Acorde con su impronta financiera, el Gobierno ha logrado fugazmente bajar el índice de pobreza, mediante los generosos préstamos por 48 mil millones de pesos que otorgó la ANSES a lo largo del segundo semestre de 2017, dirigidos principalmente a los beneficiados de la AUH y pensiones graciables, donde está el núcleo de la pobreza dura. Los que también le permitieron hacer una notable cosecha de votos en los humildes bastiones del voto peronista, en las elecciones legislativas de ese año. Ante lo efímero de este resultado, que se vuelve ahora en contra con el repago de los créditos, el Gobierno se propone cambiar la metodología de medir la pobreza, ante la imposibilidad de reducirla realmente. Esta burda mentira estadística, evidencia la incapacidad de mirar la realidad tal cual es que tiene la dirigencia política e intelectual de Argentina, atrapada desde hace mucho tiempo en las apariencias.
Por Javier Llorens – 23/4/2017
Mark Twain, achacándoselo a Benjamin Disraeli, popularizó el dicho: “Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las grandes mentiras, y las estadísticas”. Y esto sucede cabalmente respecto la supuesta reducción de la pobreza que anuncio con bombos y platillos el Gobierno, con el evidente empeño de mostrar que si bien no vamos hacía el Primer Mundo como en la década de los 90, vamos al menos hacia la prometida “pobreza cero”.
Al haber supuestamente reducido las personas bajo la línea la pobreza en un año y medio según el INDEC, desde un 32,2 % en el 2do trimestre del 2016, a un 25,7 % en el 2do semestre del 2017. O sea una baja de 6,5 puntos en solo tres semestres, que le permitió al presidente Mauricio Macri jactarse de haber reducido la pobreza de un tercio a un cuarto de la población.
https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/eph_pobreza_02_17.pdf
En consecuencia sarcásticamente se podría hacer una proyección, de cuando en Argentina se cumplirá la “pobreza cero”, prometida en sus campañas electorales por la alianza gobernante, cuyos resultados se puede ver en el siguiente gráfico. Donde la línea de tendencia, que efectúa un quiebre en el 2do semestre de 2017 respecto el anterior, hace que ella describa una notable curva descendente.
De tal manera en base la informacióndel INDEC, se podría predecir que la prometida “pobreza cero” se cumplirá definitivamente en el 2do semestre del 2021, por lo que sin dudar habría que votar a Macri como presidente en las próximas elecciones del 2019, para poder llegar a ello. Aunque incongruentemente los hogares llegarían a pobreza cero el semestre anterior, anticipándose inexplicablemente a las personas. Mientras que por su parte las personas y hogares en situación de indigencia, ya en el año que viene habrían caído a cero, antes de que Macri finalice su primer mandato.
Las engañifas de este nuevo “relato”
Los engaños en este nuevo “relato” comenzaron tempranamente en septiembre del 2016, cuando el INDEC anunció que en el “2do Trimestre” de 2016 se había registrado una pobreza que alcanzaba casi a un tercio de la población. Ante lo cual el presidente Macri en conferencia de prensa, flanqueada por la ministra de Bienestar Social Carolina Stanley (hija de un CEO del Citibank que en los 80 conducía el “Comité de Acreedores” de la deuda externa, a la par que la pobreza explotaba internamente) expresó:
“Después de años de manipulación de la información y de negación, hoy los argentinos sabemos cuál es la realidad… No más mentiras. No más faltas de respeto, como cuando dijeron que en la Argentina hay menos pobres que en Alemania, algunos meses atrás”. La realidad “nos golpea, porque saber que uno de cada tres argentinos se encuentra debajo de la línea de la pobreza es algo que nos tiene que doler, que dar bronca y nos compromete a trabajar juntos para que cada día podamos reparar más y más situaciones”.
“Quiero decirles que este punto de partida que tenemos hoy es sobre el cual quiero y acepto ser evaluado como presidente y como gobierno… Tenemos que caminar juntos hacia la pobreza cero. Sabemos que el camino es generar empleo y mejorar la educación pública y en ambas tareas estamos empeñados desde el primer día de gobierno… cada medida que hemos tomado ha sido pensando en cómo generar trabajo a futuro para más y más argentinos”.
Seguidamente ante una pregunta del periodismo, aclaró: “La pobreza cero es obvio que en un año no se alcanza. Buscamos un camino de la que todos podamos ser protagonistas. Es un camino de desarrollo de planes, de infraestructura, de igualdad de oportunidades”.
No obstante ni el Gobierno ni el INDEC se esmeraron en aclarar al público, que este último había modificado y reforzado notablemente la integración de la Canasta Básica Familiar, Total y Alimentaria. Cuyos costos se emplean para medir la pobreza y la indigencia respectivamente, ponderando los sectores de la población que no logran ingresos monetarios suficientes para poder acceder íntegramente a ellas.
Ni tampoco brindaron una información retroactiva que pudiera poner en evidencia el cambio de la Canasta Básica y sus efectos, a la que omiten brindarla con el cuento de la “emergencia estadística”. Inaugurando así la era Macri o “dm”, como si se tratara de un nuevo cristo a partir del cual empieza la historia.
Con lo cual intencionalmente el actual Gobierno se puso una vara notablemente más alta para calcular la denominada por el INDEC, Linea de Pobreza (LP), y Línea de Indigencia (LI). Con el evidente objetivo de sobreactuar el punto de partida, cosa que como se vio, el presidente Macri se encargó de plantearlo claramente. Y de escrachar al anterior Gobierno, que casi en el borde del delirio, se ufanaba de tener menos pobres que Alemania.
El sociólogo Daniel Schteingart investigador del IET (Instituto de Estadística de los Trabajadores) y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, en un reportaje efectuado por el diario La Capital de Rosario, en ese entonces expresó:
“La canasta actual es mucho más exigente, un poco desde lo alimentario y en particular del gasto no alimentario. La canasta anterior tenía 45 kilos de comida y la actual tiene 50, antes había más peso de fideos y ahora de frutas y verduras, se incorporaron ítems como vino y cerveza. La actual canasta del Indec es 40% más cara que la tradicional: está en 12.500 pesos para una familia tipo. Con la canasta anterior estaríamos en 9.100. El 32% de pobres es gente que no accede a la canasta de 12.500 pesos. Con la canasta vieja tendríamos ahora 23 puntos de pobreza.”
“El Indec tendría que haber aclarado que se hizo un cambio metodológico y que esta medida de pobreza no es comparable con ninguna anterior. Eso sembró mucho la confusión, porque mucha gente dice que hoy tenemos la misma pobreza que en 2001 o más que en 2006, que fue la última medición confiable del Indec, que había dado 26%. Está mal, porque estás comparando peras con manzanas.
“Si se homogeiniza eso, tenés otra película: tenés que efectivamente la pobreza subió en 2016, que en 2015 bajó un poquito, que en 2014 había subido porque hubo devaluación, pero estás muy por debajo de los niveles de 2006 y 2001. Con la actual medición en 2001 en vez de 33% hubiéramos tenido 45% de pobres, en 2002 en lugar de 55% hubiéramos tenido 67% y en 2006, en lugar de 26%, habríamos tenido 36%”.
“Cada país tiene su canasta, que tiene su exigencia monetaria. Con la nueva metodología Argentina quedó como la más exigente de la región. Si usáramos los criterios que utiliza Brasil la canasta argentina en lugar de 12 mil pesos sería más o menos de 5.500, y automáticamente la pobreza cae del 32% al 8%. Chile hizo una actualización metodológica en los últimos años, pero aun así es una canasta más parecida a la vieja de Argentina, alrededor de 9 mil pesos. Tiene menos requerimientos calóricos, menos consumo de carne, por eso a Chile le da el 10%.”
“Si a todos les aplicáramos la misma exigencia monetaria de la canasta argentina tendríamos a Uruguay primero con 19% de pobres, segundo Chile con 28%, Argentina en 2013 hubiera estado en 26%, Brasil en 40%, México en 65%, Bolivia en 50%. Son números mucho más razonables respecto al PBI per cápita y la distribución del ingreso que tienen los países.”
“Si usáramos la canasta argentina en Estados Unidos tendríamos 3% de pobreza, en Alemania 0,7%, en la India 96% de pobres. Es un delirio decir que Chile tiene 8% de pobres y Argentina 32%. La línea de pobreza de EEUU da 14%, ¿Chile tiene menos pobres que EEUU? No, la canasta de EEUU es mucho más exigente que la de Chile, es más o menos 27 mil pesos argentinos. Si usáramos los criterios de Estados Unidos tendríamos 65% de pobreza.”
Por su parte el portal Chequeado.com, se encargó de comparar los distintos índices calculados ya sea con una u otra canasta, tal como se puede apreciar en el siguiente gráfico. Mostrando que con la nueva canasta del INDEC, la pobreza habría pasado del 26 % en el 2015, al 32 % en el 2016, después de haber pasado por un pico de 33 en el 2014, por la devaluación de ese año.
Por su parte CIFRA – CTA con la anterior canasta del INDEC, calculó que la pobreza subió de 19 % a 22 % entre el 2015 y 2016, después de haber llegado a 20 % en el 2014. Por su parte la UCA que hace una valoración de la pobreza no solo de ingresos monetarios, sino multidimensional, opinó que la pobreza había subido desde el 25 % en el 2011 hasta 29 % en el 2015, trepando al 32 % en el año 2016. Coincidiendo de esa manera con la nueva canasta del INDEC, pese las notables diferencias metodológicas entre ambas.
Finalmente en el gráfico se puede visualizar la obscena línea dibujada por el INDEC entre el 2006 y el 2013, que logró bajar la pobreza a un 5 % en este año. Con la metodología de Guillermo Moreno, consistente en calcular la canasta con los “Precios Cuidados”, presuntamente acordados con la industria y supermercados, que solo figuraban en los papeles de esos convenios. Pero algo parecido ha hecho y trata de hacer el Gobierno de Mauricio Macri, en pos de la prometida “pobreza cero”.
La segunda engañifa
Claro que subir la valla para escrachar el anterior Gobierno, también trae graves inconvenientes a quienes desde allí en más deben sortearla, siendo algo parecido a escupir hacia arriba y recibir luego el escupitajo en tiempo diferido. Impedimento con que se encontró el actual Gobierno poco después, frente el cálculo la pobreza correspondiente al tercer trimestre del 2016.
Y así vino la segunda engañifa por parte del INDEC, que paso a brindar una información semestral de la pobreza, suprimiendo la información trimestral. Tal como era la práctica anterior, y tal como la había reiniciado la nueva gestión del INDEC, al publicar en septiembre de 2016, la información correspondiente del “2 trimestre de 2016”.
A la que hoy parece haberla dejado enteramente de lado, al figurar datos en sus planillas solo a partir del 2do semestre de 2016. Sin embargo el Gobierno la usa como punto de partida, para mostrar su eficiencia en la lucha contra la pobreza. De esa manera el INDEC incluyó pícaramente en todas las mediciones, el ingreso por el pago del medio aguinaldo, ya sea el de junio o diciembre. Elevando así los ingresos de las familias y las personas, que antes no se reflejaban en los trimestres primero y tercero del año.
El motivo de esta desaparición de la información trimestral prometida, se encuentra fácilmente si uno indaga en la distribución del ingreso que publica trimestralmente el INDEC, conforme los datos reunidos en las EPH (Encuesta Permanente de Hogares) trimestrales. De donde también obtiene los ingresos de las personas y hogares, que le permiten calcular la pobreza e indigencia, contrastándolos con el costo de la Canasta Básica Total y Alimentaria.
Como se aprecia en el siguiente gráfico, confeccionado en base a los datos del INDEC (Hogares según escala de ingreso per cápita familiar, total de aglomerados) en el tercer trimestre del 2016 la cosa pintó feo. Con una caída del 6,5 % en la participación en el ingreso de los deciles más vulnerables de la población 1 a 3 (sobre un total de 10) de un 0,382 % por cada 1 % de la población en el 2do trimestre de 2016, a un 0,357 % en el 3er trimestre del 2016. Lo cual evidentemente reportaba un aumento proporcional de la pobreza.
En el gráfico se puede apreciar que el ingreso de esos tres deciles, no mejoró de manera alguna en los trimestres sucesivos, respecto el 2do trimestre del 2016. Para recién dar un sugestivo salto en el 4to trimestre de 2017, en el que alcanzo un pico de ingresos de 0,393 % por cada 1 % de la población, con una mejora de un 3 %, cuya explicación se verá seguidamente. Registrándose en esos periodos en esos tres deciles, una población de entre el 41,3 % hasta el 41,9 % del total, con un ingreso que varió entre un 15,3 % a un 16,4 % del ingreso total de toda la población.
El siguiente gráfico, confeccionado en base al ingreso promedio constante ajustado por la inflación de los deciles 1 y 2, permite ver claramente tanto la caída de ingresos que se registró en el 3er trimestre de 2016 respecto el 2do trimestre de ese año. Como el mágico salto que dan los ingresos en el 3ro y 4to trimestre del 2017, superando casi en un 12 % a precios constantes, los correspondientes al del 2do trimestre de 2016.
La tercera engañifa, la más grave
Este salto mágico de ingresos en los trimestres tercero y cuarto de 2017, es el que permitió al presidente Macri anunciar a fines de marzo pasado, el rutilante descenso de la pobreza de un tercio a un cuarto de la población. Y para darle más entidad aun, lo hizo rodeado de sus ministros de Educación, Alejandro Finocchiaro; de Bienestar Social, Stanley; de Trabajo y Seguridad Social, Jorge Triaca; y del director de la ANSES, Emilio Basavilbaso. Mostrando no obstante la aparición de este último personaje, la fórmula o mejor dicho la pata de la sota de la mágica reducción de la pobreza lograda en esos trimestres, tal como se verá seguidamente.
En esa oportunidad Macri expresó: “… después de tener mucho tiempo un INDEC manipulado, que ocultaba la realidad y nos mentía, los argentinos pudimos conocer la verdad sobre la pobreza, y saber cuál era el punto de partida para empezar a reducirla. Como dije, ya más de una vez, esta es mi principal preocupación y prioridad y quiero que juzguen mi presidencia por cómo logramos avanzar en este objetivo.”
“Desde que tenemos estadísticas confiables hay 2.700.000 personas, que lograron salir de la pobreza y cerca de 610.000 que dejaron de vivir en la indigencia, 610.000 que pudieron salir de la indigencia. Y a esto se suman otras noticias, también alentadoras: creció el empleo registrado; creció la actividad económica; creció la industria; creció la construcción de la mano de los créditos hipotecarios y la obra pública… estamos en el séptimo trimestre consecutivo de crecimiento y la inflación está bajando y también baja el desempleo”.
Con solo ver que la inflación no baja sino sube, las palabras presidenciales evidencian claramente que estamos ante un nuevo relato, asistido nuevamente mediante las triquiñuelas del INDEC. Que en esta ocasión simplemente tomó como ingresos genuinos, la momentánea irrupción de los créditos de la ANSES en los sectores más bajos de la población, que antes no era elegible para créditos.
Dado que por su informalidad y penuria de ingresos, carecían hasta entonces de créditos a discreción, como los 48.000 millones de pesos con los que la ANSES inundó de créditos principalmente a los deciles 1 y 3 de la población. Al compás de las elecciones de la PASO y legislativas concretadas en el 2do semestre del 2017, permitiéndole así ganar las elecciones de ese año.
Ver Compravotos: Cambiemos tira desde el éter el 10% del circulante monetario sobre el electorado pobre
Se trata de un “error” estadístico garrafal, al haber sorpresivamente irrumpido el crédito en decíles que no gozaban de ellos. Y probablemente este haya sido el verdadero motivo de la renuncia que presentó la directora de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, Cinthia Pock, a fines del año pasado, mientras se cerraban esas encuestas.
Se trata de algo semejante a la engañifa que hicieron los grandes medios que ayudaron a encumbrarse a Domingo Cavallo como superministro de Economía en el año 1991, con Clarín a la cabeza. Quienes por el mismo importe decidieron publicar dos veces el mismo aviso de demanda de empleo. Y el INDEC bobo de entonces, lo registro como un sustancial aumento en la demanda de empleo, que solo estaba en los avisos de los diarios.
Algo parecido hizo ahora el INDEC conducido por Jorge Todesca. Quien a esta altura parece chuparse el dedo como un infante, al no percibir que esos súbitos ingresos crediticios en el 2do semestre de 2017, en realidad son solo la anticipación de ingresos futuros. Que en consecuencia no solo no volverán a existir en el futuro inmediato, sino que habrá que devolverlos aunque sea en cuotas que disminuirán los ingresos futuros, agravando así la situación de pobreza.
Recientemente en Tucumán el presidente Macri afirmó: “No soy mago, pero tampoco soy estafador”. Pero en esta cuestión evidencia ser ambas cosas, con la magia financiera que empleó para dibujar un descenso de la pobreza, y estafar nuevamente al electorado humilde con las consignas “podes estar mejor” y “pobreza cero”.
Los números del INDEC y ANSES aclaran la cuestión
Un rápido cálculo pone en evidencia la estafa de esa supuesta magia. Según el informe del Fondo de garantía de Sustentabilidad de la ANSES del 4to trimestre de 2017, la ampliación de los créditos Argenta durante el 2do semestre de 2017 trepó a 48.018 millones de pesos. Teniendo una notable incidencia los préstamos dirigidos a los beneficiarios No SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino).
O sea los dirigidos a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), Asignaciones Familiares, y pensiones graciables, que según dicho informe de la ANSES, entre julio y diciembre treparon a 30.614 millones de pesos. Mientras que los dirigidos a beneficiarios del SIPA montaron 17.404 millones de pesos.
Estas cifras, aun por separado, tuvieron un enorme impacto en los ingresos per cápita familiar de los hogares, en los deciles 1 y 2. Cuya población representa el 29,4 % de la población total, y es la que prácticamente se encuentra sumida en la pobreza, conforme los datos del INDEC del 1er semestre de 2017, que registró un 28,6 % de personas hundidas en ella. En estos deciles se encuentran la mayoría de los beneficiarios de los préstamos No SIPA de la ANSES, además de los beneficiarios de los préstamos SIPA, que cobran jubilaciones o pensiones mínimas.
Siendo en consecuencia dichos préstamos otorgados a mansalva y a través de internet por la ANSES, los que hicieron la diferencia para la supuesta reducción de la pobreza en el 2do semestre de 2017, conforme se puede visualizar en el siguiente gráfico. En el que solo se ha considerado los préstamos por 30 mil millones de pesos otorgados en el 2do semestre a los beneficiarios No SIPA, no así los 17 mil millones otorgados a los beneficiarios SIPA.
A los efectos de visualizar el impacto de ellos en el 2do semestre de 2017, en el gráfico se ha superpuesto los 30 mil millones de préstamos No SIPA, con los ingresos semestrales de esos mismos deciles correspondientes al semestre anterior, o sea el 1er semestre de 2017. Tanto en términos nominales (columna izquierda) como ajustados por inflación (columna derecha) que registró un promedio de 10,5 % entre ambos semestres.
Comparándolos así dimensionalmente con los ingresos semestrales del 2do semestre de 2017 correspondientes a esos mismos deciles (columna central) cuyo monto incluye los préstamos otorgados a mansalva por la ANSES en ese periodo. Lo cual evidencia claramente que si ese volumen de préstamos no hubiese existido, el nivel de la pobreza del segundo semestre del 2017 de la que se ufana el Gobierno, hubiese sido igual o mayor que el correspondiente a la del 1er semestre de 2017.
Según el INDEC, el decil 1 tuvo un ingreso durante el 2do semestre del 2017 de $ 50.059 millones, con un notable aumento del 27 % sobre el semestre anterior. Por su parte el decil 2 registró un ingreso semestral de $ 81.841 mil millones, con un aumento del 22 % respecto el semestre anterior.
La suma de ingresos de esos dos deciles en el 2do semestre de 2017, trepó así a $ 131.900 millones de pesos, con un aumento del 24 % respecto el semestre anterior. A su vez el impacto de los 30 millones de pesos de los préstamos otorgados a mansalva por el ANSES, representa un 23 % respecto esa suma. Porcentaje que si se descuenta del anterior, deja solo una supuesta mejoría real de solo un 1 % respecto el monto del semestre anterior, insignificante para producir una baja sustancial de la pobreza.
Pero además está de por medio la inflación acaecida entre un semestre y otro (10,5 %). Que si se la incluye en los cálculos, hace que el ingreso existente en el 2do semestre ($ 131.900 millones) solo sea un 12 % superior al del 1er semestre ($ 117.656 millones) con un aumento neto entre ambos de solo $ 14.244 millones. Monto que es menos de la mitad de los préstamos desparramados por el ANSES, que fueron a parar sustancialmente a esos segmentos de la población.
Por lo que si toma la hipótesis mínima o pesimista que solo la mitad de los préstamos de la ANSES impactaron en esos dos deciles de los sectores más humildes, no habría habido ninguna mejora en el ingreso real de ellos en el 2do semestre de 2017, y por la tanto la pobreza seguiría al nivel del semestre anterior.
Pero si se toma la hipótesis máxima de que los 30 mil millones de la ANSES impactaron en esos dos deciles, ya sea íntegramente o con el aporte de los prestamos SIPA por 17 mil millones, ello representaría una caída en los ingresos reales de ellos en el 2do semestre de 2017 de un 12 %.
Con lo cual la pobreza en lugar de disminuir habría aumentado sensiblemente en el 2do semestre de 2017, habiendo sido disimulada electoralmente con la magia financiera de la ANSES. Que permitió ocultar durante la campaña el incumplimiento de la contundente promesa electoral de la alianza Cambiemos, “podés estar mejor” y “pobreza cero”.
El Gobierno también se jactó a través de su vocero el diario Clarín, que en el 2do semestre de 2107 la desigualdad de ingresos entre el decil 1 y el 10 se habría reducido a un mínimo histórico, a 15,85 veces en el caso del ingreso per capita familiar en los hogares. Partiendo de un nivel en el 1er trimestre de 18,4 veces.
Pero con solo considerar que los préstamos de la ANSES hayan impactado en un 14 % en los ingresos del decil 1 en el 4to trimestre de 2017, el valor vuelve al nivel de 18,4. Siendo este nivel, alrededor de 18, el que se mantiene desde el año 2012, con un mínimo de 16,7 veces registrado en el 2015 durante el anterior Gobierno.
Ante un nuevo cambio de metodología para disimular la mentira
La absoluta precariedad de este resultado de baja de pobreza, que no se puede repetir en un futuro, hasta que los hogares no se desendeuden con la ANSES, explica porque el INDEC agregó en su último informe una leyenda, bajo el título “Perspectivas metodológicas”, en la que anticipa un nuevo cambio en la metodología para medir la pobreza. Pasando a una evaluación multidimensional de ella, para que no dependa únicamente de los ingresos monetarios y su ocasional falseamiento, como el sucedido en el 2do semestre de 2017.
“En paralelo a la difusión de los datos de pobreza e indigencia, el INDEC está desarrollando nuevos avances metodológicos en la forma de medición de la pobreza. Entre estos se pueden mencionar, en el caso del enfoque de Línea de Pobreza, la consideración de economías de escala en los hogares, la condición de propietario o no de la vivienda, el reconocimiento del mayor peso de la salud en hogares de adultos mayores y de la educación en hogares con menores y otros ajustes para los componentes no alimentarios de la CBT. A la par de estos avances metodológicos, se está trabajando en la recuperación y conclusión de los desarrollos ya realizados oportunamente.”
“El relevamiento y los resultados de la próxima ENGHo proveerán parte de los insumos necesarios para la implementación de estos cambios metodológicos. Por otra parte, los estudios y el análisis en curso se orientan a profundizar la perspectiva de la medición multidimensional de la pobreza desarrollando y capitalizando la amplia batería de indicadores ya relevados por la EPH y avanzando en la discusión conceptual en torno a indicadores basados en esa perspectiva. En ese marco, se retomarán herramientas diseñadas en etapas anteriores para su aplicación presente y como insumo técnico para desarrollos futuros. Entre ellas, se encuentra el Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH)2 diseñado por la Dirección de Estadísticas Poblacionales del INDEC.”
Por su parte el Gobierno, consciente de la sensibilidad política y electoral del tema, parece estar mucho más apurado que el INDEC. Por ello ha lanzado un proyecto de ley que pone al INDEC bajo la dependencia directa del ministerio de Hacienda, como en los tiempos del secretario de Comercio Guillermo Moreno. Para que desde allí sintéticamente, se indique las estadísticas a hacer y cómo hacerlas.
Para cuya sanción incluso habría tanteado ante la oposición oficialista, la posibilidad de hacerlo mediante un DNU, dado el compromiso de tener que brindar las nuevas cifras de pobreza en septiembre próximo. Que lógicamente deberán ser a la baja, acorde las necesidades políticas del Gobierno y el desafío electoral del año que viene, pero que indudablemente serán a la alza, si se mantiene la actual metodología basada únicamente en los ingresos monetarios.
Pero además acorde la impronta del Gobierno, que podría sintetizarse como Finanzas & Obras Publicas, al estar sostenido por las finanzas externas y provenir su presidente del riñón de la “patria contratista”, el plan para mejorar los índices de pobreza revela ser una combinación de ambas cosas.
De ello da cuenta la nota publicada por PERFIL con título “Quieren que la medición de la pobreza refleje el resultado de la obra pública – Trabajan en un nuevo indicador que tendrá su base en el próximo censo. Invertirán US$ 8 mil millones para tratar de mostrar un progreso mayor”. (31/3/18)
En la misma su autora Patricia Valli expresa: “El Gobierno prevé poner en marcha un índice de pobreza multidimensional que implica no medirla por ingresos sino por condiciones de vida, como acceso al agua potable y a la red de cloacas, pero también otros factores como acceso a la salud y la educación.”
“Para cuando llegue la medición, en el Gobierno esperan haber avanzado con el plan de obras de saneamiento, agua y vivienda que podrían mejorar la medición de pobreza estructural. Para esto, en el mandato de Mauricio Macri se invertirán US$ 8 mil millones en la red de agua, cloacas y vivienda social. Unos US$ 6 mil millones corresponden a Nación y el resto a gobiernos provinciales y municipales.”
El riesgo de pobreza o exclusión social según la OCDE
El Gobierno justifica los cambios que propone para el INDEC, en la necesidad de ajustar las instituciones al modelo de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Pero soslaya que el modelo que la OCDE emplea para medir la pobreza, denominado “riesgo de pobreza” o de “exclusión social”, se basa también en los ingresos monetarios. Y no en la “multidimensionalidad” que se le quiere asignar a la medición, para contar con otro set e maquillajes, para hacer una cosmética parecida a la de los créditos de la ANSES.
En lugar de determinar la línea de pobreza mediante el costo de la Canasta Básica Total, que también se presta a las trampas, como lo demostró el ex secretario de Comercio Moreno que está actualmente procesado por ello, la OCDE fija objetivamente la línea de “riesgo de pobreza” o de “exclusión social”, en base a la mediana de ingresos de la población (el ingreso de la persona que tiene a la mitad de la población por arriba de sus ingresos, y la otra mitad por debajo de ellos).
Considerando que toda persona con ingresos por debajo del 60 % de la mediana, se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, por insuficiencia de ingresos para asegurar un nivel de vida acorde con el nivel de vida medio del resto de la población.
El método, igual que la actual metodología de la línea de pobreza del INDEC, prevé distintos niveles de ingresos para las distintas franjas etarias de la población. Por lo que el INDEC velozmente podría implementar el método de la OCDE, brindando incluso resultados retroactivos hacia atrás. Sin tener que recurrir a los meandros de la pobreza multidimensional, y las oportunidades de hacer trampas que esta brinda en su camino. .
No obstante, a los fines comparativos de la evolución del riesgo de pobreza en Argentina, se puede hacer una aproximación tentativa con los datos de la distribución del ingreso del INDEC, cuyos resultados se pueden observar en el siguiente gráfico. Confeccionado en base la mediana de ingresos de los hogares correspondiente al ingreso per cápita familiar, detallándose en el mismo los resultados trimestrales y el promedio anual.
Grosso modo en él se observa que tras descender de un nivel cercano al 40 % en el año 2004, desde el 2010 en adelante el riesgo de pobreza o exclusión social alcanza estimativamente a un tercio de la población. Oscilando los promedios anuales alrededor de un 35 % de ella, y bajando en contados casos en algunos resultados puntuales trimestrales al 33 %.
Pero esto solo se da en cuatro ocasiones. Una en el 2010 y otra en el 2014, durante el Gobierno anterior, y otras dos en el 2017 con el actual Gobierno. Con el agravante que las cifras en los dos últimos trimestres, se hayan desvirtuadas por la incidencia de los préstamos de la ANSES, por lo que el promedio anual del 2017 en realidad estaría por sobre el 35 %.
Hay otro dato que muestra el actual deterioro de la situación de la población en riesgo de pobreza o exclusión, y es el referido a la profundidad en que esa franja de la población se haya hundida en ella. Calculada como el porcentaje promedio en que se encuentra debajo de la línea de riesgo de pobreza o exclusión, o sea por debajo del 60 % de la mediana de ingresos. Pudiéndose apreciar su evolución entre el 2004 y el 2017 en el siguiente gráfico, confeccionado en base a los datos del INDEC referidos a la distribución del ingreso per cápita familiar en los hogares.
El mismo muestra que hubo un lento ascenso a partir del 2004 en el ingreso de la población bajo riesgo de pobreza o exclusión, a razón de medio punto por año. Partiendo de un 57 %, hasta llegar al 2015 a un 63,5 %. Registrándose a partir de allí, un descenso de igual magnitud anual, durante los años 2016 y 2017. Lo cual muestra un deterioro en la distribución del ingreso, no obstante la reciente magia de los préstamos de la ANSES.
Esta cuestión de la existencia de un tercio de argentinos en una “zona comanche” de notable inconfort, bajo riesgo de pobreza o exclusión social, que el encuestador Jorge Giacobbe denomina de argentinos en “mala vida”, explica a su vez el problema de la inseguridad que desvela y padecemos todos los argentinos.
Pero no obstante hasta ahora, tal como se ha visto en la presente nota, está álgida cuestión ha sido abordada por los sucesivos gobiernos, con herramientas de puro y crudo clientelismo político electoral, como son la AUH y los préstamos de la ANSES, ayudadas con el maquillaje a raudales del INDEC, al cual más burdo y deshonesto. Con la mera pretensión de disimular u ocultar este gravísimo problema y sus secuelas, ante la impotencia y carencia de ideas para solucionarlo, pese su enorme trascendencia social.-
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