Rusia, otros notables adversarios de EEUU. A quién por el contenido de sus notas, D’Alessio evidentemente sirve.
Asegurando seguidamente que el tercer negocio ilegal detrás del narcotráfico, es “el cruento negocio de los migrantes y refugiados… que explota a niveles insospechados la desesperación de ciudadanos que huyen por problemas políticos o de la hambruna de su región.”
Apuntando que las embarcaciones que los llevan, tienen tres destinos. Tocar la costa europea. Naufragar ante la primera tormenta por su sobrepeso. O “el hundimiento deliberado del barco repleto de seres humanos encerrados en su bodega, a fin de perfeccionar cuanto antes la estafa previamente planificada, sin que aparezcan cadáveres en la superficie del mar Mediterráneo. Obviamente, al menos el 60% tiene que llegar a destino para seguir incentivando el negocio y sostener la tarifa.”
Apunta que de “Siria han huido 6,5 millones de habitantes en los últimos tres años”, pero nada dice de la feroz guerra civil desencadenada allí por la injerencia de EEUU, mediante impulsar insurrecciones demenciales como la del ISIS. Ni tampoco la injerencia de este o sus aliados en Afganistán, Sudán del Sur, y Yemen, que aportan el grueso de los migrantes restantes. Y mostrando nuevamente la pata de la sota con la bandera de franjas y estrellas, D’Alessio señala que “este negocio está comandado por empresarios vinculados a Hezbollah, y al movimiento de resistencia islamista Hamás”.
Ver La demencial guerra de los gasoductos pasa por Siria, atizada desde Qatar y por Occidente
Y la sigue con el tema, al señalar seguidamente a “los grupos radicalizados iraníes, sirios y libaneses de Ciudad del Este o de Montevideo”. A los que se debe “monitorear sobre todo sus acciones comerciales con apariencia legal, pero ese es un tema para desarrollar en otra oportunidad”.
Dándole prioridad a las falsificaciones que “siguen arribando básicamente al país desde China y Tailandia en forma directa.” Y a “la marihuana procedente de Pedro Juan Caballero (Paraguay) que se encuentra bajo la predominancia brasilera tanto del PCC (Primer Comando de la Capital) y del Comando Vermelho, como el caso de la Pasta Base proveniente de Bolivia y Perú”. Que no han disminuido “pese al gran esfuerzo de incautación del actual Gobierno”.
“El consumo de estupefacientes se ha disparado casi con independencia del nivel socioeconómico de la población. La mayor incautación explica eficiencia, pero a su vez que falta un master plan para disminuir tanto la cantidad de adictos, como para poder proteger a aquellos chicos que aún no han probado algún tipo de estupefacientes.”
Seguidamente, tras señalar “un pico de ingreso de nigerianos y somalíes”, el agente D’Alessio vuelve a su cantinela antichina diciendo: “la estructura más preocupante continúa siendo la vinculada al ingreso de ciudadanos chinos a través de una organización que se encuentra en Argentina, donde incluso controlan y coaccionan a los recién “documentados” que se oponen a continuar pagando una suerte de canon al clan.”
“Un dato curioso es que uno de los líderes de esta organización no es chino, sino coreano. Como veremos, la “globalización del mal” nos toca más de cerca de lo que imaginamos.” Matizando así D’Alessio el concepto yanqui de las “potencias del mal”, con el que los presidentes norteamericanos como George W. Bush y Donald Trump, suelen referirse a los adversarios que enfrentan.
https://www.clarin.com/opinion/ranking-negocios-ilegales-mundo_0_HyfbN71_X.html
Recientemente el 18 de enero de 2019, pocos semanas antes de quedar procesado y detenido por extorsión y asociación ilícita en la causa que lleva adelante el juez federal de Dolores Ramos Padilla, el experto en lucha contra el narcotráfico publicó su última nota en la Tribuna de Clarín, con título “Inseguridad, el consumo de drogas, detrás”, adornada con la siguiente imagen.
En ella su autor afirmaba: “La inseguridad no se combate solo creando un régimen penal juvenil, cambiando las reglas de uso de las armas de fuego de la policía o combatiendo a los narcotraficantes. También se combate con campañas de prevención del consumo de drogas que debería hacer la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico (conocida como SEDRONAR)”.
Y se quejaba diciendo que “el gobierno gasta millones de pesos en prevenir el dengue y poco en intentar frenar el aumento del consumo de drogas. Nuestros jóvenes creen que fumar marihuana, por ejemplo, es menos peligroso que fumar cigarrillos que sí saben por las campañas publicitarias que producen cáncer”.
Afirmando que “el consumo exponencial de drogas por parte de los argentinos es uno de los factores que explican el aumento de la inseguridad. El 20% de la población consume alcohol en forma desmedida, alcaloides o medicamentos no recetados. Estos tres factores explican tanto los accidentes como los robos, u homicidios en ocasión de robo. Los femicidios, abstrayéndonos de la matriz cultural, también suelen estar ejecutados bajo esas circunstancias vinculadas con algún tipo de adicción.”
Pronosticaba en consecuencia que “en el mediano plazo ese consumo de estupefacientes que se ha literalmente disparado en los últimos 15 años, conllevará a una población cada vez con menos oportunidades laborales, más violenta y con menos profesionales. Mientras que los alumnos de universidades privadas consumen semanalmente, en las llamadas Raves, metanfetaminas (Extasis y LSD), los chicos de clase baja aspiran hasta 20 dosis diarias del residuo de la elaboración del clorhidrato de cocaína (el paco).”
“Drogas para ricos y drogas para pobres, y en el medio una oferta de marihuana de bajísima calidad paraguaya (se la llama “prensada al 25”) que consume diariamente la gran mayoría de los adictos argentinos. La marihuana (o Cannavis Sativa) es un depresor del sistema nervioso central. Quienes la consumen, después de tres años presentarán actitudes más apáticas y tendrán cerebros menos inteligentes fruto del daño de sus neuroconductores.”
“Quienes usted ve fumando paco en la “puerta” de una villa, es porque ese chico ya fue expulsado de su hogar y de su propio barrio. Es ahí donde empiezan robando para costear su droga. Es decir, que cuando usted los ve inhalando en la calle, ya consumen hace tiempo y el Estado no se encuentra tal vez muy focalizado en intentar salvarlo. Emparentar la ley de drogas con la de salud Mental ayudaría a rescatar a esos “zombies invisibles” de la calle y evitar que terminen trabajando de “soldaditos” de los narcos o de las fiestas electrónicas”.
“En el caso de las drogas “sintéticas” destinadas a la clase alta, producen una fibrilación ventricular por falta de sodio en el medio de la fiesta electrónica. El aumento del ritmo cardíaco junto con la presión arterial y el aumento de la temperatura corporal, provoca que los chicos tengan que vivir tomando agua y obviamente orinando. En ese proceso es donde la carencia de sodio puede terminar con la vida de muchos jóvenes alimentando la inseguridad, si sigue habiendo pocas campañas de prevención.”
https://www.clarin.com/opinion/inseguridad-consumo-drogas-detras_0_qJ5ZmEbuU.html
D’Alessio no obstante su enjundia respecto las drogas y el narcotráfico, no se pregunta en manera alguna porqué vastos sectores de nuestra sociedad mundial pos industrial y posmoderna, afincada supuestamente en la racionalidad, de la clase que sean, necesitan imperiosamente del consumo de estupefacientes para poder vivir, y solo se centra en la lucha contra el narcotráfico.
Por lo cual sí Marcelo Sebastian D’Alessio no es un agente de la DEA, por esa impronta y el contenido de las seis notas que publico en Clarín, medio que se encarga de dar un llamado de atención norteamericano a los problemas argentinos, la DEA debería incorporarlo en sus filas, máxime si ya cuenta con un credencial de ello.-
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