En su último discurso ante el Congreso, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, destacó indicadores del Banco Mundial para mostrar la bonanza de 12 años de gestión K. Sin embargo estadísticas de este propio organismo, omitidas por la presidenta, muestran a Argentina como el diecisieteavo país más desigual del mundo.
Por Lázaro Llorens
En su reciente y extenso discurso ante el congreso, para la apertura de las sesiones ordinarias legislativas, la presidenta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en diversos pasajes de su relato, citó algunos indicadores del Banco Mundial para demostrar los progresos sociales y económicos de la década kirchnertista.
“Afortunadamente, en esto que algunos por allí denominan como “relato”, nos acompañan hoy otros relatores internacionales también. Tengo aquí, si me permiten leer, el informe del Banco Mundial, a quien nadie creo que podrá acusar de ser ultra K, o de ser K. Al contrario” destacó la mandataria, apenas comenzó con su alocución. “El informe del Banco Mundial elogia la reducción de la pobreza en la Argentina, reconoce los avances argentinos en la reducción de la pobreza y la desigualdad, y resalta el rol del gasto público social. Esto es textual. Y destaca al país (…) como el que destina el mayor porcentaje de su PBI al gasto público social, y que destina la mayor cuantía de recursos dirigida al 40 por ciento de la población de menores ingresos” añadió.
Sin embargo, en relaciòn a las estadísticas del Banco Mundial, en su extenso discurso, de 3 horas y 39 minutos, la presidenta omitió abiertamente hablar de otro fundamental indicador que este organismo, artífice de las privatizaciones y desregulaciones del menemismo, publicó.
Este indicador es el “Índice de Gini” que refleja la distribución del ingreso en una sociedad o individuo. Sobre él, un estudio del Banco Mundial del año 2012 (último que se realizó) evidencia que de una lista de 57 países, Argentina ocupa el puesto N° 17, como el país más desigual del mundo. Por eso, con omisiones de cifras y datos concretos, en su extenso discurso, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, solo atinó a balbucear que el “Índice de Gini” tuvo “mejoras” y “es tan difícil como mover” “porque significa eliminar factores culturales”.
Por debajo de…
Los resultados de este famoso índice publicado por el Banco Mundial, pueden observarse en el gráfico puesto a continuación. En el se puede apreciar que, aunque cueste creerlo, para este organismo, hoy Argentina es más desigual que: el Congo, Sierra Leona, India, Camboya, Chad, Senegal, Irak, El Salvador, Nigeria, entre otros. Es decir países que muchos argentinos tenemos estigmatizados como países pobres e inequitativos.
Por el contrario, por encima de Argentina, con mayor desigualdad, están: Perú, República Dominicana, Bolivia, Paraguay, Rwanda, Guatemala y Sudáfrica. Este último, el país más desigual del mundo según el informe del Banco Mundial.
Para los que no están al tanto de los conceptos económicos, el “índice de Gini” mide hasta qué punto la distribución del ingreso se aleja de una distribución perfectamente equitativa. Esta medición se hace con valores que van de 0 a 1. El 0 es la equidad perfecta. Mientras que 1 la inequidad perfecta. En este caso, según el Banco Mundial, Argentina tiene un “Índice de Gini” del 0,44, similar a al que tenía en 1986 bajo el magro gobierno de Raùl Alfonsín.
Al respecto, cabe destacar, que la Organización de Naciones Unidas (ONU) destaca que el “Índice de Gini” es superior a 0,40, (como en el caso de Argentina que tiene 0,44), “la situación es alarmante ya que indica una realidad de polarización entre ricos y pobres, siendo caldo de cultivo para el antagonismo entre las distintas clases sociales pudiendo llevar a un descontento o agitación social”.
http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_igualdad_de_ingreso
Las polémicas muerte por desnutrición infantil de chicos de comunidades Qom y Wichi acontecidas a comienzos de este año. Y el crecimiento imparable del delito y el narcotráfico en las grandes ciudades, quizás sean las secuelas sociales de esta desigualdad destacada por el Banco Mundial y ocultada por la presidenta argentina, en su ùltimo discurso de casi tres horas.
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