Feliz Solsticio, Navidad, Janucá, la aventura humana basada en la energía del Sol ante una nueva gran incertidumbre y la necesidad de Paz

Las fiestas del solsticio invernal han sido las principales celebraciones desde tiempo inmemorial en todas las culturas, ante la incertidumbre del hombre primitivo de que el Sol resurgiera en su aparente interminable declinación durante la estación invernal. Reconociendo así la energía del Sol como fuente indispensable de toda la vida terrestre, incluida la humana. Hoy […]

Las fiestas del solsticio invernal han sido las principales celebraciones desde tiempo inmemorial en todas las culturas, ante la incertidumbre del hombre primitivo de que el Sol resurgiera en su aparente interminable declinación durante la estación invernal. Reconociendo así la energía del Sol como fuente indispensable de toda la vida terrestre, incluida la humana. Hoy paradojálmente el hombre se ha enemistado con el Sol, por la alteración del efecto invernadero y el cambio climático que el mismo generó, principalmente por el uso de energías fósiles no solares, que también han sido la causas de las mayorías de las guerras libradas en el último siglo.  Y además con fines bélicos ha desentrañado el secreto nuclear de su inacabable energía, transformando a la Tierra en un polvorín atómico que en cualquier momento puede estallar. Haciéndose así hoy indispensable la necesidad de la Paz y armonía, que se celebran desde siempre en las fiestas solsticianas.

Por Javier Llorens – 4-1-2018

La Tierra es un insignificante globito ubicado en los arrabales del Cosmos, que da vueltas como un trompo sobre sí mismo a la velocidad supersónica de 1.700 kilómetros por hora, y corre vertiginosa alrededor del Sol a 107 mil kilómetros por hora. A la par que acompañando a este se desplaza a 83 mil kilómetros por hora hacia los confines del Universo.

Lo cual le ha hecho decir a Carl Sagan: “hemos averiguado que vivimos en un insignificante planeta, de una triste estrella perdida, en una galaxia metida en una esquina olvidada de un universo, en el cual hay muchas más galaxias que personas”.

A esas velocidades extremas, la existencia de vida sobre ella, depende del azar de que otro objeto celeste no se cruce en su camino. Como el impacto que sufrió con un cuerpo del tamaño de Marte hace 4.500 millones de años, que habría originado la Luna e inclinado su eje, dando lugar a las estaciones del año, o el que luego produjo la extinción de los dinosaurios.

Lo que revela la precariedad de la vida y la especie humana, que además solo es posible en un acotado rango de temperatura de 70 grados (-25 a 45º C) cuando las diferencias en el Cosmos son de millones de grados. Lo cual es posibilitado en la Tierra por algo tan etéreo e inasible como la atmósfera.

La oblicuidad del eje terrestre hace que en los países templados y fríos que se encuentran alejados del ecuador y los trópicos, el Sol caiga en el invierno notablemente hacia el horizonte. Lo cual al hombre primitivo lo llenaba de incertidumbre y angustia, ante la posibilidad de que el Sol, que nutre toda la vida del planeta, siguiera cayendo o no se recuperara nunca, poniendo en riesgo para siempre en  esos parajes la sobrevivencia humana.

La trayectoria que describe el sol, tomada en el mismo sitio y a la misma hora, se conoce como analema. La que como se puede ver en la siguiente imagen correspondiente al hemisferio norte, toma a lo largo del año la forma de un ocho. Para el hombre primitivo era trascendental ver si al llegar a su mínimo, el Sol seguía cayendo, o empezaba a recuperarse, lo cual lo llenaba de júbilo, siendo estas las fiestas del solsticio invernal que existen en todas las culturas. Tanto del hemisferio Norte como el Sur, mostrando esto la crucial dependencia de lo humano ante la energía proveniente del Sol.

Analema solar y solsiticio de invierno en el hemisferio norte

En el hemisferio norte el hambre era común en invierno, entre enero y abril, conocida como “meses de la hambruna”. El festival de pleno invierno era la última fiesta de celebración, antes de hundirse en los “meses de la hambruna”. Muchos animales eran sacrificados para no tener que alimentarlos durante el invierno, por lo que prácticamente era el único momento del año que se disponía carne fresca abundante. A su vez el vino y la cerveza provenientes de las cosechas veraniegas, ya estaban fermentados y listos para beber y animar espirituosamente esos festejos.

El solsticio de invierno fue también el que dio origen a los calendarios. El calendario juliano terminaba el año con las fiestas saturnales, o del Sol Invictus (‘el Sol invicto’) o Deus Sol Invictus (‘el dios sol invicto’). Que duraban una semana desde el 23 de diciembre hasta fin de año, donde con gran jolgorio popular se perdía la chaveta y todo se trastocaba. Por unos días los hijos mandaban a los padres, los esclavos a los amos, y el orden impuesto se suspendía.

Cada familia tenía que elegir un Rey de la Saturnalia, o Señor del Desgobierno, que podía ser un niño que presidía las fiestas, por muy extravagantes y absurdas que fuesen sus órdenes. Era la fiesta de la libertad y la desinhibición, y se organizaban juegos, bailes de máscaras y espectáculos desenfrenados, prohibidos el resto del año. Y luego el año nuevo comenzaba con un Sol nuevo en ascenso en el horizonte y el restablecimiento del orden.

El nacimiento del Sol Inconquistado (o dies natalis Invicti Solis) era celebrado por los romanos el 25 de diciembre. El primer día después de los seis días del estancamiento solar del solsticio de invierno, en el que la duración de la primera luz del día comienza a aumentar, y la salida del sol inicia su movimiento hacia el Norte en el analema, lo que era interpretada como el «renacimiento» del Sol. En esos días, se decoraban las casas con plantas verdes, se encendían velas para celebrar la vuelta de la luz, y se colgaban figuras de los árboles. Así los ornamentos que se cuelgan en el árbol de Navidad, no son más que una reminiscencia de lo que se hacía en aquéllos tiempos.

En el 25 de Diciembre, se celebraba también el nacimiento del esotérico dios Mitra, que en sus orígenes persas era un dios Sol. En el año 321, Constantino legalizó el cristianismo y declaró que el día del “Nacimiento del Sol invencible”, que se celebraba el 25 de Diciembre, pasaba a ser la fiesta cristiana para celebrar el nacimiento de Cristo, eligiendo la misma fecha del nacimiento de Mitra. Y el rito principal de la religión mitraica era un banquete ritual, en el que se ofrecía pan y vino, como en la eucaristía cristiana. A su vez el tocado que utiliza la alta jerarquía católica, para darle mayor imponencia a su presencia, también se llama mitra.

Constantino reemplazo así a las descocadas saturnales con la Navidad cristina, haciendo coincidir la fecha de nacimiento de Jesús, ante la ausencia de datos concretos al respecto, con el solsticio invernal. Algo parecido sucede con la fiesta judía de Janucá, que se adelanta o atrasa según el calendario hebreo. El Talmud relata que Adán, el primer hombre, al ver caer el Sol en el solsticio de invierno, ayunó durante ocho días, y luego al comenzar a alargarse nuevamente los días, festejó durante otros ocho.

Por su parte la otra religión del libro, el Islam, con su impronta lunar, tiene por contrario como su fiesta principal en el hemisferio norte, el solsticio de verano, cuando el sol llega a su clímax, con el Ramadan. Mes lunar en él que sus fieles practican la purificación con el ayuno y la abstinencia durante las horas diurnas.

La celebración del solsticio invernal en el hemisferio sur

En el hemisferio sur los aimaras celebran el solsticio de invierno el 21 de junio de cada año, en la ciudadela preincaica de Tiahuanaco, con el Willka Kuti, o “retorno del sol”. En la misma fecha los incas celebran el Inti Raymi, o Fiesta del Sol. En Machu Picchu aún hay una gran columna de piedra, llamada Intihuatana, que literalmente significa “para atar al Sol”. E impedir que el indispensable Sol se escape.

Por su parte los mapuches celebran entre el 21 de junio y el 24 de junio el We Tripantu, el “nuevo año” y la “nueva salida del sol”. Entre la noche más larga del año, y el momento en que el sol recupera su fuerza y la tierra comienza a renacer.

Los rapanui de la isla de Pascua celebran el solsticio de invierno y el año nuevo con las fiestas del Aringa Ora o Koro, en la que rinden homenaje a los antepasados en los altares ceremoniales. Los maoríes de Nueva Zelanda celebran la Maruaroa o Takurua, desde el 20 hasta el 22 de junio. Considerándola como la mitad de la temporada de invierno, con la creencia que el Sol tiene dos novias: Takarúa (en invierno) y Hineraumati (en verano).

Otras fiestas del solsticio invernal en el hemisferio norte

En Japón, se celebraba el solsticio invernal con la fiesta del resurgimiento de Amaterasu o Amateras, la diosa del sol de la mitología japonesa, que se liberaba de su reclusión en una cueva. Por su parte los Saami en Laponia, celebran a Beiwe la diosa del sol, ofreciéndole sacrificios. Los kalash de Pakistán, durante el solsticio de invierno, celebran a Dezao, el ser supremo.

En la antigua Persia el último día del mes persa Azar era la noche más larga del año, cuando las fuerzas del dios Ahriman están en la cima de su fuerza. El día siguiente, el primer día del mes Dey, conocido como Khoram ruz o Khore ruz (el día de Sol) pertenece en cambio al dios Ahura Mazda. Desde que los días son cada vez más largos que las noches, este día marca la victoria del Sol sobre la oscuridad.

Actualmente esa celebración se conoce como Yalda, siendo la más importante de Irán después de la del Año Nuevo, y en ella que participan todos los grupos étnicos y religiosos. Es una muy importante ocasión social, donde las familias y los amigos se reúnen para la diversión y alegría, en los hogares de sus mayores. Hasta hace poco solía ser costumbre permanecer despiertos hasta el amanecer en la noche de Yalda, para comer, beber, y escuchar cuentos y poemas.

Los chinos y otros países del este asiático celebran el 21 de diciembre, cuando el sol es más débil y la luz del día más corta, el Dongzhi solar. Los orígenes de este festival se remonta al yin y el yang, la filosofía el equilibrio, y la armonía en el cosmos. El significado de esta fiesta es simbolizada por el hexagrama del I Ching “volver”.

Los dogones en Mali, celebran el solsticio de invierno con el Goru, festejando el último ritual de la cosecha y la llegada a la humanidad del dios del cielo, Amma, dentro de la Aduno koro o el Arca del Mundo. En Jamaica se celebra el Junkunno, que es una gran mascarada, desfile y festival en la calle, que se cree que es de origen africano, con un gran parecido a la inversión de roles sociales que se daba en las saturnalias romanas y en el carnaval.

Los eslavos celebraban el Karachun o Korochun, como el día en que el Dios Negro y otros espíritus malignos son más potentes. En la noche más larga del año, Hors, que simboliza el antiguo sol, se convierte en pequeño y muere el 22 de diciembre, derrotado por la oscuridad y el mal de los poderes del Dios Negro. Pero el 23 de diciembre Hors resucita y se convierte en el nuevo sol, Koleda. Asi comenzaba el festival de Kaleda que se prolongaba durante diez días.

En las civilizaciones del mar Egeo se celebraba en honor de Baco la Brumalia, que significa “día más corto” en latín. Que incluía la bebida y la alegría, duraba un mes, y terminaba el 25 de diciembre. En Suecia se celebraban la Noche de Lucía o “Lussi natta”, la mujer demonio, el 13 de diciembre, que se suponía era la noche más larga del año. La iglesia Católica en el siglo XVI la cambio como el Día de Santa Lucía.

En la India y Nepal el día más corto se celebra como el Makara Sankranti. En Tamil Nadu, se celebra como el festival de Pongal. El día antes de Pongal, el último día del año anterior, se celebra el Bhogi. En Assam se llama Magh Bihu (el primer día de Magh) en Panyab y Lohri (en Maharshtra) se llama Makara Sankranti, y se celebra mediante el intercambio de bolas de caramelo de sésamo (Hasta Gul) y pidiendo a los demás a ser tan dulce como las bolas de caramelo para el próximo año.  En muchos estados, principalmente en Gujarat, las familias hacen volar cometas desde sus techos en todo el día y la noche. Como una forma de celebrar y dar la bienvenida al día más largo.

Las tribus proto celtas y druidas celebraban el Meán Geimhridh (en gaélico “pleno invierno”) o Grianstad un Gheimhridh (en gaélico “solsticio de invierno”) En la famosa cámara mortuoria de Newgrange, un rayo del Sol penetra por el techo de la tumba durante 17 minutos en la madrugada del 19 al 23 de diciembre.

En el país de Gales “punto de rugosidad” es sinónimo de solsticio de invierno, que en la antigua mitología galesa, era cuando el dios Rhiannon daba luz a su sagrado hijo, Pryderi. En Cornualles entre el entre el 26 de diciembre y el día de Año Nuevo aún se celebra el Mummer’s Day, o Día Oscuro, en los cuales la gente baila ennegreciendo sus rostros o se pone máscaras.

En Irlanda, la isla de Man, y Gales, el 26 de diciembre también se celebra desde tiempos inmemoriales el día Wren. En el cual multitudes de personas, llamado wrenboys, toman las carreteras vestidos con ropa multicolor, con máscaras o trajes de paja, acompañados por músicos supuestamente en recuerdo de la fiesta celebrada por los druidas. En esa misma fecha en Inglaterra, los neodruidas celebran el solsticio de invierno con una fiesta ritual, la Alban Arthan (en galés “luz de invierno”) repartiendo regalos a los necesitados.

Los antiguos alemanes creían que Hertha (Bertha o Perchta) era la diosa de la luz, la domesticidad y el hogar. Durante el solsticio de invierno, las casas se cubrían con ramas perennes de abeto -el actual árbol de Navidad- para darle la bienvenida, y encendían una fogata con ramas del mismo árbol. Los antiguos eslavos de la región oriental de Rusia, adoraban a la diosa madre de invierno, Rozhnitsa, ofreciendo sacrificios sin sangre como miel, pan y queso, en su fiesta a finales de diciembre.

En Kurdistan el solsticio de invierno es celebrado con la fiesta de Seva Zistanê (“la noche de invierno” en kurdo) Es considerada una de los más antiguas fiestas del mundo y es aún observada por los modernos kurdos. Las antiguas tribus kurdas creían que era la noche en que había una victoria de la luz sobre las tinieblas, y significaba el renacimiento del sol.

Los indios hopis en Norteamérica celebran el solsticio de invierno el 21 de diciembre con la Hopitu Shinumu. Invocando que el sol vuelva de su largo letargo invernal, y marcando el comienzo de otro ciclo de la Rueda del Año, siendo un tiempo de purificación.

El Wayeb o Uayeb es un mes de solo 5 días que completa el calendario solar maya, y coincide con el solsticio invernal. Es un periodo especial, donde las personas efectúan rituales en sus casas, y está ligado a las actividades agrícolas, los ciclos de lluvia, y la cosecha del sagrado maíz, como alimento dado por el corazón del cielo y de la tierra.

Los antiguos pueblos escandinavos y germánicos del norte de Europa en el solsticio de invierno celebraban la fiesta de Yule, que duraba doce días y el cristianismo asimiló a la Navidad. Constituía una fiesta de la familia, se recordaba a los ancestros, los amigos ausentes, y se preparaba la mesa de celebración con esplendor y magnificencia. Los islandeses la entendían como el renacimiento del dios solar Balder, y el inicio de la época luminosa.

En Babilonia se celebraba el solsticio de invierno y el año nuevo, con el Festival Zagmuk, que duraba doce días, festejando el triunfo del dios sol Marduk sobre la oscuridad. Consistía en desfiles terrestres y fluviales, la subversión del orden establecido, con amos y esclavos que intercambian sus roles, simulacros de coronación del rey, y mascaradas en las calles. Siendo el precursor de las saturnalias romanas y los carnavales.

En la antigua Letonia , se celebraba la Ziemassvētki o fiesta de invierno el 21 de diciembre, como una de las fiestas más importantes. Festejando el nacimiento de Dievs, el mayor dios de la mitología letona. Se encendían velas en su memoria y debía mantenerse un fuego ardiente hasta el final de ella, señalando su extinción el fin de la desdicha del año anterior.

De la amistad a la enemistad del hombre con el Sol

Esta antiquísima y perenne amistad de la humanidad con el Sol, y el júbilo ante su indispensable renacimiento anual, se ha visto actualmente empañada por el cambio climático. Provocado por la alteración del efecto invernadero de origen antropogénico, o sea como consecuencia de la misma actividad humana.

La intermediación de la enorme energía de fusión  nuclear que derrama el Sol sobre la tierra, y su liberación y retención en el ritmo circadiano del día y la noche, la efectúa la sutil atmósfera de la Tierra. Teniendo como agentes principales unos pocos gases, que no llegan al 1 % del total, y son los responsables del llamado efecto invernadero que ha hecho posible la existencia de vida en ella, incluida la humana. Sin ellos la temperatura de la Tierra sería de un promedio de 20 grados bajo cero, casi sin posibilidad de vida alguna, en lugar de los 15 grados promedio actuales.

Esto es posible porque la peculiar atmósfera de la Tierra es casi transparente a la radiación de onda corta proveniente del Sol, pero absorbe la mayor parte de la radiación de onda larga (calor) que emite de rebote la superficie terrestre. Si se alterara su composición en un sentido u otro, la Tierra sería tan invivible como el gélido planeta Marte o el volcánico Venus.

Lo cual premonitoramente llevó a decir a Carl Sagan hace medio siglo: “No es mucho lo que se necesita para desestabilizar el clima de la tierra y convertir este eden, nuestro único lugar en el cosmos, en un infierno”. Dado que el mismo depende de una minúscula cantidad de gases atmosféricos, siendo los principales el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, y los clorofluorocarbonados.

Con la revolución científico técnica industrial que comenzó hace poco más de cien años, a principios del siglo pasado, aplicada principalmente a los esfuerzos bélicos de la Primera y Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, en la que la ciencia de las universidades se enfocó a incrementar sustancialmente la capacidad de devastación, destrucción, y discordia, la humanidad adquirió una enorme, irresponsable, e inconsciente poder para modificar la naturaleza, e indirectamente alterar el sutil y frágil equilibrio de nuestra atmósfera.

Un instrumento principal de ello fue el perfeccionamiento de la motorización, que pasó de la máquina de vapor al motor a explosión, y abjurando de la energía solar, se nutrió de las energías fósiles de la tierra, liberando así su uso ingentes cantidades de dióxido de carbono. Agravado con el hecho que esa misma motorización posibilitó a mansalva la deforestación y cambio del uso del suelo, que son los que absorben dicho gas.

A su vez la extensión de la agricultura y de los enormes rebaños de rumiantes, posibilitadas por el cambio del uso del suelo, sumada a los desechos de estos y la descomposición de los rellenos sanitarios, aumentaron notablemente el metano de la atmósfera. Y lo mismo pasó con el óxido nitroso, por el uso de los fertilizantes comerciales, la quema de los combustibles fósiles, la producción de ácido nítrico, y la quema de biomasa. Y otro tanto sucedió con los clorofluorocarbonados, que son compuestos sintéticos de origen industrial.

Ver https://youtu.be/QD-18YqEPVM

La humanidad concretó así un cóctel antropogénico atmosférico, que tornó torva la relación amistosa que antes tenía con la energía del Sol, y festejaba con júbilo ante cada resurgimiento anual de él, al compás de las cuatro estaciones. E incluso en sus actuales festejos, imbuidos en el consumismo y carente de una mínima cosmovisión, ha olvidado el motivo de lo que antes festejaba, que intrínsecamente era el reconocimiento del Sol como fuente eficiente de toda vida, más allá de los sentidos religiosos que se fueron dando en coincidencia con los solsticios.

Pero esta relación torva con el Sol, que según los científicos se irá agravando sustancialmente con el transcurrir de las décadas si no se revierte el cóctel antropogénico atmosférico, tiene una asechanza mucho más inminente, basada en el descubrimiento por parte de la humanidad de la terrible energía atómica que lo anima, de la cual en una minúscula proporción la vida del nuestro planeta se beneficia. Así la humanidad pasó de celebrar la energía del Sol, a temerle a ella en el mediano plazo; y a llenarse de angustia en el presente, por haber aprendido a generarla por su cuenta y riesgo.

El desentrañamiento de los secretos de la energía del Sol con fines bélicos

La revolución científico técnica que originó el cambio climático, le posibilitó también a la humanidad descubrir el secreto de la energía del Sol, para emplearla esencialmente con fines bélicos. Y así se  han multiplicado los arsenales atómicos, declarados o clandestinos, a lo largo del planeta. Que suman una capacidad destructiva como para alterar definitivamente la vida en el planeta, y volver a la raza humana a la edad de piedra, sumando en el año 1985 un equivalente a 2.000 millones de toneladas de TNT. O sea una dotación de 414 kilogramos de TNT por habitante del planeta en aquella época.

Los que han sido acumulados demencialmente por parte de las superpotencias, como arma disuasoria estratégica ante la Segura Destrucción (MAD en inglés). O por potencias de segundo orden como Corea del Norte, para disuadir a sus enemigos desde hace medio siglo, EEUU y Corea del Sur, de atacarla con armas convencionales. Y evitar así terminar aniquilados, como sucedió con Irak y Libia.

Lo cual ha provocado un nuevo desequilibrio, dado que antes se consideraba que las guerra proxy, hechas por interpósitas personas con armas convencionales, las hacían las superpotencias ante la imposibilidad de agredirse entre ellas con el arsenal nuclear. Pero ahora China y Rusia, en un arriesgado equilibrio, usan indirectamente el desarrollo nuclear norcoreano, como una forma de cuestionar la presencia bélica de EEUU en Asia. Cuyo liderazgo mundial viene siendo acechado por la veloz emergencia de China.

Y así el líder norcoreano Kim Jong-Un, al iniciar el año le comunicó a EEUU que de ahora en más tenía un botón rojo sobre la mesa. Y que Corea del Norte más allá de las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, iba a seguir fortaleciendo su capacidad de golpear cada vez más lejos y con mayor potencia, con su desarrollo balístico – nuclear, para evitar ser agredido.

Ante lo cual el degradado liderazgo de EEUU encarnado en Donald Trump, respondió diciendo que alguien debía informar a Kim Jong-Un “que yo también tengo un Botón Nuclear, pero que el mío es mucho más grande y poderoso y que el mío si funciona”.

Ver Estados Unidos: el “estado profundo” retomó plenamente el mando

Pero esta degradación del liderazgo de EEUU no es una novedad, llenando esto de incertidumbre y multiplicación de riegos al planeta. Dado que no existe ningún antecedente en la historia, de que una potencia hegemónica haya renunciado pacíficamente a su hegemonía. Habiendo en todos los casos provocado su caída una confrontación bélica, haya existido o no una debacle previa.

Con confrontaciones que cada vez fueron de mayor intensidad y extensión. Como sucedió con la que en realidad fue la primera guerra mundial, a principios del siglo XIX, con las guerras napoleónicas. En las que Inglaterra y Francia dirimieron en el mundo y con sus aliados, su pugna por la hegemonía, con el resultado a favor de la primera.

Luego vino lo que sería en realidad la segunda guerra mundial, a principios del siglo XX, en la cual Inglaterra trató de preservar su hegemonía frente a Alemania. Cuyo resultado cambió enteramente al mundo, al deparar un orden bipolar con el surgimiento de una hegemonía dividida entre EEUU y la URSS, y el enfrentamiento entre capitalismo y comunismo.

Así vino la tercera guerra mundial a mediados de siglo, en la que la alianza de EEUU e Inglaterra facilitaron el rearme alemán, para lanzarlo contra la URSS, y lograr así la extinción mutua de ambas potencias emergentes. Dinamizada en esencia por los intereses anglonorteamericanos que habían perdido los yacimientos de energía fósil, que compiten con la solar, que detentaban en lo que pasó a ser la Unión Soviética.

Por esa razón las dos principales compañías de energía fósil del mundo, EXXON y SHELL Royal Dutch, facilitaron la conversión de la energía fósil sólida (carbón) abundante en Alemania, en combustibles líquidos para que Adolf Hitler pudiera lanzar su maquinaria bélica contra la URSS.

Estrategia que se suspendió al tomar conocimiento EEUU del novedoso desarrollo nuclear alemán, que estaba logrando liberar la misma energía que usa el Sol con fines bélicos, aunada al desarrollo balístico y el avión a reacción. Sorpresas estratégicas que obligaron a EEUU e Inglaterra a un súbito cambio de planes y alianzas, exigiendo la rendición incondicional del régimen nazi, antes de haber obtenido lo frutos esperados contra la URSS.

En consecuencia su resultado consolidó la hegemonía bipolar de EEUU y la URSS. La cual ante la asechanza de la MAD nuclear, se dirimió financieramente con la creación de los petrodólares basados en la energía fósil; y mediante guerras periféricas convencionales como las árabes israelíes y la de Vietnam, que de una forma u otra favorecieron las estrategias de EEUU. Rematado esto con una baja del precio de la energías fósiles a un nivel mínimo, de la que disponia en enormes cantidades la URSS.

Ver   Necrología no autorizada de David Rockefeller (I) El magnicidio de los Kennedy y sus móviles

Su resultado trajo la disolución de la URSS, pero no la pérdida del carácter  de superpotencia bélica de Rusia. La que por contrario con el liderazgo de Vladimir Putin y el sustancial aumento del precio de las energías fósiles responsables del cambio climático, de las que dispone en forma notable dicha nación, se recuperó notablemente. Y por ello demanda ser tenida en cuenta en el reparto de zonas de influencia.

Un conflicto demencial dinamizado por la energía fósil que compite con la del Sol

Así por poco más de una década, entre fines del siglo XX y comienzo del XXI, EEUU pasó a detentar la hegemonía mundial. Pero en el 2003 comenzó su debacle, con la demencial invasión a Irak, dispuesta por George W. Bush, con miras a controlar la enorme cantidad de energía fósil que dispone dicho país,

La cual, como una muestra de la degradación del  liderazgo estadounidense, tuvo la virtud de ser un tiro en el pie autoinfligido por parte de EEUU. Al romper el equilibrio regional, y permitir la expansión de la influencia de Irán, a través del arco chiita que pasando por el sur de Irak y Siria, se extiende hasta el Líbano. Lo cual suscitó la indignación de Israel, que no puede permitir en manera alguna que ese arco se consolide en su frontera norte. Y de Arabia Saudí, la potencia sunita que rivaliza regionalmente con Irán.

Ver Un Gobierno de Imbéciles

Posteriormente la exuberancia irracional del turbocapitalismo financiero basado en los petrodólares, deparó la crisis del 2008. Que mermó aún más el poder de EEUU, y trajo la sorprendente aparición de un presidente negro en ese país, Barack Obama.

Cuyo rostro progresista fue en realidad una pantalla de los intereses financieros, para llevar adelante un salvataje integral de los megabancos responsables de esa crisis. Y quien no obstante trocar el unilateralismo por el multilateralismo, no cesó en un inusitado injerencismo en otros países, que trajo aún mayores secuelas negativas.

La crisis facilitó aún más el raudo crecimiento de China, y su expansión en Latinoamerica y Africa. Lo cual a su vez, por los altos precios y rentabilidad de la energía fósil, derivó en el 2011 en la intervención por parte de EEUU y sus aliados occidentales en Libia. Sembrando en ella el caos y llegando hasta el asesinato de su líder Mouammar Kadhafi, ante la pretensión de este de entregarle sus mantos profundos de energía fósil a la ascendente República de China.

Lo que trajo como secuela para Europa, el derribamiento de la barrera migratoria africana que representaba Libia. Qué evitaba que la expoliación que hace de Europa de las riquezas de Africa, sea retribuida con la ola migratoria africana que hoy la desvela. Mostrando este resultado la inconsciencia e ineptitud moral e intelectual de los líderes occidentales, en cuanto a prever las consecuencias de las injerencias que ejercen sobre otros países, impulsados por los ingentes intereses de la energía fósil que compite con la del Sol.

La misma receta con iguales secuelas negativas. fue a continuación aplicada en Siria, al fomentar EEUU, Israel, y Arabia Saudi y sus aliados sunitas, la insurgencia y el caos en ese país, y la expansión del demencial fundamentalismo sunita del ISIS. Con el doble objetivo de cortar el arco chiita Teheran – Damasco – Beirut, que aqueja a Israel. Y de permitir el paso hacia Europa a través de Siria, de la energía fósil gaseosa del golfo Pérsico, con el objeto de cortar la dependencia europea respecto la energía fósil rusa.

Ver La demencial guerra de los gasoductos pasa por Siria, atizada desde Qatar y por Occidente

Ver Amnesty International: El Nobel de la Paz Obama habría suministrado armas por u$S 1.000 millones al ISIS y Al Qaeda

Mientras el caos en Siria se expandía, se produjo la avanzada de EEUU y la OTAN en Ucrania, con un “revolución de colores” que culminó a principios del 2014, con el desalojo del gobierno proruso, en lo que Rusia considera que es su patio delantero. Y fue respondido por esta con la ocupación de Crimea, y la virtual partición de Ucrania, como una vuelta a los tiempos de la Guerra Fría.

Ante ello EEUU, con la ayuda de su socio saudí y su capacidad de regular el suministro mundial de energía fósil, redujo a un tercio el precio de esta. Con el objeto de desestabilizar el gobierno de Putin, y sus pretensiones de hacer de Rusia una superpotencia, con aspiraciones a conservar su esfera de influencia. Y frenar a la par la expansión rusa en su patio trasero, Latinoamerica, aliada con la revolución boliviarana chavista, de ostensible contenido antinorteamericano, apoyada también por Irán.

Putin por su parte respondió en el 2015, con el involucramiento bélico directo de Rusia en el conflicto interno en Siria, donde tiene la base naval de Tartus, a pedido del gobierno de Bashar Al Assad. Apareciendo así sorpresivamente en el centro de gravedad del conflicto, que tiene como uno de sus ejes el control de la energía fósil árabe persa que compite con la energía fósil rusa.

Así con su poderío bélico, logró establecer el año pasado un atisbo de Pax Rusa, con la expulsión del Isis de ese país. Tras haber resquebrajado la diplomacia rusa a la OTAN, al poner nada menos de su lado que a Turquía -la encargada de cerrarle el paso por el crucial estrecho del Bósforo- con los entendimientos de Putin con el líder turco musulman Recep Erdogan. Y tras haber resquebrajado también la alianza árabe sunita, con el apartamiento de ella de Qatar, que comparte sus enormes energías fósiles en el golfo de Pérsico con Irán.

Pero Israel, que ha logrado establecer una notable influencia sobre la elite dirigencial de EEUU, afianzada ostensiblemente ahora al ser el judío ortodoxo Jared Kushner, el yerno y asesor del presidente Trump, en manera alguna está dispuesta a que se consolide la Pax Rusa en Siria, y el arco chiita iraní en su frontera norte.

Ver Ataque de EEUU a Siria: Trump se rindió ¿Putin será el próximo?

Y por eso el trio formado por Kushner, el premier israelí Benjamín Nentanyahu, y el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán, que ejerce el gobierno saudí en reemplazo de su senil padre, el rey Salmán bin Abdulaziz, evidencian estar decididos a desestabilizar a toda la región, para evitarlo.

Como lo puso de manifiesto la seudo renuncia del primer ministro libio Saad Hariri, que procuró de forzar coactivamente el príncipe Mohamed bin Salmán desde Arabia Saudi, para desestabilizar el frágil entendimiento maronita-sunita-chiita existente en el Libano. Y las violentas protestas insurreccionales con olor a “revolución de colores” que han comenzado en Irán, similares a las iniciaron los conflictos internos en Libia y Siria. Golpeando así las dos puntas del arco chiita enemigo de Israel, al mismo que desembozadamente se habla de asesinar a determinados líderes iraníes refractarios a la estrategia saudí israelí.

A la par el presidente Trump se encuentra contra las cuerdas, por la presión que ejerce la gran prensa norteamericana abiertamente proisraelí, por el escándalo del supuesto apoyo ruso para su elección como presidente. Impidiendo así toda posibilidad de entendimiento ruso norteamericano que conspire contra las pretensiones de Israel. A quien a su vez Trump favorece con medidas carentes de todo tino, como el traslado de la embajada de EEUU a Jerusalén, cuestionada por todas las potencias extranjeras y casi todo los países del mundo.

Y a la par, negando el cambio climático, Trump ha apartado a EEUU de los acuerdos al respecto, y ha incentivado nuevamente la producción de energía fósil. Y como toda una definición nombró como secretario de Estado a Rex Tillerson, el presidente de la EXXON, la principal compañia mundial en energías fósiles.

Según recientes declaraciones de su ex estratega Steve Bannon, Trump realmente no quería ser presidente, sino solo candidatearse para reforzar su marca comercial. El que además opinó que Trump estaría incapacitado para gobernar, por incapacidad mental. Lo cual revela la aguda degradación intelectual del liderazgo norteamericano, que comenzó con George W. Bush y siguió con Hillary Clinton, y llevó a Trump a jactarse de disponer el Botón Rojo nuclear más grande que funciona.

Ver La crisis humanitaria no está en Aleppo sino en Washington

Los trágicos sucesos bélicos actuales en la península arábiga, hacen recordar a las guerras en la península balcánica que precedieron a la Primera Guerra Mundial. Con las que Inglaterra, que tenía el dominio del mar, pretendía cortar la expansión terrestre alemana del eje Berlín – Bagdag, materializada mediante un ferrocarril, para acceder a la energía fósil de lo que hoy es Irán, Irak, Kuwait, Qatar, etc.

El doble eje que pretenden cortar actualmente EEUU, Israel, y Arabía Saudí, en una situación mucho más compleja en términos religiosos y etno culturales, y adonde yace la mayor cantidad de energía fósil que compite con la del Sol, son el de Teheran – Damasco – Beirut, y el de Teheran – Damasco – Estambul – Moscú.

Con el condimento especial que el enclave israelí con capacidad nuclear que se estableció en ella después de la Segunda Guerra Mundial, con el apoyo de las potencias occidentales a los fines de instalar un aliado seguro en esa región que detenta la mayor cantidad de energía fósil, cuenta también con capacidad de injerencia política en el direccionamiento de varias de las superpotencias occidentales, comenzando por EEUU, e incluso en contra de los intereses naturales de estas.

Lo cual agrava inusitadamente la imprevisibilidad del cuadro de situación. A lo que se suma que Israel también ha descubierto yacimientos de energía fosil gaseosa frente sus costas en el mar Mediterraneo, que podría transferir a Europa. La mayor de ellas frente a Gaza, lo cual sería otras de las razones por las que se empeña en no reconocer a un estado palestino.

Mientras que la República Popular China, avanzando a calibrados pasitos chinos pero confiando en su poderío, acecha. Sabiendo que como sucedió en las dos últimas guerras mundiales, no son los que comienzan los grandes conflictos mundiales los que finalmente triunfan en ellos.

Aunque con el estado actual de capacidad de destrucción bélica que disponen las superpotencias, basada en la pavorosa energía que dispone el Sol, seguramente no será la humanidad la triunfadora, sino la gran derrotada. Límite que en consecuencia requiere a la Paz y la armonía, no ya como una virtud, sino como una necesidad perentoria, y por ello es muy atinada la siguiente nota de autoría de Miguel Rodríguez Villafañe, que habla de la necesaria Paz a construir.

La que también requiere de una nueva amistad de la humanidad con la energía del Sol, como la que tuvo siempre. Y el desplazamiento de las energías fósiles que compiten con ella, que en el último siglo han traído el cambio climático, y descomunales guerras y profundas discordias.-

La necesaria Paz a construir

Por Miguel Julio Rodríguez Villafañe – Ex juez federal, abogado Constitucionalista y periodista columnista de opinión

En el país y el mundo vivimos momentos de zozobra, en los que se pierde la Paz y crece el miedo y la inseguridad. La intranquilidad que ello produce, resulta un terreno fértil para que las ideas y las convicciones humanas puedan ser instrumentalizadas fácilmente, con fines de poder o de venganza, contrarios a los objetivos de una humanidad que se respete a sí misma. Siempre resulta insuficiente insistir en la importancia de educar para la Paz y en la tarea poner el mejor empeño.

La sociedad debe reafirmar su coherencia con los valores esenciales que la nutren y la justifican. No se pueden volver relativos o perecederos conceptos fundamentales, como el respeto a la vida, a la libertad, a la dignidad de la persona, a la igualdad y equidad, a la no discriminación, a la justicia social y a la vigencia integral de los derechos humanos. La corrupción social empieza por relativizarlos, para luego, anularlos por indiferencia.

La Paz implica una actitud interior y trascendente, que se potencia cuando se proyecta a la sociedad. Es un anhelo y una esperanza que se dan de manera imborrable en el corazón de cada persona, por encima de las realidades culturales específicas.

Los jóvenes, en particular, deben aprender que la Paz no es una ingenuidad al servicio de lo imposible, por el contrario, ella permite que los hombres y las mujeres nos podamos ver a los ojos y darnos las manos en una empresa común de convivencia comprometida y respetuosa de la policromía de paisajes humanos, que nos enriquecen en sus diferencias.

La vocación por la Paz nos debe obligar a esforzarnos, en medio de los conflictos, para dar razones de vida y evitar que la seducción de la violencia irracional, material o simbólica, imponga sus argumentos de muerte.

Tampoco ninguna forma de dominio gubernamental autoritario o de imperialismos que se auto justifiquen sólo en la fuerza, pueden presentarse como garantía de una verdadera Paz. Cuando la razón que manda es la violencia injusta, nunca se triunfa, es la derrota más profunda de la comunidad humana.

Además, ella no se sustenta en el equilibrio de los armamentos de las naciones y es inaceptable que la humanidad se extorsione a sí misma, sosteniendo que se construye Paz, sobre la base de armas capaces de lograr la destrucción de países o del mundo. Y menos, que en el uso de la violencia, se justifique que haya pérdidas de vidas inocentes o de personas que resulten gravemente perjudicadas sin razón y se explique, de manera endulzada, como meros daños colaterales por supuestos fines superiores.

La Paz también implica la firme convicción de que el terrorismo, de cualquier tipo, como la violencia interesada en objetivos no enaltecedores de lo humano, son incompatibles con el auténtico espíritu de todas las personas de bien y menos de parte de religiones como el judaísmo, el islamismo o el cristianismo, porque en todas en estas creencias la palabra de Dios, en los textos sagrados -Torá, Corán y Biblia-, invitan siempre a tener actitudes de Paz.

La vocación de Paz es imprescindible, porque más grave que la ausencia de Paz es la incapacidad de anhelar la Paz, cuando impera la violencia.

La Paz es un esfuerzo y no es un estado de éxtasis. Hay que trabajar por ella, con determinación firme y perseverante. Los verdaderos valientes son los que buscan la Paz. Las guerras sólo disfrazan cobardías con armas.

Tampoco hay Paz si se miente sin pudor, en especial a los más débiles, como en los últimos tiempos que se practica con las llamadas posverdades o sea, mentiras que dejan tranquilos sentimientos del momento, pero que no se atienen a la realidad. Ciertamente, sólo sobre la verdad se construyen los fundamentos de una auténtica Paz.

También se afecta la Paz, cuando las mentiras construyen estereotipos discriminantes que resultan inaceptables y que se han fijado por cierta industria del entretenimiento y la información, que tanto daño hacen a la verdad integral y a la Paz. Películas y obras, en las que, tramposamente, se muestran siempre como avaros usurarios a los judíos; como terroristas a los musulmanes; como mafiosos o traficantes de drogas a los italianos y latinos-católicos y como delincuentes a los pobres.

Sólo la Verdad puede sensibilizar los ánimos hacia la Justicia, abrirlos al Amor y a la Solidaridad, y alentar a todos a trabajar por una humanidad realmente libre y solidaria, que cobije especialmente, en este momento, a los migrantes que huyen de la guerra o de graves conflictos.

A su vez, no hay Paz sino se asegura el pleno respeto de los derechos humanos y el acceso y preservación del empleo. Nada justifica el sufrimiento de inocentes, porque la Paz implica la firme voluntad de defender la dignidad de todas las personas.

Ninguna ofensa a la dignidad humana puede ser tolerada, cualquiera sea su origen, modalidad, excusa con la que se la busque justificar o el lugar en el que sucede. La historia demuestra que la indiferencia ante ello ha sido la antesala de grandes crímenes contra personas, naciones, etnias, religiones y pueblos.

La Paz implica el compromiso de estar de la parte de los que sufren a causa de la miseria y el abandono, haciéndonos portavoces de quienes no tiene voz y trabajar, concretamente, para superar tales situaciones, con la convicción de que nadie puede ser feliz solo. Y en esta lucha, además, dar razones para vivir, que entusiasmen a tantos que, en la soledad y el dolor, caen en manos de la droga y del alcohol.

La convocatoria a una actitud de Paz, siempre ha estado impresa en el corazón de todo lo humano e implica, en sí misma, una actitud interior y trascendente, que se potencia cuando se proyecta a la sociedad. Es un deber y una responsabilidad indelegable de todos y cada uno buscar la Paz y trabajar por ella. Tenemos que cambiar la historia. No podemos permitir que nos quieran obligar a creer que la Paz es un sueño imposible, que la Justicia es una utopía y que no es posible el bienestar compartido entre todos.-

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