Parafraseando a Hamlet se podría decir que hay algo podrido, no en Dinamarca, sino en Neuquén. Donde el resultado de las elecciones mediante un flamante voto electrónico, no se corresponde con las encuestas previas, ni con las potencialidades de los candidatos, ni con la boca de urna realizada por una empresa española. A la par que se denunciaban notables anomalías en la concreción del voto electrónico, disfrazado como Boleta Unica Electrónica (BUE) de Vot.ar, que posibilita la existencia de un fraude de índole psico-técnico. Deparando esto un más que dudoso resultado, que dio un nuevo triunfo al MPN (Movimiento Popular Neuquino) invicto a lo largo de 60 años. Y un gran alivio al Gobierno nacional que temía el impacto de un triunfo del kirchnerismo peronismo, en el primer sufragio en este año electoral. En la provincia donde está ubicado el megayacimiento de Vaca Muerta, en el que ha depositado sus esperanzas para salir del enorme atolladero de la deuda externa en que ha incurrido.
Por Javier Llorens – 24/3/2019
El video de los Simpson en el que Homero procura votar por el demócrata Barack Obama, y la maquina electrónica insiste una y otra vez en adjudicarle su voto al republicano Mitt Romney, hasta que al final la maquina lo devora, lo tritura y expulsa, es lo que inusitadamente se constató reiteradamente en las recientes elecciones llevadas a cabo en la provincia de Neuquén el 10 de marzo pasado.
Coincidiendo esto con un resultado electoral totalmente imprevisto y anómalo. Que no se compadecía con las encuestas previas; ni con las potencialidades electorales de los candidatos intervinientes según sus antecedentes; ni con el resultado de boca de urna que publicó una consultora española de antecedentes impecables, que anunció un triunfo del peronismo unido, con una diferencia sobre el oficialismo similar a la que este se impuso sobre el peronismo unido, según el resultado del escrutinio provisorio.
Este resultado absolutamente anómalo con el contexto, habría sido obtenido con un agujero psicotécnico o piripipi en jerga de lunfardo, que tiene el sistema de voto electrónico empleado, con las máquinas BUE de Vot.ar, del que luego no quedan rastros. Basado en forma inadmisible, no obstante el error cero que debe tener un sistema informático con integridad referencial, en aceptar implícitamente que las maquinas puedan cometer error, y adjudicar el voto a otros candidatos.
Para lo que el protocolo de votación requiere inusitadamente, la concreción por parte del votante de un primer escrutinio. Consistente en verificar en condiciones psicofísicas disminuídas, pasando de un nivel visual grande a uno textual muy diminuto, si la maquina imprimió correctamente el voto. Verificación que no es concretada por todo el electorado, especialmente por quienes están desinteresados en la política y obligados a votar. Que además presenta barreras físicas, para los que padecen de presbicia, vista cansada, o cataratas, con dificultades para ver a corta distancia, y para los que no están familiarizados con la lectura, etc.
El núcleo de la triquiñuela se basa en consecuencia, en aceptar que una máquina electrónica puede no tener error cero, siendo esta su cualidad esencial. Y que la verificación humana debe tener error cero, no obstante que “errare humanum est”. Y esta condición de error propia de los humanos, es la que posibilita que pase desapercibido el error supuestamente no deliberado, de la maquina electrónica que no debería errar.
De esta manera sin dejar rastros, en una alianza entre el piripipí de las máquinas BUE y la insuficiencia en el primer escrutinio del votante, se habrían podido transferir en las recientes elecciones en Neuquén, 25 mil y pico de votos, equivalente al 7 % de los votos válidos emitidos y al 5 % de la población neuquina.
Desde la alianza peronista, que en el escrutinio apareció en el segundo lugar, encabezada por Ramón Rioseco UC – FN (Unión Ciudadana – Frente Neuquino) hacia la colectora que apareció como ganadora, encabezada por el MPN (Movimiento Popular Neuquino) que llevaba como candidato al gobernador en ejercicio Omar Gutiérrez.
El voto electrónico disimulado como BUE
La historia del voto electrónico en Argentina es tortuosa. En el 2014 el Gobierno de la CABA del PRO, encabezado por el actual presidente Mauricio Macri, con el apoyo del Frente para la Victoria y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, logró gambetear a la Legislatura para la aprobación del voto electrónico.
Lo reglamentó por decreto, disfrazándolo bajo el nombre de Boleta Unica Electrónica (BUE) presentándolo como simples impresoras de boletas. Lo cual origino la renuncia a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia, del juez José Osvaldo Casás, el mismo día en que ese tribunal rechazó el planteo de inconstitucionalidad interpuesto por la UCR contra ese decreto, por haberse evitado el debate en la Legislatura.
Así comenzó el tortuoso camino de la Boleta Unica Electrónica (BUE) con la marca comercial Vot.ar, pergeñado por la empresa que tiene el sugestivo nombre de Magic Software Argentina (MSA). No obstante que la patente que obtuvo esta para su explotación, lleva por nombre “Método de voto electrónico”, y toda la publicidad que había realizado hasta el 2015, se refería a “voto electrónico”, llevando esta misma leyenda las boletas destinadas a esos efectos.
MSA pese presentarse 100 % argentina, tuvo su origen en Israel. Al crearse en 1983 Mashov Software Export (MSE) una de las mayores empresas de desarrollo de software del mundo, proveedora de soluciones informáticas para grandes corporaciones, entidades públicas, y las Fuerzas de Defensa Israelíes. Al internacionalizarse en 1991, cambió su nombre por Magic Software Enterprises, siendo sus principales accionistas Denver Investment LLC, Harel Assurance LTD, Renaissance Technologies LLC, Menta Capital LLC y Edmond de Rotschild Holding SA.
Luego en 1995, nació Magic Software Argentina, con la denominación MSA SRL; sociedad integrada por Sergio Osvaldo Orlando Angelini y Alejandro Poznansky. Dedicada a importar, adaptar y comercializar en Argentina sistemas informáticos, y a representar y ser mandante de Magic Software Enterprises y otras. Pasando en 1998 a ser MSA Magic Software Argentina SA.
Estas máquinas de voto electrónico de Vot.ar habían sido implementadas desde el año 2009 en la provincia de Salta, bajo la férula del gobernador Juan Manuel Urtubey, quien hasta la fecha se convirtió en el más activo lobista de MSA. Y luego, a partir de que la ciudad de Buenos Aires -quizás por compartir la sigla BUE- las adopto en el 2015, pasaron a ser autorizadas en otras provincias.
Como Córdoba, que aún no lo implemento, por lo costoso que resulta. Y Neuquén que las aprobó por ley de la Legislatura a fines del año 2016. A la par que fracasaba la notable y ferviente campaña que desplegó Cambiemos, para tratar mediante una ley de aprobar el uso de la BUE en las elecciones nacionales. La que finalmente no prosperó, por la oposición del peronismo en el Senado de la Nación.
Pero casualmente en el 2015, las BUE de Votar habían sido implementadas en Neuquén para las elecciones municipales de ese año. Con las que el hombre fuerte de Cambiemos Horacio “Pechi” Quiroga, logró ser reelecto como intendente en una elección que se anticipaba polarizada. Con las que no obstante logró imponerse con el 38 % de los votos, frente al 30 % del MPN, tras haber sido duramente derrotado en elecciones a Gobernador quedando en el tercer puesto. Habiendo sido previamente Quiroga cuestionado por la forma precipitada en que implementó el voto electrónico, rematada con la adquisición directa de las máquinas BUE de Vot.ar.
Las notables criticas al voto electrónico
El voto electrónico está muy lejos de imponerse en el mundo. Holanda y Alemania lo abandonaron, declarándolo este último país inconstitucional, al no poder ser verificado todo el proceso por el ciudadano común. Y por su parte en EEUU al máximo nivel que se ha llegado, es a la lectura óptica de boletas en papel.
Entre los incontables informes adversos respecto su por parte de expertos informáticos, está el del doctor en Ciencias de la Computación y profesor en la FAMAF (Facultad Matemática, Astronomía, Física y Computación) de la Universidad Nacional de Córdoba, Javier Blanco. Quien cuestionó que se pretenda emplear estas tecnologías en el corazón mismo del acto electoral, señalando también lo costoso de ella, que supera más de cinco veces el sistema tradicional, siendo por ende otros de los tantos negociados de la política.
“La emisión del voto es un proceso cuya garantía de transparencia está dada por la estructura física de la urna y del papel. Introducir, en ese espacio tan delicado, máquinas que procesan información y cuyo funcionamiento es opaco para el votante que desconoce –y no tiene forma de saber– cómo opera esa computadora, puede ser muy riesgoso. Se da la paradoja en la cual, para proponer mayor transparencia a la votación, se introduce un sistema absolutamente opaco en el núcleo de ese proceso”.
“Lo que hay acá es un fetichismo tecnológico. Es considerar que la tecnología de la información tiene propiedades que no tiene, como la transparencia, cuando los informáticos que trabajamos en estas cosas sabemos y denunciamos que esa transparencia tan mentada no existe. También se pueden quemar urnas electrónicas. Es más, se pueden quemar de maneras mucho más fáciles, a distancia, casi imperceptiblemente”.
Al respecto una auditoría informática realizada por el ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires) sobre las BUE Vot.ar, informó que esta aplicación electoral cuenta tanto con código abierto como con código cerrado, que resulta inaccesible para saber que contiene. Y que MSA no brindó ninguna información respecto el código fuente, ni sobre la arquitectura del sistema, y no proveyó siquiera los manuales de procedimiento.
Con solo ver el instructivo para presidentes de mesa de las BUE, queda claro que no se trata de meras impresoras, sino que son a secas máquinas de voto electrónico, con las que se cumple todo el proceso electoral. Desde la confección del Acta de Apertura de la mesa, con la introducción en ellas de los nombres de sus autoridades de mesa, previo encender la máquina y cargar el software que viene en un CD, hasta al Acta de cierre del Escrutinio.
Pasando por la votación con ellas de cada uno de electores, comenzando por las autoridades de mesa, quedando registrado el voto en los chips que tienen las BUE; la confección del Acta de Cierre de mesa y Escrutinio, con la contabilización de los votos obtenidos; y el Certificado de Trasmisión de Resultados y los Certificados de Escrutinio. Para a continuación en una maquina similar efectuar la Trasmisión de Resultados de cada una de las mesas, con la que también se confecciona el Certificado de Trasmisión del Escrutinio, correspondiente a cada centro de votación.
El piripipí de la BUE
Se trata en consecuencia de sucesivas secuencias informáticas, donde la mano picara de los hackers o los mismos programadores del sistema pueden intervenir, sin dejar rastros, ya que los CD empleados en la votación vuelven a sus manos. Insertando por ejemplo la instrucción en el software provisto con el CD, para que en determinadas mesas de votación o cantidades de ella, cada tantos votos a favor del partido A, deben salir tantos votos para el partido B, sea cual sea el partido elegido por el votante en esos momentos. Algoritmo que muere en la máquina una vez apagada, sin dejar rastro alguno.
Piripipí es la denominación que en el lunfardo argentino se da al utensilio conque los taxistas deshonestos hacen avanzar el reloj del taxi a los efectos de abultar la cuenta del viaje. Lo cual tiene poca diferencia con la práctica del comerciante deshonesto, de agregarle rubros no provistos a las facturas para hinchar su monto, con la esperanza que pasen desapercibidos.
Este posible piripipí del cambio de voto de la BUE, que puede ser disimulado atribuyendo el error al votante, no a la máquina, supuestamente debe verse contrarrestado por el escrutinio que el mismo votante debe hacer de su voto, tras la impresión del mismo en el dorso de la BUE.
Escrutinio proviene de “scrutar”, que etimológicamente se refiere a revolver la basura o scrute -sin que esto sea una alusión a la calidad del voto en Argentina ni del candidato votado- para acabar significando inspeccionar, indagar.
Y es en este punto álgido del primer escrutinio del votante, donde se produce un notable salto en la calidad de la información brindada a este, con el cambio de las semiosis visual de la pantalla grande, a una semiosis textual en la diminuta BUE. Que dificulta notablemente el escrutar, y permite que el piripipí pueda tener éxito.
Tal como le sucede al pasajero de un taxi, que para darse cuenta de que el conductor está accionando el piripipí, debería ir mirando hipnóticamente el reloj taxímetro. Y percibir así los saltos veloces que el piripipí le provoca, cosa que no hace él común de los pasajeros, y por eso su uso es exitoso. De similar manera que un deudor debe revisar prolijamente las cuentas, para evitar que le meta el perro un comerciante deshonesto.
La siguiente imagen es una captura de pantalla de las BUE de Vot.ar, empleadas en la elección de Neuquén. Ella muestra los candidatos a gobernador y vice, con una notable semiosis visual, en donde están las imágenes de los candidatos, con el color y el logo de las alianzas o partidos, además de sus siglas. En la que también se aprecia que el oficialismo se las ingenió para saturar la pantalla con sus colectoras, apareciendo así repetidamente la figura del gobernador y candidato Gutiérrez, en cinco de los once recuadros que ella muestra.
En total contraste, en la impresión del voto en el dorso de la diminuta BUE, empleando para ello una económica impresora térmica de bajísima calidad de solo texto en blanco y gris oscuro, desaparece enteramente no solo la semiosis visual y el color, sino también las siglas de cada agrupación. Figurando solo el número de lista de estas, tal como se puede ver en la siguiente imagen, con un tamaño diminuto. Y son aún más pequeñas le letras con el nombre de los candidatos. Además la durabilidad de la impresión es muy baja, porque el desgaste del papel y las temperaturas altas, hacen que se borre rápidamente el texto escrito en el mismo.
Por su parte el control del voto empleando el sistema previsto en la máquina BUE Vot.ar para ello, acercando la BUE a determinada parte de ella, no visualiza la imagen seleccionada previamente en la pantalla con toda su semiosis visual, sino que amplia muy poco el texto impreso en la BUE, tal como se puede ver en la siguiente imagen.
En consecuencia ese cambio de una simiosis visual amplia, a un texto reducido y truncado en sus siglas, requiere de una apercepción, que en filosofía se refiere a una percepción atenta, clara y consciente. Que es propia de un fiscal de mesa militante político, y está lejos de ejercerla íntegramente un votante apurado en la cola por los que vienen detrás. En una población compelida al voto obligatorio, con extensos sectores desinteresados en la política, e incluso enconados con ella, por las decepciones que ha soportado.
La que además a partir de los 45 años, comienza a desarrollar serios problemas de presbicia y cataratas, que impiden la vista a corta distancia, alcanzando estas deficiencias oculares casi a la mitad de la población, agravadas actualmente por el uso intenso de los celulares. En la cual amplios sectores de la clase baja tiene también problemas de lectura y comprensión textual.
Este es el defectuoso lado humano de la cuestión, al que se le pretende asignar error cero. Y por otro lado a la máquina informática de error cero, curiosamente se las exime de esta cualidad de doble manera. Permitiendo por un lado que el votante imprima la cantidad de BUEs que quiera, sin llevarse registro alguno de ello, como es el caso en la CABA, que estableció que el voto se ejerce recién cuando se lo ingresa a la urna (minuto 7:45 del instructivo). Dejando así abierta en forma ambigua, que el error pueda provenir de la máquina o del votante.
Y previendo por otro lado la sustitución de la máquina, si se empeña en cambiar el voto o por otras fallas (minuto 8:53 del instructivo) no obstante que el problema estaría en el software que viene en el CD y no en el hardware. Y en tal caso lo que habría que hacer es paralizar la votación, y abandonar ese sistema de votación, al ser inadmisible la inexistencia de error cero en un sistema informático.
La cual además cuenta con capacidad de aportar datos a quienes la programan, mediante contabilizar la cantidad de votantes que verifican efectivamente su voto en ellas. Y así poder saber los márgenes que cuenta el fraude con el piripipí, de asignar el voto a otro candidato, y la posibilidad que el mismo quede validado y siga su curso en la votación, sin que el votante se dé cuenta.
En el caso de la provincia de Neuquén, ante los cientos de denuncias de fallos en las máquinas en la impresión del voto, a mitad del comicio la Junta Electoral dispuso, sin la generosidad de la CABA, que quien no había podido votar por ese motivo, pudiera hacer otro intento por una única vez. Pero igual que la CABA, sin llevarse registro alguno de ello.
Y al respecto, es notable el énfasis que puso en distintos reportajes el firmante de ese comunicado, Roberto Germán Busamia, presidente también del Tribunal Superior de Justicia, señalando que el responsable del error sería el votante y no a la BUE Vot.ar. La que incluso puede ser programada para que no repita el piripipí dos veces seguidas, y así evitar quedar en evidencia.
María Esperanza Casullo, politóloga y profesora de la Universidad Nacional de Río Negro, se refirió a Chequeado.com sobre el sistema de las BUE en Neuquén diciendo: “Se convierte en una caja negra. Nadie puede dar cuenta de por qué fallaron las máquinas. Todos los sistemas pueden fallar pero me parece inadmisible que el ciudadano desconozca por qué deja de funcionar”. Y tras expresar que las anomalías no fueron “sistémicas” pero sí “innegables”, concluyó: “No generó ahorro de tiempo, más confianza, ni más seguridad, y generó una situación de sospecha, algo que nunca había pasado”.
Los números del piripipi de la BUE
Es evidente que piripipí de la BUE, consistente en que la maquina cambie el voto, y requiera del descuido o error humano para que el fraude culmine exitosamente, no posibilita un fraude masivo, como para hacer ganador a un perdedor neto. De la misma manera que el piripipí de los taxímetros no puede transformar un viaje de unas cuadras, en un viaje de kilómetros, lo que además pondría en evidencia la estafa.
Pero si resulta eficaz para desnivelar en una situación balanceada, o nivelar una situación desbalanceada entre dos contendientes. Con la ventaja que en tal caso, el voto que se le resta a un contendiente y se lo suma al otro, vale doble para hacer la diferencia.
Esto se puede apreciar con el resultado del balotaje en la elección para el jefe de la CABA en el año 2015, en el que competían Horacio Rodríguez Larreta del PRO, y Martín Losteau de ECO. En el cual el PRO se impuso con un porcentaje del 51,6 % contra 48,4 % de ECO, con una diferencia de solo 54.855 votos, habiéndose emitido 1.667.905 voto válidos.
Si se supone que la mitad de esa diferencia, 27.427 votos, fueron votos que con el piripipí de la BUE se quitaron a ECO y se traspasaron al PRO, concretándose así la diferencia de los 54.855, estos representan solo el 1,6 % de los votos válidos emitidos, el 1,1 % del total del padrón, y el 0,9 % de habitantes de la CBA. O sea un porcentaje mínimo, muy inferior al margen de descuido o error que pude existir en una comunidad policlasista, con muy distintos niveles culturales y de salud, y de interés o desinterés por la política.
El haber apelado a este recurso para poder imponerse electoralmente ese año crucial, que despertó notables denuncias de anomalías e irregularidades, explicaría porque Cambiemos en el año 2016 desplegó una formidable campaña como si se tratara de vida o muerte, para hacer extensivo el uso de la BUE Vot.ar a las votaciones nacionales. Trascartón de que Macri también se consagrara presidente en el balotaje presidencial de ese mismo año, paralelo al de Rodrígez Larreta, por una diferencia aún menor. Con 51,3 % de los votos a su favor, contra el 48,7 % a favor de Daniel Scioli.
En el caso de las recientes elecciones en Neuquén se registran números absolutos parecidos, pero lógicamente en un padrón mucho más reducido. Donde la diferencia a favor del gobernador en ejercicio Gutiérrez del MPN, fue de 51.174 votos sobre el candidato Rioseco de UN – FN.
Si se supone que la mitad de esa diferencia 25.587 votos, fueron votos que con el piripipí se birlaron a UN – FN y pasaron al MPN, concretándose así la diferencia de 51.174 votos, estos representan solo el 6,9 % de los votos válidos emitidos, el 5,2 % del total del padrón, y el 3,7 % de sus habitantes.
Un porcentaje que también está ampliamente dentro de los márgenes del error humano, el cual en determinadas actividades específicas se lo pondera en el orden del 20 %. Siendo mayor aún en una sociedad urbana y rural que está en condiciones socioeconómicas, culturales, y sanitarias, bastante más deplorables que la porteña. Y buena parte de ella no está habituada al voto electrónico, que había inaugurado Quiroga el candidato de Cambiemos en la ciudad de Neuquén cuatro años antes.
Las otras evidencias del fraude neuquino
El contexto de la situación electoral, y la potencialidad de los candidatos de UC – FN, que estuvo lejos de cumplirse conforme sus antecedentes, es otra notable evidencia que señala la existencia de un fraude notable con el piripipí de la BUE. La fórmula de ese frente que llevaba a Rioseco como gobernador y a Darío Martínez como vicegobernador, había obtenido en listas separadas en las elecciones legislativas del 2017, el 18,09 % y 19,31 % respectivamente.
Es cierto que en política las sumas no son lineales, pero esta ponía al frente UC – FN en un nivel potencial de un 37,4 % del electorado, con 141.520 votos posibles. Levemente superior a los 141.255 votos con que Gutiérrez se consagró gobernador en el 2015, con el 40,6 % de los votos válidos. Por lo que de entrada la elección para gobernador en el 2019 aparecía muy pareja.
A esto se sumaba la división del MPN, por el empecinamiento del ex gobernador Jorge Sosbich perteneciente a este partido, en concurrir por su cuenta como candidato a gobernador, con el partido Demócrata Cristiano. Y según Clarín fueron inútiles los intentos del gobierno neuquino y el nacional, para lograr que Sosbich bajara su candidatura. No obstante haberlo tentado este último con una embajada.
https://www.clarin.com/politica/jorge-sobisch-baja-complica-mpn-pelea-gobernacion_0_UTXbzB1Td.html
Por ello en vísperas de las elecciones, los grandes medios oficialistas resaltaban la preocupación del gobierno nacional por la posibilidad de que UC – FN kirchnerista peronista diera el batacazo. Nada menos que en la primera elección del año, con un fortísimo impacto en la opinión pública.
Agravado por el hecho de que en esa provincia está el megayacimiento de Vaca Muerta, para cuya puesta en explotación el gobierno nacional y el provincial del MPN de Gutiérrez, operan en tándem a favor de las multinacionales petroleras que están realizando cuantiosas inversiones allí, subsidiadas por el estado nacional. Con la esperanza por parte de este, de poder pagar el feroz endeudamiento en el que ha incurrido, con la explotación de ese mega yacimiento.
Por contrario el candidato Rioseco, oriundo de Cutral Co, había sido un tenaz opositor a la privatización de YPF. Y luego fue uno de los líderes de las puebladas de Cutral Có y Plaza Huincul, conocidas como “cutralcazos”, sucedidas en 1996 y 1997, que instalaron la modalidad de los piquetes en las rutas y calles argentinas.
Por lo cual la posibilidad de que un personaje con los antecedentes de Rioseco llegara a gobernador, no solo preocupaba enormemente al régimen del MPN, que se vería desalojado del poder. Y al gobierno de Macri, por razones políticas, macroeconómicas, y financieras, hablándose incluso que el dólar podría dispararse a $ 60, si se daba un triunfo kirchnerista peronista.
Sino también a las multinacionales petroleras, y sobre todo a los megabanqueros internacionales que han prestado a mansalva al actual gobierno, teniendo como garantía de cobro el producido de dicho megayacimiento. Razones todas que podrían explicar la decisión de llevar adelante a ultranza el fraude en Neuquén con las BUE de Vot.ar, por parte del gobierno nacional y provincial.
El sospechoso resultado de la votacion
Frente los guarismos antes expuestos, el resultado de la elección puede reputarse absolutamente anormal. En primer lugar, el cabeza a cabeza entre UC – FN de Rioseco y MPN de Gutiérrez, anunciado por respetados encuestadores, estuvo muy lejos de producirse.
Por el lado del frente UC – FN se puede decir que esa promisoria unión resultó un fiasco total, dado que solo obtuvo 96.172 votos, un 26,1 % del total. O sea 45 mil votos menos y un 11 % por debajo de lo que cabría esperar conforme los antecedentes de 2017. Habiendo incluso mermado 12.458 votos con respecto los 108.620 que Rioseco había obtenido en el 2015 para la misma candidatura a gobernador, enfrentando a Gutiérrez.
En cambio su nuevamente contrincante Gutiérrez, se puede decir que hizo una elección brillante. Ya que obtuvo 147.346 votos, más de seis mil votos más que en la anterior elección para gobernador, y un 39,92 % del total. Con una diferencia de 13,86 % sobre UC – FN, ampliando la diferencia de 9,31 % que había obtenido en el 2015. No obstante que reputados encuestadores anunciaban una muy reñida elección.
Y no obstante la deserción de Sosbich, que obtuvo casi un 9,87 % de votos. Brindando algunos analistas la explicación de que el MPN se habría recompuesto de esa deserción, con el colapso de Cambiemos. Que pasó de un 28,11 % en las elecciones legislativas del 2017, a un 15,13 % en la actual, con una diferencia de casi un 13 % que supuestamente habría pasado al MPN. Llegando algunos a insinuar que habría bajado una orden desde Cambiemos nacional, de votar al MPN, para evitar el triunfo de UC – FN.
No obstante que la explicación natural de ese colapso electoral, con la reducción casi a la mitad de su electorado, puede provenir de la enorme decepción que deparó la crisis económica que se precipitó en el 2018, y sus generosas promesas incumplidas de “podes estar mejor” y “pobreza cero”. Y no necesariamente esos votos habrían ido a parar el MPN, que por su estrecha afinidad con Cambiemos, también es parte de la decepción.
La cohonestación del fraude por la prensa oficialista
Sin embargo, lo que resulta ostensible y inexplicable, es el notable fiasco aparente del frente UC – PN, que obtuvo un 32 % menos de los votos posibles, mermando los obtenidos en el 2017 y 2015. Sin haberse cumplido en absoluto el cabeza a cabeza anunciado por los encuestadores, que tanto atemorizaba al Gobierno nacional.
Por eso el mismo domingo tras conocerse el resultado electoral, el diario ultraoficialista Clarín se despachó con una nota con título “La pelea electoral – Las encuestadoras quedaron entre las principales derrotadas en Neuquén – Ninguna vaticinó una diferencia tan grande a favor de Gutiérrez. Los K y la Rosada preveían un resultado parejo. Y los sondeos que acertaron eran falsos.”
En el cuerpo de la nota su autor Eduardo Paladini decía: “Varios consultores pronosticaron un cabeza a cabeza, incluso con unos puntos arriba para Ramón Rioseco, el candidato apoyado por Cristina. Una de las firmas que puso al ex piquetero al frente fue Aresco, de Julio Aurelio, el histórico consultor vinculado al peronismo. Segundo lo ponían a Quiroga y recién tercero al que resultó ampliamente ganador.
“Desde Aresco se defendieron y aseguraron a este diario que esa imagen era de “enero”. “No medimos en las últimas semanas ni hicimos boca de urna”, ampliaron. También Analogías, la encuestadora “oficial” de Unidad Ciudadana para la elección 2017, auguraba un punto de ventaja para Rioseco, dentro de un empate técnico con Gutiérrez y con Quiroga relegado.
Y sugestivamente, como si el gobierno nacional hubiese estado preparando el terreno para perpetrar el fraude en Neuquen a través de la BUE, Paladini proseguía diciendo: “Más llamativa todavía fue la información que salió desde Casa Rosada, días antes del comicio. Como reveló también este diario, se difundieron informalmente dos encuestas atribuidas a las firmas Poliarquía y Synopsis, que luego resultarían falsas.”
“Este periodista se comunicó con los directores de las consultoras y ambos negaron haber hecho los estudios. Lo más llamativa es que, con el diario del domingo a la noche, esos sondeos fueron de los pocos que pronosticaban un triunfo de Gutiérrez sobre Rioseco, aunque por porcentajes más acotados.”
Y elocuentemente en el mismo sentido, proseguía: “Como para sumar a la confusión, en paralelo, una fuente de Casa Rosada confesaba que los números “reales” que le había acercado un consultor que trabaja full time para el Gobierno lo daba a Rioseco arriba, con Gutiérrez a dos puntos y Quiroga tercero, pero también pegado… Lo curioso es que unas horas antes, desde el propio oficialismo local hablaban de un triunfo pero más acotado. Sus bocas de urna daban “entre cuatro y cinco puntos arriba”. Gutiérrez casi triplicó esa diferencia.
Parecería entonces que al gobierno provincial y al nacional se le fue la mano con el piripipí de las flamantes BUE. Por su parte el gobernador Gutierrez declaró: “La victoria se da por varios factores. La necesidad de continuar el modelo, el trabajo en conjunto con el gobierno nacional”. Mientras que la embajada de EEU publicó un twit diciendo, “Perdió Cristina”.
Con el diario del lunes Clarín, como si fuera cómplice del fraude, trató de hacer creíble ese increíble resultado con la nota con título: “La pelea electoral – Los encuestadores se defienden: por qué erraron sus pronósticos en Neuquén – Ninguno vaticinó un triunfo tan amplio del gobernador Gutiérrez. “Voto útil”, “voto seguro” y los puntos débiles de los sondeos.”
Con la firma nuevamente de Paladini, este paladinamente decía: “entre los perdedores del comicio quedaron los encuestadores, que habían vaticinado un resultado mucho más parejo. La mayoría daba primero al candidato K Ramón Rioseco. La realidad los dejó desacomodados. Y este lunes salieron a defenderse.”
Tras repetir, “tal fue el desorden estadístico, que las únicas dos encuestas que pronosticaron un triunfo del líder del MPN resultaron falsas”, expresa: “¿Qué explicación le dan al fenómeno? Clarín habló con tres consultores que se vieron involucrados en la polémica. Lucas Romero, de Synopsis, y Pablo Mandia, de Analogías, que en la última semana proyectaban una ventaja mínima para Rioseco. También Federico Aurelio, de Aresco, que había medido en enero (según pidió aclarar) pero también quedó salpicado por las críticas porque esa proyección circuló por Twitter el domingo.
En concreto según Paladini, Romero de Synopsis dijo que había habido “un flujo de votantes que ha ido al MPN para evitar un triunfo de Rioseco… que iba a ser tremendamente perjudicial para el Gobierno”. Y que “la paridad en las encuestas potencia el voto útil. Y ese voto no se detecta en las encuestas, porque se define en el momento de votar o en las horas previas. Y es generado justamente por las encuestas que pronostican paridad”.
Como si el elector medio, desinteresado absolutamente en la política que es la mayoría, estuviera escudriñando encuestas de último momento para decidir finalmente su voto, y desbalancear paridades. Sin explicar no obstante porque la sumatoria de votos de Rioseco de UN y de Martínez del FN, no había funcionado casi para nada, obteniendo 45 mil votos menos que en el 2017.
Al respecto este último, sumamente desagradado con el acto electoral y sus resultados expresó: “La elección estuvo plagada de irregularidades informáticas, hay que ver que no vuelva a suceder, porque los neuquinos no nos merecemos esto”. Mientras que su compañero de fórmula Rioseco atribuyó el triunfo de Gutierrez, al “despliegue territorial y el aparato del Estado que tiene el MPN”. A lo que podría haber agregado el dominio de los aparatos de las BUE Vot.ar.
Por su parte Mandia, en la misma sintonía que Romero, según Paladini dijo que “acá hubo tres fenómenos. El primero fue el voto útil a favor del MPN… Eso le permitió crecer unos 5 puntos al gobernador. Los otros 5 puntos extra que obtuvo el gobernador creemos que vinieron de lo que llamamos ‘voto seguro’, el voto de la estructura del MPN… del empleado que depende del Estado… Por último, no hubo voto útil a favor de Rioseco.” Sin tampoco explicar con esto, el fracaso de la sumatoria de UC mas FN.
En tanto Aurelio de Aresco se excusó diciendo: “Me parece importante aclarar que la medición que circuló el domingo en redes era de enero. Nosotros no medimos los días previos a la elección ni hicimos boca de urna el día del comicio. De todos modos, si uno mira los resultados y los pronósticos de otras consultoras, está claro que la elección se nacionalizó y hubo voto útil para que no ganara Rioseco.” Sin explicar tampoco para nada el ostensible retroceso del frente UC – FN.
https://www.clarin.com/politica/encuestadores-defienden-erraron-pronosticos-neuquen_0_WcU4HxVz0.html
La boca de urna de una encuestadora española
Como culminación de las evidencias expuestas respecto la existencia de un notable fraude en las elecciones de Neuquén, aparece la encuesta en boca de urna que a lo largo del día realizó la encuestadora española SyM Consulting. Que cuenta con un aceptable desempeño en ese país, conforme se puede ver en el siguiente rating.
Además la española CyM Consulting fue la única que dio a conocer sus resultados, con la emisión de tres informes a lo largo del día, dando en todos ellos ganador al frente UC – FN por sobre el MPN. Siendo por contrario notable que otras consultoras argentinas no hayan realizado boca de urna y/o emitido informes al respecto.
Entre ellas están las que acostumbra a realizar la AFI, ex SI, ex SIDE, que son reputadas como altamente confiables, y podría haberlas dejado trascender el Gobierno. Todas las encuestadoras argentinas estuvieron aparentemente enteramente ausentes, al menos para el público. No obstante la trascendencia de la votación y lo sencillo de esa tarea. Al tratarse de una pequeña provincia con solo 283 centros de votación, y 1.541 mesas.
En el primer corte a las 12 hs, SyM Consulting daba ganador a Rioseco por sobre Gutiérrez, con el 36,21 % y 29,31 % de los votos respectivamente. Ubicando en tercer lugar a Cambiemos con el 18,97 %, y a Sosbich, con 5,17 %.
En el segundo corte a las 16 horas, el panorama cambió un poco, pero igual mantenía adelante a Rioseco sobre Gutiérrez, con un 32,47 % y 31,17 % de los votos respectivamente. Mientras que Cambiemos bajaba a un 16,88 %, y Sosbich se mantenía en 5,19 %.
Por ultimo en el corte final a las 18 hs, Rioseco ampliaba la diferencia consignada en el primer corte, imponiéndose sobre Gutiérrez 36,45 % a 28,97 %. O sea un resultado aproximadamente inverso al que se obtuvo en el escrutinio provisorio. Mientras que Cambiemos bajó al 15,89 %, un resultado similar al del escrutinio provisorio, y Sosbich subió al 5,61 %, acercándose al 9,87 que obtuvo en dicho escrutinio.
Resulta por un lado elocuente el acierto más o menos ajustado de SyM Consulting, respecto los resultados de Cambiemos y Sosbich, que indican que se trató de una encuesta seria. Apareciendo por otro lado el enorme desacierto en relación con Rioseco y Gutiérrez. Pero cuya suma de votos arroja extrañamente un 65,42 %, casi similar al 65,98 % que arroja la suma de votos de ambos contendientes en el escrutinio provisorio.
Por lo cual se puede decir que SyM tuvo un gran acierto, con un error ínfimo de 0,56 % al pronosticar el total de votos que irían a parar a Rioseco y Gutiérrez. Pero falló garrafalmente en cuanto a la distribución de esos votos, respecto los resultados del escrutinio provisorio.
Por esta razón, ante ese notable acierto desacertado, Stripteasedelpoder se contactó con CyM Consulting, preguntándole respecto los motivos del mismo. Obteniendo la siguiente respuesta por parte del licenciado en Ciencias Políticas Eduardo San José Requejo, quien en las elecciones del 2015 había anticipado con precisión el triunfo de María Eugenia Vidal y de Macri, resultando por ello insospechable de tendenciosidad: “le informamos de las hipótesis con las que estamos trabajando al respecto: Hipótesis 1: Manipulación intencionada de los resultados de la encuesta. Hipótesis 2: Sistema de votación electrónico defectuoso.”
En relación a la primera de esas hipótesis San José Requejo apuntó: “consideramos que pudo haber una participación masiva de personas o grupos interesados en que los resultados fueran en un determinado sentido. Dado que la tendencia se mantuvo a lo largo de todo el día, llegamos a la conclusión, evidentemente errónea, que era la tendencia del proceso electoral.”
No obstante esta explicación no se compadece para nada con la exacta predicción por parte de SyM Consulting, de cuanto sería la suma de los votos para Rioseco y Gutiérrez. Que lleva a la implausible suposición de que parte de quienes votaron a Gutiérrez, engañaron a SyM Consulting, diciendo que habían votado a Rioseco, lo cual no tiene sentido alguno.
Tiene mucho más sentido pensar que muchos de quienes creían haber votado a Rioseco, en realidad votaron a Gutiérrez, por efecto del piripipí de la BUE, y por no haber controlado minuciosamente su voto. Explicando esto la diferencia entre las cifras individuales de CyM Consulting, y las del escrutinio provisorio. Perpetrándose así un fraude psicotécnico, que no ha dejado rastro alguno en las urnas, pese que su contenido no expresa la voluntad popular.
Y en tal sentido, en relación a la segunda hipótesis, San José Requejo observó: “Por otro lado, sobre el sistema del voto electrónico no podemos opinar si hay errores o no, nos ceñimos a las noticias difundidas al respecto y tendrán que ser los organismos correspondientes los que lo dictaminen.” –
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