MALVINAS VS. MONSANTO

El rechazo a la procesadora de semillas crece en Malvinas Argentinas y llega hasta el oficialismo. Hay una orden de desalojo del acampe frenada en la justicia. La empresa, que tiene su obra totalmente parada, presentaría un segundo Estudio de Impacto Ambiental. Falta también ver que define el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba. Por […]

El rechazo a la procesadora de semillas crece en Malvinas Argentinas y llega hasta el oficialismo. Hay una orden de desalojo del acampe frenada en la justicia. La empresa, que tiene su obra totalmente parada, presentaría un segundo Estudio de Impacto Ambiental. Falta también ver que define el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba.

Por Lázaro Llorens, desde Malvinas Argentinas, Córdoba.

El inmenso esqueleto blanco de acero, con sus costillas, yace en el fondo, rodeado de yuyos de más de 1,80 metros. En su entorno, tableros eléctricos derribados, tuercas y bulones desparramados por el piso, hierros por doquier y una cabina de seguridad tumbada patas para arriba. Todo abandonado.

Afuera, en lo que sería el frente de la empresa, como contraposición, un asentamiento de casas precarias de barro, maderas, palos, bolsas y chapas, cercada por una muralla de neumáticos viejos. Allí viven decenas de pibes, delgados, que van y vienen, miran con desconfianza, están ahí para impedir cualquier intento de ingreso al predio.

Estamos en la ruta A-88, a 10 kilómetros de la ciudad de Córdoba, en el acampe de Malvinas Argentinas, con el cual, un grupo de vecinos de esta localidad de 14 mil habitantes, ha logrado frenar el desembarco de la multinacional Monsanto. Empresa que, a 500 metros de una escuela primaria y 800 de la ciudad, estaba construyendo una planta procesadora de semillas de maíz transgénico (“Intacta”), sin tener el Estudio de Impacto Ambiental aprobado. Hoy luce totalmente abandonada.

 “Nosotros ahora estamos para evitar el ingreso de camiones, pero hasta que no esté clarísimo que Monsanto se vaya, esto no se mueve” nos advierte Sergio, sentado sobre un tronco, en un ardiente mediodía cordobés.

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En estos días, el acampe, uno de los conflictos territoriales más importantes de esta última década, volvió a estar en foco. Terminada la feria judicial y  al cierre de esta nota, la justicia cordobesa analizaba una orden de desalojo del fiscal provincial Víctor Chiapero, firmado del 30 de diciembre pasado (justo antes de salir de vacaciones) para expulsar a los asambleístas, que llevan apostados allí dos años y cuatro meses.

Por unanimidad, mediante una carta, la orden de Chiapero fue objetada por los concejales de Malvinas Argentinas, para garantizar “la paz social” y porque “la empresa no cuenta en este momento con autorización alguna de este municipio para la realización de obras civiles en el predio”. Fue objetada incluso por los ediles oficialistas, quienes responden a la intendenta radical Silvina González y que, hasta ahora, venían apoyando incondicionalmente a Monsanto.

A lo anterior se sumó un sorpresivo mail de apoyo del mismísimo Papa Francisco. Su destinataria, Vanesa Satrori, concejal del partido “Malvinas Despierta”, catequista, psicóloga, miembro de la asamblea de “Malvinas Lucha por Su Vida”, recibió una de las cosas que el presidente Mauricio Macri tanto anhela: un mensaje del Sumo Pontífice.

La verdad que ha sido un gesto muy importante. Sabemos que este contexto que estamos atravesando, con la orden de desalojo del fiscal Chiapero que quedó en stand by, es un momento crítico. Sabemos que la Secretaria de Ambiente con Monsanto también están preparando todas las fichas para regresar.  Para presentar sus papeles nuevamente y que los aprueben con los ojos cerrados como fue antes. Por eso que tengamos el gesto de que el Papa nos conteste, lo tomamos como un gran signo. Para los creyentes como un signo de fe, y para los luchadores como un gran signo de apoyo político y social”, nos cuenta Sartori, con una gran sonrisa y satisfacción.       Monsanto-vs-Malvinas-(5-de-11)

¿Quién es Monsanto?

Por su cercanía a la capital cordobesa, hoy Malvinas Argentinas es una de las tantas ciudades dormitorio que tiene La Docta. Es una ciudad sencilla, de trabajadores, con algunas calles de tierra, forjada por la influencia del ferrocarril General Belgrano. El Concejo Deliberante funciona en el ingreso del edificio municipal, en un modesto escritorio, en cuyo entorno se sientan los siete ediles. Su presupuesto anual para este año es de 58 millones de pesos.

Del otro lado está Monsanto. La productora de semillas transgénicas y herbicidas más grande del mundo. Un coloso que durante el 2015 facturó 15 mil millones de dólares. Sus propietarios son poderosos fondos de inversión estadounidenses encabezados por Vanguard Group, Capital Research Global Investors, State Street Corporation, FMR LLC, BlackRock, entre otros.

Su desembarcó oficial en Malvinas Argentinas ocurrió el 15 de junio del 2012, cuando la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, desde New York, en la sede del Concejo de las Américas, anunció su llegada. “Aquí tengo –y esto la verdad que se los quiero mostrar porque estoy muy orgullosa– el prospecto de Monsanto. Vieron que cuando hacen prospecto es porque ya está hecha la inversión, sino no te hacen prospecto. Así que es una inversión muy importante en Malvinas Argentinas, en la provincia de Córdoba, en materia de maíz con una nueva digamos semilla de carácter transgénico, que se llama Intacta” anunció la ex mandataria.

El proyecto rápidamente fue acogido por el entonces intendente radical Daniel Arzani. La ex Secretaria de Gobierno Silvina González, actual intendenta de Malvinas Argentinas, así lo reconoció antes el portal EcosCórdoba cuando relató: “cuando comentamos que venía una seleccionadora de maíz acá, ¡no saben el festejo que tuvimos adentro de la “Muni”! Por los puestos de trabajo”.

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La multinacional también recibió el abrazo del ex gobernador de Córdoba y ex candidato a pre-presidente de UNA, José Manuel De la Sota, quien sin esperar los resultados del Estudio de Impacto Ambiental negó cualquier tipo de contaminación. “Se va a instalar en Malvinas Argentinas. Acá cerquita. Va a dar una cantidad de puestos de trabajo muy importante. Y que está ligado a la producción de semillas. Algunos dijeron: ‘¡Uh, va a producir agroquímicos, va a contaminar!’. Nada que ver” aseveró el ex gobernador cordobés.

A este amplio apoyo político del gobierno nacional (K), provincial (PJ) y municipal (UCR) se sumó el económico y sindical mediante la Bolsa de Comercio, Unión Industrial, Cámara de Comercio, Cámara de Comercio Exterior y algunos gremios como la CGT Córdoba.

Y con todos esos respaldos, sin realizar ningún tipo de consulta en la comunidad y sin tener el Estudio de Impacto Ambiental aprobado, Monsanto comenzó con las obras civiles de pecho. Hasta que, en la madrugada del 20 de septiembre del 2013, un grupo de vecinos decidieron cortar la ruta y bloquear el ingreso a la planta. Así nació el acampe.

La llegada de esta empresa a Malvinas motivó a que muchos hagamos un curso acelerado para ver qué era Monsanto. Porque el 90% de los vecinos de Malvinas ignorábamos qué era” recuerda Ester Quispe, de rasgos nativos, vecina de Malvinas y miembro de la asamblea “Malvinas Lucha Por Su Vida”. “Al ir estudiando, ir viendo y hablando con demás compañeros entendimos lo que era Monsanto. Y ante la preocupación por la pérdida de nuestra vida, por las generaciones futuras, como madre y abuela, decidimos salir a la calle” nos cuenta.

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Además de la paralización de la obras, los vecinos de Malvinas reclamaban una consulta popular para definir sobre la instalación de Monsanto, algo que el intendente Arzani nunca hizo. También solicitaron ver el Estudio de Impacto Ambiental de la empresa. Pedido nuevamente negado, que los obligó ir a la justicia, mediante un amparo, para poder tener acceso al mismo.

Como respuestas sólo recibieron reiterados intentos de desalojo ordenados por el gobierno provincial, con represión y sin orden judicial, en donde hasta llegó a participar una patota de la UOCRA.

Ante tanto ninguneo, el conflicto se extendió y la tensión social fue en aumento. Hasta que el 8 enero del 2014, en plena feria, la Cámara Laboral de Córdoba, ante una denuncia presentada por el biólogo y ambientalista Raúl Montenegro, ordenó detener inmediatamente todas las obras.

El fallo fue apelado por Monsanto ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), que aún hoy, dos años después,  no se ha expedido sobre el tema.

Ante este revés judicial, el 1 de febrero, rápido de reflejos, el gobernador De la Sota que estaba lanzando su campaña pre-presidencial, en la apertura de las sesiones de la legislatura, anunció que mandaría una ley de “Convivencia Ambiental”.

Diez días después, el 10 de febrero del 2014, la Secretaría de Ambiente de la Provincia a cargo del delasotista Graman Pratto, rechazó el Estudio de Impacto Ambiental de Monsanto, por carecer de precisión sobre el tratamiento de residuos, efluentes líquidos e impacto vehicular.

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La planta es muy tóxica. Van a utilizar un millón de litros de agroquímicos, con los cuales impregnan las semillas. Son agroquímicos que están prohibidos en Europa” relata el médico y docente de la UNC, Medardo Ávila Vázquez, coordinador de la Red Universitaria de Ambiente y Salud y Médicos de Pueblos Fumigados, que apoya a los vecinos de Malvinas. “Al maíz lo saca del choclo, lo selecciona, y lo impregna con insecticidas y fungicidas, lo cual llaman “curación” de semilla. Todo ese proceso va a generar una gran cantidad de polvillo que es lo que va a venir hacia el pueblo, porque hacia aquí viene el viento. En Estados Unidos, la planta de este tipo más cercana a un pueblo es a 10 kilómetros. Acá está a 800 metros y del lado de que viene el viento” explica.

 A esta bofetada judicial y administrativa, se le sumó la Ley de “Convivencia Ambiental” impulsada por De la Sota. Esta se aprobó el 11 de junio del 2014 (Ley 10.208) y entre otras cosas estableció que aquellos proyectos cuyos Estudios de Impacto Ambiental fueran rechazados, no podrían volver a ser presentados. No dejando claro que pasaría con Monsanto.

Aun así, tenaz en su idea, el 8 de agosto, la multinacional se las ingenió para firmar un convenio con la Facultad de Agronomías de la UNC, cuyo decano es el ingeniero agrónomo Marcelo Conrero. Su objeto era establecer, por tres años, “una relación institucional de cooperación” entre Monsanto y la facultad, y donde, según su cronograma, la primera actividad a desarrollarse, ese mismo mes, era la “Revisión del Estudio de Impacto Ambiental de la planta de procesamiento de semillas de maíz en Malvinas Argentinas”.

Este convenio levantó nuevamente la polémica. No pudo entrar en vigencia porque el Consejo Superior de la UNC, por unanimidad, lo rechazó porque desconoce “la Ley general de Ambiente y no ayuda a resolver la conflictividad social”.

Todos estos tropiezos y prepoteadas de Monsanto impactaron políticamente en Malvinas Argentinas. Allí, el intendente Arzani y el radicalismo, que en las elecciones del 2011 habían sacado el 86% de los votos, vieron licuado su hegemonía de 15 años cuando, en las últimas elecciones, su candidata Silvina Gonzalez apenas arañó el 40%.

La segunda fuerza, con el 33% de los sufragios fue “Malvinas Despierta”, conformados por asambleístas que ahora desde el Concejo se oponen a Monsanto, en momentos que la empresa estaría preparando su segundo Estudio de Impacto Ambiental. Estudio al que ahora se oponen los vecinos, el concejo, y (aparentemente) la propia intendenta que públicamente manifestó: “Monsanto no está en condiciones de presentar ningún estudio de impacto ambiental”. Con lo cual, esta otra batalla de Malvinas aun no terminó.

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Sofía Gatica, del grupo de Madre de Ituzaingó.

Se está enfermando a la gente”

Acá se habla mucho del extractivismo y el saqueo, pero nos olvidamos que se está enfermando gente. Somos consecuencia de un modelo que se ha instalado en la Argentina. Caso concreto el 33% de la población de Ituzaingó tiene tumores y cáncer, y el 80% de los niños tienen agroquímicos. Lo dice la propia universidad de Buenos Aires. Con lo cual se ha instalado un genocidio encubierto.

Del acampe, a rapear con Manu Chao.

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Damián Guiterrez es un cordobés de barrio Yofre, cantante de la banda rock local “Perro Verde”. Es conocido en la asamblea de Malvinas por apoyar incondicionalmente la causa, y por inventar un rap contra Monsanto que terminó cantando en Ferro, junto a Manu Chau,  ante 20 mil personas, y grabando un video clip.Cuando vino Manu acá a dar un concierto en noviembre del 2013 fuimos a volantear lo que estaba pasando en el acampe. Era un concierto que dio en Cosquín. Cuando terminó, el habla con Sofía (Gatica) y nos volvimos con él para el acampe. En el colectivo, Sofía me dice, rapeale el tema que hiciste en contra de Monsanto cuya letra dice “te lo digo te lo canto, fuera Monsanto”.  Se lo rapeamos, a capela, y se ve que le gustó, porque cuando llegamos al bloqueo, a las 6 de la mañana, Manu despertó a todo el mundo, agarró la guitarra y me dijo rapeá lo que me rapeaste arriba del colectivo. Hicimos la canción ahí, y al mes siguiente, me llamó para hacer lo mismo con toda la banda en Ferro, en Buenos Aires, donde hubo unas 20 mil personas cantando fuera Monsanto. Fue muy impresionante”.

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Daniela Montrejeau, asesora letrada de la municipalidad de Malvinas Argentinas

No es posible que se vuelva a presentar el Estudio del Impacto Ambiental”

-¿Cual es ahora la posición del municipio respecto a Monsanto?

-No tengo posición, ni puedo asegurar la posición del intendente.  Soy órgano técnico.

-¿Y cómo órgano técnico  que puede decir?

-Sobre la situación de hoy, yo lo único que espero a título personal, espero que las cosas se resuelvan y se resuelvan de la mejor forma.

-Para usted ¿se puede presentar un nuevo Estudio de Impacto Ambiental como dice la empresa?

-Yo considero que no se puede presentar otro estudio.  Porque la Ley está para representarnos. Y yo, como abogada, leí la ley y no es posible que se vuelva a presentar el Estudio del Impacto Ambiental, conforme al artículo 20.

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